domingo, 30 de agosto de 2009
Alejandro Apo: "Ahora se abrió el juego"
Hombre de radio como pocos, de voz grave y particular, Alejandro Apo ha forjado un estilo propio en cuanto a sus programas radiales intimistas como fueron los casos de “Donde quiera que estés” y “Todo con afecto". Además, durante años se desempeñó como comentarista en las transmisiones de fútbol relatadas por su amigo Víctor Hugo Morales en Radio Continental, lugar del que fue despedido en el mes de julio. Desde sus comienzos impulsados por su padre periodista, Alfredo Apo, hasta la actualidad con sus comentarios para la televisión abierta del nuevo torneo del fútbol argentino, Alejandro Apo, con 35 años en los medios, ha armado una rica trayectoria de la que se encuentra muy orgulloso.
¿Cómo fueron sus comienzos?
Mi viejo, el verdadero Apo, Alfredo Apo, creador del programa “Polémica en el fútbol”, era muy amigo de Horacio Irañeta que era una persona que hacía la campaña de Vélez en Radio del Pueblo en 1974, lo llamó y ahí empecé a trabajar con él. Yo iba a empezar a estudiar en el Círculo de Periodistas Deportivos en el año siguiente, entonces Irañeta le dice a mi papá que vaya a colaborar en la radio así iba sumando experiencia. Yo soy una persona que siempre que empecé enseguida generé opciones de más trabajo y enseguida fui mimado por los elogios.
¿Qué hacía en el programa?
Daba una información de básquet en la tira diaria y en la transmisión. Además, los días de partido colaboraba pasando los goles, escuchando Radio Rivadavia para que los estudios centrales dieran los goles en la transmisión. Relataba Ricardo Arias y comentaba Carlos Parnizari. Después hice poco vestuario porque enseguida me usaban por el tema de la voz en la conducción. El medio siempre me aceptó mucho por ese don que es mi voz. Siempre hago una broma que a mi vieja no le gusta nada que es que al reparto de caras llegué tarde pero al de voces llegué temprano. Siempre tuve opciones, me considero un hombre de buena suerte y a su vez a esa suerte la ayudo. Además tuve grandes maestros en la profesión, tipos que me enseñaron mucho, de mucha base cultural, que me impidieron creérmela, por ejemplo un gran maestro fue Mario Trucco, periodista de Mar del Plata. Y por supuesto mi viejo que me ayudó mucho con la formación.
Ya desde su casa tenía una importante formación cultural.
Mi casa era de mucha información y de mucha cultura popular, valoro tanto eso de mis viejos. De pibe nos tenían en contacto permanente con el cine, con la literatura, con el teatro. Cuando terminábamos de comer, papá nos pedía que alguno eligiera un cuento, lo leíamos en voz alta y después lo discutíamos entre todos y ahí de pibe conocí a Borges, Cortazar, Bradbury, Poe. Mi viejo tenía mucho vínculo con artistas porque el éxito impresionante que fue en la década del `60, “Polémica en el fútbol”. Mi viejo creo ese programa junto con Carlos Fontanarrosa yendo a ver una obra de teatro independiente que luego de terminado el espectáculo los actores se quitaban las máscaras, los trajes, se sentaban en las tablas y discutían con el público la obra. Ahí ellos idearon el programa de fútbol.
¿Recuerda algún consejo que le hayan dado?
Una vez mi segundo papá, que es Mario Trucco, cuando vio que me tironeaban un poco, que yo estaba medio de moda en Tele Once, a principios de los `80, vino Víctor Hugo, Sport 80 y me llamaban de la televisión y Trucco me agarró un día y me dijo “vos tenes una formación muy sólida pero igual te voy a decir algo, los genios no hablan por radio ni por televisión, los genios descubren vacunas contra enfermedades o hacen Rey Lear”. Y es así, si uno se la cree te velan de parado. Yo noto algunos comunicadores muy talentosos que escuchan el eco de sus palabras. No voy a nombrar a nadie, por respeto. Con la formación que recibí, es imposible llegar a creer que soy un genio por describir un partido de fútbol. Tengo 35 años de profesión, empecé el 4 de agosto de 1974.
Justo coincidió con el festejo por el Premio Martín Fierro que obtuvo.
Estuvo bueno, le doy poca importancia a los premios pero igualmente son mimos lindos. No fui a la entrega del Martín Fierro porque me iba a llevar a hacer un discurso con resentimiento y no es así, estoy bárbaro. No tiene una pizca de demagogia lo que voy a decir, ese acompañamiento de la gente en el interior cuando va a ver mi espectáculo que hago hace diez años con el gran músico marplatense Marcelo Sanjurjo, es un premio, es una caricia. Son tipos que disfrutan cuando llevamos el teatro a los pueblos y vamos contando historias que fueron generadas por el talento de Darío Grandinetti que fue el que tuvo la idea para el espectáculo. Darío me dijo que no tenía que interactuar sino que tenía que leer y contar anécdotas como cuento con mis amigos y me acercó con el músico Sanjurjo que sabe de música incidental, del acompañamiento y además es un tipo muy dúctil. Puede cantar una canción de Serrat, un tango de Goyeneche y acompaña con el marco de las cortinas del show. Así surgió el espectáculo que se llamaba “La pelota, un cuento y un abrazo” y ahora se llama “Y el fútbol contó un cuento” donde ya recorrimos 296 ciudades, 470 representaciones, 10 años pasando por todo el país.
¿Qué sensación tiene al pensar que muchos chicos se acercan a la lectura gracias a los cuentos de fútbol que usted suele leer?
Eso nos da una satisfacción plena, es como estar hechos porque si en un mundo que no invita a leer nosotros generamos que un pibe por el fútbol se acerque a la literatura es algo muy importante. En el 2000 con el programa de radio “Todo con afecto” recibí el Premio Cortazar y llamé por teléfono a los organizadores y les pregunté cual era la razón del premio y me leyeron el motivo que era “A Todo con Afecto por difundir el placer de la lectura” y les respondí que era extraordinario y que lo sentía como un reconocimiento absoluto.
¿Cómo surgió lo de empezar a leer cuentos en la radio?
Cuando Víctor Hugo Morales me propuso hacer el programa los sábados a la tarde y tuve el aval de un gran director que tuvo Radio Continental, Norberto Martinian, yo me dije, charlar con Bianchi, con Pastoriza, largo, no tengo problemas de publicidad. Empecé a leer historias y enseguida encontré la recepción de la gente. Me mandaba material.
¿Así llegaron los cuentos de Eduardo Sacheri?
Si, me mandó una carta diciendo que había escuchado que yo le pedía a la gente relatos y que él alguna vez había escrito cuentos de fútbol y había ganado algún premio municipal y me mandó el cuento “Me van a tener que disculpar”. Es un cuento que justifica a Diego Maradona. Es un tipo que le habla a un jurado, le dice que a todos hay que juzgar con la misma vara pero éste hombre nos vengó. A mi no es el cuento que más me gusta de Sacheri pero fue muy impactante. Describe el gol, no lo nombra nunca. Yo le sugerí que se lo dedicara a Diego pero nunca nombra la palabra Maradona. Lo que no me gusta tanto es mezclar la patria y la pelota. Me encantó la carta y sin chequear el cuento lo leí directamente al aire. La gente empezó a llamar preguntando en dónde podía conseguir el cuento de Sacheri. Después, me mandó “Esperándolo a Tito” que es un tipo que abandona el Milán para venir a jugar con sus amigos.
Cuénteme del espectáculo de teatro que está haciendo.
Es una delicia hacerlo, es un homenaje al fútbol pero también al barrio, a los pibes. Un mensaje lindo, un homenaje a Diego, el Turco Sanjurjo le canta una muy linda balada que se llama “Milagro de los potreros” y con eso termina el espectáculo. Y el mensaje final del espectáculo es que los futboleros no solo somos personas que hablamos de fútbol, nos involucramos en la cultura popular.
¿Qué puede contar de su desvinculación de Radio Continental?
Fue por la plata. Ellos decían que yo estaba en horarios marginales y que gana una plata que no podía ganar y ellos no podían bajarme el sueldo por ley. Entonces quisieron un acuerdo de partes y me dijeron que trabajara hasta fines de julio. Si vos decidís bajar el sueldo llamanos y si nosotros decidimos mantenerte el sueldo te llamamos. Al otro día, 14 de julio, me llega un mensaje que decía que vaya para la radio, hablemos, yo pensaba que íbamos a arreglar y cuando llego estaba un escribano y ya me hicieron un acta informando que me despedían. No sé nada legalmente así que llamé a mi abogada y me dijo que no firmara nada. Así que ahora estamos por vía judicial.
¿Cómo quedó su relación con Víctor Hugo Morales?
Víctor Hugo es un familiar elegido, es más que un amigo. El está muy mal con esto que yo me fui, está más triste que yo. Es un error que algunos oyentes se hayan enojado con él, es basarse en que fue político y los tipos ni sabían que yo comentaba fútbol. Es verdad que tengo una simpatía diferente por éste gobierno que todos los conductores de Radio Continental y la tengo, por la Ley de Radiodifusión que se le debe a la democracia el cambio de ésta ley que está en vigencia que es de la dictadura.
¿Qué opinión tiene respecto a la ruptura del contrato con TyC?
El fútbol se autoabastece, lo que pasa que antes tenían que abastecer a los jerarcas de la televisión, por eso se iba el dinero. Miles de millones de pesos que se generaban con el tipo que les cortó el chorro que fue el que les dio la llave de oro, es increíble lo de Grondona, va a quedar a la izquierda de Kirchner. Va a ser un revolucionario y fue el que les dio el contrato hasta el 2014. Ahora es ultrakichnerista. Grondona nunca se llevó bien con Clarín, el se lleva bien con Carlos Avila. El gobierno hizo bien porque lo que hizo fue cortar ésta locura de televisar caras en la tribuna. Si vos no tenes dinero ves la tribuna, es de terror. Secuestran los goles, si yo soy hincha de un equipo que juega el viernes y no pude ver el partido tengo que esperar hasta el domingo a la noche para ver los goles en el programa de ellos. Esto tenía que tener un fin. Ahora se abrió el juego.
lunes, 24 de agosto de 2009
Sergio Gonal: "En un viaje con Videomatch casi me ahogo"
Desde el comienzo de su carrera, en su querida Mar del Plata, estuvo vinculado al humor y a hacer reír pero el salto más importante lo dio tras consagrarse en el programa Videomatch, en el que Sergio Gonal se consolidó tras desempeñarse con personajes como Pajarrito, Sergio El Lobizón del Oeste o Sergio El diariero. Además de su participación con Tinelli se ha destacado en una gran cantidad de obras de teatro, entre la que se encuentra la actual llamada “Gonalmente divertido” con la que está de gira por el interior del país.
