sábado, 22 de febrero de 2014

Juan Guinot: "El viaje a las Malvinas potenció mi idea de que no se puede vivir polarizado"



El escritor Juan Guinot, autor de la novela 2022 La Guerra del Gallo, estuvo recientemente en Las Islas Malvinas cumpliendo uno de sus máximos anhelos. Estuvo hablando con Entre Vidas del viaje y de sus nuevos lanzamientos editoriales, entre ellos Misión Kenobi.



¿Cómo te fue en el reciente viaje que hiciste a Malvinas?
Fue una experiencia fuerte. Todavía estoy decantando los registros. Las islas están físicamente cerca, pero bloqueadamente lejos. Durante la visita conecté con lo que traía (la historia previa y posterior a la Guerra) y sumé una tercera mirada: las Islas hoy. Tenemos muy pocas posibilidades de enterarnos cómo evolucionaros los isleños después de la guerra. Cuando te encontrás con gente, cara a cara, hay más encuentro que desencuentro. El viaje a las Malvinas potenció mi idea de que no se puede vivir polarizado, que la moderación y el ánimo de encuentro entre la gente es una vía de crecimiento.

Próximamente se editará tu novela corta Misión Kenobi, ¿qué podés adelantar de la historia?
Mirá, tiene mucho de autobiográfico. Contextualizada en el ´79, en Mercedes, tiene que ver con la ecología y Star Wars. Al pibito se le muere el viejo, a poco de ver la primera de Star Wars. El padre se le aparece como Kenobi para darle una misión: destruir la fábrica Ducilo (la Estrella de la Muerte) que contamina el río Luján. Con un registro de niño que ve la vida a través del prisma de Star Wars, el protagonista se mete en un tema espantoso como es el daño del medioambiente.

¿Cómo definirías a la interesante propuesta literaria que está publicando la Exposición de la actual narrativa rioplatense?
Lo que hacen es genial. Armaron un espacio (de libros económicos, muy bien logrados) para contactarte con muchos de los exponentes actuales de la narrativa local, nuevos y consagrados.

Sos asiduo partícipe de varias antologías, ¿cuáles estás presentando actualmente?
Me encanta el formato colectivo. La antología de Zombis (editada por Lea) es un claro ejemplo; allí, la suma de autores logró una propuesta potente para el género. Están por salir dos antología en este semestre. Buenos Aires Próxima (relatos de ciencia ficción antologados por Laura Ponce de ediciones Ayarmanot) y otra del concurso de cuento Osvaldo Soriano donde quedé finalista con un cuento llamado “Borges era ET”.

Tu novela 2022 La Guerra del Gallo fue adaptado a teatro, ¿cómo fue esa experiencia?
Una locura. Primero porque me encantó haber escrito el texto. Pasar de la novela contada en tercera persona a darle voz a  Masi, fue el primer gran impacto. Después, verla en el teatro, tomar cuenta del público, los registros en escena. Me encantó.

¿Tenés en mente la posibilidad de seguir escribiendo teatro?
Me estoy metiendo en algo nuevo. En diciembre terminé de escribir Sangre Tafelli.

¿De qué trata la obra “Sangre Tafelli?
Va de Ecoterrorismo. En un retiro anual de ejecutivos de la Minera Tafelli, en la chacra de montaña  (Lago Oculto) del dueño de la empresa pasará algo trágico, en clara correspondencia con la tragedia que la minera a cielo abierto ya viene imponiendo al territorio donde expolia recursos naturales y deja cianuro en los ríos.

En los últimos tiempos estás subiendo a facebook y a tu blog varios historias semanales y diarias como la historia con el portero de tu analista o el tirador de perdidas más conocido como Yoel Eduardo, ¿cómo surgió ésta posibilidad?
Disfruto el ritmo de escritura folletinesco o de guión de tira, sea para radio teatro, tele o gráfica. Me encanta ese contacto inmediato, leer los comentarios. Las historias son reales y creo que eso le da más gancho. En ambos casos hay un ancla dramática en los protagonistas (el actor Yoel Eduardo que quiere progresar como actor si –entiende_ se levanta una actriz famosa y el del paciente que va entregado a la sesión y se tiene que fumar al portero del edificio del analista, en esos minutos de espera fatales hasta que llega la hora justa de tocar el timbre del psicólogo). A través de las grietas de la tragedia sale el mejor humor y por eso, estas dos tiras presentan un registro que te hace cagar de risa.

