jueves, 27 de diciembre de 2018

Natalia Amendolaro: “Hay imágenes increíbles en las cosas más insignificantes”





La escritora Natalia Amendolaro hablo con Entre Vidas acerca de su libro de cuentos Resultó que éramos libres publicado con la editorial Dunken y contó que el nombre surgió una noche cuando al despertarse  se le apareció esa frase en la cabeza.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
La verdad es que escribo casi en cualquier lugar (casa, subte, momento tranquilo en el trabajo, una esquina) así que muchos rituales no tengo. Siempre tengo papel y lapicera en la cartera. Me ha pasado de estar con una idea rondando y tener que anotarla con urgencia por miedo a olvidarla y encontrarme escribiendo mientras camino por los túneles de las combinaciones de subte. Si me quedo sin papel escribo en las hojas blancas de los libros que estoy leyendo o en servilletas de bares que después guardo de recuerdo. A veces, cuando me cuesta encontrar un cierre para un cuento o una idea, largo todo y me pongo a hacer yoga. De alguna manera algo se afloja y deja fluir lo que necesito.

¿Con qué frecuencia escribís?
Trato de escribir todos los días. Aunque sean enunciados o diálogos sueltos. Por eso la manía de tener anotadores siempre. Cuando tengo un cuento más o menos formado entre esa acumulación de ideas me siento a escribirlo, casi siempre a la noche. Es el mejor momento del día para mí.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Sinceramente, soy la única de mi familia que lee sin obligación. En el colegio nos mandaban a leer un libro como tarea en las vacaciones de invierno. Lo fui adoptando como hábito. A medida que crecía lo iba expandiendo. Me acuerdo de haber pedido que me compraran un libro de Borges, yo tendría 10…11 años. “Historia de la eternidad”. Es un libro de ensayos. Claro que en ese momento no entendí ni una palabra, y ahora más o menos jaja Muchas veces los pedía enamorada de las tapas. Y un libro te lleva a otro. Es como dice Sylvia Iparraguirre, uno se crea una vida invisible. A mí los libros me salvaron la vida, varias veces. Y por eso les estoy eternamente agradecida.

¿Por qué decidiste que tu libro de cuentos se llamara Resultó que éramos libres?
Pasé por muchos títulos. Había pensado nombrarlo como alguno de los cuentos. Ninguno me convencía. Una noche, de madrugada, había estado durmiendo muy mal, esas noches en las que uno no para de soñar cosas, me desperté con esa frase en la cabeza. No recuerdo si aludía al sueño que estaba teniendo, pero era una idea muy fuerte. La dejé flotar un tiempo hasta que un día, releyendo los cuentos, me di cuenta que la frase aplicaba a todos mis personajes. En definitiva, en la ciudad, todos buscamos la forma de ser libres.

¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en el libro?
Durante éste año me pasó que empecé a ver cosas en la ciudad que antes me pasaban por al lado. Siempre fui una observadora muy atenta, pero en este último tiempo la cuestión de la falta de empatía y la velocidad se me hicieron mucho más evidentes. Me generaban (generan) una sensación de angustia, de soledad muy fuerte. Quise entonces agrupar los cuentos que de alguna forma transmitieran esas sensaciones. Me encontré con que venía escribiendo sobre esto antes de notarlo. La decisión fue puramente subjetiva y quedaron varios afuera por cuestiones de seguir una línea de ideas. Con éste libro quiero comunicar, desde la ficción, lo que vemos todos los días en la calle. Esa sensación de estar tan juntos, pero tan solos.

¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Ya son varios los que me comentan que les gustó mucho el cuento “Parálisis de sueño”. Es prácticamente una conversación entre dos personas en un bar, pero está tan lleno de imágenes que es fácil recrearlo. Estimo que por eso el agrado general. Sin embargo, mi preferido es “Bajo la Santa Rita”. Es una historia de amor. Viene de un recuerdo mío de la infancia. Un personaje que me cruce apenas dos o tres veces y desde ahí le invente una vida. En “Resultó que éramos libres” siempre hay alguien buscando amor.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con la editorial Dunken
A principio de año mande un cuento a un concurso que oficiaban para una antología. A partir de haber sido seleccionado y de formar parte de ese compilado surgió el ofrecimiento. En ese momento no había pensado en publicar nada propio, pero tenía esta idea de cuentos agrupados por esas sensaciones tan viscerales y me pareció que podía ser un lindo compendio. Siempre estoy queriendo comunicar un mensaje que para mí es muy importante. Tanto en mis redes como en el blog que escribo cada domingo y en mis textos. Esa idea de proyectar el amor más allá de las formas. En criollo: “dejar de ser tan mierda y abrir un poco los ojos”.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De absolutamente todo lo que me rodea. La gente sobre todo. Soy una gran observadora. Presto mucha atención a las personas en la vida diaria. Lo que dicen, como lo dicen, los gestos. Hay imágenes increíbles en las cosas más insignificantes. Me gusta mucho viajar, por ejemplo, tomarme un tren a no-importa-donde y unir paisajes con personas. Salir a caminar me activa la imaginación reflexiva. También miro muchas películas pero sobre todo leo toneladas de libros. Es verdad que si uno no lee es muy difícil que pueda escribir. Leo casi 4 libros al mes. Y si bien tengo favoritos, trato de leer todo lo que me recomiendan. Siempre me llevo sorpresas.

¿Qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Uf!, me intrigan mucho las obsesiones. Las manías. Las conductas humanas llevadas a extremos me generan mucha curiosidad. Pero no extremos inverosímiles. Los puntos límites de la cordura digamos. Puntos de fuga.

¿Qué libros o autores recomendarías leer? 
Mi escritor favorito fue y siempre será Ricardo Piglia. En la literatura soy muy autodidacta y tanto sus novelas como sus libros de ensayo me dieron cátedra mucho tiempo. Después tengo varios segundos puestos. Los cuentos de Cortázar y de Abelardo Castillo. Los cuentos de Walsh. La generación maldita y toda la segunda mitad del siglo xx es fantástica.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
“Resultó que éramos libres” acaba de salir así que estoy metida con eso, ayudando a que crezca y poder llegar a más gente. Como te dije antes, más allá de un libro es un mensaje. Por otro lado tengo varios cuentos en proceso de corrección. Vamos a ver que sale de ellos.



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lunes, 24 de diciembre de 2018

Jesús Iribarren: “Sin temor a equivocarme, quién se aferra a la fe, lleva mejor la existencia”




El escritor Jesús Iribarren habló con Entre Vidas de su libro de poesía Pasó el reviente publicado por la editorial Ojo del Mármol y adelantó que trabaja en la corrección de nuevos poemas.





PH Marcelo Pedro

¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No soy de tener rituales, porque generalmente cuando empiezan a incubar las ideas es en lugares incomodos, saco mi libretita y anoto ideas sueltas, después en casa preparo el mate y, cada treinta minutos salgo a fumar un cigarrillo.

¿Con qué frecuencia escribís?
Trato de hacerlo todos los días, pero hace unos cuantos meses desordené la rutina y escribo cuando una idea que viene madurando vale la pena llevarla al papel. Soy muy obsesivo con la corrección y le dedico mucho tiempo, inclusive meses. Ahora estoy corrigiendo poemas que creo que nunca van a tener el tono que me gustaría, por eso borro y vuelvo a agregar, en una escritura inconformista que tiene vocación de infinita.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Mi abuela escribía poemitas, pintaba cuadros y tocaba el piano, yo pasaba largas horas en su casa que estaba pegada a la mía, y creo que ahí está el germen. Mi vieja también me enseñó el valor de la poesía cuando me hacía escuchar música. Creo que en la adultez, aprendí a leer en profundidad esas señales que me dejaron como miguitas de pan en la infancia.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Pasó el reviente?
Nació así, porque desde antes de pasarlo al Word, sabía que era una contracara de mi libro anterior Vergüenza, en el cual estaba presente cierta carga emocional donde las drogas, el alcohol, las pastillas, el descontento y esa voz áspera, tosca y desilusionada, predomina a lo largo del libro; ya en el segundo había una idea del post reviente, donde la contemplación de los males y el fracaso cotidiano toman vuelo. Es también un libro intenso, pero sin dudas, hay una madurez del narrador y sus circunstancias.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Como siempre me ocurre, los fui descartando a medida que el libro se armaba, porque desde el primer poema hasta el último hay un orden y cierto hilo conductor que no me gusta revelar, porque cada lector debe interpretar lo que tenga ganas; es un garrón cuando alguien te explica de antemano un libro o un tema. Mejor, libertad.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Como todo padre, no puedo optar. Te dejo el que mejores devoluciones tuvo de los lectores:

Olavarría, 5.30 am.
Salgo a la calle medio empedo a fumar un pucho,
las luces del parque de enfrente
se reflejan en el pasto mojado
por el rocío.
Dos autos estacionados afuera.
Un silencio matador
que se corta con el compresor de la estación de servicio
y un remis que pasa con las luces altas.
Como una trompada se me viene a la mente
la noche que fuimos a ver al Indio.
Pogueamos como locos y tomamos cerveza a morir;
fue una noche excelente y vos así despeinada
estabas mortal.