Hiciste varios trabajos fuera del medio, ¿fuiste pintor de letras?
Si, fui pintor de letras porque era el oficio de mi viejo. Tuve varios laburos, yo trabajo desde los nueve años y no es mentira. Nací en Mar del Plata y mi abuelo tenía un restaurante en el Club de Pesca de la Laguna de los Padres y entonces todos los sábados y domingos trabajara con él. La idea era que hiciera de mozo, en realidad yo acomodaba las mesas. Después en el verano era heladero y también fui botero, acomodaba los botes en la laguna. Y mi papá era pintor de letras, entonces cuando crecí hice el oficio del viejo. Pintaba carteles, primero alijaba las chapas, barría el taller y después me dediqué a eso que fue lo que me dio de comer mucho tiempo.
Después empezaste a hacer una obra de teatro en tu ciudad.
Si, ahí empecé con una obra de teatro por hobby y más que nada empujado por mis amigos que me vieron en una fiesta y se divirtieron mucho. Había contado chistes y me dijeron que me tenía que largar a laburar de eso. Había dos humoristas en Mar del Plata que eran Sebastiano y Carlitos Román, que eran grosos. Al principio dudaba hasta que me largué y la primera vez que hago un show mío fue en The Monkeys, es un lugar que quedaba en Balcarce y la Costa, ya no existe más. Y la primera oportunidad seria me la da el humorista Sebastiano y yo era el telonero de él. Me gustaba hacer reír pero notaba que tenía ciertas limitaciones en ese momento, no era lo mismo hacer reír a un grupo de amigos que a unos desconocidos. Me di cuenta que me faltaban técnicas profesionales, me ponía muy nervioso tartamudeaba y entonces me puse a estudiar teatro. Me gustaba tanto que quería seguir haciéndolo pero mejor.
Contame del programa de radio “Casos de humor”.
Arranqué en el `90, ese programa fue el que me permitió empezar a vivir de lo que me gustaba, el humor. Compré un espacio en una radio, me dan los miércoles de 17 a 18 hs y empiezo a vender publicidad. A las dos semanas ya estaba sobrevendido entonces el programa empezó a durar dos horas ya que tenía mucha publicidad y a los tres meses ya nos instalamos todos los días. Todos los días de 17 a 19 horas. Al año siguiente seguía siendo un programa diario y en ese momento tuve que dejar de pintar carteles porque ya no tenía tiempo. Era un programa de humor, tenía chistes, personajes, leíamos las revistas, jodíamos con las recetas caseras que se publicaban en las revistas. Todos los juegos tenían que ver con el humor. Duró cinco años.
¿Cómo surgió tu llegada a la obra “Intriga a borda”, producida por Moria Casán?
En el `94 formé parte de esa obra. A mi medianamente ya me conocían en Mar del Plata pero siempre haciendo un humor y contando chistes, entonces Moria Casán va al Hotel Provincial con Cacho Cristofani y Tato Tavernise (presidente de Argentores), ambos hoy son amigos míos, y van a hacer un casting. Al casting se presentan 500 actores, entre los que me encontraba yo, de los cuales iban a elegir 18. La obra no era de humor pero igualmente pasé el casting, quedé en la obra y fue una experiencia maravillosa. Mi personaje se llamaba Roberto, la idea era meter nueve actores desconocidos para la gran masa, la gente sacaba una entrada en el Hotel Provincial y supuestamente hacían un viaje en micro hasta Playa Franca, que era la playa que tenía Moria, cenaban ahí y volvían al hotel. En el paseo y en la cena se iba desarrollando la obra de teatro. Los actores tenían que ser desconocidos porque se mezclaban entre el público, comenzaban discusiones, conflictos y yo era el coordinador del grupo. Había un transformista y durante la vuelta el transformista moría en la obra, supuestamente lo había envenenado durante la cena. Entonces había que descubrir quién lo había matado, todos eran culpables y uno de los personajes era policía. Muchos pasajeros se asustaban.
Y luego aparece en tu vida Videomatch.
Primero vine en el `93 a hacer un casting y reboté. Al otro año mandé un video con las cosas que hacía en un programa de televisión de Mar del Plata y ahí fue dónde quedé. De tanto llamar había hecho una buena relación con la telefonista pero la productora, que en ese momento se llamaba TM, se estaba mudando y en esa mudanza desapareció mi video. Entonces viene nuevamente a traer el video, el Chato Prada me agarra el video y en agosto me llaman por teléfono diciendo que Marcelo Tinelli había visto el material y le había gustado. Yo pregunté cuando tenía que presentarme y me dijeron que recién era para el año siguiente así que imaginate la ansiedad. Vine en febrero y cuando llego había una reunión con todos los nuevos de ese año, que eran Los raporteros, el gordo Carna. Nos presentan y nos llevan a otra reunión dónde estaban todos los viejos que ya eran figuras como Miguel Angel Rodríguez, Toti Ciliberto. En el video yo había llevado algo que hacía en la costa que se llamaba “Nota paga”. Era un periodista que hacía una nota en la calle a alguien que pasaba y después le terminaba pidiendo dinero. La anécdota con el tiempo es que Marcelo Tinelli pensó que yo eso lo arreglaba, entonces me hizo venir para ver si realmente la gente pagaba. Entonces me citan en un café y vienen el camarógrafo, un asistente del camarógrafo, el productor, un asistente, el chofer y yo. Éramos seis personas. Entonces me llevaron a dar una vuelta por Buenos Aires para elegir el lugar para hacer la “Nota paga”. Pasamos por Cabello y Salguero y en una plaza engancho a una persona que era un santiagueño de apellido Rojas y el tipo me termina pagando los 15 pesos que cobraba por la nota.
¿Con qué personaje pensas que te hiciste más conocido?
No sé, Pajarrito ya me hizo muy conocido pero Sergio “El Lobizón del Oeste” tenía una cosa que iba más allá del programa. Lo de grabar los discos, ser cuádruple platino, ha quedado muy a fuego por varios logros que tuvo el personaje que no tienen que ver ya con el skecht televisivo humorístico. Yo quise hacer algo para que la gente se divierta, nunca pensé en sacar un disco, el que pensó en el disco fue Marcelo y la agradeceré durante toda la vida.
¿Qué recuerdos tenes de las giras que hacías con el personaje?
Maravilloso. Marcelo me explicó que como estaba su nombre detrás del proyecto no quería hacer algo berreta. Trajo a Pablito Giordano (manager de Los Pericos), Coti Sorokin era el bajista de Tropimatch, Hugo Reyes que venía de trabajar con Patricia Sosa, es decir, se armó un grupo excelente. Y el primer fin de semana que hicimos tres shows, la presentación en Buenos Aires News, la segunda en Cañada de Gómez y la tercera en Banfield. En Banfield ya estaba afónico, eso me obligó a ir a estudiar canto y fonoaudiología para poder respirar. Después llegamos a hacer ocho shows en una noche. Tengo los mejores recuerdos de esas giras. Lo del Lobizón duró seis meses.
¿Alguna anécdota que recuerdes de Videomatch?
Yo siempre me acuerdo del primer viaje porque para mi fue muy especial. Yo entro en el año `95 a Videomatch pero en ese momento yo ganaba más con mi programa de radio en la costa que con los bolos que tenía en Videomatch. En ese momento vinieron y me dijeron que me preparaba que nos íbamos a Río de Janeiro pero yo tenía diez pesos en el bolsillo, no podía ir. La idea de Marcelo era juntarse en Brasil y hacer una tormenta de ideas para nuevas propuestas del programa. Al final terminé agarrando y fui a Brasil. La anécdota que me quedó fue que un día organizan un viaje en una réplica de la carabela de Colón que iba recorriendo varias islas hasta el almuerzo que nos bajábamos en una isla, todo paradisíaco. Recorría las islas pero no encallaba. Entonces en la segunda isla los chicos del programa se empiezan a tirar al agua y en la cuarta isla ya se tiran para ir a jugar al fútbol en esa isla. Entonces se acerca Marcelo Tinelli para preguntarme porque no me tiraba al agua y le expliqué que yo no sabía nadar, al igual que Carlos Sturze (uno de los raporteros). Marcelo tiene esas cosas que te convence, nos pusimos el chaleco salvavidas y nos llevaron. Jugamos el partido de fútbol, terminamos cansados y lo primero que hacen es irse rápido todos, nadan para el barco y quedamos con Carlitos los dos solos en la isla. Nos pusimos el salvavidas entre los dos y empezamos a encarar para el barco. En un momento nos dimos cuenta que el salvavidas estaba por la línea de nuestra cabeza, nos habíamos atado mal los salvavidas y nos estábamos ahogando. Yo tragué muchísima agua y los chicos desde el barco se reían porque pensaban que estábamos jodiendo. Hasta que Bubu o Yayo se dio cuenta y se tiraron y nos rescataron. Se terminaron asustando todos. Me hubiese terminado ahogando.
¿Cómo fue el proceso de independizarte de Tinelli?
El proceso fue duro porque Marcelo te daba una seguridad que no te la daba ningún programa de televisión. Lo más complicado de conseguir es la estabilidad laboral y con el te mantenías escuchado, visto. El tema es que lo que yo veía con el correr de los seis años es que algunos compañeros que había tenido habían sido comidos por el programa. Es decir, de estrellas pasaron a estar en el fondo del tarro y lo ideal es encontrar el equilibrio. Esto empieza a pegar anímicamente. Yo ya me quise ir en el `99 pero justo coincide con que me entero que Miguel Angel Rodríguez y Diego Pérez habían renunciado y me parecía que le estaba faltando de alguna manera a Marcelo. Sentía que el equipo quedaba medio flaco y lo que menos quería hacer era hacerle algún daño a Tinelli. Siempre quise hacer lo mejor para el programa. Al año siguiente hubo un gran recorte de presupuesto, habían echado a muchos productores, camarógrafos, etc. El programa estaba dividido en grabado y vivo, por cuestiones de presupuesto. Yo hacía vivo, hacía El Show del Chiste, todos los días y me pareció que me convenía irme de esa manera, estando con imagen.
