lunes, 9 de abril de 2018

Anahí Flores: “Hay un conjunto de cuentos en el libro en el que el tema de la maternidad está muy presente”





La escritora Anahí Flores habló con Entre Vidas acerca de su libro de cuentos Criaturas editado por Alto Pogo y cuya presentación será el viernes 13 de abril a las 20:30 horas en La casa del árbol.




PH Mailén Albamonte Pizarro




Hace un tiempo hablaste en Entre Vidas acerca de tu libro de poesía Ciertas horas de la primavera y acabás de publicar un libro de cuentos. ¿Qué diferencias encontrás entre los dos géneros en cuanto a tu escritura?
Lo primero que pienso es en el tiempo. Ciertas horas de la primavera lo escribí en unos pocos meses. Si bien después tuvo su tiempo de reposo y de revisión, fue un libro relativamente rápido y que, desde el principio, nació como una serie de poemas.
Con Criaturas fue distinto. Primero, porque en total demoré nueve años. Segundo, porque no nacieron como cuentos de una serie, sino que son independientes y luego fueron encastrándose entre sí.

¿Qué temas te sirvieron de disparadores para escribir las historias que aparecen en tu libro de cuentos Criaturas?
Los temas son siempre cosas que me movilizan. A medida que pasa el tiempo, esos asuntos van cambiando. Sin embargo, hay algo que perdura: las grietas en lo que conocemos por realidad desde donde se migra a otras posibles realidades, paralelas. El detalle que percibís o creés percibir y que te desconcierta (unas branquias en el cuello de la empleada de un spa, por ejemplo). Dudar, sobre todo de uno mismo, de lo que uno ve o cree que ve (¿es un espejismo?). De lo que uno escuchó o cree que escuchó.
Hay un conjunto de cuentos en el libro (Láctea, Marea alta, La vacante, Espejismo, El sonido) en el que el tema de la maternidad está muy presente.
Y en todos los cuentos hay algo animal. Diferentes criaturas humanas, animales o de otros planos.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
El libro tenía otro nombre, antes. Se llamaba Bichos y, como título, no terminaba de convencerme. Mi amiga Maumy González, una de las primeras lectoras del libro, un día me dijo: ¿qué tal si le ponés Criaturas…?
Y así fue.

¿Cuál es tu cuento más autobiográfico, si es que alguno lo es?
Todos lo son, de una forma u otra. Ya sea en pequeños o en grandes detalles, el disparador es autobiográfico. En La vacante, por ejemplo, está la ansiedad por encontrar una vacante en el colegio que uno eligió para su hijo. Por supuesto que las cosas no se dieron como en el cuento, hay un punto en que la historia se desdobla y entra la ficción.

¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en el libro?
Algunos cuentos son de 2009, 2010. Luego tuve un período (2010, 2011) en el que cada cuento que escribí fue para Todo lo que Roberta quiere. Una vez concluido el libro de Roberta, vino mi embarazo y, durante ese tiempo, escribí muchos poemas. Ni bien nació mi hija, retomé la narrativa y escribí el cuento (tal vez nouvelle) más largo de Criaturas (Láctea). Y todos los cuentos en los que aparece una niña pequeña también son posteriores a su nacimiento. Aquellos cuentos más antiguos los trabajé exhaustivamente en los últimos años ya que, es curioso, mi forma de escribir cambió con la maternidad y sentía que los cuentos, así como estaban, ya no funcionaban. O sea que, si bien es un libro que abarca cuentos del 2009 al 2017, hubo un pulido (en algunos casos reescritura completa del cuento) post-parto en todo el material. Fue durante ese pulido que se conformó el libro, y no antes.

¿Cuál es tu cuento preferido del libro?
Uh, qué difícil. Me siento como una madre que tiene que responder cuál es su hijo preferido… ¿Es posible? Pero para no escapar, te digo que Láctea me identifica mucho. Fue muy intensa su escritura, por los temas que trata y también porque gran parte la escribí con una sola mano (con la otra la sostenía a Sofía, probablemente dormida o mamando o haciendo ambas cosas a la vez). Recuerdo que durante el embarazo me decían: “aprovechá a escribir ahora, que después no te queda tiempo para nada”. Sentí mucha satisfacción de poder demostrarme a mí misma que eso del tiempo era absolutamente relativo.

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con la editorial Alto Pogo?
Tengo un proyecto inédito que se llama Bailarinas. Es una antología de cuentos ambientados en el mundo del ballet, que reúne trabajos de diez autores argentinos contemporáneos. Bueno, hay una venezolana también en el grupo. El tema es que en el ciclo Ficciones del Centro Cultural de la Cooperación, organizaron una charla entre antologadores. Tuve la suerte de ser invitada, a pesar de que Bailarinas estaba (y sigue estando) inédito. Ahí conocí a Hernán Brignardello, que había sido invitado para hablar de Germen, una antología de Alto Pogo. Nos pusimos a conversar y le conté que tenía mi libro de cuentos disponible, me sugirió que se lo enviara, lo leyó y por suerte le gustó. Fue una grata sorpresa trabajar con él: se metió a fondo en la revisión de Criaturas. Hizo que el libro quedara mejor y le estoy agradecida por eso.

¿Qué autores recomendarías leer?
A quienes leen poesía, suelo recomendarles narrativa. Y a quienes van por la narrativa, les sugiero la poesía. En ambos casos, trato de sugerir contemporáneos, ya que a los clásicos suele ser más fácil acceder. Más que autores, voy a recomendar libros, todos leídos o releídos hace poco tiempo:
Ginebra, de Silvia Hopenhayn; Cadáver exquisito, de Agustina Bazterrica; El lugar donde mueren los pájaros, de Tomás Downey; Patio de locos, de Andrés Neuman; El idioma materno, de Fabio Morábito; La altura, de Laura Wittner; Siete casas vacías, de Samanta Schweblin; El mamut, de Eric Schierloh.

Sos de dar talleres durante todo el año, ¿con cuál estás ahora?
En este momento estoy por la mitad de un taller de cuentos con formato epistolar. Es un taller de lectura y escritura. Y en unos días empieza un taller de nouvelle en el que yo también me propongo, en paralelo, escribir una novela corta. O sea que voy a darlo y a hacerlo, al mismo tiempo.

¿Qué podés adelantar de la presentación del libro que será el viernes 13 de abril a las 20:30 horas en La casa del árbol?
Uno nunca sabe qué va a pasar realmente en una presentación.
Pero algunas cosas sí sé.
Por ejemplo, que no pienso tener la tos que tengo ahora.
Además, tenemos preparadas varias cosas:
Nadia Migale va a bailar La muerte del cisne, y yo, justo antes, voy a leer Jerarquía, que es un cuento en el que una bailarina clásica observa detenidamente los movimientos de las alas de una cucaracha y descubre en el bicho cierta calidad de movimiento que ella ansía también tener.
Darío Kullock va a cantar y a tocar la guitarra.
Flora Francola está preparando unas criaturas bastante extrañas que serán el souvenir de los primeros que compren el libro esa noche.
Y yo voy a llevar una torta con velitas, ya que acabo de cumplir años.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy con una novela que arranca, luego se detiene, arranca, se detiene… Tengo toda la intención de que arranque ni bien presente Criaturas. A veces hay que desprenderse de un libro para meterse de lleno en otro.
Hace poco terminé un libro de poemas (son unos cincuenta poemas) y en estos días me pondré a hacer una nueva revisión de ese material.
Y sigo buscando editor para Bailarinas. Ya llegará.



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