El escritor Juan José Burzi, autor de los libros Los deseantes y Un Dios demasiado pequeño, habló con Entre Vidas acerca de los cuentos políticamente incorrectos que forman parte de ambas publicaciones. Además, se refirió de su rol de editor de Zona Borde y de sus objetivos dentro del ambiente literario.
¿Tenes algún ritual en el momento previo a escribir?
No sé si serían “rituales”, pero por lo general me aseguro de tener al menos una o dos horas por delante libres, me gusta tener algo para tomar (gaseosa, un vinito) y/o algún dulce para comer. En una época ponía a Bach de música de fondo. Sí, un sacrilegio.
En tu libro de cuentos Los deseantes tocas temas políticamente incorrectos, ¿qué trabajo previo realizaste? ¿Cómo fue la elección de temas?
No lo pensé demasiado, salieron así. Tal vez sucede que cuando intuyo que hay un tema que puede esconder alguna moral o bajada de línea, prefiero ir para el lado contrario. Me parece interesante tratar de salir de una zona de comodidad.
En el cuento que le da el nombre al libro el protagonista tiene tu nombre y abordas el tema de la pedofilia entre un profesor y una alumna. ¿Cómo surgió la historia y por qué decidiste ponerle Juan José?
En realidad esa historia surge como un homenaje/robo a Lolita. Siempre pensé que había que ponerle distorsión a ese libro, adecuarlo un poco a estos tiempos. Una Lolita sadomasoquista me gustaba. Y en un momento de la escritura, me pareció que había que dar un paso más. Pedofilia, sadomasoquismo, antisemitismo… todo bonito, ok, pero un personaje así lo escribe cualquiera… me pregunté qué tal sería escribirlo con mi nombre. Luego lo iba a cambiar, pero quería tratar de alcanzar un punto de “no me importa nada”. Lo mejor que puede suceder cuando estás escribiendo es no pensar en qué opinará tal o cual, no censurarse. Al final no pude cambiarle el nombre al protagonista, ya se lo había adueñado.
¿Qué buscas generar en el lector al escribir cuentos con tanta crudeza y por momentos demasiada perversión?
Que les guste. Y no hay que esforzarse mucho. Varios (tanto mujeres como hombres) me admitieron que se calentaron leyendo la historia de la Lolita, o la de los hermanos incestuosos. Akutagawa decía que no es artista aquel que no encuentra belleza en lo horrible. Me parece una idea genial.
¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a tu cuento Crónica negras en el que hablás de violencia de género?
El 70% de esa historia me la contó una chica que vi una sola vez en la vida, y me la contó como real. La piba estaba loca, deliraba, o era una gran mentirosa. Igual me gustó la idea, y dos años después me decidí a escribirla. No pensé tanto en la violencia de género, sino en la violencia a secas.
¿Alguno de tus cuentos tiene algo autobiográfico?
No los cuentos de este libro, no en forma directa. Uno es una anécdota que me contaron, otro es una historia de gemelos, que siempre me fascinaron, otro la de un profesor y una alumna (soy profesor en la vida real)… pero no son autobiográficos. Sí tomo elementos de la realidad que conozco y de ahí escribo. O a veces meto algún pensamiento propio, escondido, disimulado. Es difícil saber hasta qué punto todo lo que uno escribe no es autobiográfico en cierta forma.
¿Te pasó que algún lector se confunda ficción con realidad?
Y… a veces la gente se cree que soy un monstruo, hasta que me conocen… y lo reafirman! Jaja Me imagino que más de uno pensará que estoy medio loquito, o que soy un perverso o un sádico. Me tiene sin cuidado, es ficción, el que no lo entiende así, puede leer otra cosa.
¿Cómo nace tu libro de cuentos Un Dios demasiado pequeño?
Un dios demasiado pequeño tiene cuentos de diferentes épocas, y a la vez ciertos núcleos temáticos: el sexo y la muerte por un lado, el fanatismo religioso por otro, la fascinación con el nazismo como hecho estético. No sé si el que lo lee lo lee de esa manera, pero es la lectura que hago yo. El libro nace cuando me doy cuenta que la familia que estoy describiendo en el cuento “Un dios demasiado pequeño”, es la familia del enfermero perturbado del cuento “Reyna”, que había escrito unos seis años atrás. Ahí nació la saga de los Ferrer, y te comento que me quedan al menos dos cuentos más por escribir de esa familia.
¿Por qué en los cuentos aparecen tantos nombres religiosos como Betsabé, Teodoro, Esther o San Camilo?
Soy ateo y nunca leí la Biblia; sí los evangelios, pero de grande ya. No estoy muy informado de quién fue Betsabé ni Esther… pero siempre apuesto al papel del inconsciente cuando escribo, y sé que de una forma o la otra, esos nombres y la historia que hay detrás de ellos, juegan algún papel.
¿Qué repercusiones tuviste tras obtener el Tercer Premio de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires en 2009?
Casi cien likes en Facebook cuando lo anuncié. Fuera de eso, repercusiones nada. Me alegró haberlo ganado, nunca gané nada. Pero no es el Nobel. Imagino que tal vez haga que algún editor, a futuro, le preste un poquito de más atención a un original mío. O no.
¿Qué podes contar acerca de tu participación en la editorial Zona Borde?
En Zona Borde oficio de editor, la directora, Laura Massolo, también trabaja a la par. Me encargo de la prensa y del diseño de los libros. Hago de todo un poco. Y es una de mis funciones preferidas. Tratar con la imprenta, ver las opciones de portadas, trabajar con los autores. Me siento un líbero literario.
¿Cuáles son las próximas publicaciones de la editorial?
Saldrá un libro de relatos de terror de Marcelo di Marco, y un libro de cuentos de Juan Carlos Balassanian. También estamos por cerrar algunos contratos con otros autores, pero no puedo nombrarlos.
¿Cómo te definirías como escritor?
Me resulta imposible. Quizá apuesto a ser un mejor lector como escritor.
¿Qué objetivos tenes dentro del ambiente literario?
Del ambiente literario me gustaría prescindir y desaparecer. Pero no se puede. Objetivos dentro de la literatura: escribir en la medida en que tenga deseos de hacerlo y poder publicarlo. También tengo en mente una serie de autores y libros quizá no tan difundidos que me gustaría reeditar. Pero bueno, ese objetivo está atado a mis posibilidades económicas, que son escasas.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
En el último año escribí un solo cuento. Lo empecé y lo terminé en menos de un mes. Se publicó en una antología. Fuera de eso, ni media carilla de borrador de nada. Nada de nada. Tengo dos o tres cuentos en la cabeza, pero como soy muy vago e incapaz, no sé cuándo me sentaré a escribirlos. Es que escribir una buena idea, es indefectiblemente toparse con la decepción de no lograrlo.