lunes, 24 de agosto de 2009

Sergio Gonal: "En un viaje con Videomatch casi me ahogo"





Desde el comienzo de su carrera, en su querida Mar del Plata, estuvo vinculado al humor y a hacer reír pero el salto más importante lo dio tras consagrarse en el programa Videomatch, en el que Sergio Gonal se consolidó tras desempeñarse con personajes como Pajarrito, Sergio El Lobizón del Oeste o Sergio El diariero. Además de su participación con Tinelli se ha destacado en una gran cantidad de obras de teatro, entre la que se encuentra la actual llamada “Gonalmente divertido” con la que está de gira por el interior del país.

Hiciste varios trabajos fuera del medio, ¿fuiste pintor de letras?
Si, fui pintor de letras porque era el oficio de mi viejo. Tuve varios laburos, yo trabajo desde los nueve años y no es mentira. Nací en Mar del Plata y mi abuelo tenía un restaurante en el Club de Pesca de la Laguna de los Padres y entonces todos los sábados y domingos trabajara con él. La idea era que hiciera de mozo, en realidad yo acomodaba las mesas. Después en el verano era heladero y también fui botero, acomodaba los botes en la laguna. Y mi papá era pintor de letras, entonces cuando crecí hice el oficio del viejo. Pintaba carteles, primero alijaba las chapas, barría el taller y después me dediqué a eso que fue lo que me dio de comer mucho tiempo.

Después empezaste a hacer una obra de teatro en tu ciudad.
Si, ahí empecé con una obra de teatro por hobby y más que nada empujado por mis amigos que me vieron en una fiesta y se divirtieron mucho. Había contado chistes y me dijeron que me tenía que largar a laburar de eso. Había dos humoristas en Mar del Plata que eran Sebastiano y Carlitos Román, que eran grosos. Al principio dudaba hasta que me largué y la primera vez que hago un show mío fue en The Monkeys, es un lugar que quedaba en Balcarce y la Costa, ya no existe más. Y la primera oportunidad seria me la da el humorista Sebastiano y yo era el telonero de él. Me gustaba hacer reír pero notaba que tenía ciertas limitaciones en ese momento, no era lo mismo hacer reír a un grupo de amigos que a unos desconocidos. Me di cuenta que me faltaban técnicas profesionales, me ponía muy nervioso tartamudeaba y entonces me puse a estudiar teatro. Me gustaba tanto que quería seguir haciéndolo pero mejor.

Contame del programa de radio “Casos de humor”.
Arranqué en el `90, ese programa fue el que me permitió empezar a vivir de lo que me gustaba, el humor. Compré un espacio en una radio, me dan los miércoles de 17 a 18 hs y empiezo a vender publicidad. A las dos semanas ya estaba sobrevendido entonces el programa empezó a durar dos horas ya que tenía mucha publicidad y a los tres meses ya nos instalamos todos los días. Todos los días de 17 a 19 horas. Al año siguiente seguía siendo un programa diario y en ese momento tuve que dejar de pintar carteles porque ya no tenía tiempo. Era un programa de humor, tenía chistes, personajes, leíamos las revistas, jodíamos con las recetas caseras que se publicaban en las revistas. Todos los juegos tenían que ver con el humor. Duró cinco años.

¿Cómo surgió tu llegada a la obra “Intriga a borda”, producida por Moria Casán?
En el `94 formé parte de esa obra. A mi medianamente ya me conocían en Mar del Plata pero siempre haciendo un humor y contando chistes, entonces Moria Casán va al Hotel Provincial con Cacho Cristofani y Tato Tavernise (presidente de Argentores), ambos hoy son amigos míos, y van a hacer un casting. Al casting se presentan 500 actores, entre los que me encontraba yo, de los cuales iban a elegir 18. La obra no era de humor pero igualmente pasé el casting, quedé en la obra y fue una experiencia maravillosa. Mi personaje se llamaba Roberto, la idea era meter nueve actores desconocidos para la gran masa, la gente sacaba una entrada en el Hotel Provincial y supuestamente hacían un viaje en micro hasta Playa Franca, que era la playa que tenía Moria, cenaban ahí y volvían al hotel. En el paseo y en la cena se iba desarrollando la obra de teatro. Los actores tenían que ser desconocidos porque se mezclaban entre el público, comenzaban discusiones, conflictos y yo era el coordinador del grupo. Había un transformista y durante la vuelta el transformista moría en la obra, supuestamente lo había envenenado durante la cena. Entonces había que descubrir quién lo había matado, todos eran culpables y uno de los personajes era policía. Muchos pasajeros se asustaban.

