martes, 30 de julio de 2019

Martín Etchandy: “Me gusta poner a personajes en situaciones límites, de esas de las cuales no es fácil salir”




El escritor Martín Etchandy publicó el libro de cuentos Mil veces metí la pata a través de la editorial Muerde Muertos y habló con Entre Vidas de algunas de las historias que aparecen en estos nuevos relatos. Además,  según palabras del autor, los lectores se encontrarán con cuentos satíricos en los cuales están presentes la ironía, la crítica o retrato social y el absurdo más descarnado.





¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en tu libro Mil veces metí la pata?
Si el cuento tenía humor, desborde, asombro, imprevisibilidad, simplemente tenía que estar en el libro. Por suerte la mayoría de mis textos de narrativa van en esa dirección, así que elegir los que quedarían en el libro fue sencillo.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Porque la mayoría de los personajes de las historias, más tarde o más temprano, se meten en problemas, en situaciones que los superan por su nivel de absurdo. Y meter la pata es, en cierta forma, meterse en un problema de resolución incierta, un equívoco que a veces puede resultar gracioso. Quise, además, que el título fuera en primera persona, como en mi libro anterior. Me da la sensación de que la primera persona le da una fuerza especial.

¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
Hay tres que son mis preferidos: “Pelopincho”, porque aparecen allí ciertos elementos fantásticos con los que no había experimentado antes; “Una noche con amigos”, por su humor negro/ácido, y “La perilla del baño”, relato de un humor que me gusta mucho: el costumbrista. Los lectores me han hablado mucho de “La perilla…” y también de “Pelopincho”.

¿Cómo nace la idea del cuento El hombre de los descuentos?
Me gusta poner a personajes en situaciones límites, de esas de las cuales no es fácil salir. Y si son personas comunes y corrientes, mejor. Me gusta jugar con esa idea de “esto que le pasa al personaje es totalmente absurdo, pero cuidado: también le podría pasar a usted”.

¿Cuál es tu cuento más autobiográfico del libro?
“Pelopincho”, pues comienza con un niño que durante años espera que los padres le regalen esa pileta y esto nunca ocurre. Me sucedió a mí.

¿Qué cambió en vos como escritor entre el que publicó Estoy harto de que me saquen fotos y el que publicó el nuevo libro?
Según mi estimado editor (José María Marcos) en este libro estoy más bravo, “recargado” es el adjetivo que utilizó. El humor es más ácido, quizás desde una mirada no exenta de cierta crueldad. Los años dirán si me ablando y termino escribiendo cuentos para niños o empeoro y en ese caso me convierto en un maldito sarcástico de tiempo completo.

¿Con qué se va a encontrar el que lea el libro?
Con once relatos en los que no se sabe qué va a suceder en las siguientes diez líneas. Con cuentos satíricos en los cuales están presentes la ironía, la crítica o retrato social, el absurdo más descarnado.

¿Cómo surgió la posibilidad de editar nuevamente con la editorial Muerde Muertos?
Mi primera experiencia con ellos (la antología “Estoy harto de que me saquen fotos”) fue óptima para mí. Disfruté mucho hacer el libro con ellos, se trabaja con mucha comodidad y detectan enseguida de qué va el libro, cómo pueden potenciar ese material y luego lo apoyan mucho. Creo que es lo que cualquier autor desea para su obra.

¿De qué tema todavía no escribiste y te gustaría hacerlo en un futuro?
No he escrito creo sobre el 98 % de los temas posibles y no descarto nada, porque nunca sé adónde las ideas o la imaginación me van a llevar. Tengo cuentos inéditos sobre vampiros, dinosaurios, asesinos seriales, tortugas que quieren triunfar en la danza, con eso te digo todo.

¿Qué libros o autores recomendarías?
Los cuentos de Saki y Roal Dahl son siempre de absoluto disfrute para cualquier lector en cualquier momento.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Sigo con una especie de gira o “tour” de presentaciones de este libro, todavía me falta llevarlo a muchos lugares, queda mucho por recorrer. Y luego retomaré algunos cuentos inconclusos y pegaré un vistazo a unos poemas que escribí durante el verano y que podrían ser el puntapié de una nueva antología.



lunes, 29 de julio de 2019

Natalia Romero: “Los poemas aparecen y van tomando su forma uno al lado del otro sin que yo decida mucho”


PH Cecilia Basualdo

La escritora Natalia Romero habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía El principio luminoso publicado por Caleta Olivia Ediciones y adelantó que está escribiendo un libro sobre su papá y las formas del amor.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Escribo en silencio, en general por la mañana que es cuando tengo más tiempo para quedarme en los poemas o en el estado que me genera la escritura, me gusta poder elegir el momento de sentarme a escribir, a veces el poema está conmigo días hasta que toma forma y lo dejo ser en la escritura.
A veces el ritual es el mate con miel y una carta de tarot que me acompaña, o una piedra y lo que me sugiere,  escribir es un ritual en si mismo para mi así que me gusta acompañarme con ese respeto.

¿Con qué frecuencia escribís?
 Todos los días. A veces son poemas terminados a veces no pero siempre tengo notas, si no escribo me empiezo a sentir mal con el mundo.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
No lo sé, supongo que es algo que apareció sin que me diera cuenta. Me fue llevando la vida, supongo que tiene que ver con las ganas de amar todo un poco más.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara El principio luminoso?
El título apareció mucho tiempo después de que el libro estuviera terminado. No llegaba, no llegaba, hasta que llegó. Tiene que ver con un hexagrama del I Ching, que es parte también de mis rituales de introspección y escritura. El hexagrama me dijo algo que para mi resumía la escritura es este libro que me salvó de un momento duro y que me ayudó a ver algo nuevo, pensé que el libro era sobre un final y al terminarlo descubrí que era sobre un principio, eso fue.

