sábado, 28 de diciembre de 2013

Los escritores recomiendan





En Entre vidas convocamos escritores para que recomendaran libros que leyeron a lo largo del 2013. En la primera tanda Juan Guinot, Natalia Rodríguez y Patricio Chaija.







Juan Guinot (escritor, publicó “2022 La Guerra del Gallo” por Talentura Libros)

El sentido de un final - Julian Barnes (Anagrama)
Una muchacha muy bella - Julián López (Eterna Cadencia)
Ladrilleros - Selva Almada (Mardulce)
Brasil - Paula Brecciarolli (Conejos)
El Huevo Izquierdo del talento - Carlos Salem (Nuevo Extremo)
Charco Negro/Antología Argentinoespañola (Wuwei-Unomasuno)
Desarticulaciones - Silvia Molloy (Eterna Cadencia)
Lengua Muerta - Marcos Almada (Alto Pogo)
Crímenes en el Barrio de Once - Ernesto Mallo (Siruela)
Campeón - Cristian Godoy (La eitorial municipal, Jujuy)




Natalia Rodríguez (escritora, publicó “La vi mutar” por Editorial Wu Wei)

1- El Minotauro sale a fumar un cigarrillo, de Steven Sherrill: narra la vida del Minotauro fuera de su laberinto, en los bajos fondos yanquis. Muy poético, muy hermoso y con la tensión justa. Lo mejor es que el título no miente: el Minotauro sale a fumar de verdad, todo el tiempo.
2- Los Pichiciegos, de Fogwill: debería haberla leído mucho antes, lo sé, pero nunca es tarde. Cuando la lea nuevamente voy a encontrarle otros sentidos. Tiene vida propia.
3- Manual sadomasoporno, de Laiseca: lo compré apenas salió y lo leí este año (a veces uno se demora al divino botón). Qué puedo decir del maestro... Cada uno de sus escritos es un poco él, un poco el delirio. Me gustaría llegar a eso: su obra no es delirante, es el delirio, es Lai entero.
4- La casa de las bellas durmientes, de Kawabata: preciosa, densa, luminosa, a pesar de la oscuridad de su ambiente.
5- Los cuerpos del verano, de Martín Castagnet: no suelo leer mucha ciencia ficción, no estoy muy acostumbrada al género. Esta novela me llevó por su mundo sin forzarme. Es entretenida, ágil, rara, pero de una rareza armoniosa.



Patricio Chaija (escritor, publicó las novelas “Nuestra Señora de Hiroshima”, “Pili” y “El cazador de mariposas)

1) Árboles de tronco rojo, Marcelo Guerrieri
El debut de Guerrieri como narrador es impresionante. Son cuentos muy bien narrados, inteligentes. 

2) El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, Haruki Murakami
Una novela que no pude dejar de leer. Un planteo increíble muy bien desarrollado, con mundos paralelos llevada a muy buen puerto. La recomiendo, es una de las mejores novelas que leí jamás. 

3) La alargada sombre del amor, Mathias Malzieu
La pérdida de un ser querido narrada de manera directa. Arrolladora y edificante, sin moralejas. 

4) Viene con la noche, Alberto Ramponelli
Una novela de horror argentina que, si la descubrieran en Hollywood, harían una superproducción muy taquillera. Es la historia de una muerte, y cómo una presencia estremecedora viene con la noche. 

5) Las reglas de Burroughs, Sebastián Chilano
Chilano es garantía de calidad. Y esta es una novela excelente. Entretrenida, bien redactada, con imágenes espectaculares. Merece tener miles de lectores. 

6) Me verás volver, Celso Lunghi
Celebro la aparición de Celso Lunghi en el panorama de la narrativa actual. Es un narrador con múltiples recursos, que horroriza y entretiene. Las historias familiares son el motor de esta novela, que uno no puede dejar de leer. 

7) El pasado, Alan Pauls
Una gran novela sobre el amor contada con precisión y detalle extremo. Una historia de una pareja que no vas a poder olvidar. 

8) 2022: La guerra del gallo, Juan Guinot
La experticia del autor nos hace creíble esta utopía ambientada en un futuro cercano. Una idea genial, liberar el Peñón de Gibraltar para embromar a los ingleses, en represalia por haberse quedado con las Malvinas. Esta historia debería ser lectura obligatoria. 