El teatro, su gran pasión
Al independizarse de Marcelo Tinelli se dedicó al teatro, formando parte de comedias importantes o también produciendo obras propias. Ha trabajado con varios actores de nivel como Emilio Disi, Rodolfo Ranni y hasta con el cantante César “Banana” Pueyrredón.
Ya en el 2000 habías hecho tu primera obra en Buenos Aires.
Si, el verano anterior a mi decisión de irme ya había hecho la obra “El verano es puro cuento” y ya estaba preproduciendo la obra para el verano siguiente que se llamaba “Reir mortales” con Adriana Brodsky, Alejandra Vega y Paula Volpe. Después hice varias obras más como Trampa´s, Pijamas, La risa está servida, entre otras.
Uno de tus compañeros en teatro fue Emilio Disi, ¿qué recuerdos tenes de él?
Emilio es un fenómeno, un gran comediante y un gran profesional. La primera vez que trabajo con Emilio fue en una obra de Hugo Sofovich que se llamaba “El gran bar de tu hermana” en el teatro Astral. En el elenco también estaba Tristán, Adriana Brodsky, Paula Volpe, Mónica Ayos, Lorena Paola, un gran plantel. Siempre me gustó Emilio, encima un compañero muy jodón, la comedia las traslada a los camarines y eso me gustaba mucho de Emilio. Un tipo que tiene oficio. Yo aprendí mucho con él, con Tristán, con el tano Ranni. Una anécdota que recuerdo fue en un ensayo con Emilio Disi que era más gamba, más divertido y con Hugo Sofovich que era divino pero muy serio. Entonces se me ocurre un chiste, se lo cuento a Emilio y se ríe mucho. Le digo que lo agregué en la obra y me dice que se lo cuente a Hugo para ver qué le parece. Me digo que le diga yo y cualquier cosa él me apoyaba. Entonces voy en el medio del ensayo y le cuento el chiste a Hugo que lo escucho pero no se ríe. En ese momento lo miro a Emilio y me dice, “Claro Sergio, ¡cómo vas a poner esa pelotudez!”. Y ahí me salió un ataque de risa. Y después cuando fuimos a hacer la temporada en Villa Carlos Paz fue fantástica. Yo me quedé ese año sin teatro en Mar del Plata y terminé yendo a Carlos Paz. De Emilio tengo los mejores recuerdos.
¿Con la obra Trampa´s estuviste nominado?
Si, fue en el 2007, estuve nominado como mejor actor de comedia. El premio lo ganó Juan Carlos Calabró. Estuvo bueno estar nominado, hacer la obra Trampas en Mar del Plata y fue una experiencia nueva para mí ya que no había producido nunca una comedia. Fue todo un desafío y estuvimos nominados “Pichu” Straneo y yo.
Después hiciste una obra junto con César “Banana” Pueyrredón, ¿cómo fue esa experiencia?
Muy buena. La obra se llamaba “El amor después del humor” y la idea base estaba unida a través de una señorita llamada Camila Ramírez y eran las diferentes maneras de abordar el amor. Estaba el romántico, el tipo de la escuela privada, “Banana” y el tipo de barrio, el atorrante, que era yo. La encaraba desde un costado más barrial y él me decía que la tenía que encarar con algo más romántico. Después enganchábamos sus canciones y mis chistes. Ahí nació un personaje que hoy es un éxito en la obra que estoy haciendo ahora, se llama Tito, El picante del ritmo, que era un tipo que quería cantar con César y era un cantante de bailante. Ahora lo interpreto en Gonalmente y la rompe.
¿Qué planes tenes para el verano?
Ahora estamos de gira. Para el verano mis planes son irme con un espectáculo a Mar del Plata. Actualmente estamos en la lucha por ver si podemos definir un teatro en Mar del Plata. Como estamos en una etapa donde los dueños de los teatros están estudiando diferentes ofertas, son ellos los que eligen y uno tiene que tratar de seducir con el producto. Nosotros tenemos un gran resultado con el Gonalmente del último año, ganamos el premio Estrella de mar. Muchísima gente, muy buena crítica. Aparte de eso quiero producir una comedia para que gire por la zona de Carlos Paz, no que haga Carlos Paz fijo.
¿Gonalmente va a seguir?
No, Gonalmente ya está. Va a cumplir tres años, es un espectáculo que me cuesta dejar porque es muy redondito desde donde lo mires, la gente se divierte mucho, es familiar con la picardía necesaria para que no parezca grosero. Es el doble sentido justo que tiene la obra pero me parece que tenemos que renovar si es que quiero volver a Mar del Plata.
Este año recibiste un premio muy importante para cualquier marplatense.
Si, el Honorable Concejo Deliberante de Mar del Plata me dio el “Mérito Ciudadano” y para mí que soy de la ciudad es grosísimo. Todo surge a partir de un concejal que me conoce muy bien y que conocía cada uno de mis pasos y que él sentía que le habían dado ese premio a muchos de afuera, que no eran de Mar del Plata y ahora propuso otorgárselo a una persona nacida en la ciudad. No lo podía creer, fue una emoción muy grande.
miércoles, 19 de agosto de 2009
Sebastián Basalo: "Siempre me gustó actuar"
Basta escucharlo unos minutos para vincularlo directamente con la voz de la casa más famosa de la televisión pero Sebastián Basalo no solo puede vincularse con el locutor de las primeras temporadas de Gran Hermano sino que a su corta edad tiene una vasta trayectoria como conductor de diferentes programas de radio. Su trabajo radial fue premiado con un Martín Fierro por su labor en el 2007 y hace nueve años que trabaja en Radio 10.
Tu papá es locutor, ¿tuvo que ver al momento de elegir tu profesión?
Eso obviamente que influyó, él no me dijo “tenés que dedicarte a esto” pero hay una gran probabilidad que si te gusta lo que hace tu papá te dediques a lo mismo. En mi caso me fui enamorando de la profesión en base a cuando yo lo acompañaba, las veces que yo lo acompañaba a la radio, veía el medio, la gente que trabaja y ya desde chico sabía que quería trabajar de eso. No había otra posibilidad, lo sentía, era un sentimiento.
¿Los primeros pasos en el medio fueron a través de tu papá?
Si, de alguna forma siempre los primeros pasos fueron de la mano de él. Primero en un programa de folklore que todavía tiene llamado “Fogón criollo” que se emite en Radio Nacional, hace ya mucho tiempo yo era chico y lo empecé a ayudar. Al principio como un juego y luego algo más serio, más profesional, lo combinaba con el colegio, con la secundaria. Fui notando que de a poco me gustaba más porque encontraba más diversión yendo a la radio que en una salida con compañeros de colegio, entonces algo me indicaba que mi camino era la radio. Arranqué como productor, atendiendo el teléfono, haciendo los mandados y después con un poco más de responsabilidades hasta llegar a conducir con él un año. Y bueno, al final de ese año levantaron el programa y debido a eso fue complicado seguir como locutor.
¿El programa “Hasta que salga el sol” fue muy importante en tu vida?
Si, fue un programa que me posibilitó mucho, fue la primera posibilidad importante a nivel conducción que me dieron en Radio 10. Acá llegué con 20 años y entré por un casting, entré en el servicio informativo, eso fue hace nueve años. Siento que hice acá toda la escuelita, las inferiores y todo el camino que se debe hacer, ganar horas de vuelo. A mi nadie me regaló nada. Entonces esa oportunidad cuando hubo una vacante para conducir en la madrugada la aproveché porque lo que yo quería y lo que amo es conducir, el contacto directo con la gente. Fue un programa importante porque yo me propuse que iba a ser un programa importante para mí. Yo lo tomé como si fuera un programa a las 10 de la mañana, con todo el ritmo, con la participación de la gente y eso fue una buena plataforma para ganar horas de vuelo y para que me escucharan acá de la radio y dijeran “hace algo diferente”. El programa iba de 2 a 6 de la mañana. Nos iba muy bien, rompimos un poco una forma de hacer la madrugada. La madrugada antes era poner música y leer los diarios y nosotros lo que hicimos fue algo diferente. Que la gente se puede divertir, se pueda informar, pueda opinar.
Después de la madrugada pasaste a trabajar de día…
Si, luego di otro paso importante para mi y empecé con la conducción de “Ahora si” que casualmente es el programa que dos años después estoy haciendo en la actualidad. Y en ese momento fue un desafío importante, estar en un horario competitivo, las 21 hs, teniendo como competencia más importante a la televisión. Y ahora también estoy con el programa.
¿Es un programa de recuerdos?
Si, es un programa más que nada retro, se escucha música de la década del 70, 80 y 90, se entrevista gente que recuerda sus comienzos, alguna película destacada, algún programa de radio que escuchaba. Pero es un programa la actualidad del mundo que vivimos.
¿Alguna anécdota que recuerdes de los entrevistados?
Si, tengo unas cuantas. Una anécdota negativa fue una entrevista que le hice a Hugo Guerrero Martinehiz, que yo lo quiero mucho, con quien he trabajado acá en su momento y tenías una relación bárbaro pero ese día me trató muy mal al aire. El tiene la particularidad de ser demasiado personaje para estar de entrevistado y lo padecí porque yo estaba muy nuevo en cuanto a las entrevistas, venía de conducir a la madrugada, no tenia un training importante en lo que son las entrevistas y entonces me paseó bastante. Me tomó el pelo, me hizo quedar bastante mal al aire pero bueno, es el personaje. Pero tampoco le tomé bronca, me asombró pero en cierto punto lo entendí. Cuando el tenía su programa exitoso generaba grandes amores por un lado y también gente que lo odiaba y decía que era un agrandado.
¿Cuál crees que es el motivo por el que el programa “Domingo extra” tiene tanta audiencia que hasta le ha ganado a las transmisiones de fútbol?
Nos va muy bien, ahora está más relajado porque todavía no volvió el fútbol. Este es el primer año que compito contra el fútbol porque “Domingo extra” siempre estuvo a la noche, de 21 a 24 hs los domingos. Ahí nos iba muy bien también pero era un horario donde la gente se está preparando para el comiendo de la semana y tiene otro ritmo. Este año decidieron pasarlo a la tarde, aprovechando ese empujón que venía de la noche y donde nos llevamos la sorpresa al ver que somos una gran competencia ante el fútbol. Al principio del campeonato nosotros le hemos ganado, no cómodos pero le hemos ganado. Luego, en los meses de definición del torneo estuvimos en un rating muy parejo, un empate técnico en el segundo puesto con otras dos emisoras y el programa que yo hago así que demuestra que somos una buena alternativa a lo que es el fútbol.
