lunes, 26 de septiembre de 2011
Gustavo Nielsen: “Trato de que haya el mínimo de azar posible”
El escritor Gustavo Nielsen obtuvo el Premio Clarín de Novela 2010 por su obra “La otra playa”, tras quedar en dos oportunidades entre los diez finalistas por su novela “El corazón de Doli”. La historia ganadora es original, mezclando el género fantástico con un tono romántico. Nielsen tiene un largo camino dentro de la literatura pero el galardón permitió un mayor acercamiento con los lectores. El también arquitecto habló con “Entre vidas” acerca de “La otra playa” y de su más reciente publicación, la reedición del libro de cuentos “La fe ciega”, que se había editado únicamente en España.
¿En qué momento comenzó a dedicarse a la escritura?
Empecé a los 13 años, tentado por ser como Quiroga, Poe, Castillo, Cortázar, Bradbury. Quería ser ese tipo de persona: la que se comunica con los demás a través de historias. Pero nunca me dediqué por completo a escribir. Todavía hoy hago más de una cosa: arquitectura, dibujo o escritura. Cuando un rubro empieza a aburrirme, me cambio al otro. En el momento en que respondo a esta entrevista estoy autoexiliado en Unquillo, escribiendo una novela difícil, en casa de mi amigo Aco Valtier.
¿Cuándo terminó de escribir su libro “La otra playa” pensó que tenía entre sus manos una posible historia ganadora del Premio Clarín de Novela?
No. Estaba mucho más confiado con “El corazón de Doli”, la novela que había sido finalista dos veces en años anteriores. Pero lo que yo siento nunca tiene mucho que ver con el mundo comercial, me pasa siempre. Raro sería que la pegara.
Al obtener el premio se lo dedicó a Fogwill, ¿qué vínculo tenía con el escritor?
Fue mi amigo.
¿Cómo nace la idea de la novela?
Tiene que ver con una amiga nadadora, que sentía que su padre, fallecido hace unos años, la venía a buscar cuando hacía la plancha en un instante de relajación. Después empezaron a aparecer las escenas, una por una. Primero la de las diapos, después la del asado uruguayo con Zoppi, que pasaron realmente. Tuve que adaptarlas un poco, exagerándolas. En ficción siempre se trata de exagerar la realidad.
¿Por qué decidió escribir dos historias diferentes que se terminan uniendo?
Porque eran dos mundos que se tenían que comunicar en una ventanita. El acá y el más allá, para decirlo de un modo simple.
¿En qué momento eligió que los dos protagonistas, Antonio y Lorena, iban a ser fotógrafos?
Cuando era chico hacía fotografía en el modo analógico, que era el único que existía. Tenía un cuarto oscuro armado en un baño exterior en la casa de mi familia en Castelar. Revelaba de noche, porque el baño tenía un par de vidrios esmerilados. Nadie salía al patio a la hora en que yo revelaba con once o doce años. El espacio era apretado. Las cubetas eran medios envases plásticos de lavandina, en sus modelos de más volumen. Con la mitad de abajo hacía la cubeta, con la de arriba un embudo. No era un invento mío, lo había sacado de la revista Lúpin. La dimensión máxima del papel que entraba en esa cubeta cilíndrica era un cuarto de pliego A4. Ver la aparición de la persona retratada bajo la luz roja del cuarto oscuro debe ser lo más parecido a ver un fantasma. Esa gente viene de la nada, de un mundo líquido, tibio y ácido. Siempre me asustó.
El capítulo fundamental del libro es el 7, ¿lo pensó como el punto de inflexión de la novela?
El capítulo 7 fue, durante años, un desastre. Me resultaba dificilísimo de escribir. Para la corrección que hice a las vísperas del premio pude ordenarlo bastante, en una de las tantas reescrituras. Mi preocupación estuvo centrada en ese capítulo. Estoy orgulloso de mi trabajo, sincero y meticuloso, para el que usé instrumentos del lenguaje televisivo de las series. Viendo Los Sopranos supe cómo hacerlo. Cuando tuve la solución a la vista, componerlo me resultó sospechosamente sencillo.
¿Desde el principio ya tenía definido el final de “La otra playa” o se fue sorprendiendo a media que la iba escribiendo?
Todo está definido en lo que escribo, si no tengo el final no puedo ni empezar. Trato de que haya el mínimo de azar posible. No obstante, a veces los personajes o las situaciones terminan dominando algunas partes menos importantes que el cierre. De este libro estaban definidos el comienzo, el final y, como vos bien descubriste, el capítulo del medio, el 7. Pero definir un modo de resolverlo no quiere decir que uno ya lo tiene resuelto. En este libro, lo único que salió fácil fue el primer capítulo.
Varias de sus publicaciones tienen mucho del género fantástico, ¿es lo que más lo atrapa?
