viernes, 18 de marzo de 2011
Azucena Galettini: “No puedo sentarme a escribir si no sé el final del cuento”
Es Licenciada en Letras, traductora, docente y escritora. En la actualidad, Azucena Galettini acaba de publicar su primer libro de cuentos llamado “Lo único importante en el mundo” de Editorial El fin de la noche. Además, se encuentra terminando de escribir dos novelas que próximamente podrán tener la posibilidad de ser editadas. La joven escritora habló de sus comienzos, sus métodos de escritura y sus máximos objetivos de cara al futuro.
¿Qué se te dio por empezar a escribir cuentos?
Debo reconocer que no empecé por escribir cuentos. Desde que me tomé en serio la escritura, mi idea era escribir novelas. Tengo dos de ciencia ficción de mi época de adolescente bastante malas. Fue en los talleres que empecé a ejercitar el cuento. Liliana Heker, a quién considero mi maestra, siempre decía que un buen novelista puede ser un pésimo cuentista, pero quién domina el cuento tiene herramientas para escribir una buena novela. El cuento te obliga a ser riguroso, a que todo esté hiperajustado. Es un muy buen género para aprender el oficio.
¿Qué enseñanzas recibiste de la escritora Liliana Heker?
Liliana me enseñó muchas cosas, pero creo que la más importante es el compromiso con la escritura. Poner siempre el 100% en lo que uno hace, no quedarse jamás con el “y bueno, me salió así”.
Trabajar mucho cada texto…
Si, exactamente. Eso y una frase típica de ella, “las ganas de escribir vienen escribiendo”. Así como los pianistas necesitan practicar, los escritores también tienen que darle al teclado un rato largo, aunque más no sea para mantener los dedos y la cabeza ágiles, aunque lo que salga ese día no sirva después para nada.
¿Seguís con la idea de escribir novelas o tu prioridad es continuar con los cuentos?
Mi prioridad es escribir, más allá del género en sí. Ahora estoy metida en terminar de corregir una novela corta que se llama “Así de hermoso” y ya meterme de lleno a terminar otra novela más larga en la que estoy trabajando hace casi dos años.
¿De qué género es la novela “Así de hermoso”?
Realista. Transcurre en la Patagonia.
¿Es autorreferencial?
No, la verdad que no. Es decir, toda literatura se toca con lo personal porque lo que uno quiere contar, lo que te impulsa a contar una historia siempre parte de lo personal. Pero no hay nada en sí en esa novela que se toque con mi propia historia de vida, más allá de mi amor por el sur argentino.
¿Vivís de la escritura o actualmente tenés un empleo paralelo?
Vivo para comprar el tiempo para escribir. Vivo de la traducción, de la docencia, de la interpretación. Más que un empleo paralelo, tengo varios.
Hace un tiempo, en una entrevista, la escritora Ana María Shua señaló que “el autoplagio es inevitable para los escritores, ¿qué opinión tenés al respecto?
Depende qué se entienda por “autoplagio”. Es decir, hay temas que son recurrentes en cada autor. Son las obsesiones que te persiguen, es muy difícil que no aparezcan de manera recurrente. Creo que aburrir al lector es uno de los peores pecados que uno puede cometer cuando escribe y ser repetitivo puede ser un pasaje directo al aburrimiento.
¿Qué obsesiones te persiguen?
Tantas que son difíciles de enumerar. Creo que la soledad y la muerte son dos temas a los que siempre vuelvo de una manera u otra. Lo curioso es que no es conciente. Es decir, no es que busque hablar de esos temas pero las imágenes, las historias que se me ocurren giran muchas veces en torno a eso.
En varios de tus cuentos está presente la muerte…
Sí, exactamente. Desde distintas perspectivas, como pulsión, como fantasma que ronda, como el dolor de los vivos que tienen que seguir adelante. Quiero creer igual que muchas veces junto con esa presencia de la muerte hay también una visión esperanzadora.
¿En qué momento te ponés a escribir?
En los que puedo. Tanto en momentos muertos como en alguna hora que tenga durante el día. Pero para mí también se escribe en la cabeza. Muchas veces no estoy frente a un papel pero igual estoy de alguna manera escribiendo, jugando con imágenes, con determinadas emociones, cosas que después pasaré al papel. Cuando sienta que ya es momento de pasarlas al papel.
Hay escritores que escriben hasta una novela partiendo de una imagen o de una situación, ¿cómo se inician tus historias?
Yo siempre parto de una imagen inicial, sea cuento o novela. Es siempre una imagen que me ronda y ronda, hasta que encuentro la historia que justifique esa imagen.
¿Cuándo arrancas con un cuento ya tenés que tener en la cabeza el final?
Sí, no puedo sentarme a escribir si no sé el final del cuento. Sé que hay quienes empiezan a escribir y encuentran el final escribiendo y después vuelven para corregir desde ahí, yo no puedo, necesito saber a dónde voy antes de escribir, sino no me dan ganas.
Tu libro de cuentos “Lo único importante en el mundo” está compuesto por 17 cuentos, ¿fue difícil el proceso de selección del material?
Sí. Es decir, es un trabajo que ya había hecho cuando mandé al concurso del Fondo Nacional de las Artes, pero a la hora de la publicación volví junto con la editora Carolina Sborovski sobre la selección, sobre lo que funcionaba y lo que no. Hay dos cuentos del libro inicial que no están en el que se publicó, no porque no me gusten, si no porque no le aportaban fuerza al libro. Me costó mucho decidirme a sacar esos relatos, pero era la decisión correcta. También, reescribí uno de los cuentos, cambié el punto de vista de tercera a primera persona, porque no funcionaba.
La mayoría de los cuentos tienen que ver con situaciones de la vida cotidiana, ¿pensás que mucha gente se va a sentir identificada?
Es lo que querría, claro. Uno busca precisamente llegar a la gente, conmoverla de alguna manera (hacer reír, enojar, indignarse, por qué no...). Me gustaría también que les dejara esa sensación de que lo cotidiano también es trascendente, de que hay muchas cosas de la vida diaria que pasamos por alto.
¿Qué proyectos tenés para éste año?
En principio, terminar de corregir la novela corta, “Así de hermoso” y empezar a ver de publicarla y mientras tanto, seguir trabajando la otra novela, "La primera de las tres virtudes".
Por último, ¿cuáles son tus máximos objetivos como escritora?
Pregunta difícil. La verdad nunca lo pensé desde ahí. Creo que mi mayor objetivo sería estar siempre convencida no sé si de lo que escribo, pero sí de lo que publico (ya sea en editoriales, en mi blog, lo que lea en una lectura pública, etc.). Me parece que el lector no se merece menos que eso. Creo que respetar ese pacto es fundamental.
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