Y luego aparece en tu vida Videomatch.
Primero vine en el `93 a hacer un casting y reboté. Al otro año mandé un video con las cosas que hacía en un programa de televisión de Mar del Plata y ahí fue dónde quedé. De tanto llamar había hecho una buena relación con la telefonista pero la productora, que en ese momento se llamaba TM, se estaba mudando y en esa mudanza desapareció mi video. Entonces viene nuevamente a traer el video, el Chato Prada me agarra el video y en agosto me llaman por teléfono diciendo que Marcelo Tinelli había visto el material y le había gustado. Yo pregunté cuando tenía que presentarme y me dijeron que recién era para el año siguiente así que imaginate la ansiedad. Vine en febrero y cuando llego había una reunión con todos los nuevos de ese año, que eran Los raporteros, el gordo Carna. Nos presentan y nos llevan a otra reunión dónde estaban todos los viejos que ya eran figuras como Miguel Angel Rodríguez, Toti Ciliberto. En el video yo había llevado algo que hacía en la costa que se llamaba “Nota paga”. Era un periodista que hacía una nota en la calle a alguien que pasaba y después le terminaba pidiendo dinero. La anécdota con el tiempo es que Marcelo Tinelli pensó que yo eso lo arreglaba, entonces me hizo venir para ver si realmente la gente pagaba. Entonces me citan en un café y vienen el camarógrafo, un asistente del camarógrafo, el productor, un asistente, el chofer y yo. Éramos seis personas. Entonces me llevaron a dar una vuelta por Buenos Aires para elegir el lugar para hacer la “Nota paga”. Pasamos por Cabello y Salguero y en una plaza engancho a una persona que era un santiagueño de apellido Rojas y el tipo me termina pagando los 15 pesos que cobraba por la nota.

¿Con qué personaje pensas que te hiciste más conocido?
No sé, Pajarrito ya me hizo muy conocido pero Sergio “El Lobizón del Oeste” tenía una cosa que iba más allá del programa. Lo de grabar los discos, ser cuádruple platino, ha quedado muy a fuego por varios logros que tuvo el personaje que no tienen que ver ya con el skecht televisivo humorístico. Yo quise hacer algo para que la gente se divierta, nunca pensé en sacar un disco, el que pensó en el disco fue Marcelo y la agradeceré durante toda la vida.

¿Qué recuerdos tenes de las giras que hacías con el personaje?
Maravilloso. Marcelo me explicó que como estaba su nombre detrás del proyecto no quería hacer algo berreta. Trajo a Pablito Giordano (manager de Los Pericos), Coti Sorokin era el bajista de Tropimatch, Hugo Reyes que venía de trabajar con Patricia Sosa, es decir, se armó un grupo excelente. Y el primer fin de semana que hicimos tres shows, la presentación en Buenos Aires News, la segunda en Cañada de Gómez y la tercera en Banfield. En Banfield ya estaba afónico, eso me obligó a ir a estudiar canto y fonoaudiología para poder respirar. Después llegamos a hacer ocho shows en una noche. Tengo los mejores recuerdos de esas giras. Lo del Lobizón duró seis meses.