Respecto a Yoel Eduardo, se nota que quiere ser famoso a cualquier precio y tiene una obsesión por las mujeres del ambiente artístico, ¿cómo aparece la historia de semejante personaje en tu vida?
Como pasa con el sol, aunque no lo veamos, Yoel Eduardo siempre está.

¿Qué proyectos tenés para este año?
En diciembre terminé una novela negra y ahora estoy metido en una novela realista, supongo que me llevará bastante laburo. Tengo el plan armado, pero recién arranco. Estoy muy enchufado con lo juvenil e infantil. Tengo dos novelas de ciencia ficción que van al registro juvenil y estoy terminando una novela infantil. ¡Ah! Estoy escribiendo cuentos infantiles, lo hago con mi hijo de casi cinco años. Empezamos a contar una historia y, ni bien la cerramos, él me pide (más bien, me exige) que las escriba para que se las vuelva a contar.



viernes, 21 de febrero de 2014

Sebastián Chilano: “No es la historia de ningún paciente que yo haya tenido, ni de ningún conocido”




El escritor Sebastián Chilano, como sucede con cada una de sus publicaciones editoriales, estuvo hablando con Entre Vidas. En este caso, acerca de su nueva novela Tan lejos que es mentira y la experiencia de editarla bajo el sello marplatense Letra Sudaca.



¿Por qué tu nueva novela se llama Tan lejos que es mentira?
La novela pasó por distintos títulos hasta su forma definitiva. El original estaba llenos de “a” era “La casa de la gata en la ventana”, el alternativo era “En algún otro lugar” y con ese nombre concursó en el “Laura Palmer” y sacó una mención el año que ganó Mariano Quirós con su novela “Río negro”. Otro título que manejé hasta último momento fue “Scalextric de dioses gigantes” pero finalmente ganó Tan lejos que es mentira. Creo que es el título que más habla de toda la novela, los otros se detenían en alguna escena particular, el definitivo contiene la historia general.

¿Cómo fue qué decidiste que el médico de la novela se llamara Sebastián Chilano?
A último momento decidí cambiarle el nombre. El médico se llamaba Serna Visconti. Y ya en una de las últimas correcciones, antes de entrar a imprenta, se me cruzó la idea de llamarlo Chilano y decirle un par de cosas que siento sobre su persona y sus actitudes. La duda era saber si funcionaría o no.

¿Manejás la posibilidad de incorporarlo en una futura novela?
Por el bien del doctor Chilano, lo mejor es dejarlo en paz. O usarlo en alguna escena perdida y sin relevancia. No quisiera tener que escribir más sobre él, ni tener que analizarlo. Pero quién sabe, no puedo predecir sobre qué escribiré dentro de 5 años. Nadie puede.

¿Es una historia real?
La historia (breve resumen: en el primer capítulo a un hombre de 33 años le dicen que tiene una enfermedad terminal) no la viví. Pero puede ser real. Debe ser real, ahora, en alguna parte. No es la historia de ningún paciente que yo haya tenido, ni de ningún conocido. Cuando terminé de escribirla, a uno de mis mejores amigos le diagnosticaron una sobrevida de un año y así fue. Después de su muerte, enterré durante un tiempo esta historia porque la cercanía, si bien no hay nada de su personalidad ni de su vida en esta líneas, era demasiado dolorosa.

¿Por qué en la mayoría de tus libros aparecen la muerte y el amor como temas preponderantes?
Los temas universales no son tantos. Las variaciones son las que nos permiten escribir nuevas historias. El código genético, el ADN es una variante de cuatro combinaciones entre ácidos nucléicos (A-T-C-G) y eso basta para formar la complejidad de razas de humanos que estamos sobre la tierra. Podemos decir que los temas de la literatura y la vida, son cuatro (o cinco, o seis) y uno los puede combinar infinitamente. La impronta del autor da la autenticidad.


¿Cómo fue la experiencia de publicar bajo la editorial marplatense Letra Sudaca?
Una experiencia muy buena ya desde el proceso de corrección. Se metieron con ganas en la lectura y consensuamos algunos cambios, incluso votamos por el título final de la novela. El libro-objeto está a la altura de cualquier buen libro del resto de las editoriales del país. Ahora afinaron el tema de la distribución. Podría resumir la experiencia diciendo que espero volver a publicar pronto con ellos.