9) Tesis sobre un homicidio, Diego Paszkowski
El autor tiene un arsenal de recursos formales consistentes. No es sólo una novela policial: es un texto literario con una interesante manera de enunciar. Gran novela de un muy buen escritor.  


10) Lengua muerta, Marcos Almada 
Esta novela, centrada en las biografías de un grupo de escritores desconocidos y fallecidos, es un hallazgo muy notable. El narrador investiga y desentierra antiguas historias, hilvanando anécdotas de todo tipo, y descubrimos un autor muy serio y con mucho oficio en el arte de la escritura.






domingo, 4 de agosto de 2013

Juan Marcos Almada: “No me gustaría ser como el narrador de Lengua muerta, pero hay algunas cosas que seguramente se me filtraron”





El escritor Juan Marcos Almada, responsable de la editorial Alto pogo junto con Hernán Brignardello y Julieta Sciarra, acaba de lanzar a través de su sello la novela Lengua muerta. Además de su nueva publicación, el autor habló con Entre vidas acerca del libro de cuentos de boxeo “12 rounds”, que compiló junto a Mariana Belén Kosodij y de los proyectos en los que está trabajando actualmente.


¿Cómo fue que decidiste a abrir tu propia editorial?
Hay dos o tres motivos. Dos son, como dice Federico Moura en Imágenes paganas, el deseo y la ansiedad. Hace rato que, como tantos otros, vengo leyendo en copias impresas y anilladas o escuchando en la voz de los propios autores, textos inéditos. Ahí nace el deseo y la ansiedad de ver esos textos hechos libro.
Otro de los motivos fue una anécdota. Yo compraba en una librería de viejos en Granaderos y Vallese, en Flores. El viejo que la atendía, un día me llevó a una habitación contigua al local y me mostró una mesa con una pila tremenda de hojas A4. Me dijo que ahí había para tres o cuatro novelas. Yo estaba en otra en ese momento, pero siempre me quedó punzando la idea de publicarlo.

¿Por qué se llama “Alto Pogo”?
Alto Pogo, digo, la idea del sello, nace en una mesa de un bodegón de Almagro, donde nos solíamos juntar con Hernán Brignardello, Pato Eleisegui y el Brujito Correa. Tiramos un par de nombres y quedó Pogo. Pero cuando lo tramitamos en la Cámara argentina del libro, nos dijeron que Pogo ya existía. Bastaron un par de deliberaciones telefónicas hasta que Correa tiró el Alto para anteponerlo. Nos gustó y quedó. Le da una cosa callejera, de barrio, actual, que nos interesa.

¿Qué criterio manejan para la elección de los materiales a editar?
Gusto, plenamente subjetivo. No es que solamente nos tenga que gustar, porque algún texto puede no gustarte del todo, pero al leerlo te das cuenta de que tiene algo, el tema, el estilo, el tono, que puede gustarle a otros. Eso me parece capital. Empezar a pensar los textos como proyectados en los lectores, en los hipotéticos lectores a los que queremos llegar. Es una linda tarea.

¿Con qué obstáculos se encontraron al momento de armar la editorial?
No sé si son obstáculos, más bien son retos. Uno es la plata, como siempre; el otro es el tiempo. Conjugando esas dos variables, el libro se hace.

Con tu sello acabas de lanzar tu novela “Lengua muerta”, ¿cómo surge la idea?
La novela estaba encajonada. Me llega el dato de que estaba abierto llamado a subsidio para el Fondo metropolitano de la Cultura, las artes y las Ciencias de Ministerio de Cultura de la CABA. Lo mandé y me olvidé. A los seis meses me llega un mail informando que me lo habían otorgado. Entonces, si la plata estaba, sumábamos un título más a Alto Pogo. En principio el libro iba a salir en tercer lugar, pero dadas que las dos variables se conjugaron perfectamente, ahí está el libro en la calle.

La novela funciona como una especie de diario en el que el protagonista desarrolla su investigación reseñando obras de otros escritores, ¿inicialmente ya sabías que iba a ser así?
En verdad cuando lo arranqué era un cuento, pero a medida que me fueron apareciendo los autores, los sellos, los textos, me di cuenta de que iba a tener que seguir. Y seguí construyendo ese entramado hasta que el sabio consejo de Hernán Brignardello, hizo que parara la máquina porque, tal cual le pasa al narrador, podría estar encastrando nombres hasta el final de mis días.

