PH Luciano Domínguez
La escritora Mere Echagüe estuvo hablando con Entre Vidas acerca de su flamante libro de poemas Canción de aire, publicado por la editorial Modesto Rimba. La poeta señaló que sigue escribiendo pero que actualmente disfruta de seguir mostrando su primera publicación ya que salió en noviembre del año pasado.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo un ritual específico, aunque sí prefiero la noche y la soledad. Es el único momento silencioso del día, entonces aprovecho para ponerme cómoda, fumar, tomar una copita de vino y sentarme a escribir.
¿Con qué frecuencia escribís?
En realidad, cuando me pinta. Soy bastante vaga y no escribo todos los días, incluso a veces pasan días sin que se me escape una palabra. Pero cuando me pongo con todo, uno o dos días a la semana, saco varias cosas que luego se corrigen o se transforman en otras cosas.
¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
No recuerdo bien. Sí me acuerdo que a eso de los diez años me entretenía rimar palabras, tenía facilidad con eso y entonces escribí mi primer poema, que se llama Maradona. Es, por supuesto, una oda en rima a Maradona, y durante mucho tiempo no escribí mucho más. En el colegio secundario tuve profesoras que me abrieron las puertas tanto a la escritura como a la lectura, y en la facultad también (soy traductora de inglés y mi parte favorita era el desafío de traducir poemas). No soy muy de leer poesía -mi pasión son las novelas y cuentos, y si son de fútbol, mejor todavía-, pero Mauro Lo Coco y Santiago Castellano, grandes amigos y mentores de mi yo poetisa, pensaron que sería buena idea que yo escribiera poesía allá por 2012 o 2013. Y ahí arranqué con todo.
¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en tu libro Canción de aire?
Un día metí en una carpeta de esas con elástico todo el material que tenía. Con Mauro, gran amigo y editor (en ese orden), pensamos durante casi un año qué hacer con todo eso. En el taller de escritura que hice en 2015 intentamos una novela que no fue, y empezamos a pensar qué podíamos hacer con la pila de hojas escritas. Trabajamos bastante, usamos material viejo y nuevo, pensamos en un perfil que fuera profundo pero descontracturado, un poco de humor y un poco de melancolía, un tono tranquilo, relajado, pero que tocara fibras íntimas de cada lector o lectora.
¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Cuando surgió escribir poesía, pensamos en esa facilidad que tengo para las rimas, el ritmo, la cadencia. Mauro en una de las primeras reuniones de taller me preguntó si yo escribía canciones o algo así, porque para él era evidente que algo de eso había. Años después, cuando empezó a asomarse el libro, yo había pensado en otro nombre, pero no cerraba. Un día me llegó un mensaje de texto de Mauro diciendo que había soñado con el nombre de mi libro; en su sueño se llamaba Canción de aire. Y qué mejor que hacer realidad un sueño, ¿no?
¿De qué temas se nutre tu poesía?
De todo lo que me pasa todos los días. Ser mujer, ser hija, ser hermana, mi barrio y mi ciudad de origen (soy misionera hasta la médula), el fútbol, las pequeñas acciones cotidianas como regar las plantas, lavar los platos, llorar por un novio que se fue, relacionarme con los demás. Soy muy observadora, me tomo mi tiempo para detenerme y mirar, aún cuando soy yo la que está haciendo, pensando, diciendo, sintiendo algo. Lo observo, lo analizo, lo vuelco en el papel.
¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
Me gustan más los que tienen una cuotita de humor, algunos hasta me los sé de memoria. Los comentarios que recibí de algunos lectores y lectoras me hacen dar cuenta de que si bien gustan mucho los que son chistosos, los solemnes pegan más. Creo que debe tener que ver con que no es muy frecuente relacionar poesía y humor, no estamos acostumbrados; no es que cause rechazo, pero pareciera que el tono melancólico cierra más.
Mi preferido se llama Juliana Jubilada
Cuando sea grande
no quiero trabajar
en todo
no pensar
no tener que
ser grande
cuando sea grande
quiero ser
jubilada.
¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con la editorial Modesto Rimba?
Cuando empecé taller de escritura con Mauro y Santiago, Modesto Rimba aún no existía. Pegamos muy buena onda, nos hicimos amigos, y seguí con talleres con ellos. Al tercer año de taller, Modesto ya era un hecho y ellos sabían que yo tenía bastante material. "Traelo", me dijeron, "y vemos qué podemos hacer". Cuando empezamos a darle forma a los poemas, la carpeta con elástico y todo eso, no sé bien cómo pintó la posibilidad de publicar. Yo no caí hasta que vi la prueba de galera, no pensé nunca que iba a ser un libro real. Y me pegó tan fuerte que cuando lo tuve por primera vez en mis manos, le escribí un poema al poemario.
¿Qué libros de poesía o qué autores recomendarías?
No estoy muy en el mundo de la poesía, voy entrando de a poquito y no conozco demasiados autores y autoras, pero sí leí algunos que me pegaron fuerte: Ioshua, que te cala los huesos con cada palabra, Wislawa Szymborska, que con cada texto me hace pensar que algún día quisiera escribir como ella, Janice Winkler y Paula Daverio, amigas y excelentes poetisas con quienes me identifico mucho, Mauro Lo Coco, que me sacó el prejuicio de la poesía y me la enseñó de otra forma.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
En ninguno en particular. Escribo y escribo y voy agrupando textos según mi parecer, pero aún no son proyectos. Estoy disfrutando mucho de Canción de aire que salió en noviembre del año pasado y todavía está fresquito, pero no puedo con la ansiedad y por momentos imagino qué o cómo será mi nuevo proyecto. Pero no tengo la menor idea.
Muy bueno...me encanta su simplicidad...exitos y que sigan los desafios
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