lunes, 2 de abril de 2012

Juan Guinot: “La génesis del protagonista es bastante autobiográfica”




Cuando tenía 13 años, el escritor Juan Guinot se fue a anotar a la Municipalidad de Mercedes para pelear en la Guerra de Malvinas, por su edad no lo llamaron pero esa pequeña anécdota fue una de las imágenes disparadoras que tuvo para escribir su primera novela publicada llamada “2022 – La guerra del gallo”. Masi, el protagonista de la historia y un ex no-combatiente, tiene mucho del autor ya que algunas de las situaciones que aparecen a lo largo del libro han pasado realmente. La publicación se editó con muy buenas críticas en España y a fines de abril llegará a la Argentina, previa presentación, que según Guinot, será muy interesante.


¿Por qué le pusiste “2022 - La guerra del gallo” a tu primera novela publicada?
Esta novela tiene que ver con la Guerra de Malvinas. La historia comienza el 2 de abril de 1982 y el desenlace es cuarenta años después de la guerra.  Por eso lo de 2022. En cuanto a la guerra del gallo puedo contarte que el protagonista (Masi) actúa solo, es como un gallo de riña, un solitario que se las tiene que ver hasta el final, con lo puesto, con los piratas.

¿Cuál fue la imagen disparadora?
El cuarto de mi casa, en Mercedes, cerca de las seis de la mañana, del dos de abril de 1982. Mis viejos entraron enloquecidos para despertarnos y darnos la buena nueva: habíamos recuperado Las Islas Malvinas.
Otro hito que dio cuerpo a la historia es que me fui a anotar a la Municipalidad de Mercedes para pelear en la guerra. Tenía 13 años. Por suerte, nunca me llamaron.

¿Por qué elegiste a un ex no-combatiente para protagonizar la historia?
 Porque empecé a desarrollar la idea a la inversa de mi resolución sobre la no convocatoria a la guerra. Lo que ocurrió, en realidad, es que comprendí que  haberme anotado fue una locura. Ni bien terminada la guerra nos fuimos enterando mucho más de lo que se contaba oficialmente. Tomé conciencia que la guerra es una porquería y ser parte de eso un desastre. Durante muchos años pensé en que locura me había metido cuando vivía la guerra como si fuese un campeonato de fútbol, con pasión irracional, y que, subido a ese tren delirante, podría haber matado y, tal vez, muerto. 
Para el personaje de la novela diseñé a Masi, un pibe que se queda con las ganas de pelear, un ex no-combatiente. Es una especie de Rambo, pero sin experiencia de combate, que está en la guarida esperando que lo vengan a buscar para enfrentar a los piratas.

¿Con qué obstáculos te encontraste al tener que escribir una novela tan inverosímil?
Supongo que el obstáculo más grande fue el tiempo en que llevé esta herida. La  Guerra de Malvinas fue algo muy traumatizante, doloroso. La guerra es la peor expresión de la especie humana. En el 2004 empecé a esbozar algo y al año tenía escrita la novela. Durante ese lapso pude meterme con mis miedos y trabajarnos en una novela de humor y drama. Creo que el humor permitió que salga lo me hiere.

¿Tenés algo de Masi, el protagonista?
Si mucho. La génesis del protagonista es bastante autobiográfica.

Su odio hacia lo ingleses lo lleva al punto de quemar discos de Kiss y de Queen, y hasta pelearse sin ningún motivo. ¿Cómo nace el sentimiento patriota en él?
Durante la guerra se prohibió escuchar música en inglés. En las radios todo era tango, folklore y rock progresivo. Hasta en el mundial de España los relatores no podían mencionar a los jugadores de fútbol inglés. Lo sajón era diabólico. Lo increíble fue que meses antes de la guerra había venido Queen, todos estábamos enloquecidos con eso. Y, de golpe, te dicen que son el demonio y los odié con toda mi alma. La sustitución de importaciones musicales, hizo que reaparecieran el compre nacional del rock progresivo que, por ese mismo Proceso Militar, había sido prohibido. Bien, toda una locura de los tiempos en que me tocó pasar la infancia. Mirá, los mismos milicos que nos tenían encerrados en casa, hablando en códigos secretos para que no te chupen como el vecino, ahora nos llevaban al primer lugar del mundo. Lo hacían con una guerra como unos años antes lo habían hecho con el mundial. Me crié en ese ambiente ¡Cómo no voy a hacer una novela delirante!


¿Cómo trabajaste la riqueza del lenguaje que utilizas a lo largo de la novela? ¿El utilizar un vocabulario complejo fue una de las ideas iniciales para contar lo que se iba desarrollando?
Decidí contarlo de esta manera, sin mayor estrategia. En plural, los narradores omniscientes nos cuentan la historia, parecen ser varios camarógrafos que nos mandan las imágenes de este Masi. No fue fácil seguirle las andadas al héroe y mostrar sus registros delirantes.

