lunes, 21 de agosto de 2017

Anahí Flores: “Me gusta mucho producir en serie y así, también, nacieron mis libros anteriores”




La escritora Anahí Flores habló con Entre Vidas de su libro de poemas Ciertas horas de la primavera, publicado por La Carretilla Rojas. En dicho libro, la autora señala que vio cada poema como una instantánea urbana en movimiento y que el nombre del libro tiene que ver con que fueron escritos durante esa época del año. Además, adelantó que está en etapa de revisión y corrección de dos libros que serán publicados el año que viene por Alto Pogo y por Qué diría Víctor Hugo?, dos editoriales de La Coop.



¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
En el momento previo a escribir más que rituales tengo excusas. Hago un mate, luego agarro algo para comer, respondo algún mail para no dejarlo para después. Puedo hacer de todo para retrasar el momento de sentarme y arrancar (releo esto que escribí y noto que abundan los “para”. No es casual, tratándose de excusas).

¿Con qué frecuencia escribís?
Eso depende de a qué llamamos escribir. Todo el tiempo estoy escribiendo, a veces mentalmente. Otras, ni siquiera en la mente, sino en algún lugar más sutil como la intuición. Pero si te referís a poner las manos sobre el teclado o agarrar una birome (yo soy de las que siguen escribiendo en cuadernos), podría decirte que casi todos los días, un poco.

¿Quién te inculcó el amor por la literatura?
No es una persona en particular, si no, ¡qué responsabilidad! A la literatura entré leyendo, y ahí los responsables fueron mis padres. A escribir arranqué después, a los trece años, aunque tengo algún que otro texto anterior.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en tu libro Ciertas horas de la primavera?
En realidad, no los seleccioné, sino que los escribí en serie. Me gusta mucho producir en serie y así, también, nacieron mis libros anteriores. Es como si escuchara una melodía y quisiera hacer muchas variaciones, hasta agotarla. Cuando la agoto, concluye la serie. En el caso de Ciertas horas de la primavera, veo cada poema como una instantánea urbana en movimiento.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Porque lo escribí en primavera. Porque siento la primavera en esas páginas. Porque cada poema ocurre a una hora diferente del día. Porque los poemas van desde la mañana temprano hasta la noche tarde y luego el libro termina.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
No me sale un poema preferido… Sería como elegir un hijo preferido, ¿no?
Pero no quiero escapar a tu pregunta, a ver… Releo ahora y elijo el de las 6 PM. Sin embargo, no me tomes muy en serio, tal vez si releyera el libro mañana, elegiría otro.
Con respecto a cuál destacan los lectores, por suerte suelen mencionar diferentes poemas y eso me deja más tranquila que si sólo comentaran uno.

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con La Carretilla Rojas?
Le escribí a Mauro Quesada, el editor, porque me había gustado el formato pequeño y artesanal de los libros. En el acto charlamos (todo por mail), leyó algunas propuestas que le envié y eligió Ciertas horas. El resto fluyó perfecto: de la tapa se encargó él (la ilustración es de Diego Berger) y para la contratapa tuve el honor de contar con Jorge Aulicino.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Tengo cierta resistencia a recomendar libros, lo que me apasiona a mí puede resultarte indiferente a vos o a quien sea. Te cuento de mis últimas lecturas preferidas: en marzo leí (y releí varias veces) El libro de las pesadillas, de Galway Kinnell. En abril, y gracias a la recomendación de mi amigo Ricardo Bada, devoré Contra el viento del norte, de Daniel Glattauer. Y en junio, me dejé llevar por Stoner, de John Williams, gracias a mi amigo Sebastián Grimberg que, como no quería prestarme su ejemplar, terminó regalándomelo para mi cumpleaños.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
En este momento estoy en plena revisión de Criaturas, que es un libro de cuentos que saldrá este año por Alto Pogo. También estoy terminando de pulir Quizá en otro momento, poemario que editará Qué diría Víctor Hugo? el año que viene. Pero todo eso es revisión. Escribir, estoy escribiendo una serie de poemas que se desató en el mismo momento en que me mudé a Florida, o sea hace unos meses. Por el momento, sigue creciendo.