¿A qué le atribuís el éxito de “Domingo extra”?
Porque sabemos qué público nos está escuchando, no hay nada mejor que saber a qué público te dirigís y enfocar a ese público. Vas directamente a lo que te interesa. Es una muy buena mezcla de magazine, más tirado para la mujer, con temas de interés general y con premios.
En un momento tuviste que reemplazar por un tiempo a Chiche Gelblung, ¿cómo surgió esa propuesta?
El año pasado y el anterior fueron de mucho crecimiento en éstas cosas pequeñas. Yo a Chiche lo admiro mucho, lo respeto enormemente y que me hayan propuesto el reemplazo me llenó de mucha responsabilidad y creo que eso hizo que luego de otra suplencia vinieran las vacaciones de Chiche y también lo reemplacé. Es decir, le pude generar confianza a él para dejarme en el programa y no morir en el intento. Después vinieron otros reemplazos, hice el programa de Rolando Hanglin, Baby Etchecopar, Eduardo Feinmann, hice muchos programas en donde tengo la posibilidad de poder adecuarme a cada programa y no caer en un vicio que tienen muchos conductores de adueñarse del programa y de adueñarse de lo que no corresponde. Entonces yo respeto mucho cada programa, quién lo conduce y el estilo.
¿Qué significó para vos que te hayan elegido como conductor del festejo por los 104 años de Argentinos Juniors, club del que sos hincha?
Se mezcló el trabajo con el placer. Para mi fue una emoción, yo con la dirigencia de Argentinos Juniors tengo una excelente relación y bueno eso fue como el punto máximo del cariño que me provoca conducir una fiesta aniversario de Argentinos y también voy a conducir un evento para el club que es el relanzamiento de la página web que se hace con los jugadores, con el técnico y a mi me encanta. Voy y estoy en contacto con la gente, lo del aniversario lo pude compartir con mi viejo, de quién tomé la pasión por Argentinos, cualquiera cosa hago y haré por la institución. En un momento faltó la voz del estadio y fui yo. Para mi es un placer.
De locutor a actor
En su haber se encuentra participaciones como locutor en programas de la talla de “Gran Hermano”, “Trato Hecho” con Julián Weich y “El último pasajero” con la conducción de Guido Kazca. A su vez tuvo pequeñas participaciones en las telenovelas “Máximo corazón”, “Franco Buenaventura” y la exitosa “Montecristo”. Más allá de su trabajo de locutor y conductor se encuentra su gusto por la actuación que actualmente pone en práctica con un protagónico en teatro.
Hiciste un programa por internet llamado “El buscador”, ¿qué posibilidades hay de verlo en televisión?
Ideas y ganas hay muchas, con el canal Gambling TV estuvimos hablando y hay una posibilidad, de hecho estamos trabajando juntos. Lo que pasa es que Gambling TV todavía está en desarrollo, una vez que logre una buena cantidad de abonados y que llegue a más hogares posiblemente “El buscador” pueda verse por esa señal, como también estamos abiertos a otras. Este es un año muy difícil para lo que es la producción y la televisión. Estamos tratando de venderlo.
Hablando de televisión, fuiste la voz de “Gran Hermano” en las tres primeras ediciones, ¿cómo se dio tu llegada al programa?
Llegué por casting, yo me había recibido en el ISER hacía muy poco tiempo y me llamaron, fui y había un montón de locutores, de voces, de estilos. Tuve mucha suerte porque los casting tienen mucho de ese factor, dar justo con lo que están buscando. Gracias a Dios pude afianzarme como la voz de Gran Hermano en lo que fue la primera etapa. Ya la última etapa mis proyectos y mis cosas van por otro lado, no van de la mano de las cosas en off entonces no los hice.
Igualmente continuaste en Telefé.
Si, seguí trabajando mucho tiempo en Telefé. Lo último que hice fue “El último pasajero en el 2005 y terminó ese programa y yo quería hacer algo más propio, con mi nombre, hacer algo en cámara. Me llamaron para la segunda temporada pero tenía la posibilidad de trabajar un tiempo en Canal 9, estuve trabajando en un proyecto que al final no salió al aire pero tenía el contrato entonces no pude volver a “El último pasajero”. Lo que hice fue no volver a lo que es la voz en off. Volvió “Gran Hermano”, les agradecí mucho pero no acepté ya que estoy focalizado a otros proyectos.
Tuviste algunas participaciones en varias telenovelas ¿cómo surge lo de la actuación?
Actuar siempre me gustó y creo que es un costado histriónico que si uno puede explotarlo mucho mejor. Estudio teatro hace cinco o seis años y éste es un momento en donde lo puedo desarrollar más. Las participaciones en las telenovelas fue una consecuencia.
Contame de la obra de teatro que estas protagonizando.
Ahora estoy estrenando una obra de teatro que se llama “El lesionado” con funciones los Sábados a las 22 hs y los Domingos a las 20 hs en el teatro “El túnel” que está en Bonpland y Soler, en Palermo Hollywood. La dirección es de Carlos Evaristo y junto con Miriam Lanzoni somos los protagonistas.
¿Podes adelantar algo del argumento?
Es la historia de un jugador de fútbol que no se resigna, que está todavía esperando jugar en la selección pero está lesionado, entonces esa lesión lo tiene a mal traer y es la causante de no poder levantar cabeza. Tiene una moraleja muy linda respecto a los sueños y a lo que uno quiere ser en la vida. Es una comedia muy divertida.
¿Algún proyecto que tengas?
Tenemos muchas ganas de seguir con ésta obra, por lo menos hacer alguna gira en el verano, está la posibilidad de Mar del Plata, tengo que acomodar horarios y todo el tema con la radio. Hay muchas ganas de llevar la obra a la costa. También quiero continuar en la radio que estoy muy cómodo.
miércoles, 12 de agosto de 2009
Juan Carlos Calabró: “Vuelvo al teatro con un unipersonal”
Personajes como Johnny Tolengo, Aníbal, Borromeo, El Contra, entre otros, quedaron grabados en la memoria de todos los argentinos y mucho tuvo que ver su creador el actor Juan Carlos Calabró. Su exitosa carrera incluyó trabajos como locutor pero principalmente actor cómico en radio, televisión, cine y teatro. Próximamente el protagonista de Calabromas volverá a las tablas con un unipersonal que promete los mejores chistes de los últimos años y estará en la cartelera del Multiteatro durante cuatro días del mes de Agosto.
¿Usted empezó siendo locutor?
Si, yo me recibí de locutor en el ISER en el año 1962. Trabajé de locutor leyendo publicidades de Capilena, hacía el básquet directo desde el Luna Park, un programa de turf con Julio Albano, La gallina verde, Tenis de mesa. La verdad que trabajé mucho en radio. Pero después vino la televisión que te absorbe, el cine y el teatro.
¿Después aparece en su vida Aldo Cammarota?
Si, gracias al intermedio de un actor que falleció llamado Angel Basso y en vista que yo sabía hacer imitaciones y tenia facilidad para los chistes él me presentó a Aldo Cammarota. Bueno, me tomó un exámen de las cosas que sabía hacer y ahí me dijo, que fuera el domingo que me iba a poner una hoja en el programa de radio que se llamaba Farandulandia. Entre en septiembre de 1959, el mismo día que lo hizo Tristán que ya era cómico. Cammarota me tomó porque le gustaban unas imitaciones que yo hacía de Cheyenne, Mike Hammer y Ballinger de Chicago que eran los doblajes que nadie había hecho. Es decir, era llevar a la radio los personajes de la televisión. Incluso el primer libro lo hice yo porque lo tomé de un episodio de la serie Cheyenne. Farandulandia lo hacíamos en Radio Belgrano y era la competencia de La revista dislocada. Luego, Farandulandia se transforma en Telecómicos en Canal 9 y estoy con Cammarota diez años. Me convierto en cómico de casualidad porque un día le comento a Cammarota que la gente me paraba en la calle y se confundía de programa, me decían Telecataplum, otros me decían otro programa, no sabían de qué trabajábamos, o sea, recién empezaba. Entonces le dije, unos me confunden con Alfredo Alcón, otros con otro actor, no sería lindo hacer un personaje donde un tipo despistado se equivoca de canal, de horario. Me preguntó si me animaba a hacerlo, le dije que si y lo empezamos a hacer en televisión, se llamaba El admirador. El admirador era la raíz de El contra porque de ahí sale El contra. El tipo que se confunde, se equivoca de horario, a un famoso le dice que lo ve en el 11 y está en el 13, que lo ve todos los domingos, no yo estoy los jueves. Y entonces aparece eso que posteriormente se iba a transformar en El contra.
Después me saca de Cammarota el Canal 13 que me contrata en exclusividad y ahí hice muchos programas: Flash, Humor para la noche, El pastito, Mate para cuatro, Los Valenti la pegaron, La campana de cristal, Carrousel musical. Hice como diez programas en el 13. Estoy cinco años ahí. Luego, Marín me manda a llamar y me pregunta si me animaba a escribir con Villar, que era el que me acompañaba a mí con los libretos. Y le dije que yo tenía tres libretos que estaban encajonados en Canal 13, los recuperé, se los llevé a Marín, le gustaron y a los 15 días arrancamos en Canal 11 con La vida en Calabromas. Más tarde pasó a llamarse Calabromas.
¿Se acuerda de qué personajes estaban en esos tres libretos?
Si, empezamos con Los mexicanos, Las zarzuelas, Los españoles, Borromeo, Rómulo. Aníbal y Johnny Tolengo aparecieron después. Eran todos personajes que hicieron historia en el humor.
Luego surge lo de El Contra y en un tiempo hacía los dos programas.
Si. Después de “El admirador” hago “El Contra” primero en un programa llamado “El chupete” y luego Gerardo Sofovich me sugirió que lo hiciera en “Operación Ja-Ja”, un bloque dentro del programa. Calabromas duró nueve años y El Contra también pero no de manera consecutiva. En un momento yo hacía los dos programas de una hora cada uno al mismo tiempo. Y muchas veces cuando no hacía el programa de “El Contra” lo intercalaba diez minutos dentro del programa. A mi me gustaba interpretar todos los personajes salvo un personaje que se llamaba Los Chiqui boom que nunca me gustó porque me tenia que poner una peluca. Nunca me gustó ponerme pelucas, bigotes si. Había un personaje que era El chino, que era un guapo, ahí usaba bigote. Luego vinieron éxitos como Batman & Robin, El Súper agente, El LLanero solitario, “Drácula” que hacíamos un capítulo todas las semanas, Frankenstein. Y así fui transitando hasta que terminó Calabromas en 1989, ganador ese año del Martín Fierro. Hago un paréntesis y empiezo El Contra que lo tengo hasta el año 1997 y en el 99 y 2000 estuve en Campeones.
