El escritor Raúl Alonso habló con Entre Vidas acerca de su libro de cuentos Alétheia, publicado por Azul Francia Editorial.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Hay algunos rituales de los que no puedo prescindir. Primero, música. Depende, si estoy escribiendo poesía necesito oír algunos temas antes de escribir. Pueden ser de todo tipo, aunque prefiero que sean aquellas canciones que me terminan de empujar. Acudo muchas veces a la melancolía, aunque me sorprendo a veces escuchando dos o tres puestas fuertes, puede ser tango, también. Ya puesto a escribir, y fundamentalmente relatos o la novela, necesito escuchar música instrumental, que puede ser clásica o piano de jazz. No me pueden faltar los cigarrillos y si es de noche (que casi siempre lo es) un whisky o un vino. Y también una libreta y un par de lápices. Suelo dibujar cuando la mente necesita descansar.
¿Con qué frecuencia escribís?
Lamentablemente no cuento con una disciplina ejemplar. Te diría que dos o tres veces por semana, aunque muchas veces esos espacios se amplían. Lo que sí me sucede es que muchas veces me sorprendo escribiendo horas y horas, como un modo inconsciente de recuperar el tiempo perdido.
¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en tu libro Alétheia?
Al seleccionar los relatos intenté elegir aquellos que pudiesen transitar por dos caminos claros. Uno, el tipo de redacción, aquellos en los que el narrador tuviese un papel definitorio y, en ese contexto, que pudiesen vislumbrarse, dentro de historias o escenas aparentemente cotidianas, chiquitas, aquellos fantasmas o demonios que el narrador mantiene solapados o directamente ocultos. Esa fue la idea central. También no quería que faltasen los dos relatos que vinculan esta etapa de mi literatura con los horrores de la dictadura militar. En definitiva, no fue un proceso ni muy largo ni muy complejo.
¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
El título surgió casi de casualidad. Estaba leyendo un par de libros de filosofía y me choqué con esta palabra que creí encerraba en sí misma el hilo conceptual que deseaba darle a mi libro. Alétheia se suele vincular con la idea de Verdad, y en realidad se refiere más que nada a un tipo de desvelamiento, a quitar máscaras, a llevar a la luz aquellas cosas que permanecen ocultas, a veces por ignorancia, y la gran mayoría de las veces, por cobardía.
¿Cuál fue la imagen disparadora de tu cuento Las cartas nunca llegan al río?
Bueno, este relato se basa en parte en una historia personal. Una prima mía solía veranear en Mar del Plata, unos ocho o nueve años mayor que yo. Logramos establecer una relación muy cómplice, muy estimulante para mí. Lograba conversar con ella sobre temas que me llevaban a un mundo nuevo, tanto en la música, en el cine, en los libros y en tópicos de la vida misma. Uno de los films sobre el que volvíamos reiteradamente era Melody, esa película de 1971 (yo tenía 8 años) y comenzó a llamarme Daniel en la intimidad. Luego la vida siguió, ella fue desaparecida y tal vez haya sido arrojada al Río de la Plata. Esa imagen de su única carta y de un posible destino final me llevaron a escribirlo.
¿Cuál es el cuento que más te gusta y cuál es el favorito de los lectores?
A mí me gusta mucho “El espejismo de Godard”, disfruté mucho escribiéndolo, siento que lo reescribo cada vez que veo À bout de soufflé (Sin aliento o Al final de la escapada), me sigue pareciendo maravillosa. Y en cuanto a los lectores, me han valorado mucho “Las cartas nunca llegan al río”, “Fox Trot” y “La oficina”.
¿Qué diferencias notás en vos como escritor entre el que publicó los poemarios Urbano y Lo amargo por miel con el que publicó el libro de cuentos?
Bueno, en principio creo que hay una diferencia radical y es la seguridad en lo que hago y lo que puedo lograr. Los libros de poesía fueron el lanzamiento de mi escritura al parecer de un otro que estaba allí y que no tenía la menor idea de que yo escribiera. Y bastantes años me costó saltar esa valla, por eso estoy tan feliz y agradecido a esos dos libros. A partir de ahí comencé a rastrear por el camino que a mí siempre me interesó que es la narrativa, la cual conlleva otro tipo de trabajo, otro tipo de disciplina. Y en ese sendero, intentar consolidar mi propio estilo literario, que es mi objetivo central.
¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con Azul Francia Editorial?
Fue la editorial a la cual le envié este trabajo, yo la conocía por otros autores, pensé que contaba con un estilo que a mí me gusta y les hice llegar mi material con mucha ilusión. Este libro existe gracias a la inmensa generosidad de Francisca Mauas, ella fue la que le brindó su tiempo a mis originales, y la que creyó en firme en el proyecto. Siempre le estaré agradecido por ello. Yo ya había viajado a España, es decir, no tenía la situación de cercanía que habitualmente se requiere en estos casos, no pude presentarlo, en fin, una serie de cosas que lo diferenciaban de las publicaciones habituales de la editorial. Quiero en cada oportunidad con la que cuento agradecer a Mariano Quiros (un escritor muy admirado por mí) que escribió la contratapa con mucha generosidad y a Fernanda Trovato Fuoco (excelente diseñadora e ilustradora) que realizó la imagen de la tapa.
¿De qué temas se nutre tu escritura?
La temática de mi escritura está casi siempre basada en temas cotidianos. Puntos de partida, llamémoslos así. A partir de allí me interesa ir enhebrando facetas que se van complejizando hasta llegar a los temas que, en definitiva, son los únicos pocos que existen: la muerte, el amor, el pasado, el desamor, el paso del tiempo, el olvido, los valores, los desvalores, esa difícil amalgama que somos los seres humanos.
¿De qué tema todavía no escribiste pero te gustaría hacerlo en un futuro?
Me gustaría escribir un texto que tenga a la música como centro. Siento a la escritura como una especie de música con diferente notación. Pienso siempre en ello y aún no he encontrado la forma, pero eso es lo que me gustaría hacer.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Actualmente estoy trabajando en mi primera novela, estoy bastante adelantado porque ya son algunos años en los que le vengo dando vueltas. Espero finalizarla en los próximos meses y poder editarla. Y también estoy buscando la posibilidad de publicar aquí o en Argentina (o en ambos lados) un tercer poemario que se llama “No habrá cesado el rito” que culminé el año pasado. Esperemos poder lograr ambos objetivos en lo que resta del año.