En los últimos tiempos fuiste elegido por varios escritores para que presentaras sus libros, ¿por qué pensás que sucede eso?
No lo sé. Sinceramente. Pero me encanta que eso suceda. Hay lecturas que uno se perdería si no fuera por las presentaciones y las ferias de libros. Cuando uno mira los suplementos de cultura, las mesas de novedades, es difícil encontrar –con honrosas excepciones– que los buenos escritores contemporáneos ocupen esos espacios.

¿En qué estás trabajando actualmente?
Terminé de escribir una novela cuyo título provisorio era Don y Maldición, pero lo cambié por sugerencia de un amigo. Está en la lista de espera de ser aprobado para su publicación por los editores de Letra Sudaca. Pensaba descansar después de poner el punto final y antes de la corrección, pero me embarqué sin pensarlo en la escritura a cuatro manos de otra novela junto a Tatiana Goransky.


miércoles, 19 de febrero de 2014

Marisa Potes: “A mí la coincidencia creativa a veces me da miedo”





La escritora marplatense Marisa Potes estuvo hablando con Entre vidas acerca de su comienzos como en la literatura, los libros publicados y los proyectos en los que está trabajando actualmente.



¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Mis padres. Ellos siempre fueron muy lectores. Cuando yo no sabía leer, me leían, me contaban cuentos, y hablaban de lo que ellos estaban leyendo o habían leído alguna vez. Después me compraban revistas (Larguirucho, Hijitus, Paturuzú, Patoruzito y Billiken). Plata no sobraba para nada, pero las revistitas y después los libros, no faltaban.


¿Cuál fue la primera lectura que te impactó?
Creo que la de las revistitas mencionadas. Yo leía y me metía completamente en el mundo de ficción. Podían hablarme, gritarme, ofrecerme manjares, que no registraba nada de lo que pasaba. Y recuerdo que un día, mientras estaba leyendo, me di cuenta de que sentía que veía todo eso como una película, o como si estuviera ahí; aunque estuviera en blanco y negro, yo lo "veía" en colores, sentía los olores, las onomatopeyas se convertían en ruidos, y las viñetas en imágenes en movimiento. No fue exactamente un texto, sino la maravilla de poder sentir tan vívidamente ese mundo de ficción.

¿Y lo primero que escribiste?
Cuando ni se me ocurría ser escritora, un cuentito que debe andar por ahí, con dibujito y todo; las redacciones escolares; alguna poesía para un concurso; un cuentito para una revista de la escuela (pero nada de esto con intención de considerarme escritora). Es difícil determinar qué fue lo primero que escribí. Sí te puedo decir claramente qué fue lo primero que dije "a ver si en el lector se produce el efecto que quise lograr", fue una novela romántica, digamos. Fue la primera cosa que di a leer como "escritora".

¿Se publicó esa novela?
No. ¿Me gustaría que se publique? Sí. Le estoy retocando el principio, porque no me convence. Pero esa novela, basada en apuntes que había hecho cuando lo de escribir era hobby puro, es la primera que decidí dar a leer colocándome en el rol de escritora (aún cuando me costaba pensarme a mí misma como tal).

¿Cómo surge la posibilidad de publicar tu primer libro?
A través del concurso de Literatura Infantil Julio C.Coba de Editorial Libresa (Ecuador). Es un concurso que premia con publicación y dinero al ganador, pero también considera a los finalistas y los recomendados por el jurado. Mi libro, Malacara, fue recomendado por el jurado, y decidieron publicarlo. Yo no comencé escribiendo infantil. Buscando concursos a donde mandar por mail, encontré este, y me gustó eso, de que además del ganador había posibilidades para otros. Entonces decidí escribir la novela para el concurso, basada en una lecturita que había escrito para mis alumnos.

¿Es un libro también para adultos?
Por las bases del concurso, está destinada a niños, pero me encontré con la sorpresa de que muchos adultos se identifican con el personaje. He recibido mensajes diciéndome "lloré un montón porque a mí me pasaba algo parecido".

Malacara cuenta la vida de Ramiro Malacara, que debido a su apellido recibe numerosas burlas de parte de la gente, ¿en qué te basaste para desarrollar la historia?
En la gente en general. Quería contar la historia de alguien condicionado por las cargadas de otro y en la resolución (no spoilearé) quise darle una vuelta de tuerca que no fuera, la solución Karate Kid (un poquito te spoileo). Elegí que lo cargaran por su apellido porque no quise meter en la historia nada que tuviera que ver con los estereotipos de aspecto físico, raza o condición social. Y que aquello que es tan importante para uno, el nombre, terminara siendo vivido por el personaje como una condena (así lo siente el personaje cuando lo cargan).