Apago el pucho con la suela de la zapatilla,
cierro la puerta —dos vueltas con llave—
y se acabó.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
 Mis temas van desde la realidad cotidiana, hasta los libros que, con mucha pasión leo.  Hay temas que siempre son recurrentes y están en la desilusión de la vida y la humanidad.

¿Qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Sobre mi infancia en Pringles (que de a poco voy soltando algunos poemitas); el amor y la desilusión o su agotamiento; la muerte como fantasma que siempre está presente; la fe que es algo tan amplio más allá del culto que cada quien profese, y en mi caso es más complejo porque no creo en nada. Sin temor a equivocarme, quien se aferra a la fe, lleva mejor la existencia.

¿Qué libros o autores recomendarías leer?
Soy bastante ecléctico en mis lecturas. Te respondo por fanatismo: “La broma infinita”, de David Foster Wallace, con sus trescientas ochenta y ocho notas al pie y mil doscientas y pico de páginas; “2666”, de Roberto Bolaño; la poesía reunida de Fogwill; “El arte de narrar”, de Juan José Saer; Onetti, todo; la poesía de Vicente Luy; Héctor Viel Temperley; Anne Carson; Roger Wolfe; karmelo Iribarren; Leonard Cohen; Alejandra Pizarnik; Nicanor Parra; Charles Simic; Michell Houllebeqc. Y por último, me sorprendieron las novelas “Movimiento único” de Diego Gándara y “Como si existiese el perdón”, de Mariana Travacio.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Ojo del Mármol
Le mandé un mail a Valeria De Vitto preguntándole si podía pasarle un manuscrito, y ella con la mejor onda y su amoroso trato me dijo que sí.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Ordenando el caos. Estoy pelando ramitas de un arbolito que apenas asoma. Hay muchos poemas sueltos que necesitan irse para siempre, y otras reescrituras.
Hice un taller de novela con Carlos Chernov, y mis fallidos intentos han quedado por la mitad. Tengo el síndrome de la página 80. No paso de ahí. Me frustro fácil.



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domingo, 23 de diciembre de 2018

Jessica Boianover: “Estamos tomando consciencia de nuestros derechos y de lo que no estamos dispuestas a tolerar más”





La escritora Jessica Boainover habló con Entre Vidas acerca de sus libros de cuentos “13 cuentos chicos para chicos chicos” y “13 relatos contra el bullying, ciberbullying y mobbing e ideas concretas para combatirlos”, ambos publicados por su editorial Niña Pez Ediciones.  Además, habló de los próximos lanzamientos de la editorial.






¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Primero tomo notas de las ideas que se me ocurren, por eso siempre llevo conmigo una libretita: en mi mesita de luz hay una y en mi mochila hay otra. Tomo notas durante varias semanas, a veces meses. Observo y escucho lo que la gente me cuenta y en algunos casos narro en mis cuentos algunas partes de sus historias de vida. El momento mismísimo de escritura ocurre por lo general por la noche, de madrugada. Así me pasó con el primer cuento que escribí: “En los bosques del Rey Mahuey”. Ese cuento surgió una noche en mi cabeza y no me pude dormir hasta que me senté y lo escribí. El único ritual que tengo hoy es escribir en la cama con la laptop. Me encanta estar relajada y cómoda para poder escribir con soltura.

¿Con qué frecuencia escribís?
Escribo todos los días, además de anotar ideas en las libretitas también las anoto en el celular: se me puede ocurrir una idea en el colectivo estando parada, o en la calle caminando o donde sea. En una época mantenía un blog humorístico con las cosas que me pasaban, relatos de viajes, anécdotas. Cuando me voy de viaje, compro una libretita y la lleno de anotaciones, observaciones de lo que veo, vivencio, de la naturaleza, de lo que me provoca un paisaje o una situación específica. Luego, la escritura de mis relatos ocurre cuando ya llevo mucha información e ideas en la cabeza y un día deciden salir. No tengo control en lo más mínimo. No puedo decir: “bueno, hoy escribo”, no. Surge, de forma inevitable y hasta necesaria. Siento que tengo cosas para contar y no puedo no escribirlas.