¿Por qué elegiste de epígrafe una frase de Illya Kuryaki and the Valderramas?
El epígrafe es de un tema precioso que Dante le escribe a su papá. Lo estaba escuchando y  esa frase, es tiempo de amar de creer en algo más, me pareció que abrazaba todo el libro, porque me abrazaba a mi en ese momento. Me gustó además que aparezcan voces no literarias,  un epígrafe puede ser cualquier cosa, es un modo de agregar un tono, un dulce extra.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Los poemas aparecen y van tomando su forma uno al lado del otro sin que yo decida mucho. Solo hubo un proceso de trabajo de edición con Diana Bellessi con quien tengo el honor de trabajar mis poemas.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Caleta Olivia Ediciones
Lo conozco a Gabo desde hace años, cuando nos veíamos en el ciclo de poesía El rayo verde con Osvaldo Bossi. Siempre hablamos de publicar hasta que llegó el día. Pablo es un gran editor y muy compañero.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De la experiencia, de vivir, de estar atenta lo más que pueda.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías? 
Uf, miles, pero ahora estoy releyendo a Sharon Olds gracias a la segunda traducción impecable de Inés Garland, a Mary Oliver, a Diana Bellessi, a Paula Jimenez España, a Vero Yattah, a Juana Bignozi, Gaby Larralde, todas mujeres leo últimamente, aunque siempre vuelvo a Viel Temperley y qué lindo que sean muchas las voces que expanden la poesía hoy.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy escribiendo un libro que me tiene sorprendida porque no lo esperaba, la poesía hace esas cosas, te deja sin control alguno. Es un libro sobre mi papá y las formas del amor, algo así podría decir.


Silvina Synaj: “Quería que las palabras fueran las protagonistas del mensaje y la intención de la estampa”





La diseñadora editorial Silvina Synaj habló con Entre Vidas acerca de su emprendimiento Literalia, citas para vestir y contó que sus objetivos son el de difundir la pasión literaria, contagiar el entusiasmo y promover otro tipo de mensajes en las estampas de las prendas que se usan cotidianamente. Además, la poeta afirmó que las frases pueden servir para motivar un equipo de trabajo, de apoyo en una capacitación, como recuerdo de un momento inolvidable o simplemente para evocar una frase inspiradora.




¿Cómo nace el emprendimiento de Literalia, citas para vestir?
Combinar literatura e indumentaria fue la idea inicial. Soy diseñadora editorial, poeta y una lectora fanática: llevaba años guardando citas que me gustaban en cuadernos varios y papelitos de todo tipo. Detenerme en las palabras fue inevitable. Al principio estampaba remeras para uso propio, porque no encontraba mensajes que me representaran en la oferta disponible; luego hubo encargos de algunos amigos y, más tarde, se amplió el grupo de interesados.
Quería que las palabras fueran las protagonistas del mensaje y la intención de la estampa. Al rescatarlas se produce un hecho mágico: se separan del contexto y se vuelven más potentes. Ganan en sonoridad.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Siempre hubo libros en casa. Y la literatura estaba presente en la vida familiar. Mi viejo leía las colecciones de ciencia ficción y un repertorio de policiales negros; una tía me regaló casi toda la colección amarilla de Robin Hood (Julio Verne y Emilio Salgari eran del club de los que más me gustaban); y a ese universo se sumaron los libros de autores rusos que podía encontrar en la biblioteca de mi abuelo. Había una promesa que se volvió garantía con los años: un pasaporte a otros mundos y realidades, la difusión de ideas y el entretenimiento. Un modo de conocer la historia, a uno mismo y a los demás.

¿Cuáles fueron las primeras citas literarias que imprimieron en las remeras?
Frases de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, un libro ecléctico y maravilloso: por ejemplo, “Sabía quién era esta mañana, pero he cambiado varias veces desde entonces”. El poema Tú me quieres blanca, de Alfonsina Storni. Y “I became insane, with longs intervals of horrible sanity”, de Edgar Allan Poe.

¿Qué repercusiones recibieron del ambiente literario?
¡Entusiasmo! Es gente que comparte la pasión. La propuesta de diseño (en la elección tipográfica y de las estampas) toma citas de escritores de prosa o poesía, y palabras. Utilizamos frases libres de derechos (de autores como Edgar Allan Poe, Lewis Carroll o Franz Kafka, entre otros). Las remeras y las frases son también una forma de apoyo para la difusión de autores y libros.   

¿Cómo es el proceso de selección de las citas o diseños que luego se transforman en remeras?
Proponemos las citas literarias de autores que nos gustan o de libros que leímos. También recibimos sugerencias y pedidos de amigos y clientes y ofrecemos la posibilidad de crear una frase propia. Muchas veces, otros reparan en citas que no teníamos presentes y es hermoso tomar nota y descubrirlas. También hay un proceso de búsqueda en la elección de la tipografía y el diseño.
Las citas literarias (el concepto es extensivo a las letras de canciones y fragmentos de guiones de película) son un rastro de algo que nos llamó la atención, una revelación o una nota al pie a la que se puede volver aunque hayan pasado varios años. En ese sentido, se mantienen vigentes en quien las recuerda y las elige, y siente un compromiso o algo más cercano a la pasión, por esas palabras que construyen sentido.

