lunes, 9 de julio de 2018

Ernesto Kullock: “Estoy empezando el guión del que ojalá sea mi primer largometraje”




El escritor Ernesto Kullock habló con Entre Vidas acerca de su novela Veneno para hormigas publicada por Factótum Ediciones y adelantó que está corrigiendo su obra de microteatro Todos los Díaz y escribiendo el libreto de Basural, una ópera de cámara cuya música compone Leonora Arbiser.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Según la etapa de escritura. Cuando estoy a la caza de ideas me gusta mucho sentarme en bares a observar a la gente. Tomo notas, me imagino lo que les pasa, robo pedazos de conversaciones que termino completar en mi cabeza. Después, a la hora de sentarme a escribir en la compu, a desarrollar, también suelo darle al café con leche antes de empezar, o unas secas disparadoras.

¿Con qué frecuencia escribís?
Mmmm. Con menos frecuencia de la que me gustaría. Pero según el formato. A veces, en la concepción de un guión o una obra de microteatro avanzo un montón de a pequeños pasos. Una observación oportuna, una idea que se manifiesta y ya no se puede eludir, mantienen el ritmo. Aunque no estés sentado frente al teclado generando x cantidad de palabras promedio. Pero no escribo todos los días.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Veneno para hormigas?
No se si podría precisar una sola imagen, pero la sensación que me contagió a escribirla es la que transmiten las ciudades balnearias apenas termina la temporada. Ese vacío triste y extrañado, tan contrastable a los días previos. Y cierta memoria emotiva desarrollada durante mi infancia: con mi familia veraneábamos en casas de alquiler, que cambiaban año tras año. Ello me dio la chance de irme a dormir en diferentes habitaciones, desayunar en cocinas ajenas, ver entrar la luz por ventanas que no volverían a ser la mía.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre?
Se iba a llamar Fin de Temporada, un nombre bastante bobo por cierto, y en un domingo de Bombonera recibo un mensaje de mi editora -Andrea Stefanoni- mostrándome la tapa de una novela argentina recién editada: Final de Temporada. Así que, afortunadamente, no tuve más remedio que ponerme a buscar nombres alternativos, cosa que siempre me resultó interesante.    Y lo hice a partir de la ocupación principal del protagonista que se convierte en jardinero, hasta dar con Veneno para Hormigas, que me pareció un nombre sugerente y de algún modo simbólico.

¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con Factótum Ediciones?
Hace algunos años conocí a Luisa Kuliok. Somos primos segundos, pero nunca nos habíamos cruzado. Ella me habló de Andrea y a mí me atraía muchísimo Factótum. Le mandé el manuscrito y a los tres meses me citó en el Ateneo Grand Splendid. Un sueño. Allí mismo conocí a Luis Mey, que era su autor más fuerte y secuaz, él también me apoyó mucho a lo largo del proceso. Creo que fui muy afortunado, me encontré en el momento justo con la gente indicada.

Para el que todavía no leyó la novela, ¿con qué se va a encontrar?
A ese inconmensurable número de gente solo puedo decirle que espero no defraudarlo. Hoy en día encontrar un ratito para dedicarle a la lectura y habiendo tantas cosas maravillosas por leer, si la casualidad o un malentendido los llevó hasta mi humilde novelita, ojalá la disfruten.

¿Qué repercusiones tuviste respecto de los lectores de la novela?
Buena onda en general. Amigos que se aventuraron por la amistad cosechada en áreas no literarias y salieron airosos de la experiencia, sorprendidos de haberse enganchado con la trama. Gente que lee seguido y le gustó; Un licenciado en filosofía que me dijo que esperaba más, algún planteo, una idea más fuerte... Lo más simpático y ridículo de todo fue que varios me sugirieron que podría continuar la historia, que se habían quedado con ganas de saber que había sido de la suerte del protagonista. Incluso alguno me comentó de qué manera se imaginaba que podría retomarlo. Muy Netflix la cosa. Jajaja! 

¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Vampirismo. Estoy empezando el guión del que ojalá sea mi primer largometraje.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Tengo algunos amigos escritores, no muchos, pero no me siento parte de un ambiente literario, que quizás se conforme de gente que sí se encuentra y reúne a menudo en lecturas, presentaciones o ferias, que reflexiona y defiende los intereses del caso. El espíritu de grupo está bien, siento lógicamente identificación con la gente que trata de expresarse e incluso sobrevivir a través de la escritura. Pero soy un sapo de otro pozo en casi todas partes, no soy del todo ni escritor, ni dramaturgo ni guionista; y a la vez un poco de todo eso. Si tengo que definir un objetivo: solo quiero que me quieran.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Canadá, de Richard Ford; La violencia está en nosotros, de James Dickey.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Corrijo Todos los Díaz una obra de microteatro que me encargaron que desarrolle para la campaña de concientización sobre el Alzheimer que se hace anualmente en el país, un proyecto súper interesante que lidera Sergio Pollaccia (Amen Argentina)
Y en paralelo también estoy escribiendo el libreto de Basural, una ópera de cámara cuya música compone Leonora Arbiser. Una aventura preciosa.


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