domingo, 18 de diciembre de 2011
Mercedes Giuffré: “Los escritores de novela histórica no estamos tratando de recuperar el pasado sino que estamos tratando de entender el presente”
La escritora Mercedes Giuffré es licenciada en Letras y docente universitaria pero su reconocimiento literario llega de la mano de su personaje Samuel Redhead, protagonista de las tres novelas que publicó hasta el momento. El género que maneja es el de la novela policial histórica, razón por la que tuvo que realizar una importante investigación de la época colonial. El tercer libro de la saga se llama “El carro de la muerte” y trata el tema de los esclavos con una mirada diferente a la que se nos enseñó en las escuelas argentinas. Giuffré es de esas personas que respira literatura, es una apasionada y eso queda reflejado al escucharla hablar de Redhead como si estuviera describiendo a un hijo.
¿Quién te inculcó el amor por la literatura?
En mi casa se leía mucho. Y tuve la suerte de tener muy buenas maestras que me hicieron tomar contacto con la literatura infantil y juvenil primero, y en la secundaria con los clásicos universales. Mi profesora, Rosalía, con quien sigo viéndome, fue muy importante en mi formación como lectora. Creo que ninguno de sus alumnos ha olvidado lo maravillosas que eran sus clases. Pero ya desde chica yo escribía. Mis padres lo advirtieron y me mandaron al taller literario que funcionaba en la escuela por las tardes. Después, en la adolescencia, manifesté que quería ser escritora y apoyaron esa decisión enviándome a un taller más “profesional” que dirigía la poeta Hebe Solves, quien lamentablemente ya falleció. Mi padre es artista plástico y tenía su taller de alumnos en el piso de arriba y Hebe, el suyo, en el piso de abajo. Con ella fui perfeccionando el estilo, puliendo la expresión. Más tarde seguí la carrera de Letras tratando de acercarme a la literatura desde una perspectiva analítica y crítica. Aprendí a abordar los textos de otra manera.
¿Te acordás lo primero que escribiste que consideraste publicable?
Sí, me acuerdo. Tengo carpetas llenas de poemas, cuentos y una novela que empecé a escribir a los 14 años. Pero fue recién cerca de los 30 que consideré publicable una serie de cuentos. No estaba desesperada por editarlos pero me parecía que el verlos impresos iba a cambiar algo en mí, entonces los publiqué en una editorial de autor y sentí que fue un paso gigante, un cambio. La edición fue de muy pocos ejemplares y ya no se consigue. Después, publiqué un ensayo académico sobre la novela histórica argentina en una editorial universitaria. Éste fue muy bien recibido y se ha utilizado en varias cátedras, en tesis y en artículos de investigación. A partir de ahí, consideré el dedicarme a escribir ya profesionalmente.
Ahí aparecen las historias de Redhead.
Durante la crisis del 2001 me quedé sin trabajo y estaba muy angustiada. Daba algunas clases en la facultad pero no podía vivir de eso. Y notaba que el mal momento del país no era sólo un resultado de la mala política reciente, sino que su origen había que buscarlo en el tiempo. Yo vivía el presente como algo caótico, incomprensible y doloroso. Soy de la idea de que los escritores de novela histórica, en realidad, no estamos tratando de recuperar el pasado, que es lo que hace el historiador, sino que estamos tratando de entender el presente. Vamos al pasado, como si se tratara de un espejo, para entender lo que nos pasa ahora. Justamente por eso me puse a leer bibliografía de la época de las Invasiones Inglesas y de la Revolución de Mayo porque para mí son los momentos clave de nuestra conciencia nacional. Leí empedernidamente durante cuatro años y medio acerca del tema. A mitad de ese proceso, digamos a los dos años, se me apareció el personaje de Samuel Redhead. Después quise recorrer museos, visitar ambientes genuinamente coloniales, ver los carruajes de la época, la ropa, etc. Trasladarme mentalmente a los espacios que quería recrear. Y de ese modo, lentamente, fui encontrando el tono con el que quería contar la historia. Por un lado, era una manera de evadirme de la realidad caótica que me rodeaba, y por el otro, de encontrar un hilo conductor entre el momento fundacional de nuestra identidad y el futuro que debíamos construir para salir de la crisis. Con “Deuda de sangre” se inició Redhead como personaje así como la serie de novelas que protagoniza. Pero también me inicié yo como novelista. Es una obra con mucha carga en la que descubrí mi estilo. Después fui creciendo como narradora, y Redhead fue creció a la par como personaje. Por eso estamos tan unidos.
