lunes, 3 de septiembre de 2018

Celeste Viedma: “La filosofía es una cuestión por la que siempre me interesé”





La escritora Celeste Viedma publicó el libro de poemas Juncos de papel con Peces de Ciudad Ediciones y contó que es un poemario que tiene temas de lo más variados, aunque está muy atravesado por preguntas existenciales.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo demasiados, en general las ideas nuevas se me suelen ocurrir a la mañana cuando todavía estoy acostada, entonces me levanto y agarro el cuaderno para que no se me olvide. O bien cuando estoy viajando, el transporte público me resulta muy inspirador en general, caminar por la calle, ver gente en situaciones cotidianas. Esa primer idea que viene así de manera muy imprevista por lo que no involucra ritual alguno. Pero sí tengo cierto esquema para el momento de sentarme a darle forma a eso que sale primeramente más a borbotones. Para esa segunda instancia sí tengo elementos indispensables que yo llamo “las tres eme”: mate, música y mente. La ritualización sería: me preparo un mate, pongo música (preferentemente instrumental) y me dispongo mentalmente a corregir y perfeccionar eso que tiende a salir más en crudo desde lo emocional. Digo mental porque a mí me parece que ese es el verdadero trabajo, el amasado sin el cual creo que la inspiración y la cuestión más visceral queda trunca. Y ese es un trabajo mental en el que se pone muy en juego la técnica, la cabeza además de la sensibilidad.

¿Con qué frecuencia escribís?
Generalmente escribo a diario, es muy raro algún día en el que no tenga alguna inspiración, alguna idea nueva que siempre anoto y voy juntando. Pero esto que te decía, ese momento más de trabajo, eso no puedo estar haciéndolo siempre porque tengo otras ocupaciones y también otros intereses. Yo soy socióloga y trabajo desde muy recientemente con una beca doctoral de CONICET que me tiene entusiasmada y con muchas horas de lectura y escritura. Además tuve que sumar horas de clase porque lamentablemente los salarios de becarios e investigadores están cada vez más atrasados. Así que sentarme a trabajar verdaderamente en la poesía es algo que puedo hacer cada vez menos, aunque trato de dedicarle al menos un rato por semana.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
En mi casa siempre hubo libros, mis padres son lectores de poesía, tanto mi mamá como mi papá, por lo que podría decirse que empezó por ahí. Me acuerdo haber encontrado la biografía de Alejandra Pizarnik en la biblioteca de mi mamá más o menos a los quince o dieciséis años y quedar fascinada. Y ambos escuchan música de grandes poetas como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Serrat, etcétera. También tuve algunos profesores y profesoras en el secundario que me inspiraron y me alentaron en ese sentido. Pero diría que la mayor inspiración era la biblioteca que tuve la suerte de tener a mano desde muy chica. Y esto me parece que no es una cuestión que haya que mirar con inocencia. Yo soy egresada de la Universidad Pública, al igual que lo fueron mis padres y tener una biblioteca en la casa en la que uno crece es un privilegio que yo no quisiera naturalizar. Hoy en día en Argentina tenemos un gobierno que recorta presupuesto para educación, arte y cultura y eso indefectiblemente dificulta el acceso a la lectura, el acceso a la diversidad y hace que la gran industria tienda a monopolizar la oferta. Por otro lado, desde el punto de vista del artista, cada vez es más difícil costear la producción y la formación artísticas, lo que hace que el tiempo que uno puede dedicar al trabajo artístico tiene que trasladarlo a otras ocupaciones que le permitan ganarse la vida. Ni hablar del desfinanciamiento educativo y de instituciones que me parecen vitales que son las bibliotecas públicas. Entonces, este tipo de políticas liberales hace que absolutamente todo se vea deteriorado y me preocupa que esa cercanía con la lectura y la escritura hoy en día se ve obstaculizada. Es una problemática cuyas consecuencias más profundas quizás se vean dentro de muchos años pero que tiene su gravedad porque deteriora las capacidades humanas de crear, de pensar y de sentir, de imaginar. Creo que ningún artista debería ser indiferente a ese proceso.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Juncos de papel?
En realidad el nombre vino sin pensarlo demasiado, pero el significado que le encontré después fue que los juncos crecen ahí como al costado del agua, ¿no? Y la escritura para mí tiene que ver con algo que sucede al costado, con bordear o contornear con  palabras algunas cuestiones que es muy difícil hacer entrar en el entendimiento, por eso digo que es un contorneo, un delineado. A su vez son juncos de papel porque no son naturales, justamente el lenguaje nos quita esa naturalidad, esa cercanía con el mundo que podrían tener los animales o las plantas, esa inmediatez de la experiencia que las personas no conocemos ni podríamos nunca conocer.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
En realidad no diría que hubo una selección, sino que fui escribiendo los poemas ya pensando en que conformarían el libro, o al menos la mayor parte de ellos. Pensé en escribir un poemario que reuniera un conjunto de cuestiones bastante heterogéneas pero íntimas para mí que quería atravesar por ese proceso estético de la poesía. Así quedó un libro que tiene desde amor hasta filosofía, pasando por la crítica social, por decirte así algunos grandes temas. Siempre me gustaron ese tipo de abordajes para ópera prima, esa especie de collage o de puesta en serie de distintos elementos que muchas veces no tenemos muy en claro qué es lo que los une, ¿no? Yo creo que hasta que no lo ví terminado no sabía muy bien por qué estaba juntando cuestiones tan distintas pero después en mi propia lectura pude encontrar algunos hilos que articulaban toda esa diversidad.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
A mí me gusta mucho el poema que cierra el libro que se llama La Renuncia porque tiene que ver con un final que anuncia todo lo que con palabras no puede ser dicho, ese resto en donde el lenguaje nos excede de que hablaba antes. Me gustaba mucho la idea de cerrar el poemario con esa imposibilidad. Pero me sorprendió que muchos lectores me hablaron de Versos para la prisa que quizás no era un poema que para mí se destacara y al final gustó mucho, pienso que tal vez se deba a que es un poema que es muy sintético y preciso. Además de que refiere a la ansiedad que creo que es una cuestión que casi nadie puede sentir lejana en este mundo en el que vivimos.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Este poemario en particular tiene temas de lo más variados, aunque está muy atravesado por preguntas existenciales, filosóficas digamos. La filosofía es una cuestión por la que siempre me interesé, vino más bien del lado de mi madre que es docente por lo que son lecturas que tuve a la mano también tempranamente. Por esas vueltas de la vida, yo también empecé recientemente a dar clases de filosofía en un colegio secundario, así que el poemario fue un poco premonitorio de esta experiencia. Debo decir igual que luego no continué por esa línea y mi próximo proyecto es algo más acotado en cuanto a la temática.

