lunes, 13 de agosto de 2018

Giselle Aronson: “Mi intención era recorrer un camino experimental con la poesía, quería nutrirme de ella”




La escritora Giselle Aronson incursiona en la poesía con su nuevo libro En el hueco que queda, publicado por Halley Ediciones. La autora le contó a Entre Vidas que cuando empezó el taller virtual con Mariana Kruk buscaba encontrar lo poético en su escritura y con el paso del tiempo ese lugar fue convirtiéndose en un refugio.




PH Angie Pagnotta



¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Tengo que estar vestida y calzada. No puedo escribir en pantuflas, difícilmente en ojotas, tiene que ser un calzado que me cubra el pie. Tampoco en pijama. Mate preparado. Es muy probable que en el momento en que me disponga frente a la computadora, Jana, mi gata, venga a reclamar su dosis de cariño. Entonces, se vuelve ineludible auparla, acariciarla un rato, aceptar el amasado de sus garras cuidadosas y esperar a que se considere satisfecha y se vaya.

¿Con qué frecuencia escribís?
No hay frecuencia, últimamente. No puedo establecer ya un lapso entre un momento de escritura y otro. Sucede como una contingencia, un hecho fortuito, casi un milagro. No me gusta que sea así pero así está siendo por estos días.

Siempre escribiste narrativa, ¿cómo se da tu llegada a la poesía?
Cuando me preguntaban si escribía poesía, yo decía que sí pero que era como cantar en la ducha; un acto de intimidad, algo privado. El año pasado, en esa búsqueda que  no cesa, comencé un taller de poesía con Mariana Kruk. Empezaron a aparecer poemas nuevos pero también trabajamos mucho sobre los ya escritos, desde hace diez años hasta ahora. Tuve muy buena devolución de esos poemas “viejos”, entonces, me di cuenta de que yo no había llegado a la poesía, como pensaba hasta ese momento, sino que ya estaba ahí. Que sólo hacía falta que alguien echara luz para ver el espacio. Ese taller y Mariana tuvieron ese rol iluminador y yo estoy muy agradecida por eso.

¿De qué temas te nutriste para escribir las poesías que aparecen en tu libro En el hueco que queda?
Son imágenes que van apareciendo. Pueden ser de la vida cotidiana, o reacciones ante sucesos que ocurren. Las tormentas, la lluvia, el silencio, las palabras, los huecos, los recovecos, las ansias, son temas recurrentes en los poemas.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre?
Es un verso de uno de los poemas pero representa a todo el libro. Siempre queda un hueco: por algo que no está, que falta, que nunca estuvo, que se busca, un deseo. Entonces, el lenguaje aparece para nombrar eso que no está, para llenar ese hueco pero tampoco lo logra del todo.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Al principio creí que había elegido los poemas más trabajados, los más consistentes, los que más me gustaban o aquellos en los que más se escuchaba mi voz. Pero ninguna elección es inocente. Una vez que estuvo armado me di cuenta de que el libro no responde ni escapa a otra cosa que no sea la búsqueda que llevo a cabo desde el primer momento. Lo que no está, lo que no se sabe, lo que queda por fuera de lo predecible, lo racional, lo que se busca, lo que interroga.

¿Cuál es tu poema preferido del libro?
Son muchos. Sólo por elegir uno diré que Animal.

¿Cuál fue tu experiencia con el taller virtual que da la poeta Mariana Kruk?
Es un espacio imprescindible. Empecé el taller como parte de esa búsqueda, quería encontrar lo poético en mi escritura. Con el paso de los meses, fue convirtiéndose en un refugio, un abrazo. Es increíble que un espacio virtual tenga la capacidad de alivianar el peso de los días, de una realidad difícil y agobiante. Más que virtual es un espacio virtuoso.

¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones?
Cuando yo empecé el taller con Mariana Kruk, mi intención era recorrer un camino experimental con la poesía, quería nutrirme de ella. Jamás me imaginé (ni en mis delirios más pretenciosos) escribir un poemario. A medida que avanzamos en el trabajo, fue surgiendo un material sólido. La editorial Halley no recibe pedidos, ellos son quienes invitan a los autores a publicar. Un día llegó esa invitación y fue un honor y una alegría inmensos.

¿Qué libros o autores de poesía recomendarías?
Olga Orozco, Glauce Baldovin, Jorge Boccanera, Julieta Lopérgolo, Eduardo Lalo, Idea Vilariño, Pamela Terlizzi Prina, Mariana Kruk, Raúl Delgado, Macarena Trigo, todos los autores de Halley Ediciones. Me estoy quedando corta, podría mencionar a muchos más.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Sigo escribiendo poesía.
Hace un año y medio que estoy  empezando una novela. La empiezo y la vuelvo a empezar. Ya no sé si es una búsqueda o una trampa.
También estoy revisando algunos cuentos escritos.
Continúo con los talleres literarios en Haedo y seguimos coordinando con Fernando Veríssimo, el ciclo Crudo & Cocido.



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