La escritora Daniela Giorgetta habló con Entre Vidas acerca de su libro Cándida fatal publicado por Rangún Editores, un sello de Caleta Olivia, y contó que su escritura se nutre de los pequeños detalles y emociones de la vida cotidiana. Además, la autora adelantó que ya tiene otro libro de poesía terminado e intenta escribir una novela.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
La verdad es que no tengo rituales antes de escribir poesía. La poesía se me aparece en
la cabeza, me resuena, me pide que la escriba; es como el ritmo de una canción que se
me pega. Así que cuando eso me pasa, y me pasa bastante seguido, escribo. Escribo en
lo primero que tenga a mano: el celular, papeles, en la compu del trabajo, en mi
compu. Para escribir narrativa sí tengo algunos rituales, porque me lleva más tiempo, me hace
pensar, armar la voz narradora, los personajes, las descripciones. Escribo en mi casa,
me preparo café, mate, cerveza o vino; según el día, el clima, la hora, la situación o mi
humor. A veces acompaño con música que sé que me puede ayudar a conseguir el
ritmo de lo que quiero escribir en ese momento, a veces no escucho nada más que el
ruido de la calle que se mete por el balcón. Extraño el cigarrillo, en la poesía y en la
narrativa. Y en otros momentos también.
¿Con qué frecuencia escribís?
Escribo casi todos los días, aunque sea una pavada, una poesía cortita, un par de
palabras.
¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Por mi ex pareja, hace muchos años ya, conocí a los llamados poetas malditos y a
algunos otros, pero sobretodo a los de la generación beat. Él me transmitió el amor
por leer, la constancia de escribir y me abrió bastante el horizonte en cuanto a la
literatura. Yo después hice mi propio camino; leyendo recomendaciones, caminando
librerías, conociendo gente.
En mi casa no se leía mucho, menos poesía. A mi abuela le gustaba Alfonsina Storni,
según me ha contado mi mamá, parece que recitaba sus poemas mientras limpiaba.
Pero murió cuando yo era muy chiquita y nunca me encontré con libros de ella, así que
no sé, no tengo tan claro cómo llegué a la poesía, si es que llegué.
¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Cándida fatal?
En realidad lo decidió un amiga mía, Maga, por el nombre de uno de los poemas del
libro. Cándida fatal tiene una historia, es el comienzo de una canción de Daniel Melero
que se llama “tenés”. Fue una canción que marcó el principio y el fin de una relación,
que se puede ver un poco en mi libro, entre otras cosas, claro. Pero me gusta mucho el
oxímoron que se forma entre esas dos palabras; la candidez vs la fatalidad, la ternura
vs lo carnal. Con mi editor, Gabo, estuvimos a punto de cambiarle el nombre porque no nos
terminaba de cerrar, pero finalmente lo dejamos porque ya estaba escrito el prólogo, y
la escritora del mismo, Daniela Fernández, usó como puntapié inicial el título del libro, y la verdad es que quedó precioso. El día de la presentación del libro, con Gabo dijimos
que menos mal que le dejamos ese nombre.
¿Cómo fue el proceso de selección de las poesías que aparecen en el libro?
Más que proceso de selección, fue ordenar todo lo que tenía escrito y darle forma a
algunos poemas que los tenía escritos así nomás.
¿Cuál es tu poesía preferida del libro y cuál es la que destacan los lectores?
De los largos, el que más me gusta es “muerte y yerba mojada”, de los cortitos “no
existas mi amor”. En cuanto a los lectores, es muy diverso lo que me llega respecto a preferencias de
poemas, pero suelen coincidir todos en que es una lectura que los interpela, que les
dice algo o que los hace encontrarse con sensaciones propias. “Sus poemas nos dan la
bienvenida en el espacio familiar de una voz que reconocemos y que se vuelve nuestra
propia voz”, dice Daniela Fernández en el prólogo, y creo que ahí reside lo que
interpela, no lo sé, pero leo eso como eje principal en las reseñas que han hecho
Agustina De Diego y Denise Griffith, y en los mensajes que me llegan directamente a
mí o que me comparte mi editor. Es muy lindo y me sigue sorprendiendo y poniendo
muy contenta cada devolución que me llega.
¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Rangún Editores?
Fue bastante gracioso, luego de la insistencia de mi amiga Maga, que me puso un plazo
de dos semanas para terminar de ordenar en un solo archivo toda mi poesía, mandé
un mail a dos editoriales, una fue Caleta Olivia, Rangún Editores es un sello de ellos.
Después de mandarlo, releí lo que ahora es mi libro y me quería matar, sentí mucha
verguenza, me pareció un delirio haber pensado que me podían llegar a editar, así que
borré de mi mente ese acto y seguí con mi vida. A la semana me escribió Gabo
diciéndome que me querían publicar. Y a la semana siguiente de la respuesta de Caleta
Olivia, me escribió la otra editorial, Niña Pez, pero ya había cerrado con Caleta.
¿De qué temas se nutre tu escritura?
De los pequeños detalles y emociones de la vida cotidiana. De lo que veo, de lo que
siento, de lo que escucho, de lo que hablo (o no hablo y después escribo) con algunas
personas.
¿De qué temas que aún no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Estoy intentando escribir una novela, eso me gustaría poder lograr en un futuro.
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