lunes, 22 de octubre de 2018

Luis Arturo Ramos: “La falta de presión editorial me ha permitido escribir acerca de lo que me viene en gana y como me da la gana”




El escritor mexicano Luis Arturo Ramos habló con Entre Vidas acerca de su novela Los argentinos no existen publicada por Evaristo Editorial y contó que terminó otro libro en el que repite personajes de otra historia pero enfatiza protagonismos distintos.



¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Simplemente me siento a escribir. La posición me tiene sin cuidado. Podría, como en el Kamasutra, hacerlo de cualquier modo. Escribo cuando tengo algo que escribir. Esperar frente al escritorio a que se me ocurra algo, me parece más ridículo que sentarme a la mesa para que me dé hambre.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Los argentinos no existen?
Durante y luego de la Segunda Guerra Mundial, hubo en México mucha simpatías, no por los nazis, sino por la Alemania que ponía en jaque a potencias hegemónicas y colonialistas con las que México había tenido diferendos. Algo similar pasó en Irlanda. La Revolución Mexicana, eminentemente anti-estadounidense, imponía criterios y enemistades.  La primera edición en español de Mi lucha, se hizo en México, con prólogo de un connotado intelectual mexicano: José Vasconcelos. Los grupos de extrema derecha, sinarquistas, anticomunistas y de un capitalismo emergente, prohijaron multitud de panfletos, artículos y publicaciones varias, apoyando la causa alemana porque veían en ella el contrapeso a la expansión marxista y al capitalismo internacional. El México de la post-guerra, estaba lleno de inmigrantes de todas las tendencias: republicanos, franquistas, judíos, nazis y ex-nazis, comunistas,  anticomunistas, intelectuales y farsantes que aprovecharon el río revuelto en un país políticamente ingenuo. México era un horno adecuado para bollos de todo tipo. Siempre me ha llamado  la atención y me diviierte, la idea de que en un país con fuerte presencia indígena, existan estas tendencias más cómicas que demenciales.

¿Cómo trabajaste la construcción del personaje del doctor Bulmaro Zamarripa?
Bulmaro Zamarripa es un personaje típico y representativo de las tendencias antes aludidas. Un profesionista educado en el México de los años  30, todavía agitado por una Revolución radical que iba perdiendo potencia.  Zamarripa es un individuo que por historia y sensibilidad personal, es  seducido por las propuestas políticas extremas dominantes en el mundo. Por otra parte, mi obra novelística está llena de médicos (los únicos que pueden aspirar a cometer el crimen perfecto, dice un personaje). Su oficio me permitía añadir la metáfora del huevo del mal, en el vientre de un matón neo-nazi. (El nazismo está vivito y coleando y Trump le está dando respiración de boca a boca). Con el nombre intenté un juego de palabras que, por sí mismo, reflejara esta zarzuela propia del momento histórico.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre título tan provocador?  ¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro en Argentina con Evaristo Editorial?
El título es precisamente eso: una provocación. Tan efectiva, que los editores de Evaristo cayeron en ella  y me invitaron por iniciativa de Ezequiel De Rosso,  a publicarlo en Argentina. Su propuesta fue una gratísima sorpresa, aunque ya varios amigos argentinos me habían dicho que el libro tendría posibilidades en este país. Espero que tengan razón.

¿Cómo fue tu experiencia en la Feria del Libro 2018?
La Feria de Buenos Aires es impresionante. Bien organizada y cómoda para caminarla. Me hicieron algunas entrevistas para radio y platiqué con varias personas. Pero la mayor parte del tiempo lo dediqué a caminar Buenos Aires. De Recoleta a Puerto Madero. Es una ciudad que me encanta, y comparada con la Ciudad de México, es un portento de organización y buen comportamiento.