Hablando específicamente de “El Contra”, ¿cuál fue su mejor coequier?
El mejor coequiper fue Gerardo Sofovich, era la contrafigura exacta de mi personaje. Por ejemplo, Antonio Carrizo no se lo tomaba en serio y a El Contra había que tomárselo en serio. No lo pude convencer durante nueve años que no tenía que hacerse el gracioso ni reírse de mis chistes, él tenía que tenerme cortito como lo hacía Gerardo.
Antonio nunca entendió el personaje porque no quería parecerse al personaje que interpretaba Sofovich, quería hacer algo distinto y la cosa no era así, la cosa era como la hacía Gerardo que hasta me miraba con odio.
Primero mi compañero en El Contra había sido Marcos Zucker, luego Fernando Bravo, Gerardo Sofovich y por último Antonio Carrizo. Y hace unos años volví por una temporada en el Canal 2 pero como era una producción independiente no me hacían ninguna publicidad. Hice seis meses y me fui.
¿No lo llamó Tinelli para formar parte de Showmatch?
No porque yo no entro ni en el cantando, ni en el bailando ni en el patinando. Y después Tinelli tiene su troupe, yo no estoy para ponerme caretas porque no lo siento así. Además, a mi me gusta escribir los libretos.
¿Por qué nunca se dedicó a producir un programa?
Porque no soy productor, es un oficio y no lo sé hacer. A mi me gustaba escribir libretos, por ejemplo a Carlitos Balá le escribí los mejores libretos de su vida para un personaje que se llamaba “El hombre de Buenos Aires” y hoy lo ves y te reís. Todo fresco, no había chiste de archivo. Lo mismo pasaba con Aníbal, con El Contra. Los programas salían siempre bien porque era como un traje hecho a medida.
Su amigo “Minguito”
Repasando su historia cinematográfica de 16 películas se pueden encontrar “Gran Valor”, “Gran Valor en la facultad de medicina”, “Me sobra un marido” pero además “Mingo y Aníbal dos pelotazos en contra”, “Mingo y Aníbal contra los fantasmas” y “Mingo y Aníbal en la mansión embrujada” en las que compartió el protagónico con su gran amigo.
Con Juan Carlos Altavista ha realizado varias películas, ¿qué recuerdos tiene de él?
Altavista fue el hombre que más quise dentro del medio, con el cual mejor me lleve, al cual le aporte infinidad de chistes porque yo soy un cómico que siempre que pudo ayudar al coequiper lo ayudé. Yo quería que la cosa saliera bien. Si a mi se me ocurría un chiste bueno y era dentro del bocadillo de Altavista se lo daba. Me llevaba bárbaro, hacía asados en la casa en nos invitaba. Y Bueno, cuando se murió perdí a un gran amigo, murió el día del amigo justamente.
Su vuelta al teatro
Desde su debut allá por mediados de los años `60, encabezando obras en los prestigiosos teatros Maipo, Astros y Nacional, pasando por su hasta ahora última obra Calabró más Calabró: The family Show (junto con su hija Iliana) ha hecho 26 revistas en su carrera. Próximamente regresará con un nuevo espectáculo de monólogo de chistes.
¿Qué recuerdos tiene de sus inicios en el teatro?
La primer obra fue “Extraña pareja” con Rodolfo Bebán, Ramón “Palito” Ortega, Osvaldo Terranova, Aubel, César Bertrand y yo. Pensar que tres de ellos fallecieron.
Luego de esa obra hice el reemplazo de Manuel de Sabatini en una obra que se llamaba “¿Será virgen mi marido?” y así empecé una larga carrera también en teatro.
Cuénteme de su vuelta al teatro.
Te cuento que voy a hacer un unipersonal en el Multiteatro. Va a ser un globo de ensayo, si funciona voy a hacer todo el verano acá y por ahí todo el invierno. Yo creo que la voy a romper, están anunciadas cuatro funciones, creo que voy a tener que hacer el sábado dos funciones. Voy a estar 27, 28, 29 y 30 de agosto porque Coco Silly no va estar en esa semana en el teatro y como queda libre, Carlos Rotemberg me ofreció el teatro. En el espectáculo voy a hacer una hora y media de los mejores chistes de los últimos 43 años. Tengo chistes de paisanos, de gallegos, de argentinos en España, etc. No voy a interpretar ningún personaje de Calabromas, va ser muy algo muy elegante, voy a estar de smoking. Estuve haciendo una suma de mis chistes, tengo cuatro horas de chistes, tengo que elegir una hora y media.
Se lo ve muy contento con el proyecto.
Estoy muy entusiasmado con éste proyecto. Yo creo que esto me va a dar un año de laburo. En principio van a ser cuatro noches. La publicidad la pago yo y el teatro lo pone Carlitos Rotemberg. Tengo una rutina de chistes excelentes, estoy trabajando mucho para éste unipersonal y si fuera por mí, quisiera salir ya a hacer una función. Estoy muy contento y creo que voy a hacer un gran éxito.
viernes, 7 de agosto de 2009
Claudia Piñeiro: "No hubo especulación, es la historia que quería contar"
El Premio Clarín de Novela la vio ganadora con su novela Las Viudas de los Jueves en el año 2005 y a partir de ahí la escritora Claudia Piñeiro se volvió más conocida, recibió infinidad de propuestas literarias y hasta invitaciones a conferencias junto a excelentes colegas. Más allá de ese galardón ella posee una rica trayectoria escribiendo no solo novelas, sino que también le dio vida a obras, guiones y hasta cuentos infantiles.
Actualmente acaba de lanzar su flamante novela llamada Las Grietas de Jara que posee la mezcla de suspenso y policial que suelen tener sus historias.
Inicialmente tu idea era estudiar sociología, ¿qué es lo que pasó que te terminaste recibiendo de contadora?
Lo que pasó es que en el ´78 todavía estaba sociología en la facultad pero al año siguiente cerraron la carrera por dos años, porque era la época de la dictadura militar. A mi me interesaba mucho estudiar sociología pero había hecho un test vocacional en el Borda y la psicóloga que me lo hizo me dijo que fuera a la facultad a preguntar por el curso de sociología y toda la gente me disuadió para que no lo hiciera y justo al año siguiente se cerró la carrera. Entonces creo que fue una decisión más de supervivencia o de acomodarse a las circunstancias que vocacional. Y mi mamá y mi papá habían empezando la carrera de ciencias económicas y no la habían terminado.
¿Fue una asignatura familiar pendiente?
Si, si bien no me dijeron que estudiara para contadora era como que estaba en el aire esa carrera y la posibilidad de estudiar algo con más salida laboral ya que yo venía de una familia de clase media-baja y sabía que luego de recibirme tenía que empezar a trabajar.
¿Cómo empezaste con la escritura?
Escribía mucho pero lo que me pasaba era que en mi familia no había nadie relacionado con el arte profesionalmente, entonces no se me ocurría la posibilidad de poder vivir de la escritura. Entonces era como que yo buscaba la profesión por un lado y por el otro escribía. Recién a los 30 años empecé a pensar en la idea de poder trabajar en algo cercano a la escritura y mientras tanto formarme más intensamente en escribir y en leer, en todo lo que uno necesita para escribir.
¿Hiciste cursos?
Siempre fui trabajando lo que yo escribía con distintos escritores. El primero con el que trabaje fue Enrique Medina, después con Alicia Steimberg, Elsa Osorio, con Guillermo Saccomano que fue con el que más años estuve y con Juan Martini. Además, como también soy guionista y dramaturga, estudié dramaturgia en la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático) y estudié con Mauricio Kartun de manera independiente aunque en la carrera lo tuve como profesor. Y por último, estudié guión con María Inés Andrés. Todos éstos saberes, si bien no son literatura se trata de contar historias y en el teatro hay mucha relación con el manejo del lenguaje.
¿Primero fuiste redactora?
Cuando trabajaba como contadora, estaba dejando un trabajo a fin de año, ya tenía otro trabajo para marzo y me quedaba el verano entremedio, entonces vi un aviso en el diario que pedían redactores para la revista Emmanuelle que dirigía Oscar Blotta. Era una revista que fue muy importante en la historia de las revistas argentinas porque fue la primera con una mirada más feminista. En ese momento era una revista bien distinta a las demás, con muchas notas de autor y justo pedían redactores y yo le escribí una nota a Blotta diciendo que si bien yo era contadora me interesa mucho escribir para la revista. Y él me tomó. Trabajé todo el verano pero en marzo me fui a trabajar de contadora nuevamente ya que vivía sola y el sueldo de redactora no me alcanzaba para vivir. Al tiempo Blotta me llamó nuevamente para ocupar un puesto vacante con mejor sueldo y ahí pude hacer el cambio. Esa fue la transición, dejé mi lugar de contadora y me dediqué al puesto en la editorial.
¿Qué tipo de notas escribías en la revista Emmanuelle?
Escribía notas de distinto tipo de desarrollo de temas relacionados con la mujer. En esa revista gané el premio Pléyade que se le da al periodismo gráfico con una nota que era sobre el uso de los preservativos, cuando empezaba todo el tema del sida y muchos hombres no querían usar preservativos. En Emmanuelle también realicé entrevistas, a Alfredo Alcón, a sexólogos, etc.
Escribiste una serie de obras de teatro, qué podrías decir de “¿Cuánto vale una heladera?” y “Morite, Gordo”?
“¿Cuánto vale una heladera?” es la primer obra que escribí que se representó y la escribí para Teatro por la identidad que es un ciclo para difundir toda la obra de las Abuelas de Plaza de Mayo. Y en ese año, en el 2004, Las Abuelas habian pedido que las obras no hablaran del tema especifico de la expropiación de menores y querían que hablaran de la identidad en general. Yo coincido con ellas en que a veces a la gente si algo no les afectó determinantemente quizás les pasa por el costado. Entonces la obra se encuadró en el tema de la identidad y era una obra de humor.
