lunes, 2 de abril de 2018
Fedra Spinelli: “El Delta se me impuso”
La escritora Fedra Spinelli habló con Entre Vidas de su libro de prosa poética Delta, publicado por ediciones La Mariposa y La Iguana y de sus nuevos proyectos entre los que se encuentra una novela que viene trabajando en una clínica con la autora Alejandra Zina.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No sé si tengo un ritual específico. Si sé que necesito despejar mi mente de otras cosas y también despejar la mesa de otras cosas, entonces me pongo a ordenar, limpiar y tirar, papelitos, cosas dela cocina, al fina termino limpiando todo.
¿Con qué frecuencia escribís?
Soy bastante irregular, me pasa que me concentro por momentos, y a veces pasa mucho tiempo en que no puedo hacerlo. Así que aprovecho mucho cuando encuentro ese clima interno y predisposición. Ahí sí estoy un rato largo, a veces me tomo un día del fin de semana, y no veo a nadie, no hablo por teléfono, no salgo. Me paso todo el día buscando adentro que quiero contar, o solo dejando que fluya en el texto. Es como un día de entrenamiento pero en soledad. El gran dilema para mí es no distraerme, incluso Facebook u otras redes funcionan como grandes distractores. Y además como tengo muchísimo laburo en contacto continuo con personas, soy vendedora, no paro de hablar, para mí el silencio es algo muy buscado y necesario para escribir, y la soledad también.
¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
No sé exactamente quien, supongo que siempre ví a mi mamá leer mucho siempre, muy concentrada en la lectura. Y también tuve muy buenos maestros, y enseguida afiné con ellos y con la literatura. Pero tengo la sensación que nací con hambre, con mucho hambre de historias, de fantasía, de chica me sentía más cómoda habitando mi imaginación. Mi mamá me leía poesía y mitos griegos, y esos fueron mis dos grandes pilares, aún lo son. Me internaba en las historias y me resultaba más placentero y más fácil que habitar el mundo real. Y a veces todavía me pasa. Sé que era un escape, una protección del mundo, yo era muy introvertida y la literatura resultaba un lugar seguro, loco sí, infinito también, pero seguro.
¿Por qué decidiste que tu libro prosa poética se llamara Delta?
La cosa es que cuando escribí Delta, por lo menos su texto inicial, estaba en el Delta de Tigre en la primera sección, cuidando la casa de un amigo que había decidido salir de viaje en canoa rio arriba, y no sabía cuándo iba a volver. Era verano, yo no tenía un mango y me había ofrecido que me quedé en su casa y le cuidara a su perra Luchi. El Delta se me impuso, habitar ahí esos días, estar a un paso de la ciudad y sin embargo sentirme en una zona agreste, muy vegetal, casi salvaje, el río que te impone su ritmo si se desborda y sube el agua no podes salir de la isla, estar a su merced, la noche en el muelle que es hipnótica, el rumor de lo vegetal, del agua, todo eso se imponía, y no sé Delta es eso , ese conjunto, sentí que tenía llamarse así. Además creo tengo algo con nombrar la geografía y los espacios, tengo otro libro de poemas que se llama Digo bosque.
¿Cómo fue el proceso de selección de los textos que aparecen en el libro?
Primero escribí de un tirón, sin pensarlo, parecía un diario pero duro, casi como si fuera un informe médico, descriptivo, frío, quería describir los ruidos, las sensaciones y las fabulaciones. Salirme del yo poético típico de los poemas y perder la extrema emotividad. Por eso creo que aparece esa voz rara en tercera persona. Y me pareció un engendró. Pensé bueno, sirvió de catarsis, es un bicho raro. Y después se lo mostré a un par de amigas lectoras, que me dijeron que tenía algo, algo importante, algo entero, ellas conectaron perfectamente bien con el texto. Entonces, lo retoque, lo pulí, y lo dejé dormir. Paso un tiempo. Sentí que pegar el salto y decidir, si era algo publicable, si quería hacer algo con eso, y buscarle lugar. Me llevó otro tiempo, y conocí a las editoras de la Mariposa y la Iguana en una FLIA y me encantó el catálogo y ellas. Concretamos enseguida, les pasé Delta y les gustó mucho. Leticia Hernando se tomó el trabajo de corregirlo y lo revisamos juntas, y finalmente quedo así.
¿Cuál es tu preferido del libro?