De las nueve novelas que tenés publicadas, ¿cuál es la que más te gusta?
Perdón por el lugar común, pero me gustan todas. Cada una de ellas representa una etapa en mi vida y en mis intereses literarios. Pero si tuviera que quedarme con alguna sería con Este era un gato... Técnica, temática y estilísticamente  es la más acabada. Ganó el Premio Latinoamericano de Narrativa “Colima” para Obra Publicada y hasta ahora la más celebrada por la crítica precisamente por esos motivos.

¿Estás manejando la posibilidad que otros libros tuyos sean publicados por una editorial argentina?
Ojalá hubiera editoriales interesadas en otras novelas mías. No tengo agente literario. Me manejo a la antiguita. Soy escritor para tienda de abarrotes y no para supermercado. Pero no me quejo.  La falta de presión editorial me ha permitido escribir acerca de lo que me viene en gana y como me da la gana.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Acabo de releer a Junger: Tormenta de acero y voy muy adelantado con una novela de Pamuk: El museo de la inocencia. Leí 4321 de Paul Auster, pero no es una de mis favoritas.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Terminé una novela que puede leerse como una secuela de la inmediatamente anterior: De puño y letra. Reaparecen algunos personajes y se suman otros. El contexto de las acciones es el mismo y se montan sobre  la prolongación de la trama anterior: la relación  entre  atípica y  perversa  del Intelectual mexicano  con el Estado, en un país donde escasean los lectores.  Con esta novela intenté algo que resulta frecuente en los autores norteamericanos: repetir personajes pero enfatizar protagonismos distintos. Uno de mis amigos leyó el inédito y la calificó como novela polifónica. Me gusta la palabrita.



domingo, 14 de octubre de 2018

Sol Alcaraz: “Cuaresma tiene poemas breves pero potentes”





La escritora Sol Alcaraz habló con Entre Vidas de su poemario Cuaresma, publicado por Halley Ediciones y contó que tiene otros dos libros de poesía ya terminados y listos para encontrar editorial.






¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Suele ser bastante espontáneo y fluido- la pregunta me hace imaginar algo satánico y es genial. Soy muy mala siguiendo organigramas, las agendas las compro de a miles pero por bonitas, así que como no me sale esto de las estructuras, dejo que acontezca cuando quiera. Sólo sucede. Estás pensado en cualquier cosa, estás en la cama, en el baño, tomando el té con bollo, etc., etc. y simplemente aparece, como si alguien te dictara. No tengo cuaderno ni lapicera de cábala. No sé en qué momento aprendí que también tenía que liberarme de esas cosas para hacer que la poesía sea un poquito más reveladora. Importante a destacar es que siempre que estoy estudiando aparece la inspiración y los poemas salen solos. El placer de escribir y las pocas ganas de estudiar se enfrentan.

