Seguramente la influencia de sus padres, actores muy destacados, impulso para que René Bertrand se dedicara a al actuación y principalmente un consejo paterno lo catapultó a estudiar en el Conservatorio de Arte Dramático para tomarse la profesión muy en serio. Su exitosa trayectoria incluye numerosas obras de teatro, como actor y como director, y además, en su haber posee tres premios Carlos e igual cantidad de premios Estrella Concert. También, son recordadas sus participaciones en programas de televisión como “Poné a Francella” o “La peluquería de Don Mateo”. Actualmente está haciendo temporada en la provincia de Córdoba con la obra en la que actúa, dirige y produce, llamada “Feliz caño nuevo”. El elenco de la comedia está compuesto por Roly Serrano, Víctor Pollino, Adriana Brodsky, Mariana de Melo, Fernanda Neil y Belén Giménez. De sus inicios, parte de su trayectoria y su actualidad, René habló con “Entre vidas”.
¿En qué momento de tu vida decidiste dedicarte a la actuación?
Yo estuve ligado indirectamente por mis abuelos, mis tíos, mis viejos (César Bertrand y María Rosa Fugazot) a éste medio, desde el primer segundo de vida. El otro día los escuchaba a los hijos de Alberto Olmedo leyendo el libro que hizo el hijo de Alberto, desde su visión de lo que era el papá, un libro maravilloso. Cuenta cosas que uno que estuvo cerca sabe que fueron exactamente así y eso engrandece al hombre, por sobre la figura. Era lo que faltaba para que el pueblo sepa que Alberto Olmedo, más allá de una estrella, fue un gran hombre y un gran padre. Es un homenaje muy merecido. Volviendo a lo de los inicios, cuando era chico a mí molestaba que la gente se acercara a pedirles fotos a mis padres, en ese momento uno quiere que los viejos sean de uno. Ellos estaban diez horas grabando o en el teatro y en el momento de comer pasaban esas cosas y yo pensaba, esto no lo voy a hacer nunca. Y después la vida te inclina para un sitio. Cuando me encontré a los 18 años en una confusa situación de no saber para dónde ir me di cuenta que yo entre la gente de mi grupo tenía un liderazgo natural, sin proponérmelo. Hacía un chiste y se reía, tenía una pizca de gracia, obviamente heredada porque uno copia lo que admira. Después de pasar muchas noches con mi papá, con Javier Portales, con Olmedo y todo ese clan maravilloso, vas adoptando cierto tipo de respuesta, de réplica, de forma o de rapidez mental que entre gente de tu edad, es como estar un paso adelante. Cuando me di cuenta de eso y que evidentemente era algo que le gustaba y no le tenía miedo, hablé con mi papá, que era la parte más dura de aceptar, mi mamá es más de apoyar incondicionalmente y la respuesta de él fue que si quería vivir de esto fuera al Conservatorio de Arte Dramático. Me dijo que Averiguara, estudiara ahí y cuando me recibiera iba a actuar pero a chorear no. De esto no se chorea, se vive.
Te puso los puntos para que lo hicieras seriamente.
Me explicó que todo lo que cuesta vale y que todo lo que te regalan uno lo guarda en un cajón y no le da el valor porque no se lo ganó uno. Fue muy piola el aprendizaje. Di un exámen de ingreso, pasé el filtro, estaba Agustín Alesso como uno de los jueces del ingreso y entré. Encima yo me llamo Caumont de apellido, con lo cual ni el Bertrand me podía ayudar en ese momento. No tenía nombre artístico como tengo ahora. Me puse a estudiar y repetí el primer año y fue todo un proceso bastante complicado porque uno no está armado físicamente para afrontar una escuela de teatro de buenas a primeras. Me recibí en el ’89.
¿Tu primera obra para adultos fue “El que me toca es un chancho”?
Si, fue la primera obra para adultos que hice. El director era Alberto Drago, un gran tipo que después me lo crucé varias veces en el conservatorio, yo seguí yendo con algún seminario luego de haberme recibido. Hice un seminario de mimo, un seminario de dirección e iluminación, cosas que suman a la hora de la actuación.
¿Qué recuerdos tenés del personaje de Juan que hacías en esa obra?
Era un elenco de gente no conocida, se hacía en el centro cultural, no en las salas importantes del San Martín y me acuerdo que yo era un animal porque realmente no estaba preparado para eso. Me tiré a la pileta porque Drago me dio una confianza tremenda y le agradezco mucho. Me dijo que quería que hiciera un personaje muy difícil. Tenía una carga muy dramática, muy importante y no sabía como entrar de esa manera, el personaje entraba faltando siete minutos. Esperaba casi toda la noche para entrar unos minutos al final. La obra transcurría en una terraza de casa humilde, de una familia en una navidad. Una familia que tenía un hijo que estaba encerrado por el tema del proceso pero nadie hablaba de eso. De ese tema no se hablaba y yo era el hermano que había hecho todo mal, que era montonero. Era una obra muy costumbrista, muy bien escrita y el personaje mío entraba en el final y todo se paralizaba. Terminaba en una escena entre el personaje que interpretaba y su abuela. La gente lloraba mucho pero no lloraba porque yo actuaba bien sino porque la que hacía de abuela era una actriz increíble, Leonor Sanz. También trabajaba Eleonora Massa, que es la hija de Alicia Aller. Aller se nos fue hace poco, una actriz muy talentosa y sin embargo se fue sin el reconocimiento que se merecía.
Volviendo a la obra, ¿qué se te cruzaba por la cabeza al tener que entrar en los últimos minutos?
Era terrorífico, pensaba que si hacía mal mi papel le iba a cagar el trabajo a los diez tipos que se estaban matando durante una hora y media. Me llegaba a equivocar y se podía desmoronar todo. Era un compromiso terrible. Con el correr de las funciones me fui afirmando.
Luego vinieron otras obras.
Si, hice la obra Jetattore, con Alfredito Iglesias, hicimos algunas cosas serias en un teatro alternativo, no algo comercial. Lo que te meten en la cabeza en el conservatorio, aparte del teatro, es a dejar el alma por una elección y a no tranzar. Es como que es sagrado el teatro para el que lo enseña y yo aprendí que es sagrado el teatro. Yo trabajé con Gerardo Sofovich que pese a lo que muchos crean tiene el mismo concepto, lo que pasa que es más político que yo y yo al ser más joven hay cosas que tal vez no negocio y él ya sí. Yo dirigí ocho comedias de Gerardo en los últimos tres años y le agradezco profundamente el hecho de haber confiado de mi capacidad para hacerlo. Una persona de su carácter no delega salvo que confíe plenamente. Entonces para mi fue un gran empujón.
Contame de tu inicio en el teatro comercial.
Lo primero que hice de manera comercial fue cuando me convocó Luciano Garbellano, por intermedio de Daniel Fernández que es un coreógrafo conocido en el medio, para darme la posibilidad de estar un verano en Carlos Paz. Yo pensando como hoy, no tenía que haber hecho eso y sin embargo, no me quedaba otra porque no tenía más nada y tenía la necesidad imperiosa de laburar para morfar. Me senté con Garbellano, no me pareció ni jodido ni peligroso como lo pintan y después descubrí un gran tipo. Me ofreció ser el cómico del espectáculo. Estaba Marcelo Polino haciendo sus rutinas hablando de lo mediático, estaba Marixa Balli, Silvia Suller, Mariana Aria y Ethel Rojo, que era lo que más me atrapaba del negocio. Era sumarle a mi cortita carrera hasta ahí, haber trabajado con un mito de la revista. Me encontré con un muy lindo grupo. Yo salí a matarme, tal vez bajo de experiencia pero tengo una virtud, sin querer sonar fanfarrón, manejo muy bien los tiempos. Fue una temporada muy piola y por consiguiente, gané el premio Carlos a la revelación de la temporada. Al año siguiente, Pinky Rubano, que ahora es productor de Valeria Lynch, me llamó para coprotagonizar una comedia, también en Carlos Paz con Raúl Taibo y Beatriz Salomón y encima me dio la dirección de la comedia.
¿Cuál fue tu reacción cuándo te dijo que seas el director de la comedia?
Le dije que estaba en pedo pero que lo hacía porque yo tenía muchas ganas. Yo ya había dirigido a Gogó Andreu, en una obra de Roberto Cossa que se llama “Historia de varieté”, en el Konex. Me había gustado, había salido bueno y me gustaba lo del liderazgo. El objetivo del director es conseguir el resultado que quiere. Es difícil porque todos creemos que somos lo más importante de la obra, cada uno se preocupa por su personaje pero el director tiene diez personajes por los que preocuparse. Dirigí esa obra y me nominaron como mejor director. El premio lo ganó Lía Jelín, por Aryentains, pero a mí el hecho de haber estado ternado me dio a pensar que se puede. Me dio confianza para ir por más. Ese año me tocó ganar el Carlos como mejor actor de reparto ya que también estaba ternado y atrás de eso hice “La mesa está servida” con Sergio Gonal, que me gusta siempre lo que hace, labura muy parecido a mi desde el concepto, es un tipo muy generoso y justo me llamó para ofrecerme esa obra. Tenía una oferta de Gerardo en ese momento pero el papel era muy chico así que preferí aceptar el ofrecimiento de Gonal. Gerardo respeta mucho el trabajo de la gente que para él vale la pena pero no le va a temblar el pulso si te tiene que decir andate, me parece maravilloso. Espero ser el cincuenta por ciento de parecido en su forma de manejarse. Yo aprendí mucho al lado de él. Me dio una oportunidad actoral muy importante en el 2000, cuando me ofreció trabajar en “La peluquería de Don Mateo” con Miguel Ángel Rodríguez y después la oportunidad que me da a nivel dirección fue cuando me ofrece dirigir a Florencia de la V en “El champán las pone mimosas” que es el primer caño caliente que me tira, en paralelo con “Pobres pero… casi honradas”. Luego, las demás oportunidades me las gané yo. A Gerardo lo valoro no por las oportunidades, le valoro el conocimiento del género. Los demás hacen lo que creen que es el género. También le valoro mucho el haber aprendido a entender éste medio desde los noventa para acá porque el medio perdió toda esa rigidez de trabajo que tenía antes.
¿Por qué pensás que se lo critica tanto?
Porque es un hombre políticamente jugado y es un hombre al que no le ha temblado el pulso a la hora de echar a grandes de la historia nacional. No a mi, a mi me echó cuatro veces y me llamó cuatro veces más. Gerardo es un tipo que hace escuela, si mirás para atrás, los más grandes trabajaron con Sofovich.
También, ¿en general existe mucha competencia en el medio no?
Si, pero siempre existió la competencia. No hay nada más difícil que la función de estreno para un actor porque está llena de actores y son muy pocos lo que vienen de corazón a festejar lo que hacés.
¿Cómo te manejas dentro del ambiente?
Cada uno sabe lo que es, cada uno sabe cuales son sus límites, cuales son sus limitaciones, que no es lo mismo. Hasta ahora siempre me fui a dormir tranquilo porque a la hora de laburar di el ciento por ciento, si no alcanza, no tengo más. Yo nunca me fuí antes del escenario porque me sonaba el celular, lo apago antes de hacer la función.