Uy, hay muchos, pero mi libro cabecera es Frankenstein, me encanta. Y su autora, Mary, esa cabeza para contar de esa manera, ese espíritu, la ironía de ese relato. La belleza de la estructura, tipo muñeca rusa, la historia dentro de la historia: el capitán que le escribe a la hermana que le cuenta del Doctor que a su vez le narra el experimento y lo sucedido. La voz de la criatura nunca aparece en forma directa. Ese silencio. Ese abandono. Esa negación. Crítica lo más oscuro de la humanidad. Esa oscuridad incluso también en nosotros.
¿De qué temas se nutre tu escritura?
De muchas cosas, otras lecturas, de poesía. Me inspira a veces ver fotos o imágenes. Y sin dudas ahora le robó mucho al cine y las series, cuelgo mucho ahí, me gustan algunos personajes y me los imagino en otros ámbitos , incluso como si pudiera tener diálogos con ellos o fueran mis colegas y amigos.
¿Qué libros o autores recomendarías?
Un montón, de lo que más me gusto en este último tiempo: Claire Keagan, la irlandesa, todo. Nona Fernandez, la chilena, también. Me encantó el Papel preponderante del oxígeno de Ángeles Salvador y me gustó mucho el libro Quema de Ariadna Castellarnau. También, Inés Garland, recomiendo todos sus libros, pero el último, Una vida más verdadera, es precioso. Todas chicas ehh, bueno, de los varones amé La comemadre de Roque Larraquy. Me gusta mucho Jorge Consiglio. Diego Muzzio es gigante, su poesía es tremenda y sus nouvelles Las esferas circulares también. Y les recomiendo dos poetas que me encantan que son Javier Roldan y Martin Vázquez Grillé.
¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Dicho así suena a tener un frío plan, en realidad tengo un plan cálido. La literatura me está dando muy buenos colegas y grandes amigos, hay mucho cariño, en serio. Hay una suerte de manada, de grupo invisible, informal, que empieza a juntarse y mi plan es estar aquí, con ellos, con todos nosotros. Es compartir, leer y que me lean, y seguir escribiendo, aprender cosas nuevas y disfrutar.
¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con ediciones La Mariposa y La Iguana?
Como conté antes las conocí en una FLIA, que son las ferias del libro independientes que se realizan en espacios comunitarios que pueden estar en peligro de cierre, y se hacen a modo de defensa de los espacios públicos y culturales. La mariposa y la Iguana es una editorial independiente, creada hace 7 años por Leticia Hernando y Dafne Pidemunt, publican principalmente poesía y género. Ellas mismas son poetas. Son muy buenas editoras tanto en la publicación, corrección, selección de tapa y todo ese proceso creativo, ya les hablé de Leticia Hernando, que está en cada detalle y cuida muchísimo el terminado. Y Dafne Pidemunt que está en la parte comercial, que es la más difícil y que cuesta mucho hacer. Dafne sale a la calle y encara librerías, ferias, lo que sea, la escuché hablar de nuestro libros, de sus catálogo, de sus poetas, con ese cariño nos llama frente a otros, y realmente es muy luchadora y arremete con fuerza para que los libros estén disponibles para todos. Tuve mucha serte de conocerlas y las quiero mucho.
¿Cómo surgió el programa de radio Ficticios?
Surgió casi casual, yo soy vendedora de una editorial y tengo que visitar las librerías que son mis clientes, y así conocí al resto del grupo en el Splendid, de tanto hablar de libros y recomendarnos y quedarme más de la cuenta conversando. Ariel Toledo y Debret me propusieron hacer un programa de radio con lo que hablábamos en el pasillo.
Con Ficticios una vez por mes hacían eventos en los que invitan reconocidos escritores. ¿A cuál te hubiese gustado tener? ¿Cuál te sorprendió de los que fueron a leer?
Ay nos quedaron muchos escritores sin venir todavía, me hubieran gustado mucho que vengan Roque Larraquy e Inés Garland, porque sus entrevistas fueron divinas. Y una deuda enorme para mí es tener a Hernán Ronsino, lo admiro, es una gran persona y sería un lujo y una enorme alegría poder hablar con él y escúchalo leer.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy con varias cosas y poco tiempo. Me mata que el trabajo que paga la renta, como decían en una película, me tomé tanto tiempo y energía. Mi gran dilema va ser, como siempre, concentrarme y organizarme. Tengo una novela en camino, la vengo trabajando en una clínica con Alejandra Zina, que es una excelente guía. Además estoy dando taller y por abrir otro más, vamos a ver si puedo con todo.
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