¿Con qué frecuencia escribís?
Ahí viene mi deseo frustrado. Quisiera escribir día y noche pero eso es casi imposible, este sistema nos tiene muy alienados/as. Creo que podría sentarme a escribir sin parar. Pero bueno, lo hago cuando surge, no me fuerzo, cuando es el momento, cuando sé que necesito exorcizarme y dejarlo en el papel. Sería como una terapia de jugar con las palabras para ir reencontrado y rearmando mi subjetividad. A veces pasan semanas y meses. A veces cuando pasa eso ya me asusto, no entiendo por qué no estoy escribiendo. Hasta que sólo me siento, miro a alguien, recuerdo algo, entiendo alguna cosa que me traía descolocada, simplemente me cuestiono otras, o- esta es la más recurrente- estoy sufriendo mucho y me dan ganas de llorar como loca con  lápiz-papel, celular o lo que sea que me deje escribir.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
No recuerdo. Creo que fue así de la nada. Solo sé que de más chica me gustaban los libros y de adolescente me gustaban los libros de poemas, específicamente. Así que después ya quise escribir los míos: poemas muy feos y cursis- quién dice que no los sigo haciendo-; tengo miles de cuadernillos llenos de poemas para mis novios imaginarios. La poesía que me gustaba siempre me hacia sufrir. Creo que fue porque en 4to grado leí una antología literaria para niños/as en la que habían poemas muy tristes de Neruda, Pizarnik, Storni y Bécquer. La cosa es que me acostumbré a que tenía que sufrir para sentir que lo estaba haciendo bien. Hasta que un día un poco más despojada encontré expresiones eróticas y sensuales que empezaron a acomodarme la mente y el cuerpo. Descubrí un tesoro ese día. Cuando transmitís las palabras que necesitas, se te alinean los planetas del cuerpo.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Cuaresma?
Porque justo estábamos en cuaresma. Lo más importante para decir es que era un tiempo en el estaba liberándome de ciertas ataduras – justo en esos meses cuaresmales del año- y me pareció tremenda la liberación que me estaba aconteciendo: demás de contraria a la de Jesús, pero hermosamente purificadora. Una ironía preciosa quedó. Luego de pensar en aquellos momentos descubrí que lo único que pacifica es el deseo satisfecho. El libro terminó siendo una cuaresma con penitencias de placer  y goce. Se da vuelta todo, se renueva. No hay un hombre viviéndola, en contraposición, es una mujer y hace todo al revés. Una mujer que reniega, que está cansada, que quiere coger mucho, que sólo piensa en escribir, que entiende sus circunstancias de una forma más profunda. Ahora lo que parecía malo ya no es tan así. Ahora el juego es la palabra descubierta y encubierta, con la que puede hacer lo que quiera. Creo que Cuaresma es sobre los deseos de las mujeres, sobre cómo nos encierran en una anorgasmia eterna. No podemos encontrarnos en nosotras mismas, estamos desordenadas, todas desequilibradas desde nuestro esquema. Nos tienen apretadas sin dejarnos respirar. Por eso, para mí Cuaresma es una penitencia de sexo celestial pleno, donde nos vamos reencontrando en cada caricia, toque y verso.
Algo más de forma es que son cuarenta poemas. Todo bien planeado.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Los poemas fueron una recopilación de escritos del 2014 y 2015. Terminé de escribirlo para fines de la cuaresma, obvio, quería ser bien alusiva. En ese año, el 2015, me senté a armarlo, escribí la mayoría y acabé. Como en un rompecabezas iba armando y desarmando las piezas. Era muy peque escribiendo, aun no podía corregirme yo sola. Pero me fue guiando y orientando mi amigo queridísimo Eze Villarroel, un poeta – el mejor poeta- de San Salvador de Jujuy, que corregía y me encaminaba de la mejor manera.
Cuaresma tiene poemas breves pero potentes. Creo que armar uno que diga poco o mucho no es relativo al tiempo. Los silencios también son pensados y construidos, por ende cuestan el doble. Así que fue un trabajo intenso, de sentarme a mirarle y darle vuelta hasta que lograba ocultar en cada poema lo que quería.

¿Cuál es tu poema preferido del libro?
Ese que dice sufro esta patología/ que no me deja llegar/ al final de ningún libro./ me la paso en cuarentena,/ escribiéndote poemas/ para no leer.
Es que dice todo lo que hace al alma del libro, lo condensa. Porque la escritura es la liberación, es poder despegarse de todo lo que no se pudo antes, esos libros sin final. Además hay una enfermedad que es la del deseo reprimido, la del no decir, la del no sentir placer; que a su vez se confunde con otra enfermedad: la de escribir. Me gusta porque confunde. Ya no sabes si la cuaresma es lo que te hace mal o lo que te redime, no sabes si leer o si escribir. Pero al fin de cuentas, la escritura es el único escape.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones?
Todo empezó por la conexión de mi profe de la Facultad, Santi Jorge, que es amigo de Mariana Kruk de Halley. Él fue nuestro enlace hasta que empezamos a acercarnos ambas. Corrigió el año pasado (2017) el segundo libro que armé. Una experiencia preciosa trabajar con Mari, es delicada, organizada, paciente y respetuosa de la escritura, le agradezco con la vida todo. Además de una escritora brutal. Una profesional y un ser hermoso. En fin, este año firmé contrato y empezamos a trabajar hasta que se pudo concretar y salió. Aun no lo creo.