¿Qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
En realidad no hay tantos temas sobre los que no haya escrito y en los que quiera incursionar, pero sí me gustaría incorporar otras miradas, otros puntos de vista, poder contar historias desde lugares que no sean los que más habito. Me refiero a que mi poesía tiende a ser bastante autorreferencial y me gustaría explorar esto de contar vivencias de otros, poder sumergirme en la experiencia de otras personas. También quisiera perfeccionar algunas cuestiones técnicas, yo tiendo a escribir muy en soledad y casi no he participado de talleres, lo que considero que es algo que quiero empezar a torcer en adelante para trabajar sobre nuevos elementos y desde nuevos lugares.

¿Qué libros o autores recomendarías leer? 
Ahora estoy leyendo un poemario de Luciana Reif que se titula Un hogar fuera de mí y que me tiene encantada, también creo me siento cerca suyo porque somos colegas así que tal vez eso tiene que ver con que encuentro muy cercana su forma de relacionarse con las palabras. Otra poeta muy joven que descubrí recientemente es Mercedes Halfon, de quien aún no adquirí el objeto libro -espero hacerlo próximamente- pero leí bastante de lo que hay por la web y también recomiendo muchísimo. Lo mismo puedo decir de Franco Rivero, que tiene una mirada que encuentro muy especial y muy atractiva.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Peces de Ciudad Ediciones
En realidad yo había visto algo por la web pero me decidí después de darme una vuelta por una feria en San Telmo en la que Peces estaba vendiendo. Ahí compré un libro de Paola Soto (Mal abrigada) y otro de Julieta Capristo (Definiciones), ambos me gustaron mucho así que decidí contactar a la editorial. De ahí empezamos un trabajo con el editor que fue muy bueno y que desembocó en Juncos de Papel tal y como quedó. La gente de Peces trabaja muy bien, hay una preocupación por la calidad del producto que yo aprecio mucho y también paciencia para quienes aún somos muy amateur en todo esto, como es mi caso. Así que quiero decir que estoy muy conforme con cómo trabajamos. Además de que es una iniciativa independiente y con algunas facilidades en cuanto al financiamiento que lo vuelve muy atractivo.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy trabajando en un poemario nuevo más acotado en cuanto a lo temático que aborda, fundamentalmente, la cuestión amorosa. Por supuesto tiene que ver con lo que viene pasando en muchas partes del mundo pero muy especialmente en Argentina en los últimos años con respecto al movimiento feminista y esta nueva ola que esperemos desemboque en la aprobación del aborto legal, seguro y gratuito. Creo que en ese sentido, si bien el movimiento tiene una historia de lucha que se remonta mucho más atrás, creo que es evidente que estamos viviendo un salto cualitativo que hace que una buena parte de la sociedad que antes no estaba organizada o ni siquiera se sentía interpelada, hoy en día se ve atravesada y conmovida por esta problemática. Si bien yo en lo personal tuve una experiencia por una organización de mujeres hace varios años atrás que, aunque breve, marcó mucho mi modo de vivir mi propia condición de mujer y mi sexualidad disidente en general, lo que viene pasando últimamente me condujo a buscar nuevos significados en ese sentido. Toda esta ola feminista coincidió con -o más bien permeó- un proceso personal también que tuvo que ver con una búsqueda por nuevas formas de vivir los vínculos sexoafectivos. Una búsqueda por tratar de construirlos de un modo más crítico y de poner entre paréntesis esa vivencia aparentemente más “natural” con que tendía a vivir el amor y su desarrollo. Así que actualmente estoy  explorando eso que comúnmente se denomina deconstrucción del amor, del amor entendido en términos románticos, y buceando desde la poesía en las contradicciones, los desafíos, las tensiones y también las libertades que conlleva vincularse de nuevos modos. Va a ser un trabajo muy atravesado por una multiplicidad de mujeres y algunos hombres que tuvieron y tienen gran significancia en mi vida. A diferencia de Juncos de Papel que es un proceso más bien solitario, este nuevo proyecto tiene mucha referencia a determinadas personas en particular, tiene mucho de dirigido a otros, otras, otres. En eso ando, es un trabajo que me entusiasma y espero que salga el año próximo.



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