¿Qué podés decir de la experiencia televisiva en el programa “Poné a Francella”?
Fue una experiencia maravillosa. Yo venía de terminar con Gerardo, en una de nuestras tantas separaciones, estaba sin trabajo y me llamó Guillermo Francella, con el que había estado en Los Benvenuto antes. El siempre tuvo hacia mí un cariño muy especial y siempre lo sentí genuino porque Guillermo no era amigo de mi viejo ni de mi vieja y no había trabajado tanto con ellos. Un día lo llamé, estuvimos charlando, le conté que estaba sin trabajo y a me dijo que iba a trabajar con él. A la semana me llamaron y me dieron un bolo. Lo hicimos, salió piola y empecé a grabar algunas participaciones. Me ayudaba a poder sostenerme y vivía de eso y de hacer animaciones en boliches. Estaba Horacio Erman también, que es un amigo. Me juntaron Horacio y Guillermo y me dijeron que al año siguiente iba a estar fijo todo el año. Me sentí maravillosamente bien cuando me dijeron que iba a continuar. Yo siempre hice casting antes de empezar y también conceptualmente como sabía que mis viejos no iban a golpear por mí, sabía que tenía el mismo derecho que cualquier otra persona a tener una oportunidad. Mirá como es la vida, nunca quedé en un casting. Una vez me dio una gran mano Javier Portales, estaba haciendo “Son de diez”, buscaban un personaje que jugara al fútbol y él me metió ahí. Estuve seis meses en ese programa.
¿Cómo surgió la idea de armar la productora “Big Globo”?
Cuando vuelvo del verano de hacer la obra “Le referí cornud” en la costa, llego acá y me encuentro con que Gerardo estaba con la revista de Florencia y no tenía comedia. Se produce el parate natural por la falta de proyectos, me pongo a ver qué hacer. Respecto a la televisión, ella no me busca y yo no la busco a ella. Cuando me puse a hablar con amigos, me fijé que yo tengo una comedia que se llama “Mi tío es un travieso” que es una comedia que produje en Carlos Paz allá por el 2006 y nos había ido muy bien. Es una obra escrita por Guillermo Camblor, que es un gran tipo y una persona que conoce el humor que me gusta hacer a mí. Me gusta hacer un humor estructurado, no me gusta el humor de Todo por dos pesos, me divierten algunas cosas porque son humoristas muy talentosos pero yo prefiero la estructura del pie y el remate. Elijo eso porque es lo que me hace reír. Volviendo a lo de la productora, me junté con un amigo, Ariel Ibáñez, que había sido mi asistente de dirección en “El champán las pone mimosas”. Armamos Big Globo con él porque ama éste negocio como yo y porque creemos que se puede hacer un teatro comercial independiente. Se puede tener la estructura para contar una linda historia con un buen vestuario, con una buena escenografía, con un buen caudal de iluminación y con la entrada a un costo para que la gente pueda ir y que salir a la noche no les cueste quinientos pesos.
¿De qué manera seleccionaste el elenco para la obra “Feliz caño nuevo”?
Yo sabía que después de haber trabajado y dirigido a muchas personas, algunas habían entendido como yo era y como pensaba. Si bien tuve que negociar con cada una de ellas, no quería quilombo. La idea fue armar un elenco con gente que le gustara ésto, más allá de una tapa de una revista de las de ocasión. Sé que trae el costo que vamos a pagar con algunas entradas no vendidas, justamente por no tener una persona mediática pero también sé que la gente a la hora de pasar por la marquesina iba a notar algo diferente. En una época que la gente tiene la plata justa, me la juego a que la gente decida ver un buen espectáculo, antes que ver a una persona mediática. Por ahí pasa la elección. El que venga a ver “Feliz caño nuevo” sabe, antes de entrar, que va a ver una obra contada por actores. No digo que las de los otros teatros no lo sean pero ni Florencia de la V es Roly Serrano, ni Roly es Flor, son dos cosas diferentes. Estamos hablando de una estrella como es Flor de la V y estamos hablando de un excelente y grandísimo actor como lo es Roly. Hay público para Florencia y público para Roly, te juro que no es el mismo público. Posiblemente Florencia sea la gran ganadora del verano pero también hay un público que no ve a Florencia, posiblemente sea el más chico pero si son diez mil personas que nos vean a nosotros, lo voy a celebrar. Yo tengo que contar una historia, jugada por actores y que la gente que se divierta. El tipo que no quiera ver a Florencia y quiera ver una comedia, que vea Feliz caño nuevo.
¿Qué expectativas tenés con la obra?
Las expectativas son las mejores, sino no lo haría. Gerardo me enseñó una frase que es “Esto no es un salto al vacío”. Todo tiene que estar sostenido por algo, por convicción, por talento, por entrega. Creo que nos tiene que ir bien porque estamos haciendo las cosas bien, porque vamos a ser serios y vamos a ser serios para hacer reír.
¿Por qué la gente que vaya a Córdoba los va a tener que elegir?
Nos van a tener que elegir los pocos o muchos que vean el teatro como lo vemos nosotros. Desde la puerta se dan cuenta. El que está a la bartola no nos va a elegir, va a ver lo que se ve en la tele. El que tiene ganas de ver teatro, no es que los otros no hagan buen teatro, aclaro, nos va a elegir por la sumatoria de gente importante que hay en el elenco. Creo que vamos a generar una duda. Un elenco con mucha gente del palo junta y de géneros distintos pero si los ponemos todos juntos, suena lindo. Para finalizar, creo que tendrían que elegirnos porque de ésto comen siete familias, como las de la gente que van a venir. No estamos por encima de la gente, estamos a la par. El escenario, lo único que marca, es la diferencia de profesión en nosotros. Es decir, nosotros somos gente que llega a fin de mes, tal vez, igual que la señora que viene a pagar la entrada y somos iguales que cuando nosotros vamos y le pagamos la consulta a un doctor. O sea, tienen que venir a vernos porque es un ida y vuelta. Porque lo mismo que yo voy a buscar de la gente cuando voy a su trabajo, la gente viene a buscar de mi cuando viene a verme.
martes, 22 de diciembre de 2009
viernes, 11 de diciembre de 2009
Fabricio Oberto: "Con la selección tenemos que mantenernos siempre arriba”
Es uno de los basquetbolistas más importantes del país y con una exitosa trayectoria que incluye equipos de la talla de Atenas de Córdoba, Olympiakos de Grecia, Tau Cerámica y Pamesa de España y San Antonio Spurs. Actualmente, Fabricio Oberto busca un nuevo desafío junto a otro equipo NBA, los Washington Wizards y no será nada fácil ya que llega a un conjunto en formación. Habló con Entre Vidas, de sus comienzos, su presente y además, del futuro de la Selección Argentina de básquet.
¿A qué edad empezaste a jugar al básquet?
Empecé a jugar a los siete años en Las Varillas, en el club Huracán.
¿Cómo se dio tu llegada a Atenas?
La llegada a Atenas se dio por un amigo familiar, el doctor Martínez que conocía a Felipe Lábaque, por ese medio me fuí a probar en julio del ‘92, incorporándome a Atenas en enero del ‘93.
Debutaste en la Liga Nacional ante Ferro, ¿qué recuerdos tenés de ese partido ante el clásico de Atenas?
Los recuerdos son de la adrenalina de ese día, perdíamos por bastante y me acuerdo que pedí el cambio faltando tres minutos y se dio al minuto y algunos segundos cuando se paró el juego. No recuerdo haber pasado cerca de la pelota ese día, jeje.
¿Cuál pensás que fue tu mejor partido en Atenas?
Se podría decir que el último que jugué, contra Boca en las finales, pero en todos los que logre un titulo con Atenas son muy especiales para mí.
Jugaste con dos jugadores históricos como Marcelo Milanesio y Diego Osella, ¿qué podés decir de ellos?
Dos grandes jugadores que han escrito una gran página en el básquet, Marcelo un grande que me ayudó muchísimo.
Pese a estar en unos los equipos que siempre peleaban el título, ¿por qué creés que de tus cinco temporadas ganaron únicamente la última tuyo antes de irte a Europa?
Se dio así, creo que al final logramos un gran año con un gran campeonato.
¿Cómo fue la experiencia de jugar en una potencia europea como Olympiakos de Grecia?
Fue una gran experiencia, en un gran equipo que me preparó muy bien, fue un año que terminé también con muchos problemas, lesiones y adaptación pero toda experiencia sirve si le sacamos lo positivo.
Tras lo de Grecia, ibas a pasar a la NBA para jugar en los New York Knicks, ¿por qué se frustró esa operación?
Todo era bastante real pero se frustró por lo agentes que tenía en ese momento, muy ambiciosos fueron por quedar con más dinero de la comisión.
Después te sumás al Tau Cerámica, ¿cómo viviste la aclimatación al equipo español? ¿Qué podés comentar de los títulos obtenidos con ese plantel?
La verdad que fueron unos años increíbles, el equipo parecía que era argentino de comienzo a final, no sentimos muy a gusto en todo momento. La química fue increíble y estaba en un gran momento de mi carrera.
Luego llegás al Pamesa de España.
Si, y fue un gran desafió personal que me llevó a ser un jugador más completo y más preparado para la competencia.
Con la Selección Nacional disputaste varios torneos pero uno de los más recordados es el Mundial de Indianápolis 2002. ¿Qué recuerdos tenés del triunfo ante el Dream Team y la final perdida ante Yugoslavia?
Fue un sabor agridulce, después de tal logro y el gran torneo soñado hasta la final, un partido increíble que nos falto cerrar, y que nos cerraron después, por estas cosas del deporte. Pero fue un torneo increíble, creo que fue el mejor basket de la selección.
Luego, consiguen la medalla de oro en los Juegos de Atenas, ¿qué significó para vos semejante logro?
Ni la persona más optimista hubiera pensado que Argentina sería medalla de oro, pero se dio y creo que fue mérito de un gran trabajo en equipo, no hay secretos para cosas como éstas. El momento de estar en el podio con el Himno Nacional fue increíble.
¿Cómo surgió la posibilidad de llegar a la NBA y nada menos que a un permanente candidato al título como lo es San Antonio Spurs?
Después de mi tercer año en Valencia tenía la opción de salir del contrato y eso fue lo que hice. Con treinta años tenía la última chance de jugar en la NBA, y cuando estaba muy cerca de Memphis surgió San Antonio y ni lo dudé.
¿Qué te acordás del día del debut en la NBA?
Partido amistoso contra Miami en Miami, me lesioné en el segundo tiempo defendiendo a Shaquille O’Neal, ¡qué debut!
Al obtener el título ante los Cleveland Cavaliers por 4 a 0, ¿consideras que conseguiste el título más importante de tu carrera?
Todos los títulos son muy importantes pero creo que éste, al igual que la medalla de oro eran los más difíciles.
¿Qué significa para vos haber jugado con las estrellas Tim Duncan y Manu Ginóbili?
Jugar con Manu y con el jugador al cual he seguido casi toda mi carrera fue soñado.
Estando en los Spurs tuviste problemas de arritmia, ¿cómo te encontrás de salud actualmente?