¿Qué podés contar de la presentación que fue el 29 de septiembre en la provincia de Jujuy?
La presentación se realizó en San Pedro de Jujuy, en la biblioteca donde trabajo, Biblioteca Popular “Domingo Faustino Sarmiento”; una institución de 107 años que cuidamos con nuestra vida. Quería que fuera algo muy intenso y que pueda hacerle bien a todas las personas que quiero y que iban a concurrir: invité a que presenten Cuaresma a dos personalidades que admiro por su capacidad de lectura, análisis y criticidad, la Dra. Alejandra Nallim y el periodista Juan Moreno. Manifestaron  inferencias sobre el libro que me dejaron muy sonrojada. Para la parte de la lectura en vivo y musical le pedí a mi novio Seba Matthews-  es músico- que pueda hacer un poco de ruido mientras yo leía, y  a mi hermana Natalia Alcaraz que tiene una voz divina que me cante unas canciones. Eso fue lo proyectado y salió esplendido. Lo demás fueron abrazos y emociones por parte de todas las personas increíbles que fueron.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
De lo que duele, de lo que hace gozar, de lo que quema, arde y todo aquello que mueve nuestras pasiones humanas. De eso que nos hace humanos/as. Sobre todo de lo que nos hace mujeres a las mujeres y la necesidad de derrotar el corsé de imposiciones sociales que nos tiene sometidas aun. Digamos que lo erótico es para llegar a un fin. Desde ese lugar me paro para decir las cosas. Es muy divertido. Aun en nuestros tiempos poder hablar de lo más íntimo nos hace seres sumamente retraídos, por eso pienso que la poesía que intento hacer me va andamiando hacia el lugar al que quiero llegar.

¿Manejás la idea de escribir próximamente una novela o un libro de cuentos?
Soy tremendamente aburrida para la narrativa.  No me van a querer leer. Tal vez algún día me sienta cómoda por esos lares. Por ahora la poesía es mi forma de entender las cosas que pasan. Me da las posibilidades que el mundo y la sociedad me fueron quitando.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Sólo voy a nombrar algunos/as autores/as que me vuelan la cabeza: Juan Gelman, Ernesto Cardenal, Anjelamaría Dávila Malavé (es una bomba), soy muy cursi por ende Benedetti me puede; amo a las chicas de la generación Beat, amo a Mariana Kruk, y  también amo a los poetas jujeños con los que crecí y me formé como Ezequiel Villarroel o Federico Leguizamón. Me encanta leer lo emergente, lo nuevo, lo local y todo eso que está fresco. Tiene un sabor renovado.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Mis objetivos están más centrados en el arte local en su totalidad. Además milito por y para las mujeres y las diversidades, desde ese lugar también la remamos. Como dije trabajo en esta institución, la biblioteca popular, ahí organizamos, en mi ciudad, la mayoría de las cuestiones, eventos y concentraciones artísticas (talleres, muestras plásticas, presentaciones, reuniones de escritores/as, etc.). Se fue convirtiendo en un centro cultural lleno de vida, porque los/as artistas la reconocen como su casa. La Biblioteca no está recibiendo subsidios por ciertas cuestiones del pasado, pero en eso estamos. Lo que hacemos, mientras, es apostar a la cultura y a la movida del reconocimiento por parte de la población: necesitamos que la ciudad encuentre a sus referentes en el arte y también queremos motivar a la juventud a desarrollar estas formas de expresión tan importantes para la constitución de su persona. En eso ando desde hace 3 años casi. Mi objetivo es seguir haciendo más por la cultura de esta ciudad.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Intento armar un nuevo poemario (sería el cuarto). “Cuaresma” ya se publicó, pero organizados y armaditos tengo dos libros más. Con la poesía el tiempo no sobra, trabajar en esto es orgásmico y siempre hay ganas de más. Ojalá pueda salir más adelante “Poesía del engendro”, el siguiente hermano. Eso ya lo va a acomodar el universo. Mientras, voy disfrutando a “Cuaresma” publicada, un sueño inmenso que pienso que pujé y pujamos con mucha fuerza todas las personas que queríamos se hiciera real.