Después publicaste la novela El Campo Deportivo, ¿la idea era apuntar al ámbito educativo?
No. La escribí para un concurso, pero no llegué con los tiempos y no la mandé. Tenía ganas de escribir acerca de los grupos antagónicos que se creen completamente distintos, pero terminan siendo más iguales de lo que creen.

En éste caso los grupos antagónicos que se creen muy diferentes son la Escuela de Ciencias y la Escuela Técnica…
Los primeros apuntes trataban de dos grupos de diferentes clases sociales, separados por una calle, y el punto de reunión era una plaza. Pero se me complicaba la trama porque cuando empecé a escribir la historia se alejaba de lo que yo quería contar. Entonces resolví trabajar con dos grupos antagónicos, pero socialmente iguales. Tal como dijiste, los alumnos de la escuela Técnica y de la de Ciencias. Elegí ese ámbito porque muchas de las enemistades se desarrollan a partir y en la escuela. Acá, tanto como en Buenos Aires, son conocidas los antagonismos entre tal o cual escuela, generación tras generación y me pareció interesante desarrollar el tema en ese contexto. De la misma manera que en Malacara, busqué que el desarrollo fuera diferente al de la mayoría de las historias que había visto o leído: los dos grupos tienen la misma participación; no hay unos buenos y otros malos, digamos. Se llama El Campo Deportivo porque estos grupos se ven obligados a compartir ese campo.

¿Tuviste que realizar alguna investigación previa?
La parte social, la de las enemistades, no, porque es algo que conozco, pero sí para el aspecto deportivo. La historia se centra fundamentalmente en torneos de atletismo. Los protagonistas corren carreras de cien metros, y también hay postas, garrocha y otras disciplinas. Hablé con atletas, profes de educación física, miré cientos de videos, leí reglamentos. Hay una parte en donde se habla del uso de estimulantes, así que también me asesoré con gente que sabe de eso.

Luego publicaste el libro El Efecto Elefante, ¿cuál fue la imagen disparadora?
Mis libros escritos hasta ese momento (no había escrito ni Malacara ni El Campo Deportivo) eran libros para adultos, digamos, y largos: 300 páginas como promedio. Había terminado de escribir algo y me dije "podría escribir una novela corta, sencilla, rápida". Algo que podría parecerse a lo que le daban para leer a mis hijos en la escuela. Pensé qué tema podría interesarles a los adolescentes. “Viajes en el tiempo”, me dije. A mí me gusta (creo que a todos los escritores debe gustarles esto) buscarle la vuelta de tuerca diferente. Las historias de viajes en el tiempo han sido muy escritas, peeeeero... ¿viajes en el tiempo en la historia Argentina, en un contexto realista? Eso no lo había visto. Nada de Washington, Lincoln o Da Vinci, sino Belgrano, San Martín o Jorge Newbery... Me largué a escribir... y no tuvo nada de corta y mucho menos de sencilla. La historia, los personajes fueron creciendo y me llevaron a lo que terminó siendo El Efecto Elefante.

¿Por qué El Efecto Elefante?
Es una paráfrasis de El Efecto mariposa (no de la película, que la vi después, sino de la teoría del caos). El protagonista, al explicar en qué consiste este fenómeno, dice que un error en la historia argentina más que un aleteo de mariposa es una patada de elefante, por las graves consecuencias que origina. Me complació ver que mi historia (se agrandó Chacarita) que va por otros derroteros, tiene menos baches en cuanto al respeto por el universo creado, que la película. Fue un gran alivio ver que esa historia y la mía ¡no se parecen en nada! salvo en el viaje en el tiempo. Porque como dice Kike Ferrari, creo que es, el terror que da cuando pensás que esa historia que tiene tema parecido puede ser igual a la tuya! A mí la coincidencia creativa a veces me da miedo.

¿Con qué se va a encontrar la gente que lea el libro?
La respuesta la voy a dar a partir de lo que me dicen los lectores: que es una novela atrapante, al punto de que no han ido a comer o no durmieron para seguir leyendo; que es una historia que presenta giros inesperados, que sorprenden al lector; que los personajes les resultan muy atractivos, cada uno con su particularidad, y que por eso me exigen (en tono amenazante) que haya una segunda parte. Es una historia que tiene elementos de ciencia ficción, aventura y romance que no puede faltar.