Respecto a “Morite, Gordo” es una obra que se dio el año pasado en el Rojas y surgió por un pedido específico de Mónica Viñao que era la directora que quería hacer una obra con un grupo de alumnos. Como le suele suceder a muchas compañías teatrales eran siete mujeres y un solo hombre y yo les daba ideas de determinadas cosas y ellos sumaban con improvisaciones, así se fue armando la historia. Era la relación de un flaco que le decían gordo, por más que no lo era, con todas las mujeres de su vida, su madre, su novia, su hermana, su cuñada, etc.
También escribiste libros infantiles. ¿Obtuviste un premio?
Si, a mi me pasaba que terminaba de escribir una novela y me costaba retomar con otra novela, entonces entre medio de una novela y la siguiente escribía cuentos infantiles u obras de teatro. Cuando yo escribo una novela la tengo todo el tiempo en la cabeza y con los otros géneros quizás no me pasa eso. Y en el año 2005 con el libro “Un ladrón entre nosotros” gané en Colombia el Premio Norma-Fundalectura que lo entrega la editorial Norma junto con la fundación. Es un premio muy importante dentro de la literatura infantil.
Suspenso y policial negro
Sin lugar a dudas las novelas de Claudia Piñeiro suelen tener una mezcla entre suspenso y policial negro, ambos géneros son los preferidos de la escritora y se ve reflejado en los cuatro libros de ese estilo que ha publicado hasta el momento.
Tu primer novela fue “Tuya” y luego de eso apareció la premiada “Las Viudas de los Jueves”, ambas participaron en concursos importantes, ¿qué podes decir al respecto?
“Tuya” había sido finalista del Premio Planeta en el 2003 que lo ganó Guillermo Martínez con “Crímenes Imperceptibles” y en ese momento el hecho de mandar a concursos a veces lo haces, no solo por el hecho de ganar el concurso porque si quedas entre los finalistas quizás se hace más fácil que te publiquen. Y con Las Viudas de los Jueves gané el Premio Clarín de Novela en el 2005 y me ayudó mucho porque la gente que no me conocía me empezó a conocer a través de la difusión que se da por la obtención de un premio tan importante.
¿Qué expectativas tenías cuando terminaste de escribir Las Viudas de los Jueves? ¿Pensaste que iba a llegar a tanto?
No, la verdad que es bastante difícil. El otro día sumaba la cantidad de ejemplares y vendió entre 140 y 150 mil ejemplares. No sé si hay muchos libros que en los últimos años hayan vendido tanto entonces es impensable que uno cuando escribe un libro piense que va a llegar a tantos lectores. Además, que se haga una película, que sea con el despliegue que se está haciendo la película de Marcelo Piñeyro, con tan buen elenco, con tanta expectativa. De repente tomé conciencia de que todo lo que está pasando fue porque un día en soledad yo escribí una historia.
En cuánto al guión, ¿se respeta lo que vos escribiste en la novela?
En el guión cambia bastante la novela pero lo hace porque debe hacerlo porque la novela tiene muchos personajes, transcurre en muchos años y el cine necesita otra concentración. Es decir, la tensión que tiene la novela se perdería en una película si la transcribieran textual. A mi me parece que tomaron muy buenas decisiones tanto Marcelo Piñeyro que es el director como Marcelo Figueras que es el guionista porque debían tomarlas. Debían sacar personajes, debían juntar cosas para generar tensión y tal vez tuvieron que agregar cosas. Marcelo Piñeyro eligió quedarse con la parte de thriller y para eso sumó situaciones que van a potenciar el suspenso.
¿Cómo surgió la idea para la novela?
A mí siempre me surge como una imagen y en el caso de Las Viudas de los Jueves había aparecido como una imagen que tenía que ver con un cuento del escritor John Cheever que se llama El nadador. Cheever escribe sobre una época en Estados Unidos, creo que por los años `50, sobre barrios parecidos aunque sin tener muros divisorios pero si lugares en los que solo entra la gente que vive ahí, gente privilegiada, sin robos. Y el nadador es un personaje que está en decadencia, al igual que los protagonistas de mi novela.
¿Y qué imagen inicial tuviste en el caso de la novela Elena Sabe?
En Elena Sabe la imagen era una mujer que había tomado una medicación pero que todavía no había hecho efecto y que necesitaba esperar un tiempo para ponerse en movimiento.
Respecto a tu nuevo libro, Las Grietas de Jara, la presentación fue realizada en Tucumán, ¿cómo se dio la posibilidad de lanzarlo primero en el interior?
En realidad Ñ hace unos ciclos en Tucumán que lleva personajes de la cultura. Ahora en agosto va Felipe Pigna, me habían propuesto ir en julio y justo salía la novela. A mi me agradaba lo de poder presentar primero el libro en el interior y después que llegara a Buenos Aires, hacer el proceso inverso.
En ésta novela el protagonista es un hombre, ¿qué trabajo tuviste que hacer para enfocar la mirada masculina del protagonista?
Tratar que siempre el punto de vista sea el de un hombre. Igualmente me parece que en éste momento, el punto de vista de un hombre y el de una mujer están bastante más cerca que en otros momentos.
Hay una frase de la novela que dice “Yo no quiero construir en Buenos Aires porque no quiero construir sobre las ruinas de otra cosa”, ¿tiene que ver con la actualidad que presenta la ciudad?
Si, básicamente tiene que ver con que hoy hay colegios que desaparecieron ya que los dueños los venden y cambia la vida para mucha gente por un negocio inmobiliario. Eso pasa con colegios, con estacionamientos, con casas históricas. Es como que hay un auge de qué se puede tirar para levantar edificios. También, tiene que ver con una mirada histórica. Además, con la fantasía que muchos tenemos acerca de muertos que pueden estar enterrados en cualquier parte de la ciudad y que no sabemos.
Para la persona que todavía no fue a comprar el libro, ¿qué podrías adelantarle de la novela?
Yo creo que el libro tiene distintos aspectos. Es una novela claramente de crisis de mediana edad, de alguien que a los 45 años se plantea si sigue lo que le queda de la vida con el mismo trabajo y con la misma mujer con la que hace 20 años que está y con la que ya el amor no existe y que solo es una cuestión de costumbre, o si decide hacer otra cosa. Y por otro lado, la historia tiene algo que a mi es lo que más me interesa con respecto a las reglas del juego ya que la persona que está en relación de dependencia tiene que hacer cosas para su jefe. Uno se empieza a preguntar, en un mundo donde las reglas del juego las ponen los poderosos, quizás no se tiene más remedio que hacer lo que le piden pero por otro lado hay que ser concientes de las cosas que se terminan haciendo.
En el caso de Las Grietas de Jara estas hablando del protagonista que es arquitecto.
Si, el personaje principal es arquitecto, construye edificios y lo que le explota a él en éste momento es que hace unos años debajo de uno de los edificios sabe que hay un cadáver de un hombre. El siente que tenía que haber contado eso pero no dijo nada porque su jefe le pidió que no lo hiciera. Entonces tres años después esto sale a la luz, surge una crisis que lo lleva a tener una crisis en su vida, su trabajo y en todo lo que lo rodea.
Muchos te tienen identificada como una escritora de libros para mujeres, ¿qué el protagonista de tu nueva novela sea un hombre tuvo que ver con despegarte de ese prejuicio?
Muchos piensan eso pero por ejemplo para mi la novela Las Viudas de los Jueves no es un libro para mujeres y Elena Sabe y Tuya me parece que son libros que tienen una mirada femenina pero ahí creo que tiene que ver con la imposibilidad de formar el universal a partir del femenino. Yo puedo leer El Padre de Kafka y sentirme identificada por más que sea la relación de un hombre con su padre. Pero en la inversa es más difícil formar el universal para los hombres a partir de una relación madre-hija. No hubo una especulación en Las Grietas de Jara al poner un hombre como protagonista, es la historia que quería contar.
domingo, 2 de agosto de 2009
Fernando "Pichu" Straneo: "Para los uruguayos, Buenos Aires es como Hollywood"
Marcelo Tinelli es el gran responsable de muchos cambios que experimentó la televisión argentina en los últimos veinte años. Y en la columna de los ítems favorables aparece una lista extensa de humoristas talentosos que se fueron instalando de a poco en el espacio mediático local. Uno de ellos es Pichu, más conocido como Agapito (el niño que idolatraba al elefante Trompis) o como uno de los cantantes de Topus 4. Pero detrás de todos esos nombres está Fernando Straneo, un uruguayo con raíces en el carnaval montevideano que desembarcó en Buenos Aires a fines de los noventa para trabajar en el programa de Tinelli junto a sus compatriotas Sebastián Almada y Álvaro Waldo Navia.
Una década después de su llegada, Pichu construyó su propio camino y este año se encuentra de gira teatral con "Gonalmente divertido", junto a Sergio Gonal, y en las tardes de AM, acompañando a Paulo Vilouta en Tardes de radio, por La Red.
¿Vos les propusiste a tus compañeros uruguayos presentar un video para llegar a Videomatch?
Sí, yo fui el que les hinchaba a ellos para presentar un video. Estábamos por hacer un café concert con Waldo, Sebastián Almada y otros amigos. Y entonces vino la gente de la producción de Videomatch a Canal 4, donde nosotros trabajábamos, para hacer las cámaras de Andrea Frigerio, y yo les dije a los chicos "por qué no hacemos un video para presentarlo y poder trabajar en Videomatch". Waldo decía “no, no nos van a dar bola, yo quiero triunfar en mi país” y él fue el primero que triunfó y al que le fue bien en Argentina.
Y vos fuiste el último en llegar…
Yo vine tercero porque tenía un contrato con el Canal 4, no me podía ir, ya había firmado, estaba conduciendo un programa infantil, me estaba por casar, tenia un montón de cosas. Entonces primero vino Waldo y después enganchó Almada, que empezó ayudándole en los guiones a los Raporteros y de a poco entró a hacer cámaras ocultas. Después, cuando precisaban gente nueva para las cámaras me llamaron y me decidí a venir a radicarme en Buenos Aires.
¿Cuándo vas por la calle la gente te tiene sumamente identificado como “el de Videomatch”?
Sí, siempre, soy Agapito, Tinelli, Videomatch. Igualmente ahora también me mandan algún nombre de los personajes que estoy haciendo en el programa Club Paraíso Terrenal. Estoy haciendo Guillermo Rimo, El Turu Flogger… Creamos un personaje hincha de Vélez y le trajo suerte al equipo.
Con Videomatch tuviste la oportunidad de viajar por todo el mundo. ¿Recordás alguna historia graciosa?