Adriana Romano: “El sueño era tan vívido que, en cuanto abrí los ojos, me senté a escribirlo”





La escritora Adriana Romano habló con Entre Vidas acerca de su novela Cuando deje de llover publicada a través de la editorial Modesto Rimba. Además, adelantó que está con varios proyectos entre los que se destaca una novela de amor con final feliz.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Soy una escritora rumiante, sin ritos, y si los hay los desconozco. Como las vacas que tardan en transformar el pasto en alimento, así en mí las palabras se toman mucho tiempo. Las vacas son curiosas y amigables, muy activas pero lentas en los procesos. Eligen el pasto con esos hocicos húmedos y miran mucho. Puro ojos para observar, oídos para las voces, olfato y gusto para los sabores. En mi caso, las imágenes -vengan del sentido que vengan- se criban en la fragua interna para colarse finalmente en el texto. Como dice, tan bien, Bea Lunazzi en un reportaje de esta misma revista: “No siempre la coreografía es frente al ordenador con un vaso de whisky, las colillas rebalsando el cenicero. A veces, muchas, se escribe en latencia, observando, atesorando casi sin ser conscientes”.
Si tuviera ritos, tendría un escenario garantizado, una forma de convocatoria de las musas, cierta certidumbre, saber que si sigo determinados pasos, las palabras van a venir y entraré “en estado”. Entonces, la casa sería algo así como las viejas salas de espera, “Silencio hospital” por “Silencio escritura”. Pero no, soy muy desordenada en ese aspecto. Muy activa e inquieta en la superficie, aunque nunca pierdo la quietud interna.
El único ritual que no desconozco, pero que no tiene que ver directamente con la escritura, o sí, tal vez, quién sabe, es el de detener el auto al costado de la Ruta 5, en la orilla del Salado, cada vez que viajo a 9 de julio, después que paso Alberti y antes de entrar al Partido de Bragado. Ahí, apago el motor, me bajo, piso la tierra y me quedo un rato frente al río. Es un encuentro tan amoroso.

¿Con qué frecuencia escribís?
Escribo a los saltos como leo, a los saltos, pasando de un texto a otro, me gustan mucho los clásicos y los nuevos escritores, también los manuales escolares, los resúmenes, los viejos libros de historia de autores absolutamente desconocidos; también los atlas,  Wikipedia con su dudosa reputación y estar presente y en silencio no “ante” sino “en” el paisaje. Así que todo el tiempo estoy en estado de escritura- lectura aunque no me siente a escribir con método. O sea soy morosa, rumiante como te decía antes. En tiempos veloces, soy una vieja Olivetti.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Cuando deje de llover?
Un sueño.  Volvía de mi primera clase de Tai chi en un estado interno perfecto. Me tiré a dormir la siesta y soñé. El sueño era tan vívido que, en cuanto abrí los ojos, me senté a escribirlo. Treinta páginas después supe que tenía entre manos una novela. Con ese sueño empieza Cuando deje de llover.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre?
Ése no era el título primario. Antes la novela tenía otro nombre: Milagrosamente en pie. Flavia Pantanelli me sugirió Cuando deje de llover, me dijo que ese título era menos místico y me convenció. Además el nuevo título alienta una cierta esperanza, y me convenció. Suelo ser muy obediente cuando entiendo las sugerencias. Al fin de cuentos, todo es de todos.