¿Cuál es tu remera de Literalia favorita y cuál la qué le gustó más a la gente?
Mi favorita es una remera negra que lleva escrito #poesía en tipografía plateada. Leer poesía (y también escribirla) es una manera de mirar y una actitud… que se traslada a algunos vicios, como abrir el libro Poesía vertical de Roberto Juarroz, cada mañana y en una página casual, para ver cuál es el pronóstico del día, como si fuera una adaptación del I Ching.
La remera que más gusta en esta temporada es la que lleva estampados los nombres de varias escritoras a elección personal: cada quién tiene su mapa literario, ineludible, que puede compartir con otros o atesorar como una ruta secreta. La gente que inspira a la gente que nos inspira, y así… en una sucesión que no se termina (por suerte). Como las prendas se estampan de modo artesanal, no hay tiradas mínimas: se puede encargar una sola remera y elegir los nombres.
El comentario aparte es para las remeras que llevan la frase “No al gerundio”, una consigna gramatical, pedida por una amiga -y una de nuestras primeras clientas-. Esa inscripción se volvió una cruzada que generó ambiente de comunidad, entre aquellas personas que se oponen al mal uso de ese verboide.

¿De qué autores o libros que todavía no diseñaron ninguna remera te gustaría hacerlo en un futuro?
Justamente: futuro. Nos debemos citas de autores de Ciencia Ficción. También hay otras deudas pendientes, como ampliar la nómina de autoras.

¿Qué objetivos te fijaste con el emprendimiento?
Difundir la pasión literaria, contagiar el entusiasmo y promover otro tipo de mensajes en las estampas de las prendas que usamos cotidianamente. Parte del encanto de la literatura es su vigencia atemporal: una declaración de principios, el fragmento de una canción, un poema o un pensamiento son textos que quedan estampados y le otorgan personalidad a la prenda, en sintonía con las pasiones del usuario.

¿Qué proyectos tienen con Literaria? 
Colaborar en la tarea de «desocultar escritoras».
Me gustaría llevar la poesía a otros ámbitos: las remeras son un medio de difusión cultural para promocionar la lectura. Las citas que elegimos son motivadoras, reflexivas o pueden lograr una sonrisa. Generan un vínculo de referencia al libro o al poema de origen; ganas de conocerlo, de releerlo, de contar esa historia: por qué la recordamos y qué significado tiene. Las frases pueden servir para motivar un equipo de trabajo, de apoyo en una capacitación, como recuerdo de un momento inolvidable o simplemente para evocar una frase inspiradora.


miércoles, 24 de julio de 2019

Mariana Aran: “Nadie es luminoso u oscuro en su totalidad”





La escritora Mariana Aran habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía Luces, sombras y claroscuros publicado por Halley Ediciones y contó que escribe sobre el amor, el agradecimiento y lo que nos vuelve muy humanos.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Salgo al sol, respiro profundo y me quedo en silencio hasta que ya no hay ruido en mi mente. Allí surgen las palabras. Escribo gran parte de mis poesías sentada en el césped de mi patio.  Tengo mucha suerte porque en Mendoza llueve muy poco, pero cuando llueve repito el ritual que hacía en Buenos Aires: cierro los ojos y escucho el ruido de la lluvia, que también me inspira. La idea es vaciar la mente para que entren palabras con amor.

¿Con qué frecuencia escribís?
No tengo horarios o momentos específicos. Mi escritura es una respuesta a la vida, por eso es que cuando estoy preocupada o angustiada recurro a la escritura como modo de purificación, pero también cuando estoy muy contenta recurro a las palabras para dar cauce a la alegría. En el fondo, para mí escribir, es un ejercicio de equilibro.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Mi mamá disfrutaba mucho la poesía de Alfonsina Storni y Julia Prilutzky Farny y me leía sus poemas desde muy chica. Aprendí de ellas el ritmo y la belleza propia del género a través de la voz de mi madre. Como soy una lectora muy ávida, luego incursioné en autores nuevos.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Luces, sombras y claroscuros?
Porque creo que todos somos un prisma de luces y sombras. Nadie es luminoso u oscuro en su totalidad. Transitamos los sentimientos mayormente entre dudas, tropiezos y aciertos, y eso nos vuelve torpes y hermosos, humanos e imperfectos. Quise reflejar estos diferentes momentos en tres “episodios” dentro de un mismo libro. Al fin de cuentas, como dicen, es cuando uno reconoce sus sombras que aprende a ver también la luz que posee.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Lo trabajamos con Mariana, mi editora. Confié mucho en su pulso de poeta para que me guiara en la selección final de los poemas que componen cada capítulo.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Mi poema preferido es:
“El que ama
puede estar equivocado de sujeto
pero nunca de verbo”
El que destacan los lectores es:
“De ningún laberinto propio
se sale con llave ajena”

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones?
Cuando publicaron el libro de otra tuitera, me llegó la invitación y asimismo la propuesta de Halley que abría sus puertas a nuevos poetas, especialmente de Twitter. Así fue que contacté a Mariana y enseguida pegamos muy buena onda. Le envié mi material y rápidamente pusimos manos a la obra para darle forma a “Luces, Sombras y Claroscuros”. Tengo que agradecerle a Vero Martínez que habló muy bien de mí a Mariana, y especialmente a Mariana por abrirme las puertas de su mundo y su hermosa editorial.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
Escribo sobre el amor, el agradecimiento y lo que nos vuelve  muy humanos. Desde la ternura hasta el miedo. Todo lo que nos toca y nos reclama. Lo que nos nutre y oculta. Lo que se tiene ganas de gritar y lo que se calla. Escribo desde la vida y para la vida.