Tengo muchas anécdotas. Una vez fuimos a Segovia, España, a grabar y en un momento Marcelo nos invitó a almorzar a un restaurante. Para acompañar la comida compró un vino carísimo y yo, por costumbre, lo corté con Pepsi. ¡Marcelo me quería deportar a Uruguay! No podía creerlo.
De la mano de Tinelli aparecieron un montón de humoristas que luego encararon sus propios proyectos. ¿Cómo te llevás vos con eso? ¿Tinelli es una persona que les permite crecer a los que trabajan con él?
Hacia Marcelo es todo agradecimiento, aunque también hay mucho laburo nuestro. Es mitad y mitad. Sergio Gonal me contó que en una reunión con Tinelli le había agradecido y Tinelli le respondió “yo también te agradezco, porque te di la oportunidad y vos me respondiste”. Lo que ocurre es que en cierto momento uno quiere hacer su camino. Yo siento que se cumplió una etapa.
¿Cómo fue para vos ese salto de empezar a hacer otras cosas, ya no junto a Tinelli?
Fue raro porque todos estábamos acostumbrados a estar ahí. Pero vimos que también hay otra vida. Que es dura, porque no tenés el respaldo del número uno, perdés la pantalla que tenías y hay que remar… Yo siempre me consideré un trabajador de esto, un remador, así que seguiré por esa senda. Pero hay etapas para todo. Me parece que a Showmatch le toca una renovación, incluso de gente, y nosotros seguiremos por nuestro camino ya que tenemos oportunidades de seguir trabajando.
¿Por qué creés que ahora no hay programas humorísticos de sketches?
La televisión ha cambiado mucho, está muy picadora de carne. Además, ahora es muy difícil entretener: la gente tiene más problemas que antes, hay más canales, está internet, el minuto a minuto. Son factores que juegan en contra. Después está el tema económico, y la cuestión del tiempo. Hoy no se pueden manejar los tiempos de los sketches de antes; en cuanto te pusiste denso, cambian de canal. Por eso Marcelo inventó un timming diferente, las notas de Videomatch eran pa pa pa, con mucha edición. La gente quiere cosas dinámicas, cortas, que no aburran y eso es difícil de encontrar. En cuanto vos repetís varias veces las mismas fórmulas, la audiencia se cansa. A la gente, con los problemas que arrastra, hay que darle un salpicón rápido de cosas variadas.
La radio es un medio que te gusta mucho también.
Me encanta. Porque representa la fantasía, la imaginación, y eso no pasa ni en la televisión ni en el teatro. Para mí, que me gusta hacer voces y componer personajes, la radio es maravillosa. ¡Qué loco!, en Uruguay no trabajé tanto en radio… pero recuerdo que con Luis Alberto Carballo, un muy buen actor de allá, y los uruguayos de Showmatch hicimos un programa excelente. La radio siempre me fascinó, así que este año estoy re contento de haber vuelto gracias a Paulo Vilouta que se acordó de mí, porque con él fuimos compañeros en Hola América, un magazine que salía por Fox Sports y en el que estaban Andrea Frigerio e Iván de Pineda.
Con vos se da una paradoja: hacés muchísimos personajes pero, sin embargo, no te considerás imitador.
No, porque ahora está lleno de imitaciones. Yo prefiero que me consideren cómico antes que imitador, no quiero que me encasillen en ese rol. Por ejemplo, Roberto Peña, que la está rompiendo en Gran Cuñado, tampoco es imitador sino un gran humorista. Así pasa con muchos. Martín Bossi sí es un gran imitador, y lo está demostrando, o Freddy Villarreal, que además es un muy buen cómico. A mí me gusta imitar, pero no quiero que me etiqueten. En el teatro hago un set de imitaciones de cantantes y la gente se va re contenta, pero me agrada más que me digan “qué buen cómico que sos”. Disfruto más creando yo los personajes, como El Turu Flogger o el que hago en la radio, Juan Román Fabbiani, el payador del gol. También están Agapito, El Capitán Amianto o Juan Carlos, el locutor.
Carlitos Balá ha dicho que le gustaría que alguna vez le ofrezcan un papel dramático. ¿A vos te gustaría incursionar en un género distinto al humor?
En carnaval hice papeles serios y me fue bien. Pero había un problema: en algunos tramos la gente se reía. La gente me dice “te miro la cara y me río”, y no lo digo por pedantería. Por ahí yo le pongo toda mi dedicación a un trabajo dramático y causa gracia igual. Es difícil que me tomen en serio, por eso me dedico al humor.
¿A quién admirás en tu rubro?
Para mí Los tres chiflados fueron los más grandes y siempre digo que me habría gustado ser un Les Luthier. Después admiré a Minguito, Olmedo, Porcel, los uruguayos de Hiperhumor, unos verdaderos genios… Me apasiona lo que hace Capusotto y también me moría de risa con Alfredo Casero en Cha cha cha. Hay muchas cosas que me gustan. Por ejemplo, el humor gestual, payasesco de Jerry Lewis o Jim Carrey.
¿Tuviste oportunidad de conocer a alguno de esos ídolos?
Sí, conocí a Ricardo Espalter; a Enrique Almada, el papá de Sebastián; a Mario Sapag; a Calabró; tuve la suerte de cruzarme con Olmedo y con Porcel. En teatro trabajé con Berugo Carámbula, en “Inodoro Pereyra”. Y de Minguito supe un montón de cosas gracias a Miguel Ángel Rodríguez (está casado con la hija de Juan Carlos Altavista); hasta tengo como reliquia una estampita que me regaló Miguel con el Padrenuestro según Minguito.
Una década después de su llegada, Pichu construyó su propio camino y este año se encuentra de gira teatral con "Gonalmente divertido", junto a Sergio Gonal, y en las tardes de AM, acompañando a Paulo Vilouta en Tardes de radio, por La Red.
¿Vos les propusiste a tus compañeros uruguayos presentar un video para llegar a Videomatch?
Sí, yo fui el que les hinchaba a ellos para presentar un video. Estábamos por hacer un café concert con Waldo, Sebastián Almada y otros amigos. Y entonces vino la gente de la producción de Videomatch a Canal 4, donde nosotros trabajábamos, para hacer las cámaras de Andrea Frigerio, y yo les dije a los chicos "por qué no hacemos un video para presentarlo y poder trabajar en Videomatch". Waldo decía “no, no nos van a dar bola, yo quiero triunfar en mi país” y él fue el primero que triunfó y al que le fue bien en Argentina.
Y vos fuiste el último en llegar…
Yo vine tercero porque tenía un contrato con el Canal 4, no me podía ir, ya había firmado, estaba conduciendo un programa infantil, me estaba por casar, tenia un montón de cosas. Entonces primero vino Waldo y después enganchó Almada, que empezó ayudándole en los guiones a los Raporteros y de a poco entró a hacer cámaras ocultas. Después, cuando precisaban gente nueva para las cámaras me llamaron y me decidí a venir a radicarme en Buenos Aires.
¿Cuándo vas por la calle la gente te tiene sumamente identificado como “el de Videomatch”?
Sí, siempre, soy Agapito, Tinelli, Videomatch. Igualmente ahora también me mandan algún nombre de los personajes que estoy haciendo en el programa Club Paraíso Terrenal. Estoy haciendo Guillermo Rimo, El Turu Flogger… Creamos un personaje hincha de Vélez y le trajo suerte al equipo.
Con Videomatch tuviste la oportunidad de viajar por todo el mundo. ¿Recordás alguna historia graciosa?
Tengo muchas anécdotas. Una vez fuimos a Segovia, España, a grabar y en un momento Marcelo nos invitó a almorzar a un restaurante. Para acompañar la comida compró un vino carísimo y yo, por costumbre, lo corté con Pepsi. ¡Marcelo me quería deportar a Uruguay! No podía creerlo.
De la mano de Tinelli aparecieron un montón de humoristas que luego encararon sus propios proyectos. ¿Cómo te llevás vos con eso? ¿Tinelli es una persona que les permite crecer a los que trabajan con él?
Hacia Marcelo es todo agradecimiento, aunque también hay mucho laburo nuestro. Es mitad y mitad. Sergio Gonal me contó que en una reunión con Tinelli le había agradecido y Tinelli le respondió “yo también te agradezco, porque te di la oportunidad y vos me respondiste”. Lo que ocurre es que en cierto momento uno quiere hacer su camino. Yo siento que se cumplió una etapa.
¿Cómo fue para vos ese salto de empezar a hacer otras cosas, ya no junto a Tinelli?
Fue raro porque todos estábamos acostumbrados a estar ahí. Pero vimos que también hay otra vida. Que es dura, porque no tenés el respaldo del número uno, perdés la pantalla que tenías y hay que remar… Yo siempre me consideré un trabajador de esto, un remador, así que seguiré por esa senda. Pero hay etapas para todo. Me parece que a Showmatch le toca una renovación, incluso de gente, y nosotros seguiremos por nuestro camino ya que tenemos oportunidades de seguir trabajando.
¿Por qué creés que ahora no hay programas humorísticos de sketches?
La televisión ha cambiado mucho, está muy picadora de carne. Además, ahora es muy difícil entretener: la gente tiene más problemas que antes, hay más canales, está internet, el minuto a minuto. Son factores que juegan en contra. Después está el tema económico, y la cuestión del tiempo. Hoy no se pueden manejar los tiempos de los sketches de antes; en cuanto te pusiste denso, cambian de canal. Por eso Marcelo inventó un timming diferente, las notas de Videomatch eran pa pa pa, con mucha edición. La gente quiere cosas dinámicas, cortas, que no aburran y eso es difícil de encontrar. En cuanto vos repetís varias veces las mismas fórmulas, la audiencia se cansa. A la gente, con los problemas que arrastra, hay que darle un salpicón rápido de cosas variadas.
La radio es un medio que te gusta mucho también.
Me encanta. Porque representa la fantasía, la imaginación, y eso no pasa ni en la televisión ni en el teatro. Para mí, que me gusta hacer voces y componer personajes, la radio es maravillosa. ¡Qué loco!, en Uruguay no trabajé tanto en radio… pero recuerdo que con Luis Alberto Carballo, un muy buen actor de allá, y los uruguayos de Showmatch hicimos un programa excelente. La radio siempre me fascinó, así que este año estoy re contento de haber vuelto gracias a Paulo Vilouta que se acordó de mí, porque con él fuimos compañeros en Hola América, un magazine que salía por Fox Sports y en el que estaban Andrea Frigerio e Iván de Pineda.