Para el que todavía no leyó la novela, ¿con qué se va a encontrar?
Es la historia del odio de un padre hacia su hija, bastante doloroso e inexplicable. Y a la vez el entrecruzamiento de la historia personal y la de este país que suele volverse incómodo  y que parece odiar a sus hijos. El contexto es la inundación del 84 en la Provincia de Buenos Aires y la vuelta de la Democracia. Muchas heridas por cerrar.

¿Qué repercusiones tuviste respecto de los lectores de la novela?
Enormes, no hay día que no reciba algún comentario de los lectores que leyeron, están leyendo o acaban de leer la novela y que no pueden desprenderse de su paisaje emocional y físico.

¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Los temas me toman por sorpresa. Se ve que los voy digiriendo despacio, para volver a la metáfora de los rumiantes, y luego aparecen en el papel y se me imponen cuando estoy garabateando en algún bar en una servilleta o en el cuaderno que siempre llevo conmigo.  Así que no sabría decirte qué tema va a aparecer. Sí me gustaría trabajar un híbrido que mezcle historia, ficción narrativa y poesía.

¿Cómo nace la editorial Modesto Rimba?
Modesto es una idea inicial de Mauro Lo Coco y Santiago Castellanos. Ellos me convocaron para colaborar como editora a cargo de la colección de rescate de obra.

¿Qué criterio utilizan para la elección del material que publican?
La calidad literaria, siempre.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Soy una persona sin objetivos. Vivo ahora, hago lo que el corazón me pide y gozo, eso significa avanzar en la experiencia sin expectativas, haciendo lo que elijo hacer con enorme entrega. Lo que en nada significa irresponsablemente. Me fascina el proceso, gestionar con otros, que siempre me provoca un estado de sorpresa y agradecimiento frente a los resultados. Aún cuando los logros no sean en apariencia fabulosos, los resultados son pura delicia, pura conciencia. No se me pasa por la cabeza alcanzar metas, convertirme en ”alguien”. Si en lugar de la escritura, amara la carpintería trataría de disfrutar de la madera, del olor del aserrín y no tendría objetivos para el mundo carpinteril.
 En cuanto al ambiente literario me encanta compartir con los que amamos los libros. Leer a mis colegas, de la nacionalidad que sean, tanto si están empezando y su producían es inmadura como si han alcanzado maestría en el oficio; es algo así como husmear en la historia de estos dos siglos sobre los que estamos a caballo. Pero, además, si sumo las voces de mis contemporáneos a la de los antiguos consigo vislumbrar el proceso de esta humanidad, la misma genética en otros tonos. Las mismas preguntas sin respuesta frente al enigma. La corroboración de esa hermandad me provoca una enorme alegría.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Unos cuantos: La caída de Roma de Anne Carson. Las aventuras de la China Iron de Cabezón Cámara. Los pájaros de la tristeza de Luis Mey. La débil mental de Ariana Harwicz. Safo (en la nueva traducción de Mondadori). Noches azules de Joan Didion. Mi sabiduría es arruinarla de Mauro Lo Coco.  Adios, hasta mañana de William Maxwell. Lo que trae la niebla de Marcelo Rubio. Los árboles de Hugo Correa Luna. El alma de Gardel de Levrero. El  minero de Natsume Söseki. La habitación alemana de Carla Maliandi. El libro de cocina de Petrona C. de Gandulfo.  Historia antigua de Levene. Hormigas de Bea Lunazzi. Cuadernos de lengua y Literatura. Volumen 10 de Mario Ortiz. Tríptico del desamparo de Pablo Di Marco. Recorre los campos azules de Claire Keegan. El mensajero tardío de Leons Briedis. La Biblia (autor desconocido jaja). La Odisea, Doctor Fausto (2da parte) y la Eneida. Heceme lo que quieras de Flavia Pantanelli (siempre). El cuerpo en la batalla de Fernanda Nicolini …… y podría seguir. Todos conversando sobre mi escritorio, ahora, todos abiertos y leídos completos o a medias.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Ando dando vueltas con varios proyectos, el que me tiene “convocada” es una novela de amor con final feliz. Un desafío, sin dudas, para no caer en lugares comunes.