¿Cómo surge la escritura del libro 13 cuentos chicos para chicos chicos?
Surge una madrugada cuando estaba terminando de estudiar en el profesorado de Pre-Escolar. Mis alumnitos me inspiraron. El libro nació en el año 1996 durante mi residencia en sala de 5 de la Escuela N° 12 de Capital Federal. Los cuentos quedaron en la computadora, pasaron a un diskette, luego a una laptop y así estuvieron hasta el año 2017 que se transformaron en libro publicado por Peces de Ciudad. El libro tuvo una transformación en el año 2012 que fue cuando incluí la Guía de Enseñanza de los Valores de vida que deseaba transmitir con mis relatos y también en ese año agregué las preguntas sugeridas al final de cada cuento. La idea de ese agregado fue dar una herramienta a los adultos para que pudieran abrir el debate luego de leerles los cuentos a los niños y también para que los niños que saben leer, puedan reflexionar solitos.

Para el que todavía no leyó el libro, ¿con qué se va a encontrar?
Con el libro “13 cuentos chicos para chicos chicos” se van a encontrar con cuentos cortos y alguno que otro un poquito más largo con los cuales disfrutar de historias producto de mi imaginación y con contenido educativo. Se encontrarán con cuentos que dan ideas sobre cómo resolver conflictos, ser tolerantes, practicar la empatía y la solidaridad, la generosidad, el perdón, aprender qué es la diversidad y cómo respetar a quienes son diferentes (¡todos los somos!), cómo enfrentar la enfermedad de un ser querido, qué es la autoestima y la belleza interior y muchas cosas más que son importantes para mí y, creo, que para muchas personas más.

¿Qué repercusiones tuviste respecto de los lectores?
¡Las más maravillosas! Y, al mismo tiempo, me encontré con una realidad triste que dio nacimiento a mi segundo libro llamado “13 relatos contra el bullying, ciberbullying y mobbing e ideas concretas para combatirlos”. Durante este año, 2018, hice lecturas de cuentos en centros culturales y librerías y tuve la oportunidad de leer algunos de mis cuentos y reflexionar y debatir con los niños y niñas que asistieron a los encuentros. Realmente fue hermoso escuchar a los chicos y saber qué piensan de cada una de las temáticas que abordan los cuentos, la participación fue enorme y muy gratificante. También pude observar la reacción de las familias (por lo general, mujeres: mamás, tías, abuelas) y pude notar su sorpresa ante lo que decían sus hijos, sobrinos, nietos…  La realidad triste que te comentaba es que, si bien los chicos participaban de los debates, en algunos cuentos había chicos que no hablaban, pero cuando leía cuentos sobre bullying todos tenían algo que decir: todos contaban que habían sufrido o estaban sufriendo bullying: “a mí me dicen gordo”, me dijo un nene de 7 años, por ejemplo, delante de todos: de sus familias, de extraños, de otros niños…
Otra repercusión importante que tuve y sigo teniendo en mis lecturas de cuentos es que hay mamás que son docentes, directoras de jardines de infantes, de escuelas primarias que se acercan y me dicen “yo compro tu libro para trabajarlo en la escuela”. Para mí, que me digan eso, es maravilloso. Una mamá me contó que sus hijos llaman a mi libro “El libro de las preguntas”. Realmente es una experiencia muy gratificante.

¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Ahora estoy en período “anotación”. Tengo ideas para 22 cuentos dirigidos a las niñas y los niños de hoy con temática antipatriarcal, antimachista. Estoy pensando en el título del libro porque definirlo como “cuentos feministas” es limitarlo. Los cuentos tocarán temas como el uso de los colores en la vestimenta, los juguetes para niños y niñas, las formas de vinculación en el amor… y no solamente del amor romántico sino del amor de las madres y los padres, los abuelos, los tíos, los adultos que rodean a los niños. Quiero contarles a los chicos que tienen derechos: que el amor no duele, que un papá o una mamá no debe pegar, que los límites en la crianza deben darse con amor, que tienen derecho a que los traten bien. Porque muchos niños no saben eso. Muchos niños no saben que no todos los papás/mamás pegan, muchos niños no saben que quien te ama no debe pegarte. Hay mucha naturalización de cosas que no están bien y pienso que sembrar esas semillas en la infancia, germinarán generando adultos más amorosos, respetuosos.