¿De qué temas que aún no escribiste te gustaría hacerlo próximamente?
Tengo pendiente escribir más acerca de la conciencia social, la ecología, la tolerancia y el respeto a la pluralidad sexual y el feminismo.  Quizá son temas que he sondeado en cuentos cortos desde una visión más tangencial. Para abordarlos siento que necesito explorarlos, profundizarlos,  absorberlos y desde allí aportar una visión personal, formada y siempre en formación. La tarea de escribir no se agota nunca pero hacerlo desde un lugar responsable siempre implica un trabajo y un desafío.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Benedetti, Paz, Pizarnik, Prilutzky Farny y Storni, por supuesto. Como autores nuevos destaco y recomiendo a todos los de Halley ¡Sin lugar a dudas! Mariana Kruk tiene un ojo especial para detectar maravillas. Un poeta español que estoy explorando por estos tiempos es Marwan, cantautor y poeta de Madrid, y encuentro que adentrarse en su mundo es un camino muy especial. Un libro que para mí es imprescindible en la biblioteca es “Inventario Uno” de Mario Benedetti.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy leyendo mucho sobre violencia de género. Es un tema que ha tomado relevancia mediática en los últimos años pero que atraviesa la historia de la humanidad desde sus inicios. La primera mujer creada en la mitología griega es Pandora, que abre la caja de todos los males. Eva, en la religión judeo-cristiana, come la manzana prohibida y surge el pecado original. La curiosidad femenina queda simbolizada como algo negativo.  Eso marca el desarrollo de lo femenino desde entonces.  La igualdad de género es una reflexión y desafío que nos debemos. Siento que estamos en un momento de quiebre, de cambio de paradigma, en el cual todos debemos comprometernos desde nuestro lugar para restituir el poder de la mujer  en la sociedad.



domingo, 21 de julio de 2019

Macarena Trigo: “El lenguaje poético me habilita a profundizar sobre situaciones a las que no puedo aproximarme de otro modo”






La escritora Macarena Trigo habló con Entre Vidas acerca de su libro Rabia y relojería publicado por Qeja Ediciones y contó que su intención era que los poemas profundizaran la trama narrativa, que ofrecieran un punto de vista distinto sobre los hechos que se presentan. Además,  como dramaturga y directora tiene dos obras en cartel en Espacio 33: Ser sin orillas / Ensayo sobre Ofelia Todo lo que hice para no volverme loca / Vida y obra en tiempos de Macri.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Ninguno. Escribo en cualquier momento y condición. Jamás tuve rutina, horario o un espacio ideal. Tardé años en escribir directamente en la compu y nunca imaginé que escribiría en el celular, pero ahora lo raro es escribir en papel. A veces, si no puedo parar a teclear, grabo audios. Desgrabar es una buena criba para descartar cosas.

¿Con qué frecuencia escribís? 
Todo el tiempo.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía? 
Soy una lectora voraz y desordenada. Leo sin prejuicio canónico o genérico. Me licencié en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y ahí adquirí cierto instrumental quirúrgico para afianzar la lectura. Tuve buenos maestros que alimentaron mi amor por los libros desde muy chica, pero a la poesía fui llegando sola, por necesidad. El lenguaje poético me habilita a profundizar sobre situaciones a las que no puedo aproximarme de otro modo.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Rabia y relojería?
Un lector cuya experiencia valoro, usó esa expresión para definir lo que él consideraba mi estilo. Me gustó la fórmula. Cuando terminé el libro me di cuenta de que había mucho de cuenta atrás, tiempo detenido y perdido. Y bronca, claro. Rara vez no hay bronca en lo que escribo. Mi bronca y mi pesimismo son constructivos. Me pareció que era una buena oportunidad para rendirle honores a esa fórmula.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Los poemas son fruto de más de dos años de trabajo y en este caso, donde quise que se alternaran con prosa, tanto la selección como el orden resultaron complejos. Fue muy importante el laburo de edición de Leticia Martín. Hay un momento donde la corrección abruma y es imprescindible que el texto pase a ser leído por alguien en cuyo criterio se confíe. Establecimos un diálogo intenso, dinámico y muy divertido sobre el tono y los excesos de mi (mal) humor. Mi intención era que los poemas profundizaran la trama narrativa, que ofrecieran un punto de vista distinto sobre los hechos que se presentan. Necesitaba que fueran como las canciones de los musicales cuando no solo distraen, sino que proporcionan información sobre la trama. Creo que lo conseguimos.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Esta pregunta me obliga a buscar el libro y, con él delante, afirmo que no tengo un poema preferido, aunque reconozco que me gustan esos que no sé cómo escribí. Este, por ejemplo:
Lo peor no es la idea.
La idea me la como
cruda
crece dentro
no salpica
no reparte miseria
va a lo suyo
y no me necesita.
Lo peor es la certeza.
Esa vieja insufrible
que escupe
sus razones
dichos hechos
maltrata cada estrofa
porque quiere
una herida
como punto final
a toda costa.

Los lectores vienen destacando “Pensaba / que el amor era / distinto”. Hay algo en el ritmo y en la imposibilidad de resultar concluyente sobre la idea del amor, que parece interpelarlos con frecuencia.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Qeja Ediciones?
No llegó, la busqué. Conozco la editorial desde su inicio. Compartimos criterios. Sabía que si el libro no respondía a su nivel cualitativo, me lo dirían sin problema.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
El amor, la muerte y el teatro. ¿Acaso hay otros?

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Elizabeth Bishop, Idea Vilariño, Leopoldo María Panero. Roger Wolf, Berta Piñán, Jaime Sabines… Y entre mis próximos prójimos Maximiliano Spreaf, Diego Lebedinsky, Carolina Giollo y Luciana Ravazzani, por citar algunos a los que llevo el apunte.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Ninguno. Mi relación con la literatura es más vital que práctica. Leo para escribir y escribo sin la esperanza ni la necesidad de que eso se convierta en libro. Cuando el libro aparece es porque (me) resulta inevitable. Mis libros materializan búsquedas, de algún modo cierran procesos.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Como dramaturga y directora en estos momentos tengo dos obras en Espacio 33: Ser sin orillas / Ensayo sobre Ofelia y Todo lo que hice para no volverme loca / Vida y obra en tiempos de Macri. El teatro es la forma de lo poético donde mejor resisto.




miércoles, 17 de julio de 2019

Soledad Manin: “Considero que una de mis características como escritora es la síntesis”




La escritora Soledad Manin habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía Lo que bulle publicado por Halley Ediciones y contó que su premisa es encontrar nuevas formas de expresión en las que me sienta cómoda y disfrutar.