Muy bien, sigo con controles pero gracias a Dios puedo seguir jugando y disfrutando del basket.
Ahora pasaste a Washington Wizards, ¿cómo tomaste el pase de un equipo que pelea siempre el título a otro que la temporada pasada quedó último en el Este?
Otro gran desafío, con un gran entrenador y mucho talento, veremos si podemos cambiar la imagen de la última temporada, no será una empresa fácil. Hay mucho trabajo por hacer.
¿Gilbert Arenas puede convertirse en el líder que necesita Washington para aspirar a clasificarse a los playoff?
Sin dudas tiene todas las condiciones para serlo.
¿Qué te pide que hagas el entrenador Flipp Saunders dentro del equipo?
Conoce de mi juego y sabe que estoy a disposición del equipo en lo que me necesite.
¿A quién ves como favorito para conseguir el título de la NBA?
Es muy temprano todavía pero creo que hoy por hoy Lakers, Boston, San Antonio, Orlando, Cleveland, son los que tienen más experiencia que los demás equipos en playoff y se nota.
¿Qué podes decir del futuro de la selección de básquet? ¿Tus objetivos?
Siempre está presente en mí la selección, veremos cuando termine la temporada. Mis objetivos son siempre que esté, tratar de ayudar. Con la selección tenemos que mantenernos siempre arriba.
Por último, ¿cómo se dio lo de tener un programa radial por Internet?
Hice un programa de radio en Valencia cuando estaba ahí, y siempre me gustó. Es para despuntar el gusto por la música.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Juan Acosta: "Soy una persona versátil y tengo cierta independencia dentro del medio"
Siempre vinculado al difícil arte de hacer reír, con una trayectoria que incluye trabajos en cine, teatro, televisión, Juan Acosta es un actor muy versátil. Actualmente no solo actúa sino que se dedica a sus otros amores, como lo son la música y la pintura. Recordado por la publicidad de Melthiolate en la que estaba vestido de romano y por su personaje de Naboletti en el programa de Gasalla, el humorista repasa parte de su importante trayectoria con “Entre vidas”.
¿Cómo fueron tus comienzos?
Al principio me fui a estudiar teatro con Lito Cruz, Augusto Fernández, Carlos Moreno y David Di Napoli, que fueron mis profesores. Mientras estudiaba teatro hacía circuitos under como el Parakultural, algunas cosas en “Cemento” hasta que enganché para hacer unas publicidades. Hice las de Merthiolate y Volkswagen. Luego di una prueba con Antonio Gasalla y me tomó y fui al teatro con él. Después, Gasalla pasó a la televisión y arrancamos ahí.
Con el programa de Gasalla surge tu personaje de Naboletti.
Si, ahí hice Naboletti y me hice famoso. Antes de lo de Gasalla yo había estado en la película “Esperando la carroza”, un clásico del cine nacional. Fue en el 85, hice un bolo y ese fue mi primer trabajo en cine. Mi personaje se llamaba Peralta.
¿Cómo llegaste a participar en la película?
Llegué a estar en la película porque Alejandro Doria iba al estudio de Lito Cruz a elegir gente. Nosotros actuábamos en los pasillos, en las salas y Doria iba eligiendo. Nos mostrábamos y era una buena manera para que te conociera y me terminó eligiendo para hacer ese personaje. Luego con Gasalla estuve diez años trabajando en teatro y en televisión.
¿Es verdad que Gustavo Yankelevich te dijo que podía transformarte en el nuevo Tinelli?
Si, el me dijo eso. Yo estaba con Gasalla en el año 92 y me dijo que me quedara en el canal. No sabía que era Yankelevich. Me dijo que había hecho triunfar a Tinelli y que si me quedaba quizás me hacía triunfar a mí. Yo le respondí que me quedaría pero que no quería que me pasara lo de Marcelo Dos Santos que era un tipo que estuvo dos meses, tuvo un quilombo y lo echaron. Y me fui con Gasalla a ATC. Hicimos dos programas, “El palacio de la risa” y “Las torres de Babel”. Luego no arreglé el dinero, Gasalla se va a Canal 13 y yo me voy a trabajar a Telefe, trabajando con Francella y Portales en el programa “Un hermano es un hermano”.
Después pasaste a “La movida del verano” con Juan Alberto Mateyko.
Si, la misma gente que laburaba con nosotros trabajaba en “La movida”, entonces un verano me fui a trabajar con Mateyko y no lo podía creer. Yo venía del under y en ese programa me rodeaba de cantantes que en ese momento no los conocía nadie y él los llevaba. Por ejemplo, a Shakira, a Ricky Martin, y nunca me saqué una foto con alguno.
Termino de hacer eso y en el primer programa que podría decir que fui protagonista lo hice con Cecilia Oviedo y se llamaba “Uno por semana”, donde empezaron las duplas.
¿Qué podés decir del programa “La cueva del chancho”?
El programa era bueno pero justo se daba cuando se iba Menem, Canal 7 no tenía dinero, entonces nosotros hacíamos 2 puntos en ese momento que para el canal era bastante pero no había presupuesto y tuvimos que dejar de hacerlo. A partir de ahí mi carrera se transformó, salí un poco de la televisión y empecé a trabajar en teatro. Estuve con Nito Artaza, con Jorge Corona, con el Negro Álvarez, con Moria Casán. También hice mi vida paralela que es pintar, hacer música y mis unipersonales.
También seguiste haciendo cine.
Trabajé en una película que se llamó “Dos ilusiones” con Matías Santoianni y Claudia Albertario, la dirigió Martín Lobo, que me había dirigido a mí en publicidad. Fue su primer trabajo como director de cine. Estuve en varias películas pero el protagonismo lo tuve en algunos cortos. Pero en películas laburé con Pino Solanas, con Raúl de la Torre, con Sorín pero en publicidad.
¿Sentís que a muchos actores se los etiqueta para un determinado papel?
Yo nunca quise etiquetarme por eso nunca más hice Naboletti pero los productores te eligen para determinadas cosas. El que abrió un poco el juego fue Adrián Suar, cuando llamó a Alfredo Casero, llamó a Juan Carlos Calabró pero si, te etiquetan. Yo no sé adonde me pueden etiquetar porque hago cualquier cosa. Soy una persona versátil y tengo cierta independencia dentro del medio.
¿Por qué pensás que no hay programas de humor?
Porque el humor requiere mucho tiempo para hacerlo bien. Todo el humor diario no tiene la misma creatividad. Un programa norteamericano excelente es “Saturday Night Live” pero es semanal porque te lleva mucho tiempo. El programa diario se fue volviendo medio berreta, se fue como malgastando. Entonces ves a los cómicos trabajando para otro. Ves a Gasalla haciendo Mamá Cora Con Susana Giménez, Diego Pérez con Maru Botana, es decir, te transformas en una persona que va cinco minutos. Es difícil hacer humor desde ese lugar, podés enganchar un personaje pero ya no hay programas como “Cha cha cha”, “Operación ja ja” o “El mundo de Antonio Gasalla”. Es mucho más caro, entonces prefieren poner a cuatro en un mostrador con una persona en el medio que hable. El problema es que no solo se vuelve más berreta todo sino que además se pierde como calidad para que la gente abra más su cabeza, se va perdiendo cultura y se reduce todo a un reportaje de la chica de Crónica a un mono.
Por último, ¿qué estás haciendo actualmente y qué planes tenés para el futuro?
Ahora estoy haciendo un programa para San Luis que se llama “Un puntano en Buenos Aires”, hice un programa de arte que se llamaba “Arte en vivo” para Canal A y voy a dirigir una obra que es “El conventillo de la paloma” para el Gobierno de la Ciudad. Siempre tratando de vivir de lo que me gusta, hago shows de humor, hago conducciones de eventos. Estoy tratando de sostener los platos en éste juego chino y por ahora los sostengo.
jueves, 5 de noviembre de 2009
Agustín Aguirre: "Cuando empezás a escribir pensando en si gustará o no, perdiste el rumbo"
Es el creador del blog “El bobero", que todos los días recibe muchas visitas, pero más allá de eso, Agustín Aguirre es guionista y escritor de numerosas historias. De a poco va haciendo su camino dentro del mundo de la literatura y la televisión a través de sus guiones. Entre sus proyectos, actualmente está escribiendo una serie televisiva y terminando su segundo libro llamado “El cuidador del Zoo”.
¿Cómo te definirías?
Creo que soy un soñador. El camino en búsqueda de la felicidad es demasiado extenso. Cuando uno encuentra algo que le hace bien o le proporciona felicidad, debe aferrarse a eso y no soltarlo jamás. Es mi caso. Yo quería contar historias, primero me encontré con el formato de blog, después de libro, y ahora de televisión.
¿En qué momento de tu vida empezaste a escribir?
Creo que fue algo innato. A los siete años vi por primera vez la película "Cinema Paradiso" y me dije a mi mismo que si alguien había sido capaz de escribir algo tan perfecto, yo tenía que hacerlo. Escribir es un proceso, una forma de vida. En mi caso, comencé a escribir gracias a un amigo, y nunca más frené. Fue por una apuesta, ja.
¿Qué habían apostado?
Un querido amigo mío me apostó que si me presentaba en tres facultades de cine aplicando para una beca, para estudiar guión, seguramente en una me la darían. Finalmente acepté la apuesta y fuimos a tres facultades. En dos de ellas me dieron beca completa, y en la tercera media beca. No se equivocaba. El sale en la dedicatoria del libro por que para mi fue un gesto de grandeza.
¿Después estudiaste en una de esas facultades?
Si, estudie en el Cyevic y en la escuela municipal de cine contemporáneo. Pero me encontré frente a materias y cosas que no me llenaban. Así que largué todo y me fuí a estudiar guión de cine con Paula Arella y literatura en una biblioteca de Acasusso.
¿Estudiabas dirección de cine?
Si, estudiaba dirección de cine por que en ese momento uno no podía especializarse hasta ser licenciado. Pero yo quería contar historias, no me interesaba pelar cables, hacer castings o buscar locaciones.
¿Cómo fue la experiencia de estudiar guión con Paula Arella?
Fue muy satisfactoria. Aplicábamos todo a la práctica y dejábamos de lado la teoría. Creo que en todos los aspectos de la vida, siempre es mejor equivocarse en la acción que morir en la teoría. Así que comenzamos a escribir una serie televisiva, que si bien nunca mostré, me la guardo como un recuerdo de una etapa buena para mi.
¿Podés contar algo de esa serie que escribiste?
Si. Era una serie al mejor estilo ocupas. Droga, fútbol, distintas clases sociales. Un poco de realidad nacional volcada a una novela que encerraba la historia de un chico que crece sin chances, y lo difícil que es seguir el camino recto de la vida cuando se te presentan ocasiones simples de tomar atajos.
¿Tenés intenciones de presentar ese guión en los canales?
La verdad que no. He vendido mi serie televisiva llamada "El cuidador del Zoo" a la productora TJM. Ellos están manejándola. Al mismo tiempo estoy escribiendo una nueva con Silvina Einsentein, guionista de duro de domar.
¿De qué trata la serie “El cuidador del Zoo”?