¿Con qué obstáculos te encontraste al momento de escribir la historia?
Comencé pensando en una historia sencilla, pero la historia se fue complejizando en cuanto a la trama, a lo que les va pasando a los personajes. Escribí bastante de un tirón, y en un momento se me complicó. Había algunos aspectos que no sabía cómo resolver, entonces la dejé descansar unos meses. Un día, luego de terminar otra historia, decidí retomarla. La dificultad reside en respetar al pie de la letra el universo creado, y tener mucho cuidado con los viajes en el tiempo: toda situación de viaje en el tiempo contiene paradojas constantemente. Ese universo creado tenía que solucionar esas paradojas, y a medida que iba mejorando estos aspectos, la historia sufría modificaciones... o sea un efecto elefante dentro de El Efecto Elefante. Así que hubo momentos en que deseaba tener otro cerebro para poder agregarlo al mío y poder pensar en paralelo, de la misma manera que había dividido en paralelo la pantalla de mi computadora para trabajar con el texto y los apuntes a la vez. Pero fue tan placentero escribirla, y luego corregirla, y leerla y ver que había obtenido lo que quería, que la dificultad, finalmente, fue lo mejor de todo el trabajo.

Formas parte del staff del Festival Azabache de literatura que se desarrolla todos los años en Mar del Plata, ¿qué podés adelantar de la edición de este año?
Estamos en eso, trabajando. En el espacio dedicado a la literatura juvenil e infantil, vamos a aumentar la presencia de las actividades puramente literarias; en las ediciones anteriores en el stand en la Plaza del Agua había juegos didácticos, u obras de teatro; este año la idea es dictar talleres, armar mesas, debates, charlas, no solo para los chicos, sino también para docentes y lectores en general interesados en la literatura para jóvenes, con la participación de narradores, lectores muy avezados, y escritores. La idea fundamental en Azabache es reunir a los escritores con los lectores. Romper esa barrera. El escritor a veces está como panelista, y a veces como espectador. El lector tiene el contacto directo con los escritores; tiene al alcance de la mano el backstage, de alguna manera. En eso en general está basado el festival.

Por último, ¿en qué proyectos estás trabajando actualmente?
El proyecto es muchos proyectos: seguir escribiendo sin perder la pasión por la escritura, sin estar pendiente del lector hipotético (como diría el Tigre Oyola: "no lo pensés: hacelo"); difundir mis novelas ya publicadas para que mis personajes queridos lleguen a más lectores, y trabajar para que mis novelas no publicadas encuentren su lugar en las editoriales.

jueves, 13 de febrero de 2014

Giselle Aronson: “Notaba una comodidad peligrosa en el microcuento y me propuse abordar otras extensiones”





Entre Vidas entrevistó a la escritora Giselle Aronson para hablar acerca de su libro de cuentos Poleas y de su novela Dos, que posiblemente se publique este año.



¿Por qué tu libro de cuentos se llama Poleas?
Porque me parece que es un concepto que representa a la narrativa breve. Copio la contratapa del libro, mi manera de explicarlo: Una polea es un dispositivo que, mediante una fuerza acotada, permite generar un movimiento, desplazamiento o fuerza mayores o más amplios.
El cuento breve actúa bajo el mismo principio: una idea, una imagen, un recorte, una escena, nos abre la posibilidad de revelaciones, nuevos descubrimientos, realidades que se descrifran o se traslucen. Universos mayores o más amplios que se despliegan a partir de fuerzas pequeñas y simples pero poderosas. Poleas.

Comparándolo con tu anterior publicación Cuentos para no matar y otros más inofensivos aparecen varios cuentos más extensos, ¿es algo que te planteaste inicialmente?
No me lo planteé específicamente como objetivo para Poleas, sí como desafío a partir de mi primer libro. Notaba una comodidad peligrosa en el microcuento y me propuse abordar otras extensiones. Surgieron cuentos más largos, continué trabajando sobre el microrrelato y escribí una novela.

¿Cómo se dio la posibilidad de editar el libro con Textos Intrusos?
Cuando tuve el libro terminado inicié la búsqueda de editorial. Textos Intrusos respondió, se mostraron interesados en su publicación y así fue.