¿Cuándo empezaste a escribir “Deuda de sangre” ya veías que iba a ser una saga?
Sí. Cuando apareció el personaje en mi mente, lo hizo como una historia de vida muy larga. Sé toda su historia hasta el fin. Y a partir de ese marco, empiezo a pensar los misterios de cada una de las entregas, los títulos de cada novela y su historia particular, porque cada libro tiene un caso policial y se resuelve en sí mismo. No es necesario leerlos todos, a menos que uno quiera saber qué pasa con el personaje y con su gente (que es lo que espero les suceda a los lectores).
¿Cómo surge el nombre “Redhead y cómo elegiste la profesión del protagonista?
Por un lado, necesitaba un personaje que fuese dúctil para meterse en los diferentes ambientes. La sociedad de esa época estaba muy estratificada. ¡Y había un estamento que vivía en la esclavitud! Ya ahí tenemos un problema para formar un país. Teníamos un grupo de comerciantes y sus familias, que formaban lo que hoy sería una clase media-alta con aspiraciones aristocráticas. Después estaba la antigua casta militar española, muy venida a menos, y luego tenías al pueblo raso. Entonces yo necesitaba un personaje que pudiera relacionarse abiertamente con todos esos grupos sin ser cuestionado, y además alguien que tuviera la suficiente educación y cultura y fuese un buen observador. Por otro lado, me pareció muy interesante el paralelo entre el investigador de misterios y el cirujano que hace una autopsia. El cuerpo que disecciona el investigador es la sociedad (lo mismo que hace el escritor en su obra). Por eso mi personaje es médico “y” cirujano, en una época en la que ambas disciplinas se diferenciaban en cuanto a la adquisición de los conocimientos. El médico se formaba en la universidad y el cirujano se formaba en algunos colegios y en el campo de batalla. Redhead tiene las dos formaciones. Finalmente, el nombre es el de un médico real que vivió en esa época y que acompañó a Manuel Belgrano a casi todas las campañas y con quien tradujeron del inglés varios textos que al general le interesaba que estuviesen disponibles en español. Yo tomé el apellido de Joseph Redhead y algunos de sus rasgos, no todos.
En la tercera novela “El carro de la muerte” arranca con una serie de asesinatos de esclavos, ¿la idea es dar a conocer la verdadera historia de la esclavitud que no aparece en los manuales?
Mi generación fue educada con una historia de cotillón. No sólo en la primaria (que cursé en tiempos del Proceso), sino luego, en la escuela secundaria, ya en plena democracia. Me acuerdo que para las fiestas patrias me pintaban la cara con corcho quemado y me hacían actuar de negrita mazamorrera. La visión de la esclavitud era ésa. ¡Patética! Todos felices, cada uno en su rol. No se enseñaba lo que significó realmente ese genocidio. La condición del esclavo era deplorable, acá como en todas partes. La Asamblea del año XIII dictó la libertad de vientres, pero quienes ya habían nacido esclavos lo siguieron siendo y servían en las casas de los blancos o en sus tierras. Algunos compraron su libertad peleando en las guerras de Independencia. Por eso los ejércitos se nutrieron con batallones de negros y eran los que iban a la vanguardia, la “carne de cañón”. También se los mandó a la frontera a luchar contra el indio. Se los trató muy mal y nosotros, durante mucho tiempo, creímos lo que se nos inculcó en la escuela: que acá se los trataba bien a los esclavos, que la gente era cariñosa con ellos, que no trabajaban como mulas y que acá no hubo racismo (ni lo hay…). ¿De dónde viene entonces la frase de “trabajar como un negro”? La esclavitud fue terrible porque era esclavitud. Y nadie puede ser feliz ni vivir dignamente en esa condición. Lo que me lleva a cuestionarme sobre las esclavitudes actuales: la trata de personas, el sometimiento sexual sistemático avalado por la complicidad de quienes tienen los medios para evitarlo, la explotación de los inmigrantes ilegales en las fábricas… Espero que abramos los ojos como sociedad (a nivel global, porque esto no es privativo de nuestro país). El mundo entero está volviendo a los tiempos de la esclavitud.