Uf, ¿Como explicarlo? “El cuidador del zoo” es un adulto sociópata que tiene demasiados problemas para insertarse en la sociedad. Es una persona que ha conectado más con los animales que con el mundo actual. Al mismo tiempo en sus dificultades de integrarse a la sociedad termina protagonizando escenas ridículas por las cuales termina en un grupo de ayuda. Allí comienza a vivir una historia con toda esta gente, que tiene problemas psicológicos, que ven el mundo de distinta forma, y también se enamora. Lo cual termina mostrando el esfuerzo de una persona "anormal" por decirlo de alguna forma, intentando ser "normal". Creo que los problemas psicológicos son un tabú, y que se debería hablar mucho más de ellos. El rivotril, el ansiolítico, y todo lo respectivo a la mente, son el reflejo de que en algo estamos fallando todos.
¿Cómo surgió la idea?
Surgió a raíz del personaje del Bobero. Siempre quise hablar de las personas que no la tienen fácil. Creo mucho en la psicología, y la gente a veces tiende a asustarse y creer que están solos en el mundo, que solo a ellos les pasan ciertas cosas, y cuando conocen personas en su misma situación respiran una fuerte bocanada de aire. Y pensé, ¿Por que no juntarlos a todos? ¿Por que no mostrarlo? Me gusta escribir acerca de las cosas que me van sucediendo, o que me quitan el sueño. Lejos del personaje del bobero, existo yo, una persona. Y si me decido a escribir algo, me comprometo al cien por ciento. Por eso siempre abordo temas en los que estoy interiorizado, pero intento hacerlo en tercera persona, no quiero que me coma el personaje, ja.
¿Cuánto de auto referencial hay en tus historias?
Siempre existe algo. Muchas veces lo desfiguro para llevarlo a lo que quiero mostrar. Esa es la tarea del escritor, contar la historia sacándole el mejor provecho.
¿Cómo se dio lo de empezar a escribir un guión junto a Silvina Einsentein?
Fue por pura casualidad. Se dio que nos encontramos, y nos dimos cuenta que pensábamos y compartíamos cosas y pensamientos. Cuando hay química es simple trabajar. Con ella estamos haciendo un trabajo serio, que de hecho ya ha sido mostrado. Tenemos mucha fe en ese proyecto.
¿Podrías adelantar algo del proyecto?
Si, es la historia de un hombre extremadamente soberbio que posee una empresa muy bien posicionada y pierde todo. De ahí en adelante, comienza a descubrir miles de sentimientos tapados, familia, etc. Y al ser extremadamente capaz, es desopilante para el la idea de abrir un diario y salir a buscar trabajo. En síntesis, es la historia de un hombre que lo tuvo todo, y lo perdió. Pero lo que más le asusta, es lo que encontró al perderlo todo; su familia, sus sentimientos, amigos, hijos. Y como superar esa barrera de ser un magnate, y enfrentarse a entrevistas laborales por sueldos mínimos. Una comedia, ácida, y con demasiado humor negro.
¿En qué proceso de escritura se encuentra la historia?
Si. Tuvimos el placer de mostrárselo a gente importante del medio y gusto. En este momento estamos en el séptimo capitulo, y la idea es que sea un unitario.
Hablemos de “El bobero”, ¿en qué momento decidiste volcar tus ideas en un blog?
Mmm, nació por casualidad. Encontré un texto de Hernán Casciari que parecía escrito por mi mente. Le mande un e-mail y terminamos escribiéndonos seguidos. El me sugirió que comenzara a escribir. Y como la ultima vez que lo habían hecho no se equivocaron, decidí obedecer, ja.
¿Qué fue de lo primero que escribiste?
Acerca de mis compañeros de cine. Los odiaba en silencio. Y lo primero que escribí fue una historia de ellos. Cuando la termine y la publique, se la mande a todos al e-mail. Solo de jodido, ja.
¿Por qué los odiabas?
Por que todos eran demasiado pretenciosos. El primer día de clases, todos tenían pensadas no menos de veinte películas, y resulta que al final ninguno hizo tres carajos. Por otro lado, todos juegan a ser under y artistas. La diferencia entre un artista y un cirujano, es que al cirujano le dan el diploma y en ese preciso instante ya se le dice "doctor". El artista es artista solo una vez que hace algo.
¿Recibiste alguna respuesta de ellos por lo que habías escrito?
Si, demasiadas. Pero sospecho que al final les termine haciendo un bien, ja. Otra de las cosas era la eterna pelea con el capitalismo. Yo laburaba, y tenia que ponerme un traje, y eso era muy mal visto el traje. "Ahí viene el capitalista". Si, acá vengo con todo, y agarro tu historia de mierda del tren del pueblo pobre y me limpio el culo, jaja. Ellos tenían una concepción de la vida, de la raza humana, y de todo distinta a la mía. Yo quería escribir, no necesitaba un uniforme de artista para eso, ellos si.
Volviendo a tu blog, ¿a qué le atribuís tanta cantidad de visitas y de gente que comenta en tus notas?
Creo que la porción de la torta literaria esta repartida de una forma injusta. Así como también la tele, las películas, y todo lo que signifique una expresión. La gente no es idiota, podes cagarla una vez y venderle mierda, pero tarde o temprano buscan algo mejor. No sé si yo soy mejor, solo sé que soy una de las pocas personas que escribe sin ser diplomático. Cuando empezás a escribir pensando en si gustará o no, perdiste el rumbo. Uno tiene que ser honesto consigo mismo en cualquier trabajo que elija.
¿Alguna anécdota que te haya pasado con el blog?
Uf, demasiadas. Pero entre las mejores fueron sin duda alguna una carta de una iglesia, otra de una asociación sin fines de lucro de lucha contra la obesidad, y un mago obsesionado conmigo entre otras.
¿Qué pasó con el mago?
Nada, un loco, dentro de un mar de locos. El tipo decía que yo había escrito algo pensando en el. Lógico, ni siquiera nos conocíamos, pero insistía en que tenia que reunirse conmigo. Creo que la gente esta muy sola, es como te decía acerca de la serie televisiva, cuando encuentran a alguien que les confirma lo que ellos piensan, necesitan prenderse de esa idea a cualquier precio. Es feo sentirse solo.
¿Cómo reaccionaste ante tanta insistencia?
No reaccioné, ese fue el problema. Últimamente he recibido llamados y mails locos. Intento mantenerme alejado de la locura, yo ya vuelo bajito.
¿Por qué pensás que hay tanta gente sola?
Si pudiese saber la razón de la soledad, estaría en otro lugar. Pero en mi humilde opinión, considero que estamos en una época social en la que el ser humano necesita sentirse querido, y busca constantemente el amor propio por fuera. En mi caso, disfruto mucho la soledad, soy muy amigo de mi mismo.
¿Cómo se dio lo de editar un libro con las notas de “El bobero”?
En primer lugar se me acercaron algunas editoriales. Finalmente me incline por una grande, pero que en la corrección de estilo prácticamente borraba todos mis pensamientos. Así que opte por renunciar dinero y poder hacerlo como yo quería. Ahí apareció Editorial Mesa y me dio la libertad de poner lo que se me cante.
El prólogo lo escribió Hernán Casciari, ¿qué opinó del libro?
Si, fue un orgullo muy grande para mi tener un prólogo de un escritor completamente consagrado. Leyó el libro y le gusto. Al fin y al cabo, él es una especie de padrino para mi en esto. Por otro lado elegí a mi hermana Carolina para que escriba unas palabras en la contratapa. Ella también me conoce bien y fue un placer pasar a la inmortalidad de la mano de una hermana.
¿Qué podés decir de tu hermana, Carolina Aguirre, creadora de "Ciega a citas"?
Uf. ¿De mi hermana? Podría decir miles de cosas. Pero me quedo con la persona y no con su talento. Así como tambien le dedique el libro, encontré en ella una persona capaz, que vale la pena, y que me dice que no todo esta perdido. Es un ejemplo de persona, no solo por sus logros. Mi hermana es la típica persona que te ayuda por lo bajo, sin reclamar nada, sin esperar nada a cambio. Para mi es alguien muy importante, y voy a estar eternamente agradecido en todo sentido con ella.
Por último, ¿hay posibilidades de ver una obra con las historias de “El bobero”?
En eso estamos. Hay una oferta firme para teatro, pero eso lo esta evaluando quien tiene los derechos del mismo. Pero de momento intento pensar con frialdad todo lo que hago y dar pocos pasos pero firmes, no quiero caerme de un escalón demasiado alto.
martes, 20 de octubre de 2009
Cristian Palacios: "La radio tiene que ser un espacio creativo continuamente"
Es uno de los conductores de radio más destacados, tras más de diez años en el aire, Cristian Palacios está desempeñando su trabajo en la FM en simultáneo con su otra pasión que es la música. Actualmente acaba de lanzar su segundo disco como solista al que denominó “Nunca es tarde” y co-conduce en radio junto a Alejandra Salas en las tardes de “La 100”.
¿Comenzaste a cantar tangos desde muy chico?
Desde los 7 años hice como un debut, por decirlo de alguna manera, cantando tangos. Mi viejo coleccionaba vitrolas y discos de pasta y era fanático de Carlos Gardel. Entonces canté a esa edad en el Jockey Club de Córdoba. Me llamó una prima y desde ahí que empiezo a escuchar mucho tango así que era como un fantasma porque en el colegio cantaba en los actos tango cuando a esa edad lo común era cantar algo infantil. Después apareció Feliz domingo en los `80, también quedé en ese programa pero elegimos irnos de vacaciones. A los 8 años llegué a Buenos Aires y a los 13 años gané un concurso para aficionados con Leonel Godoy en “La Noche con amigos”. Empezamos a viajar mucho con mi papá porque formamos parte de la Embajada Argentina Leonel pero eran muy pocos los dividendos que generaba eso y yo estudiaba en el secundario. Era dificultoso porque me acostaba muy tarde por cantar en la trasnoche en Buenos Aires. Fue una etapa muy linda la de chico, todavía sigo escuchando mucho tango.
Después llegaste a cantar en el mítico Café Tortoni.
Si, ahí fui a cantar por un mes. Estaba Virginia Luque, Loborde, Oscar Ferrari, que son referentes. Invité a mi colegio para que fuera a verme, la verdad que muy linda experiencia. Yo siempre lo tomaba como un juego, no como un laburo. Era muy gracioso en el curso, mis compañeros me felicitaban porque cantaba tangos. En esa época compuse una de mis primeras canciones que se llama “El príncipe pobre” pero era como un deseo de los chicos de la calle. Con el tiempo fui mejorando, me falta mucho todavía para tener una relevancia en la poesía pero leo mucha poesía. Me gusta seguir aprendiendo, seguir estudiando, que es la manera de seguir creciendo artísticamente. La primera canción que escribí fue a los 13 años.
¿En qué momento decidiste estudiar locución?
