El escritor Enzo Maqueira vuelve a sacar una novela luego de la exitosa Electrónica. En este caso, cuenta la historia de un hombre que huye de Buenos Aires y de una relación enfermiza en su libro Hágase usted mismo publicado por Tusquets Editores. Además, señaló que una lectora dijo que el libro es “curioso y atrevido” y él considera que es una buena manera de calificarlo.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
A veces necesito música, a veces no; a veces una cerveza, casi siempre un porro. Prefiero la noche, aunque escribir a la mañana me suele dejar más tranquilo el resto del día. No me obligo a escribir una determinada cantidad de horas o de páginas. Escribo hasta que me canso, y suelo cansarme rápido. Salgo, doy vueltas, hago otras cosas, más tarde sigo escribiendo.
¿Con qué frecuencia escribís?
Depende la época. Puedo escribir todos los días, todo el tiempo, o pasar largos periodos escribiendo muy poco o nada. No me preocupa, siempre y cuando sepa qué voy a escribir cuando por fin me siente a hacerlo.
¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Hágase usted mismo?
No hubo una imagen sino un viaje. Como en el caso del protagonista de la novela, viajé a la casa donde pasé los veranos de mi infancia, me encontré solo, lleno de recuerdos, y me pareció que todo eso era un buen disparador para imaginar una historia.
¿Por qué decidiste ponerle ese nombre?
Una vez, un hombre en Nueva York me dijo una frase que me quedó marcada: “Man up!” Pensé que era un gran título, pero sobre todo un gran concepto. Lo fui adaptando al español (la traducción sería “Hacete hombre”, pero ya había un libro con ese título) y lo mezclé con la fascinación que me había producido el título “Haga caminar al cadáver”, de James Hadley Chase, la primera novela para adultos que me compré cuando tenía 12 años. O no sé si lo mezclé, pero me resuena de esa manera. Tiene algo de sugestivo, algo de autoayuda, interpela al lector. Me pareció un título elegante y seductor.
¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con Tusquets Editores?
Conozco a la gente que trabaja en Tusquets hace varios años, pero hasta ahora nunca se había dado la posibilidad de publicar con ellos. Después de la buena repercusión que tuvo mi novela anterior, me preguntaron si tenía algo y por fin pudimos encontrarnos. Fue una alegría, porque hace muchos años había tenido un rechazo en esa editorial, uno de esos que duelen cuando uno está empezando, pero que son absolutamente necesarios para tener una dimensión real del lugar en donde se está parado.
Para el que todavía no leyó la novela, ¿con qué se va a encontrar?
Hoy una lectora dijo que era un libro “curioso y atrevido”. Creo que es una buena manera de calificarlo. Cuenta la historia de un hombre que huye de Buenos Aires, de una relación enfermiza que termina en desastre, de su propia mediocridad y de sus temores. Va en busca del paraíso perdido de la infancia, intenta convertirse en director de cine, pero no puede escapar de sí mismo.
¿Qué repercusiones tuviste respecto de los lectores de la novela?
Muchos se sorprendieron. Esperaban una novela sobre drogas y fiesta y se encontraron con una historia totalmente distinta, con otra respiración, otras búsquedas, y esa sorpresa inicial se convirtió en disfrute. El libro salió hace muy poco y se abre paso en públicos distintos a los que me conocían hasta hoy. El comentario más repetido fue que es una novela que se lee de un tirón, que no te suelta, y que provoca emociones fuertes. Está bueno, porque es exactamente lo que buscaba. Me gustan los libros que te dejan con ganas de más.
¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
La figura del padre. Es un tema muy visitado en la literatura y eje de cualquier vida, pero hasta ahora, de forma inconsciente, parezco haberlo evitado. En mis novelas no hay padres o están postrados o ausentes. Es una deuda pendiente y ya estoy empezando algo que va por ese lado.
¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Ser parte de un movimiento en expansión, comprometido con su tiempo, solidario con sus pares, que luche por sus derechos y haga un aporte real al pensamiento, la reflexión, el asombro o lo que sea que necesite una sociedad amenazada por el pensamiento vacío de los medios de comunicación, los discursos homogéneos y la voracidad del consumo. En una comunidad inmersa en la fase de aceleración del capitalismo, la literatura y el arte en general tiene mucho que decir, mucho que hacer y provocar, tanto en las obras como por fuera.
¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Stoner, de John Williams; los Cuentos reunidos de Liliana Heker; La muertita o la novela que, de Susana Szwarc. Y siempre recomiendo a Sara Gallardo y a Elvira Orphée: Eisejuaz, Enero y Dos vera nos, por nombrar sólo algunos de sus libros imprescindibles.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Tengo varios proyectos en distintas etapas. Estoy terminando una novela, empezando otras dos y a punto de consagrar un semestre de 2018 a un libro de crónicas y ensayos sobre los nuevos modos en que se disfrutan las sexualidades antes perseguidas, cómo se desdibujan los límites entre “homo” y “hétero”, qué tan lejos estamos de un mundo pansexual.
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