El cuento “Loli” es brillante y a la vez muy duro, ¿qué sensaciones te quedaron tras escribir esa historia?
Me quedó la sensación de conocer al personaje muy íntimamente, como si hubiera convivido con él muchos años, como si fuese mi amigo. Loli es un personaje más de novela que de cuento, tiene otra impronta, se impone a la trama. Siento que tengo que escribirlo más, de hecho, estoy pensando en incluirlo en textos que estoy escribiendo ahora.

En el cuento “Poco creíble” de una editorial le responden a un escritor que si quiere que le lean su novela tiene que buscar algún dato excéntrico, ¿es solo ficción o realmente pensás que los escritores son desprolijos y bohemios?
Ese cuento habla del prejuicio, del prototipo, del encasillamiento. En este caso recae en el escritor pero podría aplicarse a muy variados casos.

¿Cuáles son tus cuentos preferidos de Poleas?
Loli a la cabeza. Todos los de la primera parte, fue un desafío escribirlos.

¿Cómo fue la experiencia de escribir la novela Dos?
Dura. Tuve que hacer un cambio de chip y pasar del formato cuento breve a otro completamente diferente, plantearme otra forma de escritura.

¿Qué podés adelantar de la historia?
En principio, es la historia de dos mujeres que viven en una ciudad chica del sur del país. Una es la esposa del intendente de la ciudad, la otra trabaja como personal de maestranza en una escuela. En principio.

¿Cuándo se publica?
Hay grandes posibilidades de que se publique este año. Crucemos los dedos.

¿Con qué obstáculos te encontraste al pasar de escribir microcuentos a algo de mayor extensión?
Tengo una tendencia a la condensación, a no detenerme lo suficiente en una escena. Tuve que aprender a darle tiempo a la trama, a ir desgranándola poco a poco. De todos modos, la novela tiene un lenguaje ágil y se pone el énfasis en las acciones.

Para muchos escritores es más complicado escribir microficciones, ¿cómo es en tu caso?
En mi caso es a la inversa, no encuentro dificultades en la escritura de los microrrelatos.


¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy escribiendo algo que todavía no tiene una forma concreta. Sin darme cuenta, empecé a escribir una línea argumentativa en la computadora y otra en una libreta, a mano. Hasta que me di cuenta de que formaban parte de lo mismo. Veremos si sigo con la misma modalidad.

domingo, 9 de febrero de 2014

María Carolina Bugnone: “La escritura ha tomado un lugar preponderante en mi vida”




La escritora María Carolina Bugnone, ganadora del Premio Municipal de Literatura Osvaldo Soriano en Mar del Plata 2010, habló con Entre Vidas acerca de su reciente libro de cuentos “Hasta las seis hay tiempo” y de su primera novela que busca editorial para publicarse durante éste año.


¿Cómo nace tu pasión por la literatura?
Supongo que nace antes de mí, a partir de la pasión de mis padres, de mis abuelos también. Mis padres no escriben pero leen mucho, y me invitaron a descubrir maravillas en los libros desde muy chica. Cuando alrededor de los once años mi papá me dijo “Leé esto, te va a gustar” y me dio “El hombre ilustrado” de Bradbury, algo cambió en mí, para siempre. Toda mi familia paterna es amante de Bradbury, así que las lecturas de ese autor en voz alta con mis primos, en la infancia, marcó algo muy fuerte en mí.

¿Recordás lo primero que escribiste?
Sí, perfectamente. A los once años, en sexto grado; era un trabajo para Lengua, pero supe que escribía un cuento porque me gustaba hacerlo más allá de la tarea. “El niño y el caballo volador” se llamaba, lo tengo guardado en la hoja original de la carpeta escolar.

Además de escritora, sos psicóloga y música, si tuvieras que elegir una actividad de las tres, ¿con cuál te quedarías? ¿Cómo organizás los tiempos para poder dedicarte a tantas cosas?
Es como preguntar si querés más a tu mamá o a tu papá. Amo las tres cosas, el psicoanálisis, la música y las letras. Durante años viví sin hacer música y sin escribir, me volqué absolutamente a la profesión. Pero la verdad es que las otras dos cosas vivían en mí desde mucho antes, desde  la infancia, así que en un momento volvieron a mi vida para no irse. Actualmente y desde hace unos años, la escritura ha tomado un lugar preponderante en mi vida. Los tiempos los organizo como puedo, es decir, no tengo ni idea, pero de una u otra manera termino organizándolos.