jueves, 4 de octubre de 2018

Silvia Noemí Irusta: “En cada poema hay justamente algo de mi alma”





La escritora Silvia Noemí Irusta publicó el libro de poesía Desde el alma a través de Halley Ediciones y habló con Entre Vidas del trabajo de selección de material que realizó junto a la poeta y tallerista Mariana Kruk. Además, contó que sus escritura se nutre de la soledad, del silencio y de las ausencias.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Preparo un mate o un café y si es posible a la mañana muy temprano o a la tardecita con la casa en silencio.

¿Con qué frecuencia escribís?
Intento escribir todos los días. Digo intento porque la vida diaria, el trabajo y la familia hacen que a veces uno no pueda dedicar las horas que quisiera a escribir pero en lo posible busco ese espacio en cada día.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Hace algunos años atrás me incorporé a un taller de poesía acá en General Pico de Águeda Franco y más allá de que siempre me gustó escribir y leer es ahí donde empiezo a sentir ese amor por la poesía. Así como el taller de Mariana Kruk del cual participo actualmente  ha logrado que por supuesto siga eligiendo la poesía a través de su maravilloso taller a distancia.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Desde el alma?
Creo que el título me eligió a mí. Como bien digo en la biografía del mismo; es el resultado de la búsqueda y el encuentro de mi ser con la poesía. Y en cada poema hay justamente algo de mi alma.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
La editorial Halley  propone un libro de poesía breve y es ahí que comienza mi trabajo de tener que leer y decidir entre mis trabajos cual publicaba y cual no.  Todo fue parte de un trabajo en conjunto con la editorial Halley quien fue muy paciente conmigo porque es cierto que cuesta elegir y luego que uno elige te parece que no, que esos no, pero sí fueron. Y sí estoy feliz de haber publicado cada poema que está en el libro.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Mi poema preferido
 Dos pares

 Afuera
dos pares de zapatos
adentro
dos vidas matándose
en el medio
una soledad
acobardante.

El que destacan los lectores:
           
No he visto el mar
pero si lo viera
me pondría a llorar
no por el mar
sino por la inmensidad
de ese cielo mojado.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De la soledad, del silencio y de las ausencias.

¿Qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Me  gustaría escribir de mis hijos, de eso que te pasa cuando tienes a tu hijo en tus manos y de esos nueve meses en los cuales uno cambia. Es  inevitable cambiar.

¿Tenés pensado escribir algún libro de cuentos o novela?
Me gusta pensar en un libro de cuentos breves. No me veo publicando una novela.

¿Qué libros o autores recomendarías leer? 
No siento autoridad alguna para decir cual autor o que libros leer.
Y me gusta todo. Cuando voy de paseo trato de ir a la biblioteca del lugar y elegir por tamaño del libro o por su color o por su biografía.
Sucede también que en cada ejercicio propuesto hay una serie de lecturas por ende uno va descubriendo nuevos autores que por conocidos que sean muchas veces uno no ha leído nada de ellos. Pero recomiendo a Mariana Kruk
a Fernando Pessoa
a Águeda Franco
a Humberto Eco
a Reynado Sietecase

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones
Como ya dije anteriormente conozco a Mariana Kruk a través de su taller de poesía a distancia y es justamente por ella que me llega la propuesta de Halley y no dude en decir que sí. Halley no solo me abrió sus puertas sino que trabajó mi libro con mucho cuidado y cariño por lo cual le estoy eternamente agradecida.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
La idea es publicar porque cuando uno se anima a hacerlo genera una revolución desconocida dentro de uno pero por ahora no tengo proyecto alguno.




