domingo, 13 de octubre de 2019
Esteban Rauch: “Cuando no escribo pienso en que debería estar escribiendo”
El escritor Esteban Rauch habló con Entre Vidas de su novela La sonrisa de la traición publicada por Azul Francia Editorial y contó que en algún momento le gustaría escribir teatro.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Escribo para escaparme, por lo que no importa mucho lo que haga antes, sino sentarme y escribir. De todas formas, me gusta respetar ese tiempo que tengo conmigo mismo, preparo café, leo algo antes de arrancar.
¿Con qué frecuencia escribís?
Depende de en que esté trabajando: el último año fui muy dedicado con un proyecto en particular. Como mi otro trabajo era por las tardes, por lo general me levantaba a la mañana, iba a la biblioteca o a algún café a trabajar en ese texto. No fue una práctica diaria pero casi. Después hay meses en los que, por razones laborales o de otra naturaleza, se complica, pero la necesidad de escribir está. Cuando no escribo pienso en que debería estar escribiendo.
¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Tuve profesores, tanto en la primaria como en la secundaria, que incentivaron este afán no sólo de leer sino también de escribir. A ellos les tengo mucho cariño.
¿Cuál fue la imagen disparadora que da inicio a la historia de tu novela “La sonrisa de la traición”?
La sonrisa tenía un prólogo de ficción: una suerte de fábula relatada dentro del mundo de la abogacía, donde el fútbol jugaba un papel tan importante como el Derecho mismo, y donde un joven aspirante pasaba de ser entrevistado a jugador efectivo del estudio jurídico. En base a eso surgieron una serie de personajes que transitaban ese ambiente laboral, y algunos de ellos son los que ahora están en la novela. El prólogo, no publicado en esta edición, quedó guardado en algún lugar de la Nube.
¿Por qué le pusiste ese nombre?
Estaba entre La sonrisa y otro título que hacía más referencia al relato coral de la novela. Lo consulté con algunos amigos y La sonrisa pareció ser el más adecuado. Además, representa cierta fuerza de uno de los personajes a quien más me interesó desarrollar a lo largo de la novela.
¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Azul Francia Editorial?
Terminé de escribir La sonrisa en el 2016. La envié a algunos concursos de novela corta -debido a su extensión- sin pena ni gloria. A principios de este año me contacté con Francisca Mauas, editora de Azul Francia, quien estaba publicando autores que conozco y respeto, y quien también me comentó el interés de publicarla. Fue un desafío, ya habían pasado un par de años desde que la había terminado, pero al final, luego de releerla, encontré cosas nuevas que me incentivaron a publicarla, y la confianza en la editorial jugó un papel importante. Es una editorial que apuesta por la literatura contemporánea local, publica autores noveles, se la juega, eso me gusta.
¿Qué repercusiones tuviste de los lectores de la novela?
Me hicieron saber que no era la lectura a la que estaban acostumbrados, pero que, una vez llegados a la segunda parte de la novela (la misma se divide en tres), entendieron por dónde iba la mano, pero no hacia dónde, lo que hace que la tercera parte sea bella, o al menos sorpresiva.
¿De qué temas se nutre tu escritura?
En ese momento estudiaba Derecho en la Universidad de Buenos Aires, y todo lo que escribía se nutría de esa mística y ese romanticismo que, al menos para mí, tiene el Derecho y la ciudad de Buenos Aires, aun cuando sea un romanticismo que, si se mira de cerca, está poblado de falsedades. Tal vez, al igual que mis personajes, yo haya malinterpretado lo que vi, escuché y leí en esos años, y en el Derecho no exista nada de romántico, no puedo asegurarlo.
¿De qué tema que todavía no hayas escrito te gustaría hacerlo próximamente?
En algún momento me gustaría escribir teatro, sea cual fuere la temática.
¿Qué libros o autores recomendarías?
Bolaño, Rosa Montero, Manuel Puig.
¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Acabo de terminar una novela que me llevó un par de años y que mencioné más arriba. Se trata de un drama familiar con elementos de ficción. Ahora vendrá la etapa de corrección y publicación, que es un viaje completamente distinto al de escribirla.
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