¿Cómo surge la posibilidad de publicar tu libro de cuentos “Hasta las seis hay tiempo”?
A partir del primer premio que me otorgó la Secretaría de Cultura de Mar del Plata en 2011, con el concurso Osvaldo Soriano en la categoría Cuento, empezó a circular algo de lo que estaba escribiendo. Hacía poco, también había abierto mi blog donde publicaba poesías y cuentos. Fue el escritor Nicolás Correa el que leyó mi material; y sobre todo a partir de uno de los cuentos que había ganado ese premio, “Humo”, fue que me convocó para el proyecto de la Exposición de la actual Narrativa Rioplatense ( www.exposiciondelaactual.blogspot.com.ar ). Me pidieron material para la edición del librito, dentro de la segunda tanda con varios otros autores. Me pareció un proyecto muy interesante, y me puso muy feliz.

¿De los cuentos que aparecen en el libro cuáles son tus preferidos?
De “Hasta las seis hay tiempo” los que más me gustan son “El cosito”, “Humo”, y “La última”. Un autor que respeto y admiro, Sebastián Chilano, opina que el mejor cuento es el último, “Nico & Valen”. Lo comento porque para mí es algo así como palabra autorizada.

¿Cuál es tu método de escritura para cada cuento?
Es difícil para mí tener un método. En general me pasa que me viene un deseo imparable de escribir algo. Eso empieza a tomar forma en el proceso mismo de escritura, no soy de planificar demasiado, de pensar qué quiero que hagan mis personajes. De verdad tengo la sensación de que la mano camina sola, y me sorprendo de las cosas que van pasando en la historia. Se parece bastante a cómo se construyen los sueños, me parece, el inconciente me lleva y después, cuando terminé de escribirlo y lo leo, recién ahí veo cosas que tal vez “quise” decir, o significados que podría tener. Es muy placentero el proceso de escritura. Y me sucede que casi todo el tiempo tengo ganas de escribir, si tuviera más tiempo, escribiría todos los días. Si paso una semana entera o quince días sin escribir, extraño hacerlo.

Actualmente terminaste de escribir tu primera novela, ¿con qué obstáculos te encontraste al pasar a textos más extensos?
Bueno, así como los cuentos y la poesía me salen con bastante fluidez, la novela no fue lo mismo. Pero no sólo porque una novela obliga a desarrollar, a explicitar, a tomarse tiempo, a dejar de sintetizar (un problema para mí), sino en este caso también porque la había iniciado en 2010, la había abandonado y la retomé el año pasado. Y la forma y el contenido distaban de la forma y el contenido que me interesa transmitir ahora. Así que fue un largo proceso de reescritura, rescatando y borrando párrafos, ideas, modos de decir. Hasta que en un momento le “encontré la vuelta” y me empecé a sentir cómoda con eso.

¿Podés adelantar algo de la novela?
Está situada en Mar del Plata, relata sobre la vida de Mónica, una psicoanalista de 58 años un poco depresiva, con sus conflictos amorosos, familiares, y de modo tangencial también su relación con la profesión. Vale aclarar que todo lo narrado corresponde al plano de la ficción, teniendo en cuenta que tengo la misma profesión que la protagonista.

Muchos escritores escriben en publicaciones digitales, reseñando o escribiendo algún material propio, ¿te llegó alguna propuesta de ese estilo?
No por ahora pero me interesan ese tipo de propuestas, en 2011 colaboré con reseñas para los blogs www.libroscopio.wordpress.com y www.elperroelocuente.blogspot.com.ar.

¿Qué proyectos tenés para éste año?
Uno de los proyectos es que se edite la novela. Quiero seguir por ese camino, y empezar a escribir una segunda. Otro es seguir generando un espacio para las letras en el grupo Psicofango del que formo parte y a través del cual armamos “fiestas literarias” en Mar del Plata y en C.A.B.A., donde se realizan lecturas y música en vivo. Me acompañan en el proyecto los escritores Alejo Salem, Lisandro Parodi de Mar del Plata, y Gabriela Cancellaro, Maximiliano Provenzani y Pablo Roset de C.A.B.A. Gonzalo Viñao, escritor marplatense, fue uno de los fundadores del proyecto.

¿Qué objetivos tenés dentro del mundo literario?
Principalmente seguir escribiendo -cada vez mejor si es posible,-, hacer circular los textos, continuar conociendo e intercambiando con escritores y participando de proyectos colectivos e individuales.