Es por donde empecé a leer. Cuando empezás a leer muy temprano, es posible que lo fantástico domine tus lecturas de grande. Amo a Bioy Casares, por ejemplo. La invención de Morel, Plan de evasión, Dormir al sol son unos librazos. También puede ser que crezcas en las lecturas, a mí no me ha pasado demasiado. Sigo siendo un niño en muchas cosas. Podría decirte, para algunas: lamentablemente. Pero me alegro con las otras. No tengo prejuicios a la hora de leer, por ejemplo, algo me gusta o no me gusta, como si estuviéramos hablando de un postre, o una golosina. Eso es infantil pero está bueno.
Se acaba de reeditar un libro de cuentos suyo que había salido solamente en España, La fe ciega. ¿Qué conexión le encuentra con La otra playa?
Poca. La otra playa es una novela, La fe ciega es un libro de cuentos. Siete cuentos, como en Marvin, como en Playa quemada. Nunca sé si voy a conformar o defraudar a mis lectores con mis novelas. Son muy diferentes, cada una se juega por entero a la novedad. Así lo siento cuando las escribo, así percibo que son leídas, a través de los comentarios que recibo. Pero los cuentos no, mis cuentos siempre caen bien. Son como un mismo mundo que se va llenando de personajes que no coinciden, pero se permiten ser buenos vecinos. Y yo los pongo ahí, como parte de un plan que desconozco, que me supera. Están. Los quiero, los defiendo, son mis grandes amigos, a pesar de que a veces se porten mal.
Véndanos un poco La fe ciega.
Si tuviera que existir como vendedor, me moriría de hambre. Es algo que noto cuando veo a mis socios arquitectos, que son diez años más chicos que yo, están hiper conectados y trabajan en la difusión del estudio como verdaderos agentes de prensa. Soy muy tonto en el acto de vender, no sé hacerlo. Lo lamento.
Hagamos la prueba. ¿Por qué debería comprar La fe ciega?
Bueno, podría decirte que ahí están tres de los mejores cinco cuentos que escribí en mi vida: Adiós, Bob, La fe ciega y El café de los micros. El último ha ganado muchos premios y fue traducido a varios idiomas. Además porque está el cuento que más quiero; Turf. Me lo contó un amigo que también falleció, Oscar Gallo, que era fanático del Hipódromo de La Plata. Él me inició en las carreras de caballos. Aprecié mucho a ese hombre. Tenía unos datos que jamás volví a recibir. Era una especie de mago del dato: ganaban los caballos a los que él jugaba, era algo natural, o parecía así. Me fue muy bien en ese tiempo, fue como ganarme una modesta lotería, gracias a sus pálpitos y recomendaciones. Oscar era un sabio del turf, tuve el placer de ser su amigo, nunca lo voy a olvidar. Con él me pasó lo mismo que con Fogwill, otro genio en lo suyo, y que te daba lo que sabía desinteresadamente, sólo por el hecho de compartir y disfrutar de la amistad. En el libro también hay un par de cuentos sobre el mundillo de la literatura que están funcionando muy bien, por los comentarios que leo. Son mis cuentos sorpresa.
Tres de cinco… ¿cuáles son los otros dos que nos recomendaría leer de sus otros cuentos?
Marvin y Playa quemada. Ambos se pueden leer en los libros (de Playa quemada hay una muy buena edición de Interzona actualmente en librerías, y Marvin, aunque lamentablemente está discontinuado, se consigue en Mercado Libre). También se pueden leer gratis en Internet en mi sitio www.mandarinasdulces.blogspot.com
¿Qué libros de los últimos que leyó recomendaría?
Cinco libros de autores argentinos y un libro mexicano: Era el cielo, Las garras del niño inútil, La virgen cabeza, Bajo este sol tremendo y Kryptonita. El mexicano es Los culpables.
¿En que nueva novela está trabajando actualmente?
Estaba trabajando hasta antes de ayer con una novela que pasa íntegra en el Jardín Botánico de Thays, con unos personajes perversos y hasta seres extraterrestres en forma de semillas esféricas. Pero, a pesar de que me aislé (como intento hacer siempre), el período post premio Clarín tiene una inercia que es buena y mala, pero no me permite concentrarme tanto, de corrido, por decirlo de alguna manera. Una cosa que espero dure muy poco (contesto este reportaje el domingo 25 de setiembre, el lunes 3 de octubre deberé viajar para estar en la fiesta de entrega del premio a otro escritor, lo que es un augurio de paz). No te digo que me reconozcan por la calle, pero sí te ubican de las ferias del libro, y te la pasás moviéndote. Lo bueno es que estoy conociendo el interior del país, con hermosos paisajes y gente muy copada. Lo malo es que no consigo parar la pelota más de tres días, aunque me lo proponga. Nunca antes me había pasado. Tal vez sea el momento de generar solamente microficciones.
¿Cuál es su máxima aspiración como escritor?
Escribir.
Hola MAuro me atrapó esta nota, realmente es un placer este blog! en esta entrevista se puede conocer al hombre en su rol artístico 100%
ResponderEliminarabrazo!
Hola Gus, me alegro mucho que te haya gustado la nota y lo que decís del blog. Estoy entrevistando muchos escritores, es más, en éstos días subo un par nuevas. Igual también quiero entrevistar gente de otros sectores.
ResponderEliminarEspero que sigas a gusto con la página, abrazo grande!