¿Cómo definirías a Masi?
Un pibe idealista, con la fantasía de un niño, que se encuentra sobre la bisagra que lo pondrá de cara a la adolescencia. Entonces tiene que trabajar el dolor por la pérdida de la vida infantil para enfrentar el ataque de la vida adulta que ya está encima de él. La Guerra de Malvinas lo pesca en ese momento. Cree que será un adulto en la práctica si cumple su ilusión guerrera. Cuando eso se cae, se desploma su mundo ilusorio.

Su locura crece tras la muerte de su padre…
Si, por esto que te decía del mundo imaginario, el que él creería la guerra iba transformarlo en hombre, un guerrero (un proceso parecido al de los primitivos que los mandaban a cazar y pelear cuando dejaban de ser chicos). La muerte del padre lo engancha en el tránsito turbulento de superar sus conflictos y potencia su raye, termina de definirlo para el lado de la locura.


¿Te basaste en alguien para crear a su abuela Eulápida?
Cuando era chico (estimo 8 años) mi abuela paterna me regaló un patito. Lo crié con amor. El pato, en semanas, “se vino” enorme, cuando yo llegaba de la escuela el pato me venía a buscar con un vuelo rasante, las puntas de las alas tocaban las paredes del pasillo del  patio. El pato cagaba por todos lados, en casa incomodaba la mascota. Mi abuela se ofreció llevarlo a su casa, tenía un gallinero. Accedí. A los días volví de la escuela. Era mediodía. En casa mis viejos trabajaban en el negocio y nos cocinábamos el almuerzo. Ese día abrí la heladera. Había una olla, olía a escabeche. La abrí y me dí cuenta que era mi pato. Mi abuela me lo había mandado adentro de una olla. Imaginate el quilombo que armé.  Mi abuela era de esas que mataban las gallinas con un palo de escoba y de la filosofía de que todo bicho que camina va a parar a la cocina. Para sumarle un condimento, como no me habían bautizado, mi abuela decía que yo era un animalito. Imagiante el cagazo que me daba cuando me invitaba a la casa y ni te cuento a dormir. Sé que era una mujer buena, pero yo la ubiqué en la de personaje de terror, mi monstruo, yo le tenía mucho miedo, la sentía como una amenaza.

A lo largo del libro uno se va encontrando con varias situaciones delirantes y muy graciosas, más allá que tenga mucho de ciencia ficción, ¿por momentos buscabas hacer reír?
Yo me creo lo que escribo. Me cago de risa, si es de reír y lloro si la cosa se pone difícil. Vivo lo que escribo. Lo leo en voz alta, hago las voces. Siempre digo que la matriz de mi escritura está en los juego de la niñez. Hago lo mismo que hacía cuando jugaba con soldaditos, animalitos y aviones. Cuando me cortaban en medio del juego, me re calentaba, hasta lloraba. Te confieso que hoy, en medio de la escritura, si alguien me saca del transe feliz de estar metido en la historia, me pasa lo mismo.

El prólogo lo hizo el escritor Carlos Salem, ¿qué importancia tuvo en la publicación del libro?
Carlos Salem conoce novelas mías (manuscritos). Siempre creyó en que 2022-la Guerra del Gallo iba a ser la primera de las novelas que me publicarían. Cuando la editorial Talentura (España) me contacta, le envío tres propuestas de novelas y ellos optaron por ésta. Además, el editor (Mariano Vega) decidió no españolizarla. Carlos  (un argeñol en Madrid) le echó a la novela una mirada muy valiosa. Carlos es un escritor talentoso, en Europa le está yendo muy bien y es por su obra (y su persona). Que se haya sentado conmigo para darle una revisión final a la novela fue una experiencia que le agradeceré eternamente.

¿Con qué se va a encontrar la gente que lea “2022 – La guerra del gallo”?
Con una historia con mucho ritmo, que lo hará reír y hacer piantar algún lagrimón.
Ojalá que también le permita al lector un proceso reflexivo sobre lo inhumano de la guerra y el interés para saber qué pasó en Malvinas, y como estamos tratando (el Estado y cada uno de nosotros) a los ex-combatientes (de las islas y del continente) que fueron a dar la vida. Y, también, pensar en las formas de colonización que hoy (y en el futuro inmediato) nos tienen en la mira: los medios audiovisuales y el consumo masivo.

¿Cómo te está yendo en España y cuándo se lanzará en Argentina?
En España se lanzó en diciembre del 2011. Acompañé el lanzamiento y las primeras reseñas fueron muy buenas. También es fuerte lo que sucede con el lector, el que se toma unos minutos para contarte qué le pasó o disparó leer la novela. En Argentina se lanza sobre el 23 de abril. Ni bien el distribuidor local (Malpascal) reciba los libros, confirmamos todo. Prefiero mantener el misterio, pero tenemos planeado una presentación muy interesante.


¿En qué estás trabajando actualmente?
Estoy trabajando en una novela policial. Es la historia de dos funcionarios (inspectores) de la AFIP que están a poco de jubilarse (los van a jubilar por adelantado). Se van a replantear la vida en un momento en que la vida muestra todos los signos del final. No faltará el delirio, los toques fantásticos y los guiños a la ciencia ficción.

¿Qué objetivos te planteas como escritor?
Escribir, leer y vivir mucho. La fórmula que me enseñó (y enseña) mi maestro Alberto Laiseca.
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