jueves, 17 de agosto de 2017

Flavia Kudach: “Soy muy visual, tengo imágenes que se transforman en palabras”



La escritora Flavia Kudach publicó el libro Pedacitos con Chiado Editorial y habló con Entre Vidas acerca del proceso de selección de los relatos que aparecen en su debut como autora. Además, adelantó que está trabajando en un segundo libro y que al mismo tiempo escribe en su blog y sube videos a instagram en los que lee sus nuevos textos.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
La verdad es que no tengo un ritual en particular, puedo hacerlo en cualquier momento en el que se me cruza una palabra, frase o situación que sirve de disparador y largarme a escribir.
En general, si pasa eso, anoto lo que sea que se me ocurrió o una imagen que se me apareció y quizá luego la retomo para continuarla o se transmuta y sale otra cosa. Soy muy visual, tengo imágenes que se transforman en palabras.

¿Con qué frecuencia escribís?
No tengo una frecuencia programada ni me obligo a hacerlo. Tengo días en los que puedo escribir mucho y estar días sin escribir nada. Funciono así, por estímulo natural, sobre todo porque casi todo lo que escribo fluye, no me propongo o me encasillo en que tengo que escribir algo determinado. Y me parece que está buenísimo que así sea. Igual en general escribo tres o cuatro veces a la semana.

¿Quién te inculcó el amor por la literatura?
Bueno… fue una búsqueda. Tengo hermanos mayores y en particular mi hermana más grande leía mucho. Desde chica me llamaron la atención algunos títulos y ciertos escritores. Soy una admiradora de Julio (Cortázar), me conmueve y es algo que me parece increíblemente de lograr en alguien.
Leo de todo, siempre estoy leyendo algo. Pero el interés fue siempre propio y fue in crescendo. El amor es una construcción, así que diría que lo construí con cada libro al que me acerqué. Incluso aquéllos que no me gustaron. Cuando ingresé a la facultad tenía que leer mucho y se me hizo un hábito que luego continuó a cualquier tipo de material escrito que se me presente. Diría que no puedo parar de captar información, lo cual en esta era, podría ser una obsesión, pero lo hago por placer.

¿Cómo fue el proceso de selección de los relatos que aparecen en tu libro Pedacitos?
Fue bastante perceptivo y por otro lado me parecía que era una buena muestra de lo que venía escribiendo en ese momento. Luego lo consulté con Javier, un amigo que vive en Barcelona, que fue quien escribió el prólogo del libro, y pareció estar de acuerdo.
Debo decir que para estas cosas confío bastante en cómo me siento. Fue más una cuestión de sentirme cómoda y representada con esa elección.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
El nombre me vino solo porque hay un texto en el libro que se llama así y me parecía que aunaba perfectamente lo que sentía respecto al libro. Al leerlo me daba esa sensación, que eran pedacitos de historias y momentos de mi vida, ya sean reales o ficticios, todos los textos representan un momento en particular para mí.
Con el tiempo, me fue cerrando aún más esa elección. No dudé en eso, es raro lo que me pasó pero fluyó, tenía que ser ése y al día de hoy me parece el mejor que pude haber elegido.

¿Cuál es tu relato preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Uff, qué difícil!!! No había pensado nunca eso pero creo que hay varios preferidos. Igualmente van cambiando porque a medida que pasa el tiempo me identifico más con unos que con otros. El tiempo va haciendo que uno tome distancia del relato y pasa a generar algo completamente diferente, es curioso eso.
En cuanto a los lectores hay variedad de gustos, hay quienes son más románticos y se inclinan a los relatos más amorosos y hay quienes se distancian de esos lugares y prefieren más un texto breve sobre algún personaje.