A los 17 años terminaba el secundario e iba a estudiar una carrera segura como medicina, que era lo que a mí me gustaba. O sino profesorado de educación física. Siempre era medio payaso, seguía cantando y justo se me abre la posibilidad de comprar el espacio en FM Moreno, soy del oeste y ahí conduje mi primer programa que se llamaba “Comics Musics” y ahí mi viejo me hacía los guiones y tenía dos amigos más con los que hacíamos el programa. Después ya fui animando un boliche y empecé el CBC para Medicina, no entré en Medicina y me puse a estudiar hemoterapia. Luego me di cuenta que me gustaba la radio, me gustaba comunicar. Empecé a conducir boliches, cantobares y de un tiempo a ésta parte no he parado de trabajar en ésta profesión, que es la locución y la canción. Entendí que naturalmente me salen las cosas. Para el canto me preparé vocalmente con muy buenos profesores, sigo haciéndolo, sigo entrenando.
¿También estudiaste actuación?
Si, tuve una preparación muy linda con profesores de la vida, como por ejemplo, el que me marcó mucho en vida fue Norman Briski. Con Norman estuve como dos años y medio, antes había estudiado en la escuela de Agustín Arezzo pero hice un año, desde el año 96. Antes, a los 17 años integraba el elenco para hacer dos obras en el teatro Marechal de Moreno, donde ahí conocí la que fue mi primera novia. Hice dos obras de Moliere. Eran los primeros intentos sin conocer y como la radio tenía algo de teatro porque yo hacía personajes me empezó a picar el bichito de estudiar locución así que me recibo en el 96. Después de estar con Alezzo, luego me fui a estudiar con María Vaner, hacíamos teatro leído, una muy buena actriz. Después estuve con Norman Briski y luego con el “Indio” Romero que es el que entrena a todos los actores de Pol-ka.
¿Cómo llegás a Radio Top?
Me estaba por recibir, hice un casting y entré a la Top. Yo me presenté para informativista de Radio Mitre. Había hecho casting de todo, salía un aviso en el diario y me presentaba. En ese casting habíamos ido con unos amigos, todos estábamos por recibirnos en el Cosal y un profesor nos dijo que nos presentáramos que estaban buscando también para una FM. Hice el casting y quedé.
¿El programa que más te marco fue “Circo Top”?
Si, en ese momento siento que tenía ese espíritu adolescente y con el hambre del gusto por el amor a la profesión y la adrenalina que el medio va contaminando. La adrenalina es algo maravilloso que te genera un compromiso y mucha creación. Me empezó a gusta lo que hacía, vi que empecé a adquirir cierto nombre propio y a la radio le sirvió. Tenía hasta club de fans, era una etapa muy prolífica y de mucha felicidad porque podíamos hacer cosas para la gente. Yo siento que la radio debe ser un servicio, no solo de divertimento sino que también tiene una función de mirada conceptual. Permitir ponernos en duda y reírnos de nosotros mismos sin faltarnos el respeto. La radio tiene que ser un espacio creativo continuamente. Ese programa era como un gran club, yo lo veía así y lo comunicaba así. Entonces cuando vos adquirís empatía con el oyente y lo haces partícipe del programa, se suman otros. Distinto es hablarle fríamente y ponerle una canción. No es lo mismo que invitarlo a que se siente, que reflexione, que pueda disfrutar de la música. Por lo general, una manera que yo encontré para hablar de la realidad es la ironía, que es una de las bases del humor. Entonces con el humor podía decir muchas cosas, armaba distintos escenarios. Eso es lo que me gusta de la radio, armar distinto escenarios, trabajar para el oyente. Porque si vas a cumplir un horario es ser un mediocre. Lamentablemente muchas fórmulas radiales tienden a subestimar la capacidad del oyente. Creo que ahora me pasa pero en ese momento los escenarios me permitían reflexionar sobre la vida, sobre el amor, sobre mis propias historias de frustraciones. Contaba mi vida, lo que me costaba vivir en Buenos Aires, lo que me costaba encontrar una calle, engancharme una mina, las peleas que tenía con mi novia. También hacía las bromas telefónicas, tenía un cómplice y cargábamos a alguna persona conocida del cómplice. Lo que siempre digo de los conductores, cuando vos te querés hacer el que tenés onda y el canchero, la patinas y se te ven los hilos. La manera en la que tienen que hacerse las cosas es ser natural con las virtudes y con los defectos porque eso la gente lo lee, sobre todo en el aire. Las radios FM tienden a perder la conexión con el oyente, está bueno hablar. Creo que la AM tiene más palabra.
Luego pasás a “La 100”.
Estuvo muy linda esa experiencia, era un programa diferente. Estaba con Maitena Aboitiz, una muy buena profesional, que no estaba recibida y que pude amoldarla. Le transmití lo que quería del programa, lo entendió a la perfección y después ella puso su profesionalismo, aprendimos juntos a trabajar en una dupla de personas totalmente distintas y funcionamos muy bien. Hablábamos claro, sin ser ordinarios. Fue la medición más alta que tuvo la radio en su historia. Estábamos a medio punto del programa de Mario Pergolini. La mayoría de las noticias las escribía a la mañana e inventaba noticias, como por ejemplo cuando dije que en Capital Federal planificaban techar una parte de la 9 de Julio, la gente opinaba y se armaba un debate interesante. La gente es cholula, a la gente le gusta mucho opinar, le gusta participar.
¿Está acostumbrada a consumir siempre lo mismo?
Si, en televisión siempre lo mismo. Bailando, patinando, cantando por un sueño. Hay una pobreza intelectual muy grande, hay poca creatividad. Hoy no hay ideas. Instalar una idea también es difícil. Yo quiero generar un espacio propio con distintos menúes. En éstas radios se genera un mismo menú. Quiero tener un programa con amigos. Mi proyecto es de acá a fin de año armar la estructura necesaria para arrancar en febrero.
Yo creo en la amistad. Me gusta armar grupos humanos. Acá ahora estoy con Alejandra Salas que somos muy amigos. Me gustan los equipos unidos. Con mi banda pasa eso, somos todos amigos.
Pasando a la música, ¿cómo surge la salida de tu primer disco solista?
El primero fue porque estaba cantando un tango en América, vinieron y me propusieron hacer un disco, yo tenía un éxito en la radio. Grabé en el `99, me dijeron como me tenía que vestir, me dieron las canciones, hicimos una selección de canciones. No fui muy participé de las canciones, me dijeron las que tenía que cantar, me gustaron. El primer corte fue “Amor multiplicado por dos”, es una canción española. Estuvo buenísimo como experiencia. Después me dediqué mucho a la radio en estos años, hasta ahora que saqué mi segundo disco.
¿Qué podés contar de tu nuevo disco “Nunca es tarde”?
Se llama “Nunca es tarde” porque vivimos en tiempos muy urgentes, donde hay una sociedad muy líquida. Trato de instalar algunas canciones de amor, otras no. Y creo que hay un camino que no he podido transitar, por dedicarme enteramente a la radio. Quiero componer, quiero tener la tranquilidad económica, tener bien a mi gente y éste es un país de mucha incertidumbre. Quiero imprimir esa esperanza que yo la tengo, que forma parte de mi vida, que nunca es tarde para enamorarse, como digo en la canción. Me permito disfrutar y hacer disfrutar a los que están conmigo.
martes, 13 de octubre de 2009
Concepción "China" Zorrilla: "Me enamoré de Buenos Aires"
A lo largo de su carrera ha participado en numerosas obras de teatro, películas y programas de televisión, y en todos los ámbitos, Concepción “China” Zorrilla se ha destacado ampliamente. Nacida en Uruguay, hace más de treinta años que vive en la Argentina, país del que dice que se enamoró y nunca más pudo abandonar. Desde sus inicios en el teatro independiente en su querido Uruguay hasta el presente junto a Carlos Perciavalle con la obra “El diario privado de Adán y Eva” ha tenido trabajos muy recordados.
¿Cuándo comenzó su vínculo con la actuación?
Mi comienzo se da desde que tengo uso de razón. Yo desde chica me aprendía de memoria los versos más cortos. Recuerdo que a mí me asombraba que mi abuelo, que era el poeta Juan Zorrilla de San Martín, decía mientras yo recitaba que le iba a dar el gusto que no le habían dado ninguno de sus catorce hijos. Mi abuelo siempre me decía “vos vas a ser actriz” y para la época era como si me dijera que iba a ser prostituta. Mi padre le decía que no me dijera eso. Cualquier cosa que se festejaba en mi casa y mi mamá ponía un cartel que decía “Show de China: Esta noche”. Hacíamos sketchs familiares. Yo tengo 87 años, es decir, lo que te digo pasaba hace 80 años.
¿Cómo fue la experiencia de vivir en París?
Mi padre era escultor y por su trabajo fuimos a vivir a París. Yo tengo una foto en la que estoy en la cuna y en el fondo se ve “El Arco del Triunfo”. Mi mamá sacó la foto sin darse cuenta. Le debo a París, entre otras cosas, el idioma. Fue el primer idioma que hablé.
También vivió en Londres.
Si, fui en barco, en avión no, todavía tengo miedo de volar. Iba a ir con una parienta lejana pero al final ella no quiso ir. Yo tenía 24 años y mi mamá no podía creer que fuera sola. Llegué a Londres por una beca para estudiar inglés. Recuerdo que una vez nos echaron de un cine, a mí y a cuatro estudiantes. Estábamos en un cine y de repente pasan una imagen de Hitler y nos pusimos a silbar. Nos sacaron del cine por eso y la persona que nos sacó nos preguntó qué nos había hecho Hitler a nosotros y le respondimos, a ustedes les hizo. Imagínate. En Inglaterra tienen un fair play que me ayudó a amarlos hasta hoy. En esa época ahorraban hasta la luz, había mucha pobreza posguerra, apagaban las luces en la calle pero nunca tuve miedo. Me sentía protegida.
¿Luego regresó a Uruguay?
Si, volví a Montevideo en dónde hacía teatro independiente, no ganábamos un mango. Teníamos otros trabajos con los que pagábamos los decorados y los vestuarios. Mientras estaba en Europa, habían armado en Uruguay una compañía de treinta actores. Entonces cuando volví, me llamaron. A partir de ahí tuve una rutina de hacer teatro de martes a domingo.
Hizo muchas obras importantes.
Si, hice muchas cosas de García Lorca, también de Shakespeare, mucho repertorio clásico.
En su país también se desempeñó como periodista, ¿qué recuerdos tiene de eso?
Yo estaba viviendo en España y mandaba cartas. Todo empezó cuando un día mi mamá, que era papelonera como toda madre, en una reunión dijo que mi última carta había sido muy graciosa. En esa reunión estaba el director del diario “El país” de Uruguay y mi mamá le leyó la carta. El director me llamó y me dijo que si le mandaba una carta así por semana, me iba a pagar y la iba a publicar. Así me transformé en corresponsal del diario. Y así fue, “Concepción Zorrilla escribe para el país”. Después, cuando regresé a Uruguay hice periodismo y fui la conductora de un programa de televisión. En un programa estaba junto a mi papá, se llamaba “De padre a hija”. Mi papá era estupendo, mis amigas iban a casa para que papá les contara alguna historia.
¿Cómo se dio su llegada a Buenos Aires?
