El escritor Horacio Convertini habló con Entre Vidas acerca de su novela Los que duermen en el polvo publicada por Alfaguara en la que cuenta una historia de zombis en una Argentina apocalíptica. Además, adelantó que está terminando los últimos ajustes de su próximo libro.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Pocos. Casi siempre escribo a la mañana, con un café a mano. Las veces que lo hago de noche, no son muchas, trato de que a mano haya un whisky. Me gusta trabajar en los momentos en que la casa está tranquila, cuando el resto de mi familia duerme o se ha ido. No quiero que nadie escuche si tengo que leer un párrafo en voz alta. Nada de música porque me distrae.
¿Con qué frecuencia escribís?
Trato de tener todos los días una actividad relacionada con la escritura. Ya sea escribir, corregir, releer o pensar escenas de un texto en proceso. No hay día franco en la literatura.
¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Los que duermen en el polvo?
No hubo una imagen puntual. Fueron muchas que, por acumulación, fueron construyendo el deseo, casi la necesidad, de escribir esta novela: algunos paisajes post apocalípticos de la Pompeya de hoy en día, la vez en que un amigo del barrio me habló de los zombis (usó ese término) que vagaban por las calles a la madrugada y la sensación de país perdido que me contagian ciertos escenarios de Buenos Aires.
¿Por qué decidiste ponerle ese nombre, que es una frase de uno de los personajes principales de la novela?
El título original con el que empecé a trabajar la novela era "Cielo perdido", en alusión al tango "Sur". Pero a nadie le gustaba. A nadie. Tampoco le gustó a la editora. Y me rendí a la unanimidad. Buscando uno nuevo, encontré esa frase bíblica que dice Kadijevich y me decidí: listo, no busco más, el título está acá.
¿Cómo fue el proceso de escritura de una historia de zombis y con una Argentina apocalíptica?
Me gustó cruzar los tópicos del género zombi con las cuestiones criollas de todos los tiempos: la corrupción, la inestabilidad política, la búsqueda individual del poder aún en las condiciones más extremas, la violencia de género, la viveza porteña, la exclusión de una parte de la sociedad. Fue un proceso placentero y que fluyó con naturalidad: nunca sentí que forzaba la marcha. La idea era que el horror (encarnado por la amenaza de unos bichos hambrientos) pudiera ser el telón de fondo de conflictos más cercanos y que también se producen en contextos que llamaríamos normales.
¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con Alfaguara?
Yo acababa de publicar en la Argentina "New Pompey" y le presenté el manuscrito de "Los que duermen en el polvo" a Ana Laura Pérez, editora de Penguin Random House. Un par de meses después me llamó para decirme que el texto le había gustado mucho y que lo iban a publicar.
Para el que todavía no leyó la novela, ¿con qué se va a encontrar?
Se va a encontrar con una historia postapocalíptica que transcurre en escenarios reconocibles de nuestros días, una trama de género policial y, por sobre todas las cosas, un drama amoroso, porque creo que el eje de la novela es la relación de Jorge, el narrador, con Erica, su esposa.
¿Qué repercusiones tuviste respecto de los lectores de la novela?
Las repercusiones fueron muy buenas, tanto de lectores como de críticos. La novela es ahora candidata al premio Celsius a mejor novela de ciencia ficción de habla hispana que entrega la Semana Negra de Gijón, por lo que también empezó un circuito de lecturas allá, y estoy recogiendo comentarios que entusiasman.
¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Tengo tres proyectos en carpeta: dos muy avanzados, casi cerrados, y otro en ciernes. No me da la cabeza para pensar en un cuarto proyecto.
¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
"La ilusión de los mamíferos", de Julián López, una joya. "Hágase usted mismo", de Enzo Maqueira. "Lila", de Gonzalo Unamuno. "Construcción de la mentira", de Gonzalo Heredia. "Pequeño país", de Gael Faye. "Nadie necesita otra novela", de Laura Massolo. "República luminosa", de Andrés Barba.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy terminando los últimos ajustes de mi próximo libro: habla de las vidas invisibles de las personas, de las facetas que ocultamos aun a los ojos de nuestros seres más queridos tal vez porque nos definen mejor que nada.
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