¿Te ayudó con la escritura de la historia el poder tomar cierta época de la Argentina?
Sí, por supuesto, en ese sentido, para mí, sentimentalmente, funciona como un homenaje a lo que viene pasando hace un par de años en la producción de textos. Quería jugar con eso pero a la vez, trabajar con un personaje culposo, que no puede disfrutar porque está atado a los displaceres que le produce que todo eso que sucede le pasa de costado. Quería que se hablara de muerte, que un deseo fuerte en el personaje, fuera justamente, el desear internamente, la muerte de todos esos escritores. Y hablar de muerte, de muerte generacional en Argentina, te lleva directamente a la dictadura. Entonces también me sirvió trasladarlo décadas atrás, para justificar la culpa que siente el narrador por estar vivo.

¿Qué tiene de autobiográfico?
Quiero pensar que no mucho, no me gustaría ser como el narrador, pero hay algunas cosas que seguramente se me filtraron. Yo no sé decir cuáles.

¿Con qué se va a encontrar la gente que todavía no leyó Lengua Muerta?
Con muchos nombres de escritores y de sellos editoriales, títulos. Pero además, más allá de la voz del narrador, ese escritor que se siente fracasado y vacío, con un multiplicación de voces, que son los textos que el narrador transcribe, fragmentos de poemas, cuentos y novelas de esos escritores muertos.




En el 2012 junto a Mariana Belén Kosodij compilaron el libro de cuentos de boxeo “12 rounds”, ¿cómo fue la experiencia?
Tremenda. Jugar con una idea y llevarla a cabo nos pone muy contentos. En el transcurso conocimos gente muy solidaria y bondadosa, que nos prestó todo tipo de ayuda. Desde los escritores que nos confiaron un texto, y le pusieron la garra necesaria para que el libro circulara, el prólogo del gran Sergio Víctor Palma, hasta la ayuda económica de Alejandra Ramírez y la Dirección Gral. Del libro y promoción de la lectura de la CABA, hasta la gente que nos ayudó en las distintas presentaciones, porque nuestra idea siempre fue mover el libro, llevarlo a ámbitos que tuvieran que ver con el boxeo, y poco a poco lo fuimos logrando.

En la publicación se encuentra una gran cantidad de prestigiosos escritores, ¿cómo fue el proceso de selección?
A dedo. Muchos de ellos son amigos, que más allá de ser amigos, nos gustaba como escribían. Con Mariana hacíamos un programa de radio, que todavía está al aire, y donde invitamos a muchos escritores, a los cuales leemos antes de entrevistar. Eso hace que tengamos un variado conocimiento de los textos que circulan. En ese sentido no corrimos demasiados riesgos, por más que hubiera en el proyecto, escritores inéditos hasta ese momento, ya conocíamos cómo escribían. Tratamos de que hubiera una variedad de estilos, e incluso de géneros. Creo que eso le dio mucha riqueza.

¿Cómo nace tu cuento “Recortes”, incluido en el libro?
Yo había escrito otro cuento para el libro. Pero un día me cayó la ficha de una historia que siempre me contaba mi vieja, una historia que la tenía como protagonista y que era una historia que se relacionaba con el boxeo desde el costado íntimo y sentimental. En el cuento, la narradora habla de Goyo Peralta, con el cual tuvo un breve romance en su juventud, y de el Vasco Pérez, que era su hermano y que era un boxeador reconocido en ese tiempo en el interior de la provincia de Buenos Aires. Creo que desde ese momento empecé a prestar más atención, a parar la oreja en las historias que mis viejos tienen para contar, hay ahí una cantera narrativa inconmensurable.

¿Qué repercusiones tuvieron dentro del mundo del boxeo?
Fue un libro al cual se le prestó más atención en el ámbito periodístico deportivo que en el literario. Por supuesto que hubo algunas notas interesantes en la prensa literaria y cultural, pero las devoluciones, no solo de los periodistas de box, sino de la gente que consume el deporte, fueron muy buenas y gratificantes. Apuntábamos a eso, llevar el libro a un lector que por ahí no se esperaba un libro así.