¿Qué rituales tenés al momento de escribir?
En realidad, no soy yo la que decide escribir en un momento determinado, sino que la necesidad de escribir se me impone y me persigue, hasta que encuentro un momento para hacerlo. Soy mamá de Sofía, trabajo tiempo completo en la Defensoría del Pueblo como abogada, soy traductora de inglés, tengo actividades docentes y académicas, y otras como cantar en un coro, por lo que, para poder escribir, robo minutos de dónde puedo: del sueño, del almuerzo o de pequeños intervalos que me quedan libres entre actividad y actividad. Para eso, tengo cuadernos en mi mochila, en mi habitación y en otros rincones de la casa; no puedo desaprovechar cuando el momento se presenta.

¿Con qué frecuencia escribís?
Dos o tres veces por semana por lo general, aunque la necesidad es la que me marca el ritmo y me empuja a encontrar momentos, lo disfruto mucho y me ayuda a liberar la cabeza.

¿Quién te inculcó el amor por la poesía?
Mis padres me inculcaron el amor por la lectura, aunque ellos no son aficionados a la poesía. Crecí con las canciones de María Elena Walsh, los cuentos y fábulas de la Biblioteca Billiken (Sissi, Heidi, Tom Sawyer) Me acuerdo la serie “elige tu propia aventura”, que me deslumbró. Luego continué con policiales, novelas de misterios, la colección Robinson Crusoe, especialmente Mujercitas y todos los libros de Luisa May Alcott, el Diario de Anna Frank, Agatha Christie, Chase, Mafalda, luego seguí con más y más novelas, Isabel Allende, cuentos de Dickens. Pero increíblemente llegué a la poesía de la mano de una cocinera, Blanca Cotta. La cosa fue así: alrededor de los diez años me empecé a interesar por la cocina y a leer los suplementos “Ollas y Sartenes” que recibíamos los jueves junto con el diario y las recetas que venían en la revista del domingo. Blanca es hija del poeta Juan Manuel Cotta, de quien heredó el gusto por la poesía, por lo que, en recuadros por fuera de las recetas propiamente dichas, se las ingeniaba para contar alguna anécdota o recuerdo y transcribir algún poema. Con ella, descubrí que me encantaba la poesía, entonces empecé a indagar en los estantes de la biblioteca Sarmiento de mi Lobos natal, y en las obras completas de Borges que mi padre tenía en casa. Recuerdo el gran impacto que me causó “Inventario” de Mario Benedetti. Con él, estrené el primero de mis cuadernos de poemas, en los que durante años he copiado a mis favoritos. También tuve la suerte de que a mis amigos Patricia y Juan Pablo también les gustara, entonces empezamos a intercambiarnos y recomendarnos obras.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Lo que bulle
Lo que bulle es la imagen que se me presentó al querer plasmar el tumulto de emociones que me atraviesan. Era eso que estaba en ebullición en mi interior, pujaba por salir y pudo hacerlo cuando empecé a escribir poemas.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Si bien escribir me resulta algo placentero y liberador, el proceso de selección fue arduo; aunque empecé a escribir en 2016, es mucha la cantidad de material que tengo. Además, como no tengo un tiempo ni lugar específico para escribir, como conté antes, hay anotadores, cuadernos y archivos dispersos por varios lugares, que luego tuve que rastrear y reunir. Por suerte me acompañó Mariana Kruk, que me guió y me contuvo en todo el proceso, pero nos fue difícil dejar material afuera que a ambas nos gustaba, por cuestiones editoriales.

¿Cuál es tu poema preferido del libro?
Al reunir los poemas de este libro, intenté que fueran los que mejor representaran el momento de mi vida en que los escribí, y en ese sentido, si bien es difícil elegir, resulta significativo el que me inspiró el título: “el desorden/puede ser/una contraseña/a lo que bulle/y no quiero descifrar”

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones?
Para contestarte tengo que hacer un poquito de historia. Desde chica me gustaba leer y escribir composiciones, cuentos y narraciones; también me escribía cartas con mi primo Emilio y con amigos y amigas, pero recién se me presentó el momento para los poemas hace muy poquitos años, si bien antes había escrito frases, bocetos, que tenían algo que ver con la poesía, no fue hasta hace poco que empecé a hacerlo sistemáticamente y con regularidad. Lo primero fue una imagen que, conversando con un compañero de trabajo que también es escritor, Horacio Esber, me dijo que sonaba muy bien “entre los muros de mi infancia”: así comienza ese poema, que está incluido en Lo que bulle, siento que escribirlo me ayudo a “abrir las compuertas”. Lo anoté en un cuaderno y, a partir de allí, no dejé nunca más de escribir versos, con garabatos casi ilegibles; comprobé que me resultaba terapéutico.  No tenía el objetivo de publicar. Pero meses después de haber escrito mis primeros versos hice un taller a distancia con Mariana Finocchietto y luego, a fin de 2017, comencé con Mariana Kruk (con quien sigo hasta hoy). Luego de unos meses de taller, me dijo que debería pensar en la posibilidad de publicar; que ella me invitaba a hacerlo con Halley, la editorial que dirige, pero que podría hacerlo con otra, lo importante era que diera a conocer lo que escribía. Cuando logró convencerme, tiempo después (me tomó un tiempo digerir la idea de “desnudarme” publicando), decidí hacerlo con Halley.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
Se nutre de los temas que me conmueven en cada momento, por eso no es una lista que vaya a cerrarse: la maternidad, la realidad social, entender mis sentimientos, el amor, mis luchas como mujer, como trabajadora,  interpretar mi infancia, mi crecimiento.

