jueves, 28 de marzo de 2013

Sebastián Chilano: “El desamor vuelve a plantearse en primera plana”.





El escritor Sebastián Chilano habló con Entre vidas acerca de su nueva novela “Las reglas de Burroughs” con la que obtuvo el Premio Nacional “Laura Palmer no ha muerto”, un concurso que organiza todos los años el sello Gárgola Ediciones.


¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de “Las reglas de Burroughs”?
Recuerdo dos o tres viajes en tren, La Plata-Constitución, dos de Constitución-Mar del Plata y un viaje en colectivo de larga distancia en los cuales la tranquilidad del viaje se perdió por un piedrazo. En el colectivo y una vez en el tren la piedra rompió la ventanilla, en el caso del colectivo el viaje se interrumpió, el tren siguió hasta su destino. El ataque fue en zonas marginales. En uno de esos viajes se me ocurrió preguntarme qué pasaría si ese ataque fuera en medio de una hermosa y tranquila zona rural. Es el primer recuerdo que tengo de esta novela.

¿Por qué le pusiste ese nombre? ¿Manejabas otras alternativas?
Estaba leyendo “El almuerzo desnudo” cuando leí las tres reglas que Burroughs usa en su prólogo para referirse a la negociación de los yonkis, y entendí que esas reglas se podían aplicar para muchas cosas, incluso para crear una comunidad que dependiera de esas reglas para sobrevivir.
Hace 2 años la mandé a concurso en España y no quedó ni siquiera finalista. Pensé que era culpa del título, para el concurso de Gárgola la cambié el nombre, se llamó “Las reglas implícitas” y ganó. Cuando hablé con Ricardo Romero, el editor, me dijo que le gustaba todo de la novela menos el título, le conté el título original y la novela volvió a ser “Las reglas de Burroguhs”

En tu novela Riña de gallos hay muchas idas y vueltas con el tiempo, ¿ahora la idea era escribir una historia lineal o se fue dando a medida que ibas escribiendo?
La idea era escribir una historia lineal para no repetir el sistema de “Riña de gallos”. El relato fragmentado y la interrupción temporal eran un mecanismo instalado en la forma de escribir, y la necesidad de liberarme de esa estructura para no escribir más de lo mismo me llevaron a una historia lineal. Pero hay cosas que se repiten. La división en tres partes, los capítulos cortos, los diálogos breves e inconclusos pertenecen a las dos historias. El desamor también vuelve a plantearse en primera plana.

Marcos en gran parte del libro observa todo sin realizar demasiado análisis de las situaciones, ¿cuál fue el punto de inflexión para que cambie su actitud?
No hay un punto de inflexión. O mejor dicho, sí lo hay, pero no pertenece a Marcos, le pertenece a la historia que lo envuelve. No es él quién decide cambiar, cambia el escenario y él se adapta. Lo hace durante toda la novela. Probablemente lo haya hecho toda la vida, incluso en su pasado.

El personaje de Julieta resulta muy intrigante e hiperactiva, ¿en qué te basaste para la construcción del personaje?
Quise que Julieta fuera una mujer común y corriente. Quise que fuera silenciosa y tranquila. Quise que no se riera mucho y que no estuviera todo el tiempo mostrando quién podía ser. El resultado no me pertenece. La mayoría de los hombres que leyeron la novela piensan que es intrigante. La mayoría de las mujeres la odian, por indiferente, y porque no se sienten identificada con ella. No sé si se identifican con las otras mujeres de la historia

¿Cómo definirías la comunidad en la que se desarrolla gran parte de la historia?
Para mí es una sociedad como cualquier otra. Como en la matrix, me parece que vivimos una realidad de la que no podemos despertar, y si pudiéramos, veríamos todo tan extraño como la hace Marcos al entrar a una sociedad con reglas que no conoce. Como en las películas de viajeros en el tiempo, seríamos actores maravillados por un mundo nuevo. Si alguien libre de nuestras reglas tratara de entender qué hacemos cuando el semáforo está de color amarillo, aprendiera a sacar plata de una caja con una ranura donde mete una tarjeta de plástico y aprieta botones como si supiera de memoria los pasos de un libro de la colección “Elije tu propia aventura”, o se preguntara por qué no hay que comer carne roja en Semana Santa, quizás entonces entenderíamos que nuestra comunidad es tan rara como una secta o una tribu.



¿Hay algo autobiográfico en la novela?
En toda novela hay algo autobiográfico. No se puede separar al autor de sus protagonistas. Pero, salvo el disparador de las piedras contra el tren, no hay mucho más que haya salido de la vida real.
Hay detalles que son anécdotas contadas por amigos de amigos. Por ejemplo: hay tres hermanos que fueron Testigos de Jehová y que cuentan que antes de llegar a la comunidad se dedicaban a reciclar departamentos y casas y lo hacían usando materiales de baja calidad para abaratar costos y dar más a la Iglesia. Esa historia es cierta.

Con la novela obtuviste el Premio “Laura Palmer no ha muerto”, ¿qué expectativas tenías al momento de presentarte a dicho concurso?
Todas. Muchas. Pocas. Ninguna.
Todas: el escritor tiene que tener un ego enorme. Si no cree él mismo en lo que escribe, si no lo demuestra, ¿quién más va a creer en él?
Muchas: el escritor tiene que estar convencido que no hay otra novela mejor en la tierra que la que acaba de enviar al concurso, pero, quizás no necesariamente sea del agrado del jurado.
Pocas: el año anterior había mandado otra novela “En algún otro lugar” al mismo concurso y obtuvo una mención. Después leí la novela ganadora “Río Negro” de Mariano Quirós y entendí por qué no podía ganar.
Ninguna: “Las reglas de Burroughs” ya había participado en otro concurso y no había figurado entre los finalistas. Ese fue el golpe al ego. No esperaba nada de la novela.

¿Qué repercusiones viene teniendo por parte de tus colegas y de los lectores?
En general son buenas. Algunos colegas la compararon con otros autores de renombre y eso me hace feliz. Otros me dijeron que no pudieron dejarla hasta terminarla y eso me hace feliz. Otros me dijeron que no entendieron ciertas partes y eso también me gusta. Las devoluciones de la obra son lo más gratificante que uno tiene. Recibo interpretaciones que yo no buscaba. Otras que sí. Recibo preguntas sobre ciertos temas puntuales de la novela: la comunidad donde transcurre, los nombres de los protagonistas. Por suerte recibió difusión: Ángel Berlanga sacó un comentario en el suplemento Radar de página 12: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4969-2013-03-10.html
Juan Rapacioli me hizo una entrevista para el suplemento literario de Telam que tuvo rebote en varios portales http://www.telam.com.ar/notas/201302/8879-reglas-para-una-vida-sin-reglas.html y en el diario “La Capital” de mi ciudad salió una nota hace poco.

¿Con qué se va a encontrar las personas que todavía no leyeron Las Reglas de Burroughs?
Con una novela que como escritor tenía ganas de contar sacándole los lugares comunes y dosificando la información de las escenas y los personajes.

¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
Estoy buscando editor para dos novelas terminadas: “En algún otro lugar” que obtuvo mención en el anterior concurso de Gárgola pero aún no consiguió el derecho de ser publicada y en la novela “Don y maldición” que es una incursión a la novela cuasi policial cuasi mística y sobre todo humana.