lunes, 30 de mayo de 2016

Juan José Burzi: “Lo mejor que puede suceder cuando estás escribiendo es no pensar en qué opinará tal o cual, no censurarse”





El escritor Juan José Burzi, autor de los libros Los deseantes y Un Dios demasiado pequeño,  habló con Entre Vidas acerca de los cuentos políticamente incorrectos que forman parte de ambas publicaciones. Además, se refirió de su rol de editor de Zona Borde y de sus objetivos dentro del ambiente literario.



¿Tenes algún ritual en el momento previo a escribir?
No sé si serían “rituales”, pero por lo general me aseguro de tener al menos una o dos horas por delante libres, me gusta tener algo para tomar (gaseosa, un vinito) y/o algún dulce para comer. En una época ponía a Bach de música de fondo. Sí, un sacrilegio.

En tu libro de cuentos Los deseantes tocas temas políticamente incorrectos, ¿qué trabajo previo realizaste? ¿Cómo fue la elección de temas?
No lo pensé demasiado, salieron así. Tal vez sucede que cuando intuyo que hay un tema que puede esconder alguna moral o bajada de línea, prefiero ir para el lado contrario. Me parece interesante tratar de salir de una zona de comodidad.

En el cuento que le da el nombre al libro el protagonista tiene tu nombre y abordas el tema de la pedofilia entre un profesor y una alumna. ¿Cómo surgió la historia y por qué decidiste ponerle Juan José?
En realidad esa historia surge como un homenaje/robo a Lolita. Siempre pensé que había que ponerle distorsión a ese libro, adecuarlo un poco a estos tiempos. Una Lolita sadomasoquista me gustaba. Y en un momento de la escritura, me pareció que había que dar un paso más. Pedofilia, sadomasoquismo, antisemitismo… todo bonito, ok, pero un personaje así lo escribe cualquiera… me pregunté qué tal sería escribirlo con mi nombre. Luego lo iba a cambiar, pero quería tratar de alcanzar un punto de “no me importa nada”. Lo mejor que puede suceder cuando estás escribiendo es no pensar en qué opinará tal o cual, no censurarse. Al final no pude cambiarle el nombre al protagonista, ya se lo había adueñado.

¿Qué buscas generar en el lector al escribir cuentos con tanta crudeza y por momentos demasiada perversión?
Que les guste. Y no hay que esforzarse mucho. Varios (tanto mujeres como hombres) me admitieron que se calentaron leyendo la historia de la Lolita, o la de los hermanos incestuosos. Akutagawa decía que no es artista aquel que no encuentra belleza en lo horrible. Me parece una idea genial.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a tu cuento Crónica negras en el que hablás de violencia de género?
El 70% de esa historia me la contó una chica que vi una sola vez en la vida, y me la contó como real. La piba estaba loca, deliraba, o era una gran mentirosa. Igual me gustó la idea, y dos años después me decidí a escribirla. No pensé tanto en la violencia de género, sino en la violencia a secas.

¿Alguno de tus cuentos tiene algo autobiográfico?
No los cuentos de este libro, no en forma directa. Uno es una anécdota que me contaron, otro es una historia de gemelos, que siempre me fascinaron, otro la de un profesor y una alumna (soy profesor en la vida real)… pero no son autobiográficos. Sí tomo elementos de la realidad que conozco y de ahí escribo. O a veces meto algún pensamiento propio, escondido, disimulado. Es difícil saber hasta qué punto todo lo que uno escribe no es autobiográfico en cierta forma.

¿Te pasó que algún lector se confunda ficción con realidad?
Y… a veces la gente se cree que soy un monstruo, hasta que me conocen… y lo reafirman! Jaja Me imagino que más de uno pensará que estoy medio loquito, o que soy un perverso o un sádico. Me tiene sin cuidado, es ficción, el que no lo entiende así, puede leer otra cosa.

¿Cómo nace tu libro de cuentos Un Dios demasiado pequeño?
Un dios demasiado pequeño tiene cuentos de diferentes épocas, y a la vez ciertos núcleos temáticos: el sexo y la muerte por un lado, el fanatismo religioso por otro, la fascinación con el nazismo como hecho estético. No sé si el que lo lee lo lee de esa manera, pero es la lectura que hago yo.  El libro nace cuando me doy cuenta que la familia que estoy describiendo en el cuento “Un dios demasiado pequeño”, es la familia del enfermero perturbado del cuento “Reyna”, que había escrito unos seis años atrás. Ahí nació la saga de los Ferrer, y te comento que me quedan al menos dos cuentos más por escribir de esa familia.