¿Manejás la idea de escribir próximamente una novela o un libro de cuentos?
Escribí algunos cuentos, aunque me gustaría hacer algún taller para mejorar la técnica,  pulir los que tengo, y continuar escribiendo. Considero que una de mis características como escritora es la síntesis; tanto versos como cuentos son breves. No me veo por el momento abordando un texto muy extenso como una novela, aunque sí me animaría a una nouvelle. Aunque más adelante, quién te dice.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Al que me consultara, primero le aclararía que no soy la mejor recomendadora, porque no retengo en mi memoria los detalles de los libros, sólo puedo hablar de la impresión general que me causaron. Por eso, sólo recomendaría lo que he leído recientemente o a los autores de quienes leí varias obras. Si insistiera, seguramente mencionaría, en poesía: Rabindranath Tagore, César Vallejo, Mario Benedetti, Alejandra Pizarnik, Idea Vilariño, Olga Orozco, Julia Prilutzky Farny, Miguel Hernández, Pessoa, Sylvia Plath, Bukowski. Obviamente a Borges, sus cuentos y poemas (aunque no todo lo que escribió me gusta).
También a Cortázar, Bolaño, Dostoyevski, Poe, Mishima, Hesse, Clarice Lispector, Galeano, Simone de Beauvoir, libros puntuales como: Memorias de una máscara de Mishima, Seda de Baricco, Charlotte, de Foenkinos, Teoría King Kong de Despentes, Memorias del subsuelo de Dostoyevski.
Por sobre todas las cosas, le sugeriría que indague en editoriales independientes que, como Halley, trabaja con mucho amor y responsabilidad y produce fantásticos trabajos, como los de mis compañeros y compañeras. Y le recomendaría también mi lectura más reciente, Coreografía de la ausencia de Horacio Esber, que es una historia inspirada en una historia de mi niñez.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Sigo escribiendo golosamente, lo disfruto, y lo hago sin proponerme objetivos. Este año escribí unos poemas infantiles para mi hijita y me encantó, quién te dice. Para el año que viene, que ya habré terminado mi Carrera de Especialista en Derecho Administrativo en la UBA, me gustaría hacer un taller de cuentos y profundizar un poco más en ese género. La premisa es encontrar nuevas formas de expresión en las que me sienta cómoda y disfrutar.



domingo, 14 de julio de 2019

Karina Sacerdote: “Me libera escribir sobre todas las cosas oscuras que hay en este mundo y creo que con eso tengo tema para rato”




La escritora Karina Sacerdote publicó la novela Monoblock con También el caracol editora y contó que en principio la idea original era un libro de cuentos y que cada cuento iba a ser sobre un departamento. Al escribir el primer cuento de un hombre regresando al lugar del que se había escapado nació la historia que dio lugar a la novela. Además, la autora adelantó que acaba de terminar un libro de poemas y está escribiendo otra novela que trata de una niña maltratada por un monstruo extremadamente cruel al que llama mamá.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Quizás los rituales sean una idealización. En mi cabeza me imagino en la soledad de la noche, con una copa de buen vino en la mano. No imagino nada demasiado estrambótico o inalcanzable, apenas un olor a vainilla. Acaricio el teclado mientras los personajes me hablan de sus cosas. El sutil eco de insectos nocturnos viene acompañando a la brisa que entra descalza por la ventana.
La realidad es que escribo cuando tengo un poco de tiempo para hacerlo. A veces le saco tiempo al trabajo. Otras veces escribo de a ratos, con mis hijos andando por la casa, entre los ladridos de mi perro. Escribo haciendo pausas: contesto un mensaje o salgo corriendo a la cocina para ver si el pollo se está quemando dentro del horno, por ejemplo.

¿Con qué frecuencia escribís?
En este momento, todos los días. Cada día un poema o la intención de un poema, por lo menos. Cuando se trata de narrativa, arranco cuando lo siento necesario. Hay períodos en los que, aunque tengo ideas dándome vueltas en la cabeza, no las escribo, pero escribo sobre otras cosas.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Monoblock?
La idea original era  un libro de cuentos. Pensé en un edificio y en que cada cuento fuese sobre un departamento.
El primer cuento trataba de un hombre que regresaba al lugar del que había escapado. Escribiendo, ese cuento se convirtió en el primer capítulo de una novela.

¿Cómo fue el proceso de construcción del protagonista Germán?
Los procesos de construcción de los personajes no los tengo muy claros. Se me ocurre primero una imagen. En este caso, un tal Germán que vuelve a los monoblock después de varios años. En algún momento se abre la mente y este tipo empieza a sentir cosas y actúa en consecuencia. Sus actos van mostrando su personalidad. El personaje me va contando su historia.
Supongo que cada escritor tiene su forma. La mía se va dando a medida que los dedos pegan sobre las teclas y, si todo sale bien como en este caso, llego a olvidar que es una invención y me creo lo que escribo.
Cada personaje de Monoblock tiene vida propia, pero ninguno, ni Germán, ni Marianela, ni el Polaco, ni el Bola Flores, podrían ser sin la existencia de los otros. Cada uno construye a los otros a través de mí.

¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con También el caracol editora?
Hace algunos años, una vez al mes, organizábamos con varios amigos escritores  (Mariana Alonso, Miguel Sardegna, Luis Cattenazzi, Martín Di Lisio, Daniel de Leo, Matías Orta) encuentros etílicos literarios. El requisito era simple. Elegíamos cepa y cada uno tenía que ir con un vino y con algo escrito. Leíamos y hacíamos críticas encarnizadas, pero muy constructivas, de lo que habíamos escrito. En esos tiempos yo estaba empezando a escribir Monoblock, así que en cada encuentro mostraba alguno de los primeros capítulos. Todos ellos, enormes escritores que admiro y quiero, me alentaban a continuar con la historia. Lo cierto es que con Mariana hicimos muchas cosas juntas: revista literaria, encuentros de lecturas, concursos y más. Cuando Mariana fundó También el caracol me dio la maravillosa noticia de que quería que Monoblock fuese el primer libro de la colección de narrativa contemporánea. No pude decir que no, nadie mejor que ella, talentosísima escritora y editora, para valorar mi trabajo. Si Mariana quería publicarla, era una buena historia. Me sentí orgullosa y feliz. Me estaba diciendo las palabras que todo escritor quiere escuchar: “Quiero publicar tu libro”.

