miércoles, 18 de abril de 2018

Gabriela Clara Pignataro: "Hay en la tundra una especie de mitología para mí"





La escritora Gabriela Clara Pignataro habló con Entre Vidas acerca de la publicación de su flamanete libro de poesía Tundra con Añosluz Editora. La presentación será el viernes 20 de abril a las 21 horas en El Quetzal Casa Cultural, Guatemala 4516, Palermo y contará con la presencia de las escritoras Fernanda García Lao y Gabriela Luzzi.




PH Delfina Carmona


¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No sé si es un ritual, pero sí una tensión o una provocación: desconfiar de la imagen que aparece, dejarla ir, no forzarla. Si retorna e insiste, puede que la escriba. Es como una sustancia, una emulsión que va de lo invisible a lo visible y se constela en una forma a la que a veces el pensamiento y el lenguaje ordenan imperfectamente. La poesía es un acecho. Nunca siento o digo “voy a sentarme a escribir un poema”, es más bien un ente acuciante que merodea lo cotidiano y cuando irrumpe, cuando esa imagen, esa forma punza, tomo notas, que muchas quedan desguazadas en cuadernos, archivos de word, un pizarrón en la cocina, al borde del recibo de expensas.

¿Con qué frecuencia escribís?
Creo que todo el tiempo, aunque el devenir gráfico aparece en islas a lo largo de los meses; pero digo todo el tiempo, porque considero que no se puede nunca abandonar la observación y la simbolización del mundo conocido y también de lo incognoscible. Es un filo que recorre la experiencia, un modo de leer lo habitable y habitado que luego es poema, esa forma nueva que antes no existía. Es la manera que encontré de hacerle preguntas al plástico que recubre toda las cosas. Desde las 6am que despierto, el trabajo, el barrio, los mandados,etc, etc, hasta la trasnoche que me acuesto (y también cuando se duerme) el residuo de todo eso, con suerte y dedicación en algún momento puede llegar a quedar registro.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
No estoy muy segura, pero puede que la búsqueda en la poesía venga por un lado como un efecto de la fascinación por la ciencia ficción, los enigmas y la física cuántica que emocionaban a mi viejo, y de la mano de él, de sus colecciones de libros de tapa azul con letras plateadas, su universo de taller mecánico, camiones, relatos de viajes; y por otra parte una llave importante fue último regalo que me hizo mi vieja, una antología poética de Goethe que había conseguido en el Parque Rivadavia después de mucho buscar, también los textos del Subcomandate Marcos que ella leía, los boleros que cantaba. Creo que ese amor también tiene que ver en encontrar en la poesía una suerte de protección, de resguardo, una fisura donde podía escaparme y ahí ejercitar mi propia violencia.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Tundra?
Hay en la tundra una especie de mitología para mí. Son varios los motivos: porque es un bioma inhóspito, dónde sorprendentemente crecen muchísimas flores que soportan lo extremo dónde los árboles no, entonces esa relación ilusoria entre condición, apariencia y vitalidad guarda el misterio de lo insurgente; está poblada de animales salvajes, nocturnos, solitarios, depredadores y también de clanes, hay una potencia rabiosa en sus movimientos, sus hábitos. Me resulta hipnótica la existencia de cosas pequeñas, mínimas como los líquenes, los musgos y la escala inconmensurable extensión de suelo permanentemente helado. Me gusta quedarme en el páramo y ver que pasa, dejar que el tiempo pase, hacer uso del silencio y del ruido, que herramientas elementales se ofrecen, descubrir que materia prima anida para mí.

¿Cómo fue el proceso de selección de las poesías que aparecen en el libro?
Fueron organizándose en pulsos, en ejes más atmosféricos por así decirlo, que en el libro son capítulos: hielo, hacha, polvo, fuego, madera. Durante muchos años las poesías fueron, guardándose en carpetas, con fotos, notas, cosas que voy encontrando objetos que guardo y al releer los poemas varias veces, encontré los diálogos posibles entre estos, sus texturas.

¿Cuál es tu poesía preferida del libro?
Creo que Juana de la Tundra.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De todo lo que pueda alimentarse. Creo que siempre hay preguntas, intersticios, una cierta condición de extranjeridad (soy hija de inmigrantes, mediante desarraigo y destierro), el errabundeo, distopías, elementos naturales, la rabia, una renuncia a la obediencia. También un cierto pesimismo: si todo lo percibiera bien, no intentaría excavar y redirigir las ramas que pueden tocar el relato de lo real ¿Qué es esto que me han dado? ¿Qué puedo dar? ¿Qué entrego en retorno?

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías? 
Ouf hay muchísimos, qué difícil. Voy a nombrar de los últimos libros que leí entre los editados en el último año, sólo por acotar un poco el arco:  El sueño de Sara Singer de Laura García del Castaño, Dolorosa de Fernanda García Lao, Hay leña de Jimena Arnolfi, El agua inmóvil de Pierre Froidevaux, Último signo del árbol de Guillermo Villani, Amiga de Malena Saito,El mal amor de José Sbarra.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Ninguno, en el sentido que no escribo pensando en el ambiente, no es mi afán ser leída sólo en ese corset específico. El poema y el gesto literario es hacia cualquiera. Escribo, intento, escribo y ojala sea para muchos desconocidos; me gustaría afilar bien mi estaca, que las poesías rompan el hielo que puedan, que sean leídas, que se vuelvan algo para alguien.  Un amuleto o un desperfecto técnico. El poema se defiende solo, todo enaltecimiento es accesorio. Si me preguntás que deseo: un poema como bomba en el sistema, un virus silencioso.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Añosluz Editora
Con sorpresa. Añosluz Editora trabaja su catálogo de una manera muy particular, profesional y delicada a la vez, editan títulos hermosos, necesarios y sin pensar en una lógica del auge o la novedad. En algún momento me dijeron, “che mandanos algo alguna vez”. Pasó mucho tiempo desde que clausuré Tundra desde mi proceso (dos años) hasta que dije “bueno ahora que otro lo guadañe”, y ellos se interesaron. Son muy buenos editores y lectores de poesía.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy intentando cerrar un proyecto de fotografía analógica que arrastro hace años (soy de procesos lentos), de registros de más de 15 rollos, diversas estaciones y puntos geográficos. También sigo trabajando en un proyecto de instalación documental con mi amiga y directora de teatro Daniela Tuvo que se llama BORDER/IN, sobre migración forzada y refugiados, que esperamos con muchas ganas poder montarlo este año en algún espacio.
Por todo lo demás, llegar a fin de mes, cada mes.




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