¿Por qué en los cuentos aparecen tantos nombres religiosos como Betsabé, Teodoro, Esther o San Camilo?
Soy ateo y nunca leí la Biblia; sí los evangelios, pero de grande ya. No estoy muy informado de quién fue Betsabé ni Esther… pero siempre apuesto al papel del inconsciente cuando escribo, y sé que de una forma o la otra, esos nombres y la historia que hay detrás de ellos, juegan algún papel.

¿Qué repercusiones tuviste tras obtener el Tercer Premio de Literatura de la Ciudad de Buenos Aires en 2009?
Casi cien likes en Facebook cuando lo anuncié. Fuera de eso, repercusiones nada. Me alegró haberlo ganado, nunca gané nada. Pero no es el Nobel. Imagino que tal vez haga que algún editor, a futuro, le preste un poquito de más atención a un original mío. O no.

¿Qué podes contar acerca de tu participación en la editorial Zona Borde?
En Zona Borde oficio de editor, la directora, Laura Massolo, también trabaja a la par. Me encargo de la prensa y del diseño de los libros. Hago de todo un poco. Y es una de mis funciones preferidas. Tratar con la imprenta, ver las opciones de portadas, trabajar con los autores. Me siento un líbero literario.

¿Cuáles son las próximas publicaciones de la editorial?
Saldrá un libro de relatos de terror de Marcelo di Marco, y un libro de cuentos de Juan Carlos Balassanian. También estamos por cerrar algunos contratos con otros autores, pero no puedo nombrarlos.

¿Cómo te definirías como escritor?
Me resulta imposible. Quizá apuesto a ser un mejor lector como escritor.

¿Qué objetivos tenes dentro del ambiente literario?
Del ambiente literario me gustaría prescindir y desaparecer. Pero no se puede. Objetivos dentro de la literatura: escribir en la medida en que tenga deseos de hacerlo y poder publicarlo. También tengo en mente una serie de autores y libros quizá no tan difundidos que me gustaría reeditar. Pero bueno, ese objetivo está atado a mis posibilidades económicas, que son escasas.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
En el último año escribí un solo cuento. Lo empecé y lo terminé en menos de un mes. Se publicó en una antología. Fuera de eso, ni media carilla de borrador de nada. Nada de nada. Tengo dos o tres cuentos en la cabeza, pero como soy muy vago e incapaz, no sé cuándo me sentaré a escribirlos. Es que escribir una buena idea, es indefectiblemente toparse con la decepción de no lograrlo.



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martes, 24 de mayo de 2016

Lucas Berruezo: “Los hombres malos usan sombrero es lo más autobiográfico que escribí hasta ahora”





El escritor Lucas Berruezo publicó la novela Los hombres malos usan sombrero a través de la editorial Muerde Muertos y estuvo analizando junto a Entre vidas su flamante publicación y de los proyectos en los que está trabajando actualmente.



¿Tenes algún ritual en el momento previo a escribir?
La verdad es que no. Vivo con mi esposa y mis dos hijos en una casa con poco espacio. Escribo cuando puedo, a veces con cierta celeridad. Quisiera tener un ritual o, incluso, algún momento determinado del día para escribir (me encantaría hacerlo por las mañanas), pero no es posible. Al menos no por ahora. El único ritual para mí es sentarme y prender la computadora. Nada más.

¿Cuál fue la imagen disparadora de tu libro Los hombres malos usan sombrero?
Hubo dos momentos que funcionaron como disparadores.  Hace ya siete u ocho años, estaba viajando en colectivo cuando vi a una viejita sentada sola en una plaza. Tenía un pañuelo en la cabeza y una expresión maligna en la cara. No se parecía en nada a esas abuelitas de los cuentos, sino todo lo contrario. Parecía una mujer mala. En fin, la vi y esa imagen se me quedó dando vueltas en la cabeza.
El otro disparador se dio poco después. Estaba trabajando en Flores (en ese momento era vendedor de espacios publicitarios) y entré al baño del bar Odeón, ubicado en la esquina de Rivadavia y Pedernera (la misma esquina de La Sentencia, el bar de la novela). Ahora ya no está más, pero en ese momento era un lugar conocido en la zona. Entré, entonces, y fui al baño. Mientras orinaba en uno de los mingitorios, escuché que alguien se quejaba dentro de un cubículo. Supongo que al que haya leído la novela esta escena le resultará conocida. En todo caso, la realidad fue menos interesante. Terminé de orinar, salí del baño y me fui, pero ya la idea de una historia iba tomando forma en mi cabeza.