En el `71 me vine a la Argentina a filmar la película “Un guapo del 900” dirigida por Lautaro Murúa y me enamoré de Buenos Aires. Los argentinos están acostumbrados a Buenos Aires pero la gente que viene de París o de Londres queda deslumbrada con la ciudad, es divina. Me gustó salir de Montevideo, donde todos nos conocíamos, y ver si podía estar en un lugar más masivo. Cuando llegué a la Argentina empezaron las propuestas de la televisión, películas y me fuí quedando.
¿Cómo conoció a Carlos Perciavalle?
Nos conocimos en Estados Unidos, yo ya estaba instalada allá. En Brodway hicimos la obra “Canciones para mirar”, con canciones de María Elena Walsh. En ese momento había salido una nota en la revista Life porque había sido un gran éxito. Fueron a ver el espectáculo y nos sacaron fotos, cuatro páginas de la revista con las fotos más divinas de Carlitos y yo. La obra la hicimos primero en Nueva York y después la trajimos a Buenos Aires. En el teatro había un cartel que decía The Beatles a las 18 hs y luego Zorrilla-Perciavalle, ¡yo quería ese cartel! Hasta el día de hoy, cuando llega mi cumpleaños me regalan muchos discos de Los Beatles.
Cuénteme de su primer trabajo teatral en Buenos Aires.
Fue en la obra “Las mariposas son libres” junto a Susana Giménez y Rodolfo Bebán. Ana María Campoy se iba y yo la reemplacé. Desde ese momento quedé muy amiga de Susana Giménez que es una mujer muy simpática. Le escribí para muchas comedias que hizo. Tenemos una amistad divina.
¿Qué puede decir de la película “Esperando la carroza”?
“Esperando la carroza” es una genialidad y se le debe a Jacobo (Langsner) un homenaje porque la película se convirtió en un clásico sin decir ni una sola mala palabra, sin ningún chiste con doble sentido. Jacobo es uno de los autores más indiscutidos. Voy por la calle y la gente me cita frases de la obra. Era una producción humilde y fijate después el elenco que se formó.
¿Por qué no estuvo en la segunda parte de la película?
Porque no me gustó. No tenía nada que ver el libro con la primera parte y yo le tengo mucho miedo cuando viene la segunda parte de un éxito. En el mundo del espectáculo, muchas veces, los éxitos no tienen explicación.
Otra película importante fue “Elsa & Fred”.
Esa película es muy linda y lo lindo era lo arriesgado que era porque contaba la historia de amor de dos viejos de ochenta años. Era muy tierna, tenía mucho humor. Ese viejo vive, a veces me llama por teléfono o lo llamo yo a él. Debe tener más de noventa años, vive en Madrid. Fue un gran éxito en España.
Usted es una persona que siempre tiene muchas anécdotas, ¿podría contar alguna?
Yo un día iba en un taxi, me llevaba un tachero joven, buen mozo pero que estaba de malhumor, entonces le pedí que me contara lo que le estaba pasando. Me contó que había pedido un dinero prestado y que no podía devolverlo porque se lo había gastado. Le respondí que yo se la prestaba, justo tenía ese dinero en la cartera, me respondió que no tenía porque prestarle la plata. Entonces le contesté que era grande y que yo con mi plata podía hacer lo que quisiera. Le terminé dando la plata y pensé que ese dinero lo tenía que dar por perdido. Ni siquiera me había preguntado si yo era China Zorrilla, calculo que habrá ido a ver alguna de mis películas. Pasa mucho tiempo y recibo una carta que decía “Estimada China, querría invitarla a almorzar” y yo me preguntaba quién podía ser ese admirador y aparece el tachero. Me toca el timbre y me lleva a almorzar a su casa, un conventillo divino, muy prolijo, un corredor largo y al fondo un comedor muy lindo. Comimos una carne muy rica y un postre de dulce de leche. Me despide diciéndome muchas gracias China y me devolvió la plata. Increíble. Este cuento es importante porque en principio la gente es desconfiada. Cuando alguien pide porque tiene un chico enfermo en el hospital, la gente desconfía, ¿y si es verdad?
¿Qué está haciendo actualmente?
Estamos haciendo por enésima vez la obra “El diario privado de Adán y Eva” con Carlitos Perciavalle. Vamos a continuar con la obra haciendo gira por el interior y la idea es ir a la costa en el verano.
¿Qué opina de la televisión actual?
No me gusta mucho, no es que sea malo lo que hacen pero pongo la televisión y no sé si me da vergüenza o me da lástima. Creo que se hacen pocas cosas buenas. Yo soy televisiva. A veces hay cosas realmente buenas como por ejemplo el programa “Tratame bien” en el que está Julio Chávez. Es buenísimo ese programa. Está tarde, una vez por semana y sin embargo la gente lo sigue. Soy público incondicional de la televisión.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Gabriel Schultz: "Trabajar con amigos es algo que valoro más que la plata que gano"
Es el creador de las Máximas de un Hombre Cualquiera, forma parte del staff de Basta de todo y La venganza será terrible y es uno de los conductores de TVR pero más allá de su actualidad, Gabriel Schultz está en los medios hace 20 años. Desde sus comienzos con Carlos Abrevaya en radio, pasando por trabajos junto a Badía, Araujo, Niembro hasta llegar al presente junto a Matías Martin y Alejandro Dolina en radio, y Sebastián Wainraich en televisión se ha desempeñado tanto en tareas de producción como conducción.
Fuiste DJ, estudiaste ingeniería en sistemas y fuiste profesor en la ORT, ¿en qué momento decidiste dedicarte al periodismo?
Me empecé a aburrir estudiando otra cosa y me di cuenta que me gustaba el periodismo. Llegó el momento que me planteé, no tan concientemente, sino que fue decantando y me di cuenta que quería dedicarme al periodismo, en una época que estudiar eso no era tan común como ahora. La decisión la tomé en el año 86, arranqué al año siguiente y me recibí en el 89. No había tantas escuelas de periodismo, no era negocio enseñarlo ni era negocio estudiarlo porque si hoy es difícil vivir de ésto, hace veinte años parecía más improbable aún. Hoy es difícil porque hay poco trabajo, en esa época porque era un trabajo mal pago.
¿Arrancaste con Carlos Abrevaya?
Si, arranqué con Abrevaya en Radio Municipal, cuando todavía estaba estudiando periodismo y después él se fue de la radio y yo seguí en la radio un par años. Luego, fui a Radio La Red y ahí empecé con Juan Alberto Badía, con Fernando Bravo, con Adrián Noriega, luego Marcelo Araujo y después con Fernando Niembro.
Con Marcelo Araujo hacías un personaje que tuvo mucha repercusión llamado “René”, ¿qué recuerdos tenés?
Fue lo primero que hice al aire con continuidad, a pesar que yo no aparecía en los créditos o por lo menos no quería aparecer, no quería que supieran que era yo. Más que nada porque lo hacía como un hobbie. No era mi profesión ser un humorista sino que a mí siempre me gustaba la producción, buscar notas, esas cosas. Pero como me salía con tanta facilidad y Araujo le gustaba lo hacía pero en un momento llegó a tener más trascendencia cualquier cosa que hiciera con René que todo mi trabajo periodístico. Entonces fue ganándole ese personaje a todos los demás trabajos dentro de la radio. Me dio muchas satisfacciones.
¿Llegaste a hablar con muchos familiares de los protagonistas?
Si, es decir, tenía mucha producción el programa y encima tenía la ventaja que en esa época no había tantos celulares. Tenía los números de teléfono de las casas y era más fácil hablar con las mujeres o las familias de los protagonistas. Hoy el número de la casa no te lo dan porque aparte no están. En la actualidad me sería más difícil hacer una sección como esa. Yo no quería hablar con los protagonistas, quería hablar con las mujeres, las hijas, las madres, que además me parece interesante. A veces tuvimos algunas declaraciones increíbles como las de la mamá de Nelson “Pepino” Cuevas cuando entró a insultar a los dirigentes de River. También, cuando llamé a Blatter y me habló de los gatos de Buenos Aires, de cómo se divertía cuando venía a nuestro país. Hay algo que éticamente es discutible que es que ellos nunca supieran que estaban al aire. Reconozco que estaba mal pero se buscaba no incomodar, sino que la idea era divertir. Nunca buscaba una declaración que le trajera problemas al protagonista, no era la idea de la sección.
¿Cómo conociste a Matías Martin?
Llego a Matías porque él arranca en la Rock & Pop un programa, el productor que tenía se tiene que ir y llama a una persona que había sido profesor de Matías en TEA para que sea el productor. Esta persona había estudiado conmigo y como no podía me recomendó y el flaco me conectó con Matías. Yo renuncié mi trabajo en la escuela, estaba en el laboratorio de computación y me vengo por la mitad del sueldo y perdí la relación de dependencia que tenía. Es decir, me perdí diez años de antigüedad en blanco, renuncié en la ORT, podría haberme llevado mucho dinero pero prioricé la vocación. Sentí que era el momento, que tenía que seguir mi vocación. Sino posiblemente seguiría siendo profesor de computación y me sentiría muy mal.
¿Qué podés decir del programa de radio “Basta de todo”?
Es un programa de amigos. En general, en los programas que trabajé se creó éste clima, un estilo de trabajo. No venimos a sufrir a la radio sino que venimos a divertirnos y creo que se le transmite a la gente. El verdadero éxito radial se basa en que uno la pase bien.
¿Cómo surgió lo de las “Máximas de un Hombre Cualquiera”?
Eso surge porque yo siempre tenía ese tipo de observaciones tajantes sobre cosas y Juan Pablo Varsky, que en ese momento estaba en “Basta de todo” con nosotros me obligó a hacerlo al aire. Fue así. Me dijo que pensará una para decir y yo estaba en la producción y me hizo pasar, me insistió. Lo hice al aire, la gente se puso a debatir, se convirtió en una obligación y tuvo mucha repercusión positiva.
¿Te piden por la calle que digas alguna máxima?
Si, odio eso. No es que ando por la vida tirando máximas y cada vez me cuesta más. No es tan fácil. Trato que tenga cierta posible intención de realidad la máxima, aunque a veces parezca que no. Es buscar algo que sea posible que ocurra, por más que tal vez no lo sea.
¿Cómo se dio tu llegada al programa “La venganza será terrible” de Alejandro Dolina?
Es algo que a ésta altura de mi vida ya ni me lo planteaba. Se fue dando, Coco Sily se fue a la televisión con Alejandro Fantino y quedó el lugar vacante. Me probaron y quedé. Es maravilloso, es aprender algo nuevo. Es como si estuviera haciendo un master y está bárbaro. Se van dando cosas que nunca hubiera soñado que me iban a pasar y se dan con una naturalidad que me sorprende.
Con Matías también trabajaste en televisión en el programa “Arde Troya”, ¿eras un notero agresivo para preguntar no?
Si, fue lo primero que hice en televisión. Al principio lo hice con cierta inseguridad de mí mismo y después ví que tenía repercusión positiva en la gente. Pero había un momento que sentía que estaba haciendo algo raro porque era un total desconocido para las personas que entrevistaba y los bardeaba. Se ve que les habré caído bien porque nunca tuve un problema.
¿Ningún famoso se enojó?