Sebastián Elesgaray: “El lector se impacta y queda hipnotizado por las acciones de Nicolás”





El escritor Sebastián Elesgaray habló con Entre Vidas acerca de su novela Los días de Nicolás publicada con La Otra Gemela Editora luego de ganar el concurso Pelos de Punta. Además, contó que tiene terminada una novela de fantasy y que está buscando editorial para publicarla.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo rituales precisos. Hay días en que puedo escribir dando vueltas por las redes sociales, pero otros necesito aislarme y concentrarme sin distracciones. En general depende del momento en que esté el cuento o la novela, o si es una etapa de corrección. El momento me va haciendo entrar en un ritual, no suele ser al revés.

¿Con qué frecuencia escribís?
Esta es la parte en la que debería responder “todos los días”, pero lo cierto es que tengo semanas de mucha escritura y otras en donde no toco un texto mío ni de casualidad. Lamentablemente soy muy irregular.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Los días de Nicolás?
La historia tiene su inicio allá por el lejano 2013, en la primera clase del taller literario de Leo Batic. La consigna era crear y llevar para el siguiente encuentro la ficha, el dossier, de un personaje cualquiera. Y vaya a saber uno porque, me imaginé una habitación llena de osos de peluche y un pibe gordito sentado en el medio de esa habitación. A partir de ahí vino todo lo demás.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre?
La historia transcurre en siete días, desde el sábado 13 al viernes 19 de octubre. El título es una forma de dejar en claro que, si bien los días de Nicolás son siete, de acuerdo a como lo conocemos parece que vivimos muchos más junto a él.

¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con La Otra Gemela Editora?
A través del concurso Pelos de Punta. Creo que fue la segunda convocatoria de la editorial, y por suerte mi historia resultó la ganadora.

Para el que todavía no leyó la novela, ¿con qué se va a encontrar?
Se va a encontrar con un protagonista que de un día para el otro empieza a desmoronarse y su caída es muy rápida. No es un personaje fuerte, es más bien patético, y el camino hacia la locura se le hace bastante cómodo. También va a leer sobre lo que es capaz un ser humano sin sostén emocional, sin ningún apego a la vida.

¿Qué repercusiones tuviste respecto de los lectores de la novela?
La distribución de la novela acaba de empezar, así que no he tenido demasiadas devoluciones. Pero, en general, quienes la leyeron me hicieron saber que les gustó. Hay un impacto en el desarrollo del protagonista, y sus manías y desvaríos tuvieron el efecto deseado: el lector se impacta y queda hipnotizado por las acciones de Nicolás.

¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Siempre pienso que me gustaría abordar la sátira política. El momento que atraviesa el país es más que propicio. Sin embargo, no tengo ni la retórica ni los conocimientos para emprender dicha tarea. Tal vez algún día aparezca la posibilidad pero, por el momento, me contento con ponerle nombres de políticos a algunos de mis protagonistas.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Creo que el objetivo más claro es seguir haciendo llegar mis historias a los lectores, me gustaría seguir publicando siempre, ya sea en papel o digital.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Actualmente estoy leyendo «Cadáver Exquisito», de Agustina Bazterrica. Es una distopía desgarradora, oscura, y escrita de forma excelente. Además, alterno con «Mondo Cane», de Pablo Martínez Burkett, un libro con sesenta microrrelatos que van desde el terror a la ciencia ficción y la fantasía. Recomiendo los dos sin dudarlo. Además, debería agregar «It», de Stephen King, el cual releí hace poco y presenta un mundo que me volvió a fascinar; y un libro que me encantó de un género que no suelo abordar fue «Adentro tampoco hay luz», de Leila Sucari.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Hay una novela de fantasy terminada hace un tiempo que me gustaría publicar, así que le busco editorial y cada tanto la corrijo. Retomé el taller literario, el cual me da constancia y un poco de disciplina para escribir. Por lo demás, siempre escribo cuentos y actualmente bosquejo una nueva novela de trama más urbana, aunque sin dejar de lado el corte fantástico.