¿Por qué le pusiste ese nombre?
A veces los nombres aparecen sin que se los busque. Este fue el caso. Si tengo que aventurar una respuesta, diría «magia».

¿Cómo te llega la posibilidad de publicar con la editorial Muerde Muertos?
Cuando me enteré de la existencia de una editorial que se dedicaba a publicar terror argentino contemporáneo, me dije a mí mismo «esta es la mía», y le mandé un mail con la novela Los hombres malos usan sombrero. Me respondió José María Marcos casi inmediatamente… de forma negativa. Me dijo que por el momento tenían la agenda completa y que no podían sumar nada nuevo, pero que les escribiera más adelante. Después de eso, seguí de cerca el catálogo de Muerde Muertos, iba leyendo los libros de terror que habían sacado y que iban sacando para reseñarlos para El lugar de lo fantástico, mi blog. De esta manera, entablé una relación amena con los hermanos Marcos (José María y Carlos), y ellos me mandaban las novedades para que las leyera. Finalmente, José María me propuso participar del libro Haikus Bilardo (de él y de Fernando Figueras), junto a otros escritores como Luis Mey y Liliana Bodoc. Esa fue mi primera participación en Muerde Muertos. Después, le volví a escribir a José María ofreciéndole una nueva historia, La Tablada, y él me respondió diciéndome que le parecía muy larga para una primera novela, que lo mejor era sacar Los hombres malos. Fue una sorpresa para mí, primero porque ya no recordaba que se la había mandado, y segundo porque me pareció destacable que José María la hubiese leído a pesar de haberme dicho que no. Me reveló el nivel de profesionalidad de él y de la editorial Muerde Muertos.

¿Para el que todavía no leyó tu novela qué podrías adelantar de la historia?
Cuenta la historia de Alejandro Paredes, un estudiante de Letras que sueña con ser escritor, pero que ve que la realidad no tiene nada que ver con los sueños, salvo con las pesadillas. Después de una jornada agotadora en el trabajo, Alejandro encuentra a una nena llamada Carola escondida en el baño de hombres de un bar de Flores. La nena está muy asustada, y le dice que «los hombres malos» la quieren agarrar. Alejandro, entonces, decide ayudarla, más por una obligación moral que por verdadero interés, y después de eso su vida no va a volver a ser la misma. Muchas veces, el Infierno aparece después de querer ayudar a alguien…

¿Qué tenes del protagonista Alejandro Paredes?
Me han dicho que Alejandro es mi alter ego. Realmente no lo creo, aunque sí tengo que admitir que Los hombres malos usan sombrero es lo más autobiográfico que escribí hasta ahora. La primera versión data de cuando yo también era estudiante de Letras, por lo que las frustraciones del personajes eran las mías. Al igual que él, yo estaba casado y el hecho de tener un hijo formaba parte de las discusiones de todos los días. Para decirlo con simpleza, mucho de lo que le pasa al personaje responde a una necesidad de catarsis que me atravesaba en ese momento. Sin embargo, la forma de reaccionar de Alejandro, la forma de encarar los problemas y la forma de enfrentar el futuro no se identifican con la mía. Creo… Espero…

¿Qué buscas al escribir capítulos cortos?
En Los hombres malos, la intención era hacer entrar al lector suavemente en una realidad conocida, de todos los días. Los capítulos cortos funcionan como un estímulo para que el lector se deje llevar y vaya pasando de uno a otro, siempre un poco más, hasta que el terror y los golpes ya no lo dejen decidir y se vea obligado a seguir hasta el final. No siempre escribo capítulos cortos, pero en este caso me pareció que era la mejor forma para la historia. Varios lectores me han escrito diciéndome que no pudieron soltar la novela hasta terminarla (cosa que no les llevó más de un día, a lo sumo dos), por lo que no podría estar más satisfecho.