El hermano de Susana, Patricio Giménez, una vez se enojó porque le pregunté “¿de qué vivís?, me respondió “yo canto” y le dije “dale, no me jodas, ¿de qué vivís?” y ahí me dijo que si la nota iba a ser así parábamos ahí. Paró la nota y no quiso seguir pero ahora si me lo cruzo, todo bien. Yo hacía ese tipo de preguntas.
¿Te sentiste cómodo trabajando en “Indomables”?
Si, no pude instalarme como panelista porque iba dos veces por semana, me turnaba con Gustavo Noriega. Entonces era raro, en radio puede ser más común lo de no ir todos los días. Igualmente me divertía y Roberto Pettinato fue muy generoso conmigo en el sentido de repartir el juego y darme un pie para que hiciera un chiste. Laburé con él tres meses nada más y puedo decir que conmigo se portó muy bien.
Actualmente en televisión sos uno de los conductores de Televisión Registrada, ¿el programa va a continuar?
El programa creo que va a seguir, no va a seguir en Canal 13, ésto ya es un hecho y no sé en dónde va a seguir. Es algo que escapa a mi decisión, ni que siga, ni que termine. Me entero muchas cosas de TVR leyéndolas en páginas de Internet o en diarios, no porque me las comunique alguien. Generalmente somos los últimos en enterarnos, tanto Sebastián Wainraich como yo, de las cosas que van a ocurrir. Nunca se nos pregunta por los informes o por los invitados. Hay un guión en el programa pero ni lo miramos, es un apoyo por si no se nos ocurre nada. Hay un gran guionista que es Pablo Mir, muy creativo y escribe muy buenos chistes que a veces ayudan muchísimo cuando no tenemos nada para decir pero también tenemos la posibilidad de improvisar.
¿Qué significan para vos Matías Martin y Sebastián Wainraich?
Tengo un vínculo enorme. Son dos personas que aprecio mucho, que considero amigos y que la verdad que laburar con amigo no sé si se puede repetir en alguna etapa de la vida. Ojalá toda la vida pudiera elegir trabajar con gente como ellos y si es por mí, ya te firmo que si. Es gente con la cual no tenemos discusiones, no hay peleas y no hay competencia. Son cosas muy valiosas, sobre todo en el medio, donde hay una competencia feroz y la amistad es una palabra que se usa mucho pero que no existe. Trabajar con amigos es algo que valoro más que la plata que gano.
¿Qué proyectos tenés para el futuro?
Seguir con lo que tengo. Si pudiera subsistir con éstos trabajos sería muy feliz. No es una cuestión de perdurar sino que lo disfruto, sobre todo el de la radio. El de la televisión tiene sus meses, en estos momentos no están fáciles las cosas. No por una cuestión profesional sino por cuestión de coyuntura. Me gustaría seguir con “Basta de todo” muchos años más y en la televisión me gustaría seguir haciendo un TVR que vuelva a ser humorístico y que vuelva a tener objetividad.
¿No estas conforme con el TVR actual?
En algún punto no porque ha perdido objetividad y sinceramente a mí me gustaría que fuera más equilibrado.
martes, 22 de septiembre de 2009
Fernando "Coco" Sily: "Voy a seguir en el Multiteatro durante el verano"
Su trayectoria incluye trabajos junto a Tato Bores y Antonio Gasalla, fue la voz del primer juez del juego “El imbatible” de Susana Giménez, manager de la Bersuit Vergarabar y numerosos trabajos en teatro, radio y televisión. Fernando “Coco” Sily sigue llenando el Multiteatro con su unipersonal “La cátedra del macho” y durante la medianoche co-conduce el programa “Animales sueltos” junto a Alejandro Fantino.
¿Cómo fueron tus comienzos?
Yo empecé trabajando como payaso, de muy joven, en animaciones de fiestas y en shows. Esos fueron mis inicios, siempre trabajé de esto, no trabajé de otra cosa. Fue apenas terminé la secundaria que empecé a trabajar con un compañero mío que era mi preceptor en el colegio y con él arrancamos.
¿Qué recuerdos tenés de la obra “El señor Galíndez”?
Maravillosos porque fue el primer espectáculo que yo encaré como estudiante pero un gran recuerdo. Hacía un personaje que llama “Beto”, increíble. Todavía estábamos en la época de la dictadura, era una obra muy peligrosa para hacer porque estaba prohibido el autor y la obra, ya que hablaba sobre la vida de los torturadores. Tuve un encuentro con Héctor Alterio, casual. Mientras yo estaba haciendo la obra, él había terminado de filmar la película “El señor Galíndez” en España y me quedó ese recuerdo de haberme encontrado en el Bauen Hotel con ese maravilloso actor.
¿Tu padre no quería que actuaras no?
No quería que actuara pero tenía que ver con el tema de la dictadura y estaba preocupado por lo que me podría pasar pero después mi viejo se transformó en mi primer fan.
Después continuaste haciendo obras.
Sí, después hice muchísimo repertorio de teatro contemporáneo porque estaba en un teatro de San Telmo que era un teatro escuela en el que se montaban muy rápidamente muchas obras y eso me dio la posibilidad de hacer a Dragún, a Pavlovsky y un montón de autores más. De una manera muy acelerada pero con mucho público porque estaba de moda el lugar así que pude hacer mucho repertorio en ese momento.
¿Cómo se da tu llegada a la televisión?
Empecé trabajando en radio, me desarrollé ahí y un día conocimos a Sebastián Borensztein. Yo estaba haciendo con Pedro Saborido y Omar Quiroga unos micros de humor político, escribiéndolo con ellos y Borensztein nos convocó para escribir el programa de su padre, Tato Bores. Hice algunos programas y me desvinculé para tratar de conseguir trabajo como actor y le pedí a Sebastián que me deje trabajar en el programa de Tato haciendo unos bolos. Así arranqué y en seguida ya estaba conectado con algunas personas que había conocido en la experiencia de grabar con Tato y me llamaron para hacer una tira con Carlos Calvo, que se llamaba “Hola papi”. Ahí empecé a trabajar.
Hiciste varios programas de televisión, entre tiras y unitarios, ¿qué preferís?
La verdad que me da lo mismo. Me gusta toda la televisión.
¿Te ofrecieron algo actualmente?
No, hace bastante que no me ofrecen.
Volviendo al teatro, ¿qué podes contar de la obra que hiciste llamada “Aryentains 1” y “Aryentains 2”?
El espectáculo estaba basado en cuentos de Roberto Fontanarrosa. “Aryentains 1” era del libro “Usted no me lo va a creer” y en “Aryentains 2” era del libro “El rey de la milonga”. Con Roberto tenía un vínculo primero de admiración y después con el paso del tiempo de amistad. A través de Daniel Araoz que era el que lo conocía inicialmente, era amigo de él y como yo producía también con Daniel empecé a tener trato con Fontanarrosa hasta el final de sus días. Ya en ese momento estábamos haciendo en televisión los cuentos de él, que nos había dado los derechos para que lo produzcamos nosotros.
Respecto a “La cátedra del macho”, ¿cómo surgió la idea?
Nació en el programa de radio “Tarde negra”, que conduce Elizabeth “La Negra” Vernaci, donde empezamos como un chiste a joder que había muchos putos en el programa de ella, que hacía falta un macho. Fue tan gracioso lo que pasó porque yo fui como invitado a vender Aryentains, la llamé a “la negra” y le dije que tenía que publicitar la obra y la gente empezó a llamar. A partir de ahí empecé a ir una vez por semana y quedó eso del macho. Se fue instalando “La cátedra del macho”. Fue una gran casualidad y fueron apareciendo las cosas que serían de macho y las que no. Empezamos a armarlo, fue creciendo la bola y lo hicimos como dos años en el programa haciendo eso.
Luego aparece el libro.
Sí, ahí me llamó planeta para ver si queríamos editar el libro de “La cátedra del macho” y cuando juntamos el material para armar el libro nos dimos cuenta que había como para hacer un espectáculo. Nosotros escribíamos los guiones con Sergio Salasa, que es el productor. Así fuimos escribiendo el macho y los deportes, el macho y la mujer, el macho y la comida. Con todo eso rápidamente montamos la obra y se armó una gira. Hace dos años que estamos con el espectáculo. En Buenos Aires estuvimos en el teatro Chacarerean y ahora en el Multiteatro.
¿La idea del verano es seguir con “La cátedra del macho”?
Sí, voy a seguir en el Multiteatro durante el verano. Nos vamos a quedar en Buenos Aires y vamos a ir a Mar del Plata los lunes. Queremos ir a un teatro bastante grande en Mar del Plata ya que la idea es acumular la venta de toda la semana en un día. Acá vamos a seguir haciendo la obra de jueves a domingo.
jueves, 17 de septiembre de 2009
Juan Carlos Mesa: "Estoy trabajando en un libro autoreferencial"
Fue guionista de los mejores cómicos del país, como Pepe Biondi, Carlos Balá, Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Tato Bores, entre otros. A su vez, formó parte de éxitos como “Los Campanelli” y mucho tiempo después protagonizó la recordada comedia “Mesa de noticias”. Juan Carlos Mesa siempre estuvo vinculado a los medios desde su Córdoba natal hasta su actualidad en la que forma parte del programa radial “Primera mañana” con la conducción de Ernesto Tenembaum.
¿Cómo fueron sus inicios en la provincia de Córdoba?
Me inicié como redactor en LW1, por entonces filial de la Red Splendid.
¿Qué recuerdos tiene del programa “Bocaditos de mesa”?
“Bocaditos de mesa” era un microprograma radial de emisión diario, duraba cinco minutos y era una miscelánea versificada sobre temas diversos.
¿Y del programa de radio “La troupe de la gran vía?
Fue mi ópera prima como programa de humor. El elenco se integraba con gente de la emisora (locutores, operadores, etc). Mi hermano Edgardo era el protagonista y yo guionaba y dirigía. Fue un gran suceso popular y lo llevamos a los teatros.
¿Cómo surge su llegada a Buenos Aires? ¿El primer trabajo en los medios?
Me contrataron por tres meses para integrarme a un equipo con Carlos Basurto y Jorge Garaycochea. Juntos libretamos una telecomedia para Teleonce llamada “Los sueños del Gordo Porcel”. A partir de allí comenzó mi trabajo en Buenos Aires haciendo programas sucesivos en el 9 y en el 13, que fueron “La Matraca” y “La Tuerca”.
Fue libretista de los mejores cómicos del país, ¿Algunas anécdotas que recuerde?
Muchas. Trabajé en el tiempo de los capocómicos y eso me permitió compartir muchos éxitos con figuras de aquel tiempo. Puedo contar una anécdota del programa “Humor Redondo”, cuando me hice cortar el pelo antes de un programa (en vivo) y Blackie en cámara me preguntó a propósito del nuevo peinado, “gordo, ¿donde tenés la raya?”.
¿Los Campanelli fue el primer gran éxito que realizó en Buenos Aires? ¿De quién fue la idea inicial?
La idea fue de Héctor “Toto” Maselli, que fue quién más hizo para que yo me quedara trabajando en Buenos Aires. Maselli intentó contar en aquella telecomedia cómo era una familia italiana como la suya, claro está, ficcionada desde el humor, y fue un sucesos de varias temporadas que compartimos en los libros con él, Oscar Viale y Jorge Basurto.