¿Qué diferencias notás en vos como autora entre la que publicó el libro de poesía Terapia intensiva y la que publicó Monoblock?
Una diferencia abismal. La Karina poeta y la Karina narradora no son iguales. No pueden serlo porque la forma creativa de cada una es muy diferente. Soy celosa de mi poesía, me cuesta mostrarla. Escribo poemas compulsivamente y los destruyo.
Con la narrativa soy paciente, me gusta la serenidad que me provoca ver nacer una imagen y que esa imagen moldee a los personajes, muy de a poco, hasta que tengan sangre.
Nadie me ofreció publicar Terapia intensiva. Pagué yo misma la edición con el sello Muestrario que, en ese entonces, se dedicaba a publicar a poetas y narradores desconocidos. Los pocos que lo leyeron me dieron buenas críticas, pero si soy sincera, creo que lo edité más para mí que para que me lean.
Con Monoblock no esperaba nada. La terminé cuando falleció mi papá y dejé de escribir por mucho tiempo. La novela estuvo guardada en una carpeta de mi notebook hasta que, como ya conté, Mariana Alonso me dijo de publicarla.

¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Escribo sobre mis miedos y sobre lo que me duele. Me libera escribir sobre todas las cosas oscuras que hay en este mundo y creo que con eso tengo tema para rato.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
No suelo pensar en objetivos cuando se trata de escribir. No me gusta caminar para llegar a alguna meta porque, si pienso en esa meta, no disfruto del andar. Escribo y soy feliz si en el camino gano lectores.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
En estos últimos meses anduve leyendo algunos pendientes: El arte de la guerra de Sun Tzu, El arte de ser feliz de Schopenhauer y Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.
Acabo de terminar de leer Bicho taladro, de María Insua. Y ahora le estoy dando una segunda lectura a Hojas que caen sobre otras hojas de Miguel Sardegna porque cuando lo leí me encantó y quiero escribir una reseña.
Los recomiendo a todos, en cualquier orden.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Acabo de terminar un libro de poemas y estoy escribiendo una novela. Una historia de lo más inocente: tras las paredes de lo que parece un hogar, hay una niña maltratada por un monstruo extremadamente cruel al que llama mamá.



Sylvina Bach: “Soy puramente autobiográfica y existencial”




La escritora Sylvina Bach habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía Niña de humo publicado por Ediciones Danza y contó que la literatura ordena su mundo, la novela y el cuento lo ordenan por fuera y la poesía por dentro.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo rituales previos, pero me gusta escribir con lapicera pluma, tinta azul y hojas lisas.  No me gustan los renglones.

¿Con qué frecuencia escribís?
Depende del momento personal que esté viviendo. Algunos meses escribo todos los días, en cualquier momento. En otros sólo cuando algo me mueve emocionalmente.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Mi abuela materna.  Me regaló las rimas de Bécquer a los 7 (me las aprendí de memoria) pero en su biblioteca encontré a Mario de Lellis, José Pedroni y Alfonsina Storni.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Niña de humo?
Eran tres libros en uno, y había que buscar un nombre que aunara los tres. Unos de los libros tenía esa frase en un epígrafe, y como el humo y el fuego eran un hilo entre los tres poemarios fue sugerencia de mi editor que ése fuera el título.

¿Cómo fue el proceso de selección de las poesías que aparecen en el libro?
Fue muy lindo, porque el libro tiene poemarios de 1993, de 2007 y 2010. Fue un regreso a la que fui en todos esos años desde un lugar de mayor madurez poética.

¿Cuál es tu poesía preferida del libro?
Me habían dicho
"escóndete y sé veloz
que aquí llega el mundo y te vaciará."
Y me escondí
Y fui veloz
Y él mundo llegó
Y lo llené de mí.

Es muy simple, pero resume quién soy ante la vida.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Ediciones Danza
Cuando decidí editar los tres libros escribí a muchas editoriales. Conocía Ediciones en Danza como un sello distintivo en la edición de poesía.  Tuve una conexión inmediata con Javier Cófreces y gracias a eso todo el proceso de edición fue algo que disfrutamos mucho los dos, aunque todavía no nos conocemos personalmente. En mi primera consulta me despejó dudas que yo tenía respecto de publicar los tres libros juntos o por separado, aún antes de que yo le dijera si me había decidido o no por publicar con él. Fue generoso. Javier es una persona de mucha calidez, que ama la poesía y su trabajo de editor.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Se nutre de mis vivencias. Soy puramente autobiográfica y existencial.  Me hace escribir lo que me pasa, las circunstancias que me rodean, la necesidad de ser fuerte ante la vulnerabilidad de la vida.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías? 
La lista sería muy larga. Mi biblioteca está llena de libros de poesía de mis amigos y de los poetas que conozco en festivales, y podría nombrarte por lo menos a veinte de ellos.
No quiero decirte a los clásicos porque a ellos los leemos todos.  Pero sí tengo que decir que involuntariamente siempre me voy a la poesía escrita por mujeres. 
Yo particularmente amo a las poetas rusas, Ahjmatova y Pavlova sobre todo, a Zymborska, a las norteamericanas Emily Dickinson, Elizabeth Bishop, Mary Oliver, Anne Sexton, Marianne Moore.
Yo recomiendo ser ecléctico en la lectura, leer a los contemporáneos, pero creo que es necesario encontrar la literatura con la que cada uno resuena  y volver siempre a esa lectura porque te lleva directo a tu propia voz. Ése camino es una construcción personal.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Disfrutarlo.  La literatura es inherente a mí.  Aspiro sobre todo a leer mucha poesía y a seguir creando siempre como una manera de ser feliz. La literatura ordena mi mundo. La novela y el cuento lo ordenan por fuera, la poesía lo ordena por dentro. Configura un sentido existencial que necesito para vivir.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
En dos nuevos libros de poesía y estoy ambientado un espacio de creación.  Siempre escribí en casa y en donde fuera  que la poesía llegase, pero desde que nació mi hijo el espacio de casa, que antes era sólo mío, es mayormente de él y, como decía Virginia Wolf, sentí la necesidad de volver al cuarto propio.