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con Chiado Editorial?
Me contacté con ellos y otra vez esto fue parte de una intuición, es más, fue la única editorial a la que le presenté mis escritos. Aclaro que la editorial es de Portugal pero distribuyen en varios países.
Creo que mi idea en el fondo era poder llegar a varios lugares de Europa, sobre todo a España, en donde tengo muchos amigos y conocidos por haber vivido en Barcelona varios años. Me gustaba la idea de pensar que gente que quiero y con la que compartí momentos importantes de mi vida pudieran acceder al libro.
Por otro lado, había una cuestión de estilo. Tengo un blog que comando hace un año y medio y la mayoría de mis lectores son Europeos entonces, digamos que ahí tenía un dato. Había algo de mi estilo de escritura que sin querer atraía un público de lectores que no eran necesariamente argentinos.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Últimamente estoy leyendo muchos libros de amigos que casualmente también escriben y también acercándome a libros que quería leer hace mucho.
De mis últimas lecturas recomiendo “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño, “Imitación de la quietud” de Grau Hertt (Editor de Nulú Bonsai), “Chacharramendi” de Juan Guinot (mi padrino mercedino), “Calletania” de Israel Centeno y “HHhH” de Laurent Binet.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Actualmente sigo escribiendo y manteniendo mi blog (https://misskudach.wordpress.com/).
También voy compartiendo con los lectores en mi página de Facebook eventos en los que participo y voy subiendo fotos también de los nuevos lectores que me llegan
https://www.facebook.com/flaviakudachpedacitos/
También armando un compilado para mi segundo libro que aún no tiene forma ni nombre pero está en mi cabeza listo para salir.
Hay algunos relatos que no sé si estarán en formato novela o cuentos breves. En Instagram voy subiendo videos de algunos textos que voy escribiendo y comparto leyendo.
El proyecto es siempre seguir haciendo y como decía Julio C. “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma”.

Maximiliano Matayoshi: “Es una novela que gusta mucho porque es ágil y toca temas que son atractivos”




El escritor Maximiliano Matayoshi publicó una reedición de su libro Gaijin a través de la Odelia Editora. Con dicha novela obtuvo el primer premio UNAM-Alfaguara en 2002. El autor estuvo hablando con Entre vidas y contó que la historia parte de una anécdota de su padre acerca de cómo ponían balas de cañón enterradas en la caída de un tobogán con el fin de activarlas para que exploten.



¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Prepararme un mate, en lo posible con yerba Playadito, que es la única que no me da acidez.

¿Con qué frecuencia escribís?
Cuando el resto de mi vida (trabajo, mujer, casa, niño de 18 meses) me lo permiten.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la escritura de tu libro Gaijin?
La anécdota que me contó mi viejo, acerca de cómo ponían balas de cañón enterradas en la caída de un tobogán, colocaban un clavo en el casquillo, y dejaban caer una piedra por el tobogán para activar la explosión.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Gaijin (extranjero) es una palabra que puede usarse de forma muy despectiva. Muchas veces oí a mi viejo usarla de esta manera. El libro es parte de una discusión que mantuve con él a lo largo de toda la vida.

¿Qué repercusiones tuviste de parte de los lectores?
En general es una novela que gusta mucho porque es ágil y toca temas que son atractivos. Pero también muchas veces se hace una lectura que formaría parte de la discusión que mencioné antes: se la lee como una novela “japonesa” cuando es exclusivamente argentina.

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con Odelia Editora?
Realmente no lo sé. Papá murió en marzo del 2016 y fue la primera vez que pensé que era tiempo de reeditar el libro. Dos meses más tarde me contactaron las chicas de Odelia, querían publicarla. Entonces sentí que todas las decisiones habían sido tomadas por alguien más, que a mí sólo me tocaba decir sí.

Con la novela ganaste el primer premio UNAM-Alfaguara en 2002. ¿Qué sentís que cambió en vos como escritor?
Me sentí escritor. Antes de eso no lo sentía y creo que poco después dejé de sentirlo. No estoy seguro de que sea algo bueno o malo sentirse escritor. Era muy joven y tal vez no tenía la madurez suficiente para hacerlo una parte real de mi vida.

¿Cuál es el recorrido que piensan darle con la editorial?
Desde la editorial buscan darle una nueva vida al libro, que vuelva a estar en las mesas de las librerías y llegue al público general. Con este libro inauguraron la colección de narrativa contemporánea, porque creyeron que era un libro que podía gustar a mucha gente y abrir camino para los que vinieran después. Por ahora, se viene cumpliendo.

Para el que todavía no leyó la novela. ¿Con qué se van a encontrar?
Una novela iniciática en todo sentido. Iniciática para los personajes y para el autor, todos en busca de su identidad.