Hay una gran cantidad de escritores que todavía no publicaron, ¿Qué sugerencias les harías? La editorial que manejás suele recibir material de escritores inéditos?
No me siento como para sugerirles nada. O si hay algo para sugerir es que sigan escribiendo. Sí, la idea del sello es recibir material, pero también salir a buscarlo.

¿En qué proyectos está trabajando Alto Pogo?
Para este año hay tres más. Carpincho, un libro de cuentos de Juan Carlos Virgilio, Cómic, una novela de Odiseo Sobico, y por último, Paganos, una antología de cuentos sobre santos paganos populares, que es una idea de Patricio Eleisegui y que tiene 16 cuentos.
Para el año que viene ya tenemos varias cosas más. Novelas de Juan Mattio y Kike Ferrari, de Ana Ojeda, de Manuel Megías, de Loyds, un libro de cuentos de Patricio Eleisegui. Y posiblemente Nicolás Correa trabaje una colección de poesía. Hay otras ideas también, como la de una coedición junto con el 8vo, loco, el sello de Ana Ojeda.

¿Qué aspiraciones tenés dentro del ambiente literario?
Seguir trabajando, aprendiendo y conociendo escritores que además de talento literario, tienen un buen sentido de la fraternidad.

jueves, 28 de marzo de 2013

Sebastián Chilano: “El desamor vuelve a plantearse en primera plana”.





El escritor Sebastián Chilano habló con Entre vidas acerca de su nueva novela “Las reglas de Burroughs” con la que obtuvo el Premio Nacional “Laura Palmer no ha muerto”, un concurso que organiza todos los años el sello Gárgola Ediciones.


¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de “Las reglas de Burroughs”?
Recuerdo dos o tres viajes en tren, La Plata-Constitución, dos de Constitución-Mar del Plata y un viaje en colectivo de larga distancia en los cuales la tranquilidad del viaje se perdió por un piedrazo. En el colectivo y una vez en el tren la piedra rompió la ventanilla, en el caso del colectivo el viaje se interrumpió, el tren siguió hasta su destino. El ataque fue en zonas marginales. En uno de esos viajes se me ocurrió preguntarme qué pasaría si ese ataque fuera en medio de una hermosa y tranquila zona rural. Es el primer recuerdo que tengo de esta novela.

¿Por qué le pusiste ese nombre? ¿Manejabas otras alternativas?
Estaba leyendo “El almuerzo desnudo” cuando leí las tres reglas que Burroughs usa en su prólogo para referirse a la negociación de los yonkis, y entendí que esas reglas se podían aplicar para muchas cosas, incluso para crear una comunidad que dependiera de esas reglas para sobrevivir.
Hace 2 años la mandé a concurso en España y no quedó ni siquiera finalista. Pensé que era culpa del título, para el concurso de Gárgola la cambié el nombre, se llamó “Las reglas implícitas” y ganó. Cuando hablé con Ricardo Romero, el editor, me dijo que le gustaba todo de la novela menos el título, le conté el título original y la novela volvió a ser “Las reglas de Burroguhs”

En tu novela Riña de gallos hay muchas idas y vueltas con el tiempo, ¿ahora la idea era escribir una historia lineal o se fue dando a medida que ibas escribiendo?
La idea era escribir una historia lineal para no repetir el sistema de “Riña de gallos”. El relato fragmentado y la interrupción temporal eran un mecanismo instalado en la forma de escribir, y la necesidad de liberarme de esa estructura para no escribir más de lo mismo me llevaron a una historia lineal. Pero hay cosas que se repiten. La división en tres partes, los capítulos cortos, los diálogos breves e inconclusos pertenecen a las dos historias. El desamor también vuelve a plantearse en primera plana.

Marcos en gran parte del libro observa todo sin realizar demasiado análisis de las situaciones, ¿cuál fue el punto de inflexión para que cambie su actitud?
No hay un punto de inflexión. O mejor dicho, sí lo hay, pero no pertenece a Marcos, le pertenece a la historia que lo envuelve. No es él quién decide cambiar, cambia el escenario y él se adapta. Lo hace durante toda la novela. Probablemente lo haya hecho toda la vida, incluso en su pasado.