¿Cómo te definirías como escritor?
Me tomo el trabajo en serio y doy mi mejor esfuerzo. Puedo hacerlo bien o mal, las historias pueden estar buenas o no, pero tené por seguro que cuando entrego un relato (ya sea de una página o de trescientas) es lo mejor que pude hacer en ese momento. Estoy seguro de que puedo seguir mejorando, y mi intención es seguir haciéndolo, pero lo que doy para leer, con todos los errores que pueda tener, es el resultado de mucho esfuerzo y de mucha corrección. No puedo entender cómo hay escritores que entregan sus originales o suben sus cuentos a Internet con graves errores de ortografía y de redacción. Mis fallas son el resultado de mis limitaciones, no de mi desidia.

¿Qué escritores argentinos recomendarías leer?
Hay muchos escritores argentinos que están haciendo un gran trabajo. Recomiendo leer a mis «hermanos Muerde Muertos», José María Marcos, Pablo Martínez Burkett, Carlos Marcos, Fernando Figueras, Marisa Vicentini, Patricio Chaija, etc. etc. etc. También me gusta mucho Matías Bragagnolo, Samanta Schweblin y Mariana Enriquez. Es difícil, hay muchos y me gustaría nombrarlos a todos. Por eso, recomendaría leer la colección PelosDePunta, dirigida por los escritores Narciso Rossi, Luciana Baca y Rubén Risso. Ahí van a encontrar todo lo bueno del terror que se está haciendo en la Argentina. Ah, y no puedo dejar de mencionar a uno de mis autores argentinos favoritos, Rafael Pinedo, y a la mujer que me lo hizo conocer, Elsa Drucaroff, que además de una excelente crítica y docente, es también una gran escritora.

¿Qué objetivos tenes dentro del ambiente literario?
Mi objetivo es escribir, y escribo para sentirme mejor, para no dejar (como digo siempre) que los monstruos tomen el control. Ojalá pueda algún día vivir de lo que escribo, pero aunque ese día no llegue, seguiré escribiendo.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Acabo de terminar un libro de sietes cuentos llamado En la escuela, en el que cada relato pasa en la misma institución educativa. Por otra parte, estoy escribiendo una novela que, hasta ahora, lleva el título de Insania. Es algo así como un apocalipsis psicológico. Supongo que me va a llevar un buen tiempo porque tengo pensado hacerla bien larga. Por otra parte, escribo cuentos aislados constantemente y artículos y reseñas sobre literatura y cine. Me la paso escribiendo, básicamente. A lo mejor por eso sigo sonriendo…



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Luciana Baca: “Tratamos de salir de la capital y darle visibilidad a la literatura que se teje en las provincias”



Luciana Baca, escritora y editora, es una de las personas encargadas de crear la colección Pelos de Punta en la que se priorizan relatos en torno al género de terror divididos en diferentes tomos que por el momento son 13. Junto a ella, trabajan el escritor Narciso Rossi, ideólogo del proyecto y el escritor Rubén Risso. Baca estuvo hablando con Entre vidas acerca de este ambicioso emprendimiento y sus proyectos para desarrollar la editorial.



¿Cómo nace Pelos de Punta?
Nace en el verano del 2015 mientras corregía la primera novela de Narciso Rossi La caída de las lechiguanas (Thelema, 2015). Chat mediante, le comenté que tenía ganas de hacer un proyecto que reuniera a escritores de nuestra ciudad, San Pedro. Así, nació Perro Gris y con una mirada más abarcativa y dedicada de lleno al género de terror, nace PelosdePunta. Mientras estábamos preparando el primer tomo, MalaSangre, Rubén Risso, uno de los escritores participantes, le preguntó a Narciso por el tema de la tapa y así, de manera natural, Rubén empezó a trabajar con nosotros.

¿Cómo fue el proceso de selección de autores?
El que lleva la posta en ese aspecto del trabajo es Narciso pero todos colaboramos porque, antes que nada, somos lectores. Personalmente, soy lectora entusiasta de la literatura argentina y contemporánea: me encanta revisar catálogos de editoriales de acá y siempre trato de estar al tanto de las novedades en ese sentido. También hay colegas que nos recomiendan, los suplementos culturales de los diarios son una buena fuente y por supuesto, internet y su proliferación de blogs y redes sociales.

