sábado, 12 de mayo de 2018

Daniel Canney: “Los temas son, en su mayoría, autobiográficos”





Daniel Canney publicó su obra de teatro Almagedón o el final de la razón en un libro que salió por Azul Francia Editora y el autor habló con Entre Vidas acerca de dicho acontecimiento. Además, adelantó que está ensayando la segunda parte y que está escribiendo una sucesión de relatos en formato cuento que le gustaría que derivaran en una novela.

¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Muchas veces escribo incluso viajando en bondi. Pero al hacerlo sistemáticamente, busco estar cómodo. Quizá pongo alguna música que me inspire. Un cigarro. Una copa de vino.

¿Con qué frecuencia escribís?
Intento hacerlo todos los días. Buscando los momentos en cada espacio que encuentro libre.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu obra de teatro Almagedon o el final de la razón?
Mi cuerpo hecho un ovillo tirado en el piso. 

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre?
Siendo pequeño me inculcaron el temor de que el fin del mundo se avecinaba. A este le llamaban Armagedón. Llegué a la edad adulta y descubrí que, durante nuestra existencia, sufrimos varios finales. Alineando este concepto con la perpetuidad del Alma salió el nombre de Almagedón.  O el final de la razón surgió como subtítulo al entrar en conflicto con lo excesivamente racional. Cuando es la mente quien construye la repetición.

¿Cómo fue el proceso de escritura de la obra?
Catártico. En dos horas treinta ya la había arrojado sobre el titilante cursor de un Word. Claro que para ello fueron necesarios treinta y seis años de práctica.

¿De qué temas se nutre tu escritura? ¿De qué tema te gustaría escribir próximamente?
Los temas son, en su mayoría, autobiográficos. Si bien suelo crear nuevos esquemas, siempre está el punto de referencia con algo que me identifica e intento trascender. Me gustaría lograr con esto una escritura absolutamente honesta, prolija y dialécticamente deliciosa. Sobre esto quiero escribir.

¿Cómo se dio la posibilidad de editar la obra con la editorial Azul Francia?
Con Francisca nos conocimos actuando para un programa de televisión. Cuyo contenido (idea) inicial tuve el placer de escribir. Luego, la afinidad nos llevó a crear un bello vínculo que, con el tiempo (y compartiendo nuestros más sinceros sueños), tuvo, entre otras bellas consecuencias, que ella conciba su propia editorial y yo mi primera publicación. 

¿Qué repercusiones tuviste de la gente que leyó el libro?
Uf… Inesperadas. Ya me había sucedido con gente que vio la obra. No lo esperaba con el libro. Personas que me han dado bellas devoluciones. Que se han sentido tocadas por referencias y profundidades antes no vislumbradas. Que me han agradecido la honestidad por la cual pudieron reflejarse. No lo sé. Me da un poco de pudor admitirlo. Pero las repercusiones ampliaron el impulso que subyacía en mí, para continuar escribiendo.

¿Hiciste algún taller de dramaturgia?
Si. De adolescente. Ello marcó el transcurso de mi vida. Pues llegaron a publicarme en un diario local y tiradas independientes (esto en Puerto Madryn). Luego, con lo aprendido y leyendo asiduamente, logré armarme de un sistema para continuar pariendo letras.

¿Escribís o tenés pensado escribir otro género literario?
Escribí una obra que enmarca dentro del género de la ciencia ficción. Me divirtió hacerlo. Aún no la estrené. Considero que los géneros son pragmáticos a la hora de escribir, así que … veremos.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Además de lo teatral (ahora ensayando la segunda parte de Almagedón), estoy escribiendo una sucesión de relatos en formato cuento que me gustaría derivaran en una novela. ¿Ambicioso? No, como dije en un principio, sólo busco trascender, bañando sentires en tinta, para que luego, una vez transformados en letras, vuelen hacia nuevas libertades.




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