El personaje de Julieta resulta muy intrigante e hiperactiva, ¿en qué te basaste para la construcción del personaje?
Quise que Julieta fuera una mujer común y corriente. Quise que fuera silenciosa y tranquila. Quise que no se riera mucho y que no estuviera todo el tiempo mostrando quién podía ser. El resultado no me pertenece. La mayoría de los hombres que leyeron la novela piensan que es intrigante. La mayoría de las mujeres la odian, por indiferente, y porque no se sienten identificada con ella. No sé si se identifican con las otras mujeres de la historia

¿Cómo definirías la comunidad en la que se desarrolla gran parte de la historia?
Para mí es una sociedad como cualquier otra. Como en la matrix, me parece que vivimos una realidad de la que no podemos despertar, y si pudiéramos, veríamos todo tan extraño como la hace Marcos al entrar a una sociedad con reglas que no conoce. Como en las películas de viajeros en el tiempo, seríamos actores maravillados por un mundo nuevo. Si alguien libre de nuestras reglas tratara de entender qué hacemos cuando el semáforo está de color amarillo, aprendiera a sacar plata de una caja con una ranura donde mete una tarjeta de plástico y aprieta botones como si supiera de memoria los pasos de un libro de la colección “Elije tu propia aventura”, o se preguntara por qué no hay que comer carne roja en Semana Santa, quizás entonces entenderíamos que nuestra comunidad es tan rara como una secta o una tribu.



¿Hay algo autobiográfico en la novela?
En toda novela hay algo autobiográfico. No se puede separar al autor de sus protagonistas. Pero, salvo el disparador de las piedras contra el tren, no hay mucho más que haya salido de la vida real.
Hay detalles que son anécdotas contadas por amigos de amigos. Por ejemplo: hay tres hermanos que fueron Testigos de Jehová y que cuentan que antes de llegar a la comunidad se dedicaban a reciclar departamentos y casas y lo hacían usando materiales de baja calidad para abaratar costos y dar más a la Iglesia. Esa historia es cierta.

Con la novela obtuviste el Premio “Laura Palmer no ha muerto”, ¿qué expectativas tenías al momento de presentarte a dicho concurso?
Todas. Muchas. Pocas. Ninguna.
Todas: el escritor tiene que tener un ego enorme. Si no cree él mismo en lo que escribe, si no lo demuestra, ¿quién más va a creer en él?
Muchas: el escritor tiene que estar convencido que no hay otra novela mejor en la tierra que la que acaba de enviar al concurso, pero, quizás no necesariamente sea del agrado del jurado.
Pocas: el año anterior había mandado otra novela “En algún otro lugar” al mismo concurso y obtuvo una mención. Después leí la novela ganadora “Río Negro” de Mariano Quirós y entendí por qué no podía ganar.
Ninguna: “Las reglas de Burroughs” ya había participado en otro concurso y no había figurado entre los finalistas. Ese fue el golpe al ego. No esperaba nada de la novela.

¿Qué repercusiones viene teniendo por parte de tus colegas y de los lectores?
En general son buenas. Algunos colegas la compararon con otros autores de renombre y eso me hace feliz. Otros me dijeron que no pudieron dejarla hasta terminarla y eso me hace feliz. Otros me dijeron que no entendieron ciertas partes y eso también me gusta. Las devoluciones de la obra son lo más gratificante que uno tiene. Recibo interpretaciones que yo no buscaba. Otras que sí. Recibo preguntas sobre ciertos temas puntuales de la novela: la comunidad donde transcurre, los nombres de los protagonistas. Por suerte recibió difusión: Ángel Berlanga sacó un comentario en el suplemento Radar de página 12: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/libros/10-4969-2013-03-10.html
Juan Rapacioli me hizo una entrevista para el suplemento literario de Telam que tuvo rebote en varios portales http://www.telam.com.ar/notas/201302/8879-reglas-para-una-vida-sin-reglas.html y en el diario “La Capital” de mi ciudad salió una nota hace poco.

¿Con qué se va a encontrar las personas que todavía no leyeron Las Reglas de Burroughs?
Con una novela que como escritor tenía ganas de contar sacándole los lugares comunes y dosificando la información de las escenas y los personajes.

¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?
Estoy buscando editor para dos novelas terminadas: “En algún otro lugar” que obtuvo mención en el anterior concurso de Gárgola pero aún no consiguió el derecho de ser publicada y en la novela “Don y maldición” que es una incursión a la novela cuasi policial cuasi mística y sobre todo humana.