Con vos se da una paradoja: hacés muchísimos personajes pero, sin embargo, no te considerás imitador.
No, porque ahora está lleno de imitaciones. Yo prefiero que me consideren cómico antes que imitador, no quiero que me encasillen en ese rol. Por ejemplo, Roberto Peña, que la está rompiendo en Gran Cuñado, tampoco es imitador sino un gran humorista. Así pasa con muchos. Martín Bossi sí es un gran imitador, y lo está demostrando, o Freddy Villarreal, que además es un muy buen cómico. A mí me gusta imitar, pero no quiero que me etiqueten. En el teatro hago un set de imitaciones de cantantes y la gente se va re contenta, pero me agrada más que me digan “qué buen cómico que sos”. Disfruto más creando yo los personajes, como El Turu Flogger o el que hago en la radio, Juan Román Fabbiani, el payador del gol. También están Agapito, El Capitán Amianto o Juan Carlos, el locutor.
Carlitos Balá ha dicho que le gustaría que alguna vez le ofrezcan un papel dramático. ¿A vos te gustaría incursionar en un género distinto al humor?
En carnaval hice papeles serios y me fue bien. Pero había un problema: en algunos tramos la gente se reía. La gente me dice “te miro la cara y me río”, y no lo digo por pedantería. Por ahí yo le pongo toda mi dedicación a un trabajo dramático y causa gracia igual. Es difícil que me tomen en serio, por eso me dedico al humor.
¿A quién admirás en tu rubro?
Para mí Los tres chiflados fueron los más grandes y siempre digo que me habría gustado ser un Les Luthier. Después admiré a Minguito, Olmedo, Porcel, los uruguayos de Hiperhumor, unos verdaderos genios… Me apasiona lo que hace Capusotto y también me moría de risa con Alfredo Casero en Cha cha cha. Hay muchas cosas que me gustan. Por ejemplo, el humor gestual, payasesco de Jerry Lewis o Jim Carrey.
¿Tuviste oportunidad de conocer a alguno de esos ídolos?
Sí, conocí a Ricardo Espalter; a Enrique Almada, el papá de Sebastián; a Mario Sapag; a Calabró; tuve la suerte de cruzarme con Olmedo y con Porcel. En teatro trabajé con Berugo Carámbula, en “Inodoro Pereyra”. Y de Minguito supe un montón de cosas gracias a Miguel Ángel Rodríguez (está casado con la hija de Juan Carlos Altavista); hasta tengo como reliquia una estampita que me regaló Miguel con el Padrenuestro según Minguito.
Marcelo Tinelli y Diego Maradona en Showmatch.
Pasión sobre el tablado
Del otro lado del Río de La Plata, la gran escuela formadora de artistas es el carnaval. Cada una de las agrupaciones se prepara durante todo el año para desplegar en las presentaciones veraniegas todo el talento de sus integrantes sobre el escenario. Straneo mamó de joven esa tradición y por eso conoce de sobra la magia de las noches carnavalescas a la luz de las estrellas.
¿Qué significa para los uruguayos el carnaval?
Es la fuente más popular de la parte artística. Hay gente que tiene mucho talento, hay gente que canta como los dioses, que baila, pero es muy humilde y no tuvo la posibilidad de ir a una academia de teatro, aunque tiene un don natural. Entonces hay valores impresionantes que no los podés creer, hay excelentes artistas que solamente salen ese mes y medio de carnaval, previo ensayo de dos meses y medio, es decir, en total son tres meses y medio. Generalmente el carnaval empieza a fines de enero y termina a principios de marzo, donde hay una competencia en el teatro de verano, donde todas las noches hay 7 mil personas. Ahí se ven espectáculos increíbles y no se puede creer cómo hay gente que canta como los dioses y actúa hasta mejor que Alfredo Alcón pero al otro día las ves trabajando en un maxikiosko, laburando en un taxi, en una peluquería o cantando en los colectivos. Es muy loco, muy bohemio. Porque el carnaval no da, es un mes y medio y nada más, pero es la fuente más popular que tiene el Uruguay, artísticamente hablando.
Vos formaste parte de un grupo de parodistas llamado Momosapiens.
Sí, yo estuve quince años. Mi fuente es el carnaval y aprendí todo ahí, más allá que yo de chico aprendí guitarra, canto y piano. Pero bueno, el carnaval es lo que me catapultó a ser muy conocido y como es muy popular el carnaval primero me hice conocido por eso. Después vino la televisión en el año ‘94, me llamaron para hacer un personaje en un programa infantil, pero todo a raíz del carnaval. Ahí aprendí a pararme arriba de un escenario, aprendí a hablar, a actuar, a bailar, a estar frente al público.
¿Cómo se llamaba el personaje con el que debutaste en el programa infantil?
El Capitán Amianto. Era como un astronauta que decía que luchaba contra el hombre invisible, era para nenes pero estaba bueno. Fue la oportunidad que se me brindó para empezar a hacer televisión en serio. Ya había tenido una participación en el año ‘90 en un programa que era muy visto en Uruguay que se llamaba El Show del mediodía, con Cacho De La Cruz que es uno de los grandes de la televisión de Uruguay. Como yo trabajaba no tenía mucho tiempo y no podía continuar con el programa y luego empecé en el otro programa con el personaje del Capitán hasta que al otro año me ponen como conductor del programa infantil con Ana Laura Barreto, una chica. Ella tenía 16 años, hacíamos dupla y estuvimos cinco años en el Canal 4 haciendo el programa infantil. Hacíamos canciones, yo hacía títeres, hacía personajes, etcétera. Me gustaría volver a hacer un programa infantil.
¿No te lo ofrecieron?
No, no me lo ofrecieron porque no me tienen a mí haciendo eso. Una vez me habían ofrecido hacer algo como el show de Agapito pero soy yo que tengo que recibir una propuesta y decidirme a hacer un programa. Después se verá si cuadro o no. Pero el tema es que el humor me tira más, la comedia, lo que estamos haciendo ahora con Sergio Gonal, giras, todo un espectáculo de humor. Me tira más el humor que de repente la parte infantil, pero también me encanta la parte infantil.
¿Qué representa Buenos Aires para los uruguayos, sobre todo para el mundo artístico? ¿Lo miran como la plataforma para dar el salto?
Sí, para nosotros los uruguayos Buenos Aires es como llegar a Hollywood. Estamos cerca pero tan lejos de lo que hay acá. Uruguay es un país muy chico y al ser muy chico también es muy chica la plaza. Entonces hay muchos artistas que son muy buenos pero no tienen cabida, a veces los círculos son muy cerrados, es muy difícil entrar en la radio y es muy difícil entrar en la televisión. Siempre son los mismos los que trabajan en los medios. No hay una gran variedad.
¿Qué vínculo tienen los uruguayos con vos cada vez que regresás?
La mejor onda, siempre. Es que yo guardo mucho respeto hacia mi país y mi gente. Me quieren mucho por el carnaval, sobre todo. Últimamente no viajo mucho por cuestiones de trabajo, pero mi país es mi país. Y los que me conocen saben que nunca cambié.
¿Qué recuerdos tenés de tu personaje del Doctor Zabaleta?
El Doctor Zabaleta fue el personaje que me dio la oportunidad de ganar el primer premio que me dieron acá en Argentina. Recibí el premio Carlos como mejor actor de reparto en Carlos Paz. Era haciendo una comedia que se llamaba “Mi mujer se llama Mauricio”, con Emilio Disi, Diego Pérez, Sabrina Rojas, Celina Rucci, Federico Lupiz, Sandra Smith, un plantel bárbaro, una comedia divina. Y yo entraba 15 minutos nada más, hacía de un odontólogo cornudazo, imaginate la gente se moría de risa porque era la pareja despareja, ya que mi mujer era Celina Rucci. ¡Viste el lomo que tiene Celina, y yo era un pelotudazo! Además, mi personaje hablaba mal y causaba mucha gracia, era un nerd el tipo. Estaba dirigida por Carlos Moreno y producida por Javier Faroni. Ese personaje me dio la oportunidad de hacer comedia por primera vez en Argentina.
Pichu, como el Doctor Zabaleta, junto a Celina Rucci
en una función de "Mi mujer se llama Mauricio".
Después de eso participaste en varias obras más.
Primero me llamó Carlos Evaristo para hacer “El último argentino virgen”, ahí estuve con Gustavo Conti, Fátima Florez, Marixa Balli, Beatriz Salomón, Charly Nieto. Y al otro año me llamó Sergio Gonal, me convocó para hacer un papel de mozo, un mozo muy particular, muy parecido al personaje del Doctor Zabaleta. Me hizo la propuesta, me gustó y ese año con la obra “Trampas” fui nominado como mejor actor de reparto, me puse muy contento. No lo gané pero lo ganó Guillermo Gramuglia que estaba en “La jaula de las locas” haciendo un trabajo increíble. Y este año hacemos “Gonalmente divertido” con Sergio Gonal, Paula Volpe y María De Luján Telpuk, y ganamos la Estrella de mar al mejor espectáculo de humor, así que venimos bien.
Siempre con perfil bajo, ¿no?
A mí siempre me vas a ver con perfil bajo. Yo una vez le consulté a un grande del humor como Berugo Carámbula y le dije “soy medio perfil bajo, ¿no tendría que hacer un poco de ruido?” Y él me dijo que no, que no vale la pena, que si tenés talento no es necesario salir tanto en las revistas. Y me dijo “vos salí en las revistas cuando hacés un estreno o cuando van a ver tu obra, después nada más”.
Primero me llamó Carlos Evaristo para hacer “El último argentino virgen”, ahí estuve con Gustavo Conti, Fátima Florez, Marixa Balli, Beatriz Salomón, Charly Nieto. Y al otro año me llamó Sergio Gonal, me convocó para hacer un papel de mozo, un mozo muy particular, muy parecido al personaje del Doctor Zabaleta. Me hizo la propuesta, me gustó y ese año con la obra “Trampas” fui nominado como mejor actor de reparto, me puse muy contento. No lo gané pero lo ganó Guillermo Gramuglia que estaba en “La jaula de las locas” haciendo un trabajo increíble. Y este año hacemos “Gonalmente divertido” con Sergio Gonal, Paula Volpe y María De Luján Telpuk, y ganamos la Estrella de mar al mejor espectáculo de humor, así que venimos bien.
Siempre con perfil bajo, ¿no?