Tapa del cd "Tropimatch"



¿Alguna anécdota que recuerdes de Videomatch?
Yo siempre me acuerdo del primer viaje porque para mi fue muy especial. Yo entro en el año `95 a Videomatch pero en ese momento yo ganaba más con mi programa de radio en la costa que con los bolos que tenía en Videomatch. En ese momento vinieron y me dijeron que me preparaba que nos íbamos a Río de Janeiro pero yo tenía diez pesos en el bolsillo, no podía ir. La idea de Marcelo era juntarse en Brasil y hacer una tormenta de ideas para nuevas propuestas del programa. Al final terminé agarrando y fui a Brasil. La anécdota que me quedó fue que un día organizan un viaje en una réplica de la carabela de Colón que iba recorriendo varias islas hasta el almuerzo que nos bajábamos en una isla, todo paradisíaco. Recorría las islas pero no encallaba. Entonces en la segunda isla los chicos del programa se empiezan a tirar al agua y en la cuarta isla ya se tiran para ir a jugar al fútbol en esa isla. Entonces se acerca Marcelo Tinelli para preguntarme porque no me tiraba al agua y le expliqué que yo no sabía nadar, al igual que Carlos Sturze (uno de los raporteros). Marcelo tiene esas cosas que te convence, nos pusimos el chaleco salvavidas y nos llevaron. Jugamos el partido de fútbol, terminamos cansados y lo primero que hacen es irse rápido todos, nadan para el barco y quedamos con Carlitos los dos solos en la isla. Nos pusimos el salvavidas entre los dos y empezamos a encarar para el barco. En un momento nos dimos cuenta que el salvavidas estaba por la línea de nuestra cabeza, nos habíamos atado mal los salvavidas y nos estábamos ahogando. Yo tragué muchísima agua y los chicos desde el barco se reían porque pensaban que estábamos jodiendo. Hasta que Bubu o Yayo se dio cuenta y se tiraron y nos rescataron. Se terminaron asustando todos. Me hubiese terminado ahogando.

¿Cómo fue el proceso de independizarte de Tinelli?
El proceso fue duro porque Marcelo te daba una seguridad que no te la daba ningún programa de televisión. Lo más complicado de conseguir es la estabilidad laboral y con el te mantenías escuchado, visto. El tema es que lo que yo veía con el correr de los seis años es que algunos compañeros que había tenido habían sido comidos por el programa. Es decir, de estrellas pasaron a estar en el fondo del tarro y lo ideal es encontrar el equilibrio. Esto empieza a pegar anímicamente. Yo ya me quise ir en el `99 pero justo coincide con que me entero que Miguel Angel Rodríguez y Diego Pérez habían renunciado y me parecía que le estaba faltando de alguna manera a Marcelo. Sentía que el equipo quedaba medio flaco y lo que menos quería hacer era hacerle algún daño a Tinelli. Siempre quise hacer lo mejor para el programa. Al año siguiente hubo un gran recorte de presupuesto, habían echado a muchos productores, camarógrafos, etc. El programa estaba dividido en grabado y vivo, por cuestiones de presupuesto. Yo hacía vivo, hacía El Show del Chiste, todos los días y me pareció que me convenía irme de esa manera, estando con imagen.

El teatro, su gran pasión
Al independizarse de Marcelo Tinelli se dedicó al teatro, formando parte de comedias importantes o también produciendo obras propias. Ha trabajado con varios actores de nivel como Emilio Disi, Rodolfo Ranni y hasta con el cantante César “Banana” Pueyrredón.

Ya en el 2000 habías hecho tu primera obra en Buenos Aires.
Si, el verano anterior a mi decisión de irme ya había hecho la obra “El verano es puro cuento” y ya estaba preproduciendo la obra para el verano siguiente que se llamaba “Reir mortales” con Adriana Brodsky, Alejandra Vega y Paula Volpe. Después hice varias obras más como Trampa´s, Pijamas, La risa está servida, entre otras.