¿Tato Bores fue el que lo impulsó para que trabajara frente a cámara?
Así es. Tato me ofreció actuar un personaje en su programa y lo acompañé en dos temporadas.
¿Qué puede decir del programa “Mesa de noticias”?
Todo ese programa fue una suma de anécdotas. Imposible reseñarlas, pero placentero recordar que durante mil capítulos, en cinco años consecutivos, estuvimos en el aire.
En ese programa aparecieron varios latiguillos que quedaron marcados en la gente, ¿Cómo surgen?
Algunos fueron impuestos a través del libro y otros surgieron espontáneamente. Los actores no improvisaban, se ajustaban al texto, pero a veces lo recreaban con su impronta.
Después trabaja en el programa “El gordo y el flaco” nuevamente junto a Gianni Lunadei, ¿Qué recuerda de él?
Con Gianni estuvimos juntos en tres ciclos y eso nos permitió conocernos a través de un trato que excedió lo profesional y nos permitió fundar una cálida amistad.
Le escribió el guión de las últimas películas de Alberto Olmedo, ¿qué recuerdos tiene de él?
En total guioné 8 películas para Porcel y Olmedo. De Alberto recuerdo su enorme capacidad para trascender sus personajes con una capacidad asombrosa.
Olmedo generalmente se salía del libreto e improvisaba, ¿con sus guiones pasaba eso?
En cine se ajustaba al guión. En televisión, en los programas “El Chupete” y “Fresco y Batata”, era igualmente respetuoso de las ideas pero su impronta y sus hallazgos se generaban todo el tiempo.
¿Le gustaría escribirle a algún humorista de la actualidad?
Sí, claro, hay actores que me divierten por su veta cómica y su creatividad, por ejemplo Diego Capussoto, Fabián Posca y tantos otros.
¿Por qué no hay programas humorísticos en la televisión?
Porque se improvisa mucho. El autor, en gran parte, ha desaparecido. Además, por costos, el género ha sido relegado al del entretenimiento. Ahora hay más programas de juegos, preguntas, premios, etc.
¿Por qué el programa Hechizada no tuvo mucho éxito?
Es muy difícil encontrar los motivos por los cuales un ciclo no prospera. El programa “Hechizada” tuvo nada menos que a Florencia Peña, Georgina Barbarossa, Hugo Arana, buenos guiones y mejor dirección. Pero a veces, misteriosamente, las cosas no se dan.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar en los sketchs con Susana Giménez?
Trabajar junto a Susana Giménez es una fiesta, porque ella hace sentir cómodos a todos sus compañeros de elenco.
¿Qué anda haciendo actualmente?
Estoy locutando desde hace tres años las campañas en off del Banco Santander Río, que me auspicia además en mis diálogos de humor con Ernesto Tenembaum en Radio Mitre.
¿Tiene algún proyecto?
Estoy trabajando en un libro auto referencial que espero se edite el año que viene.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Alfredo Graciani: "Boca es todo para mí"
Fue una de las máximas figuras de Boca Juniors en la década del `80 y junto con Jorge Comas formó una dupla letal. Alfredo Graciani ha convertido gran cantidad de goles con la camiseta azul y oro, siendo su especialidad la de convertirle a los equipos grandes. Actualmente se desempeña como colaborador en Deportes de Capital Federal.
¿Tus inicios fueron en Atlanta?
Si, yo comencé desde muy chico, desde los 9 años jugando en Atlanta. Ya estaban mis dos hermanos mayores en Atlanta así que me sumé a las infantiles del club. Era un tema de familia y fui, hice la prueba y quedé. Jugué, hice las inferiores y a los 16 años debuté en primera. Si no me equivoco fue un partido contra Nueva Chicago, fue algo muy importante porque en esa época debutar a esa edad no era muy común. Fue una experiencia muy linda. En Atlanta estuve con Enrique Hrabina que jugó con los tres Graciani.
¿Cómo se dio tu paso a Boca?
Yo a los 19 o 20 años, una vez que nosotros ascendemos con Atlanta a Primera División en el ’84, tengo la suerte de andar bien en la categoría y ahí me ven. Entonces en el año `85 aparece la empresa Puma Internacional, la del cantante Puma Rodríguez y me compra a mí y al “Plumero” Gómez y nos lleva a Boca Juniors, de la mano de Héctor Maselli, que era su representante y muy fanático de Boca.
¿Qué recuerdos tenes de tu debut?
Me acuerdo de todo, de cuando llegue a Boca también. El club estaba muy mal económicamente, la cancha no se usaba y debuté en el último Nacional que se jugó, en el año `85. Llegué un miércoles o un jueves, entrené y el domingo Alfredo Di Stéfano me dijo que iba a jugar de titular. Boca venía de mal en peor. Debuté contra Altos Hornos Zapla en Jujuy y fue algo especial, me puse la camiseta de Boca siendo muy joven y con la cancha llena. Perdimos 1 a 0.
¿Te acordás de tu primer gol?
El primer gol lo hice contra Estudiantes de Río Cuarto, ganamos 7 a 1 y me acuerdo que para ellos jugaba Roberto Mouzo.
¿Cómo fue la experiencia de Boca?
Cuando llegué a Boca no era 7, no era un wing derecho. Toda mi vida en Atlanta jugué de 9 atrasado, que sería el enganche o un cuarto volante. Siempre era mi puesto. Pero después que Alfredo Di Stéfano se va de Boca, toma Mario Sanabria la dirección técnica y me propone jugar de 7 y le dije que sí, que yo quería jugar. Entonces me mandó a hablar con el Eber Mastrángelo que era su ayudante para que me enseñara la diagonal y bueno, por suerte aprendí. En ese momento tenía al Chino Tapia como compañero y la verdad que nos entendíamos de memoria.
¿Por qué pensas que con ese equipo, en el que también estaban Jorge Comas y Jorge Rinaldi, no llegaron a conseguir ningún título?
Porque son épocas y yo creo que nos pasó un poco más de suerte y un poco más de actitud. Siempre llegábamos y nos caíamos sobre el final. Son cosas que nos faltaron en esos equipos pero yo por suerte me quedé muchos años y pude salir campeón de la Supercopa `89 y de la Recopa `90. Lástima que en el campeonato del `91 con Diego Latorre y Gabriel Batistuta no se nos dio o no se lo dieron ganado a Boca. Justo el torneo siguiente empiezan los torneos cortos. A nosotros nos perjudicó que justo ellos dos fueron con la selección a jugar la Copa América. Ese fue el gran problema que tuvimos nosotros sino tranquilamente hubiésemos ganado esa final contra Newell`s. Ese año me fui del club pensando que había sido campeón.
Después te fuiste de Boca y justo en ese torneo sale campeón, ¿te arrepentiste de haberte ido?
No, al contrario, me puse contento. Yo justo tenía la oferta para irme a Europa y quería saber si podía estar a la altura de Europa. Entonces no lo dudé, me fui a Suiza, estuve un año y fue un año muy positivo para mí. Estuve en el Lugano, hice casi veinte goles y después por temas personales me tuve que volver sino no me hubiese vuelto, para nada. Fue una experiencia muy linda, el fútbol era muy distinto, más rápido, más dinámico y estuve a la altura. Los dirigentes estaban muy contentos, me había adaptado rápido, me habían llamado de otros equipos. Eso fue en el año ’91 y en el `92 me volví a la Argentina. Yo tenía un contrato medio raro, después de 3 años yo tenía que jugar un año en Boca y otro en Suiza, entonces como me volví antes de lo pactado no podía ir a Boca, por eso surge lo de ir a Racing. Jugué seis meses en Racing y ahí volví a Boca, por un tema de contrato.
¿Luego aparece lo de Deportivo Español?
Si, después se da que en esa vuelta quedo un poco relegado con Menotti, que casi ni me usó en seis meses y surgió la posibilidad de ir a Español, quería jugar y también estuve poco tiempo ahí. Y bueno, luego cuando uno no empieza a jugar se complica y uno ya empieza a tener una edad un poco mayor. Después empecé a jugar en el Nacional B, en Atlético Tucumán y en Argentinos Juniors. Lo de Argentinos fue una experiencia bárbara y después de Boca es un equipo que llevo en el corazón porque es un club que uno lo empieza a querer. Con Argentinos tuve la suerte de salir campeón y ascender a Primera División, entonces la gente me recuerda con mucho cariño.
¿Cómo fue el final de tu carrera?
Termino lo de Argentinos y me voy a Venezuela y de Venezuela me fui a Estados Unidos y cuando vuelvo de allá, decido no jugar más. En Venezuela jugué en el Caracas que es el equipo número uno de ese país. Me fue muy bien, estuve muy cómo. Faltando dos fechas perdimos el campeonato, echan al técnico que me había llevado y el que asume tenía un problema con los argentinos. Tuve un cruce con el técnico y tuve que rescindir el contrato. Así se da mi pase a Estados Unidos. Justo empezaba la MLS (Major League Soccer), me fui al Miami Fushion, estaba Cacho Córdoba de técnico pero como ya estaba completo el cupo de extranjeros me quedé en el segundo equipo de Miami Fushion. Estuve dos años y al tercer año me volví a la Argentina y llegué acá a los 33 años. Estaba bien pero las ofertas que tenía eran de equipos muy chicos y que no tenían hambre de pelear cosas importantes, entonces tomé la decisión de retirarme.
¿Qué significa Boca Juniors en tu vida?
Boca es todo para mí. Estoy muy identificado. Cuando me tocó abandonar el fútbol, ahí me di cuenta de lo que logré en Boca. Creo que cuando uno está jugando no te das cuenta si la dimensión es grande o chica. Un día me llevaron a una peña de Boca y ahí me di cuenta de lo que significaba para el hincha de Boca. A partir del 2000 entro a viajar por las peñas del interior y de la mano de Jorge Amor Ámeal, que hoy es el presidente de Boca. Soy un agradecido de él porque me dio la posibilidad de entrar nuevamente al club pero cumpliendo otra función, de ídolo. Lo que más valora el hincha de Boca es que siempre yo le hice goles a los equipos grandes. Quizás venía de unos partidos sin hacer goles pero venía un equipo grande y la metía.
Hace poco te volviste a poner la camiseta de Boca para jugar el torneo de veteranos “Super 8”.
Eso surgió de varias reuniones, hay mucha gente que quiere hacer el fútbol veterano pero profesionalmente y apareció la empresa “Zona Comunicación” que armó el Super 8 y la verdad que estoy agradecido. Ha sido un éxito, nos volvimos a juntar, más allá de los resultados. Salieron lindos espectáculos y fue una experiencia muy linda para los que somos ex jugadores. La idea es continuar.
¿Qué andas haciendo actualmente?
Hace dos años, desde que Mauricio Macri maneja la ciudad de Buenos Aires, estoy trabajando en Deportes de Capital Federal. Estoy muy cómodo, trabajando con Walter Pico y hace un año que estamos instalados en el Parque Sarmiento y colaboramos con todos los deportes. Voy aprendiendo otros deportes y voy conociendo gente con mucho talento en otras disciplinas.