lunes, 8 de julio de 2019

Victoria Mora: “Me gusta mucho la ficción histórica, leer y escribir en el marco de ese género”






La escritora Victoria Mora habló con Entre Vidas acerca de su libro Rodolfo Walsh – Escribir contra la muerte publicado por Modesto Rimba y adelantó que está terminando uno de cuentos que se llama Arderá la memoria y es en homenaje a unos versos de Paco Urondo.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No sostengo rituales. Escribo ideas a mano en cuadernos y en cuánto tengo el tiempo eso se traslada a la computadora.

¿Con qué frecuencia escribís?
Escribo cuando puedo. Los tiempos de crisis hacen que vivamos sobrecargados de trabajo cuando tenemos la posibilidad. La vida resta así tiempo a la escritura, sin embargo, no ceso de resistir y dar batalla. Escribo, leo y corrijo en cada minuto que puedo, y esto puede darse mientras espero a un paciente, viajo en tren o colectivo o estoy cocinando. Tengo la fortuna de sostener la concentración, aunque la tarea sea fragmentada. Imagino que porque es el único modo en que puedo sostener un oficio que me apasiona.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
No podría nombrar a una persona en relación con la literatura. Sí a quién me inculcó el amor por el saber ligado a la palabra. A los cuatro años por insistencia mía, mi tía Victoria me enseñó a leer y escribir bajo un quincho en tardes de verano que atesoro en la memoria.
Hay otro episodio: en mi casa no había bibliotecas, apenas unos libros sueltos. Cuando tendría unos doce años mi mamá se asoció a El club del Libro, un vendedor dejaba en casa un catálogo de libros del que había que comprar al menos uno por mes. Mi mamá me cedió ese privilegio. Así comencé a construir mi biblioteca personal.

¿Cómo surge la idea de escribir tu libro de ensayo de psicoanálisis y literatura sobre Walsh?
Como suele suceder en la vida se enredaron para mí ciertas causas y azares. Participo de un grupo de investigación de Psicoanálisis y Literatura en el marco de trabajo del Departamento de Enlaces, que anuda psicoanálisis y cultura, en la Escuela de Orientación Lacaniana. Un año, Pablo Russo, asesor del módulo me sugirió leer los cuentos de Rodolfo Walsh. Tomé ese consejo con mucho entusiasmo y quedé así prendida a la obra de Walsh. Anudé entonces las dos pasiones que me habitan. Ese año escribí un trabajo sobre la ficción y lo real en los cuentos de la serie de los irlandeses para las jornadas del Departamento. Y ya no paré hasta completar los siete capítulos y un epílogo que componen Rodolfo Walsh. Escribir contra la muerte.

¿Por qué decidiste que el libro se llamara Rodolfo Walsh – Escribir contra la muerte?
Mi hipótesis, explícita en el libro, es que Walsh sostiene una posición ética que lo acompaña hasta su último día y que implica un compromiso por el otro en el que abandonar a los compañeros no tendría cabida. Su escritura desde Operación Masacre se ubica en un estilo y una poética que va en la línea de construir una sociedad más justa para todos. La escritura y la palabra son puestas a ese servicio. Por eso, no apoyo cierta lectura de las Cartas que Walsh escribe, a propósito de la muerte de su hija Victoria Walsh y su amigo Paco Urondo, que lo ubican como enamorado de la muerte.

¿Cómo fue el proceso de investigación que realizaste?
Leí toda la obra de Walsh y los libros que encontré en torno a su figura y obra: biografías, ensayos, entrevistas, etc. En función de los capítulos que decidí escribir sumé la lectura y relectura de textos psicoanalíticos.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Me gusta mucho la ficción histórica, leer y escribir en el marco de ese género. Aunque también, a veces, aparecen cuentos sobre la vida cotidiana, los conflictos familiares, las injusticias. Muchos de mis cuentos están ligados a la última dictadura cívico militar.

¿Cómo surge la posibilidad de publicar el libro con Modesto Rimba?
Se lo debo a mi amiga Macarena Moraña que me contactó con la editorial. El libro les gustó y así se inauguró la colección de Psicoanálisis y Literatura de la editorial.

¿Qué libros o autores recomendarías? 
Sería una lista enorme, me voy a limitar a algunos que sin pensarlo demasiado vayan apareciendo:
Cuentos completos, Rodolfo Walsh
A veinte años, Luz, Elsa Osorio
El hombre que amaba los perros, Leonardo Padura
El corazón helado, Almudena Grandes
Alicia en el país de las Maravillas, Lewis Carroll
Por quién doblan las campanas, Ernest Hemingway
Cuentos completos, Abelardo Castillo
Las pequeñas virtudes, Natalia Ginzburg
El aliento del cielo, Carson McCullers
Cuentos completos, Flannery O Connor
Principiantes, Raymond Carver
Los escarabajos, Macarena Moraña
Los pichiciegos, Rodolfo Fogwill.


¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy terminando de corregir un libro de cuentos que lleva por título Arderá la memoria en homenaje a unos versos de Paco Urondo.