Uno de tus compañeros en teatro fue Emilio Disi, ¿qué recuerdos tenes de él?
Emilio es un fenómeno, un gran comediante y un gran profesional. La primera vez que trabajo con Emilio fue en una obra de Hugo Sofovich que se llamaba “El gran bar de tu hermana” en el teatro Astral. En el elenco también estaba Tristán, Adriana Brodsky, Paula Volpe, Mónica Ayos, Lorena Paola, un gran plantel. Siempre me gustó Emilio, encima un compañero muy jodón, la comedia las traslada a los camarines y eso me gustaba mucho de Emilio. Un tipo que tiene oficio. Yo aprendí mucho con él, con Tristán, con el tano Ranni. Una anécdota que recuerdo fue en un ensayo con Emilio Disi que era más gamba, más divertido y con Hugo Sofovich que era divino pero muy serio. Entonces se me ocurre un chiste, se lo cuento a Emilio y se ríe mucho. Le digo que lo agregué en la obra y me dice que se lo cuente a Hugo para ver qué le parece. Me digo que le diga yo y cualquier cosa él me apoyaba. Entonces voy en el medio del ensayo y le cuento el chiste a Hugo que lo escucho pero no se ríe. En ese momento lo miro a Emilio y me dice, “Claro Sergio, ¡cómo vas a poner esa pelotudez!”. Y ahí me salió un ataque de risa. Y después cuando fuimos a hacer la temporada en Villa Carlos Paz fue fantástica. Yo me quedé ese año sin teatro en Mar del Plata y terminé yendo a Carlos Paz. De Emilio tengo los mejores recuerdos.

¿Con la obra Trampa´s estuviste nominado?
Si, fue en el 2007, estuve nominado como mejor actor de comedia. El premio lo ganó Juan Carlos Calabró. Estuvo bueno estar nominado, hacer la obra Trampas en Mar del Plata y fue una experiencia nueva para mí ya que no había producido nunca una comedia. Fue todo un desafío y estuvimos nominados “Pichu” Straneo y yo.

Después hiciste una obra junto con César “Banana” Pueyrredón, ¿cómo fue esa experiencia?
Muy buena. La obra se llamaba “El amor después del humor” y la idea base estaba unida a través de una señorita llamada Camila Ramírez y eran las diferentes maneras de abordar el amor. Estaba el romántico, el tipo de la escuela privada, “Banana” y el tipo de barrio, el atorrante, que era yo. La encaraba desde un costado más barrial y él me decía que la tenía que encarar con algo más romántico. Después enganchábamos sus canciones y mis chistes. Ahí nació un personaje que hoy es un éxito en la obra que estoy haciendo ahora, se llama Tito, El picante del ritmo, que era un tipo que quería cantar con César y era un cantante de bailante. Ahora lo interpreto en Gonalmente y la rompe.




¿Qué planes tenes para el verano?
Ahora estamos de gira. Para el verano mis planes son irme con un espectáculo a Mar del Plata. Actualmente estamos en la lucha por ver si podemos definir un teatro en Mar del Plata. Como estamos en una etapa donde los dueños de los teatros están estudiando diferentes ofertas, son ellos los que eligen y uno tiene que tratar de seducir con el producto. Nosotros tenemos un gran resultado con el Gonalmente del último año, ganamos el premio Estrella de mar. Muchísima gente, muy buena crítica. Aparte de eso quiero producir una comedia para que gire por la zona de Carlos Paz, no que haga Carlos Paz fijo.

¿Gonalmente va a seguir?
No, Gonalmente ya está. Va a cumplir tres años, es un espectáculo que me cuesta dejar porque es muy redondito desde donde lo mires, la gente se divierte mucho, es familiar con la picardía necesaria para que no parezca grosero. Es el doble sentido justo que tiene la obra pero me parece que tenemos que renovar si es que quiero volver a Mar del Plata.

Este año recibiste un premio muy importante para cualquier marplatense.
Si, el Honorable Concejo Deliberante de Mar del Plata me dio el “Mérito Ciudadano” y para mí que soy de la ciudad es grosísimo. Todo surge a partir de un concejal que me conoce muy bien y que conocía cada uno de mis pasos y que él sentía que le habían dado ese premio a muchos de afuera, que no eran de Mar del Plata y ahora propuso otorgárselo a una persona nacida en la ciudad. No lo podía creer, fue una emoción muy grande.

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