¿En la tercera novela la idea era ir cerrando la historia de vida del protagonista?
Cerrar una etapa. Las dos novelas que siguen inician otra. La vida de Redhead es como la vida de cualquiera de nosotros, y va cambiando. Es más, yo siempre digo que Redhead es un poco todos nosotros, porque proviene de diversos orígenes y elige vivir acá.
¿Qué tenés de Redhead?
Mucho. Él, como yo, tiene la mitad de sus ancestros en Galicia. Es metódico, a veces obsesivo. Tiene una gran necesidad de justicia. Y a veces espera demasiado de la gente.
¿Qué repercusiones tuviste con tu última novela “El carro de la muerte”?
Me escribieron muchas personas. Tengo un grupo de lectores que me escribe desde la primera novela y con el que mantenemos un diálogo fluido. A algunos los conocí en persona, a otros no porque viven lejos. Incluso tengo lectores del extranjero. Varios son médicos. Entre las cosas lindas que surgieron a partir de las publicaciones, por ejemplo, los dos primeros libros fueron leídos en la clase de literatura de un colegio de Carlos Casares. Un orgullo para mí. Otra repercusión fue que me invitaron a dar varias charlas y estoy viajando seguido por el país, conociendo a otros escritores.
¿Qué libros de autores argentinos recomendarías?
Leo mucho a mis colegas y creo que en Argentina hay, (contra lo que afirman algunos que quizá no han leído lo suficiente), una nueva y rica generación de narradores. La literatura argentina y latinoamericana está creciendo y cambiando, y a mí me interesa mucho lo que surge. En cuanto a nombres, me gusta la obra de Liliana Bodoc, me parece que lo que hace es original, de un nivel narrativo único. Me gusta y mucho lo que hace Leonardo Oyola, que en mi opinión está a la vanguardia de la literatura argentina actual. Es un escritor que espero sea valorado porque se lo merece. Otro tanto puedo decir de Pedro Mairal, Andrés Neuman, Samanta Schweblin, María Inés Krimer y Alejandra Zina. Y Claudia Piñeiro, que me parece una narradora formidable. Me gusta también el trabajo de la escritora cordobesa Cristina Bajo, que viene desarrollando desde hace bastante una saga ambientada en su tierra durante las guerras civiles. Me encanta lo que hace el ya clásico Pablo de Santis. Tengo en la mesa de luz un libro de Luis Mey que me regaló un buen amigo. Pero es injusto no mencionar a otros muchos a quienes admiro. La lista sería interminable. ¡Y no he leído todo lo que quiero leer todavía! Así que si me preguntás dentro de unos meses, seguro tendré más nombres.
¿Actualmente en qué estás trabajando?
En una novela distinta, también policial pero saliendo del lugar cómodo que me proporcionaba Redhead. Yo podría escribir veinte novelas con este personaje, pero no me parece interesante, de momento, porque me convertiría en una “escribidora” y no en una escritora. Tal vez las escriba pero a lo largo de los años. No como una máquina que expende libros. El escritor tiene que ir creciendo intelectualmente, no sólo estéticamente. Creo que es el momento de explorar otro tipo de policial, que es el género con el que me siento más auténtica, y después sí volver a Redhead pero cambiada. Crecida. No repetir la fórmula hasta el cansancio. Estoy explorando otro lenguaje, incursionando en algo más crudo y con cierto humor. Y estoy releyendo a Chandler.
MERCEDES ARMÓ UNA INCREIBLE SAGA,CON PERSONAJE REAL,TIERNO Y CERCANO...
ResponderEliminarLA INVESTIGACION CUIDADA SE NOTA...LA TRAMA ES IMPECABLE....ME RECUERDA A LOS CLASICOS DE LAS NOVELAS POLICIALES
MUY LINDA E INTERESANTE ENTREVISTA
Hola, una consulta, se tienen que leer en orden los libros? o se puede leer el 2º primero?
EliminarGracias
¿impartís talleres de escritura?? Me interesa la novela histórica policial. gracias.
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