¿Por qué decidieron volcar la colección hacia el género de terror?
Quizá por el sentimiento de que, en nuestro país, el terror es el último orejón del tarro. Se leen muchos autores traducidos y, con la loable excepción de la editorial Muerde Muertos, no hay un espacio que reúna a escritores del género, jóvenes y argentinos. La mirada de PelosdePunta es muy federal también: tratamos de salir de la capital y darle visibilidad a la literatura que se teje en las provincias.

¿De los escritores que forman parte de las antologías cuáles te sorprendieron gratamente?
Muchos, el talento de los escritores argentinos es inabarcable. No podría decir ningún apellido, lo que le sugiero a los lectores interesados es, después de leer los tomos, ojear la sección de las biografías para saber qué otros títulos de los escritores pueden seguir leyendo. Se van a sorprender.

¿Cómo distribuyeron a los autores y a los estilos dentro de cada tomo?
La distribución de los autores y estilos es azarosa, total y absolutamente azarosa: hay autores inéditos al lado de escritores de vasta experiencia, los hay dedicados de lleno al género y otros que se animan por primera vez a esta aventura de escribir terror… Sólo en dos tomos hubo selección de los autores: en TacoAguja, ya que todos los cuentos debían ser escritos y protagonizados por mujeres; y en MalCriados, en el que los escritores y protagonistas debían ser adolescentes. Lo que sí puedo decirte es que cada tomo está perfilado desde su título (una frase o lugar común, como mencioné anteriormente) y una consigna de escritura, por ejemplo, en cada relato del primer tomo debía aparecer la frase “mala sangre”, o el tomo 8 SangreFría, cuya consigna era escribir una ficción a partir de un caso policial real.

¿Qué podes adelantar de tu relato La muerte en los tiempos de la cólera, que forma parte del tomo Entre dientes?
La consigna de ese tomo era ubicar la historia en un lugar húmedo. Se me ocurrió que el lugar obvio era la vera del río o las orillas del mar por eso quise proponer una vuelta de tuerca y que la humedad provenga de un ser humano, en este caso puntual, de su saliva. Eso es lo que puedo adelantar, lo que deseo es que el lector de este relato sienta un antes y un después en cuanto a viajes en colectivos respecta.

Para los que todavía no leyeron nada de tu autoría, ¿cómo te definirías como escritora?
Como yo me defina no es necesariamente como soy en verdad. Trato de ser inclasificable, no quiero que se me etiquete en ningún género o estilo por eso escribo de todo así como leo de todo. En este momento estoy terminando de escribir una colección de obras de títeres infantiles y empezando una novela sobre los taxi-boy. Así también como estoy leyendo lo último de John Waters y Budismo zen y psicoanálisis de Fromm.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
“San Pedro de leyenda” es mi primer libro y salió publicado por Perro Gris, emprendimiento en el que sigo trabajando en la actualidad. Perro Gris (lo pueden buscar en Facebook) edita escritores nóveles y la encuadernación es por completo artesanal lo que me demanda un promedio de ocho horas de trabajo por ejemplar. En este momento, estamos preparando la salida, para octubre, de cinco títulos nuevos.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Ni siquiera me considero una escritora con todas las letras, soy, antes que nada, una lectora ávida. No tengo ningún objetivo ni ningún interés en el ambiente literario, lo único que quiero es conocer gente que esté interesada en superarse como persona. Como dice Yupanqui: “que lo primero es el hombre, y lo segundo, poeta”.

¿Cómo fue la experiencia de Pelos de Punta dentro de la Feria del libro de este año?
Fue muy cálida, un lugar de encuentro necesario. Flavia Pantanelli, una escritora maravillosa que ofició de presentadora, dijo una frase que me dejó pensando: que el oficio de escritor es muy solitario. Y ver la sala de Zona Futuro plena de personas fue una alegría enorme. Debo agradecer, de manera muy especial, a Esteban Castromán, organizador del evento.

¿Cuáles son los pasos a seguir de la colección?
Lo próximo es publicar a los ganadores de la convocatoria de narrativa que realizamos el año pasado y quizá, dar nuestros primeros pasos como editorial.
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