¿Cómo fue el proceso de escritura del libro de cuentos con guía de enseñanza?
Mis dos libros tienen guía de enseñanza y el tercero también la tendrá. La idea surgió luego de hacer un curso sobre Coaching. Estaba buscando algo que me ayudara más que el psicoanálisis, algo me faltaba al terminar mis sesiones de diván. Ya no me servía preguntarme el por qué de las cosas sino que necesitaba algo que fuera más allá. El curso de Coaching que hice me brindó eso que estaba buscando: aprendí a preguntarme con qué herramientas cuento yo como persona ante cada sueño o desafío o problema, con qué personas de mi entorno puedo contar, cómo puedo lograr algo, qué significan los Valores en la vida de las personas. Ese curso me permitió ver la vida de otro modo más práctico. Entonces pensé que podía volcar ese aprendizaje en mis cuentos y desde entonces, hago cuentos con preguntas y guía de Valores. Y eso es lo que aprecian mis lectores: los adultos que compran los libros o los niños que los leen (o los escuchan).

También escribiste el libro 13 relatos contra el bullying, ciberbullying y mobbing e ideas concretas para combatirlos. ¿Por qué decidiste que nuevamente el número sea 13?
Muchos me preguntan lo mismo. Estaba escribiendo el segundo libro y me pareció que no podía dar menos cuentos que el libro anterior. Fue simplemente eso.

¿Viviste alguna situación de las que contás en el libro?
Ufff… medio libro es mi vida. Me refiero al segundo libro, al de bullying. Viví bullying desde los 5 años. Hice la escuela secundaria en 4 instituciones. Viví golpes, humillaciones, desprecios, traiciones de amigas, indiferencia de los adultos, impotencia de mi mamá por no saber cómo ayudarme. Hace veinte años, cuando sufrí por bullying en la secundaria nadie sabía cómo resolverlo. “Son cosas de chicos”, decía la Directora. No había investigaciones, no había información en internet ni libros que hablaran mucho del tema y que dieran ideas prácticas para implementar, tanto para prevenir el acoso escolar como para erradicarlo una vez ya instalado en la institución educativa. Nadie sabía qué hacer. Muchos niños y adolescentes se han suicidado en el mundo por esto, yo también sentí que no quería vivir más en esa época. Fue devastador. Destruyó mi autoestima y me marcó de por vida. Erradicar el bullying llevará muchas décadas, si es que algún día logramos erradicarlo, aunque personalmente pienso que es una utopía porque eliminar el bullying implica que todos los seres humanos en la tierra dejen de ser intolerantes, irrespetuosos, violentos, agresivos, etc. Por eso, como viví todo lo que cuento en el libro, tomé este tema como mi propia batalla, mi militancia. Investigué muchísimo como para no sólo dar relatos que aborden estos temas sino también dar soluciones. Y eso es lo que ofrezco en mi segundo libro. Hay que trabajar mucho la autoestima, la autoaceptación. Hay que hacer un trabajo personal y también hay que enseñar a respetar al otro. Y eso se hace en casa, eso es tarea de los adultos: de las familias y de la comunidad educativa.

Ambos libros son sumamente didácticos. ¿Hacés presentaciones en los colegios?
Muchas gracias, es un halago lo que me decís. Sí, es la idea. Estamos trabajando con algunas mamás para hacer presentaciones en las escuelas a las que asisten sus hijos. Igualmente, muchos colegios ya tienen mis libros y usan la Guía de Enseñanza. La idea era esa: que no me necesitaran a mí, que con el libro tuvieran todo el material para disfrutar de la lectura y también generar enseñanza-aprendizaje.

 ¿Cómo nace Niña Pez Ediciones?
Niña Pez Ediciones nació este año 2018. A principio de año pensé en comenzar la editorial pero algunos comentarios desalentadores de amigos me hicieron descartar la idea. Pero luego pensé en mis cuentos y en lo que quiero enseñar: podemos lograr nuestros sueños. Entonces, pese a todo lo difícil que me decían que era, me animé. En agosto de este año comencé a aprender cómo iniciar una editorial, de la mano de la maravillosa Mariana Kruk: ella me enseñó todos los cómo, cuándo, dónde, por qué, para qué. Sabía que quería editar libros pero no solamente libros vendibles sino libros buenos, libros que tuvieran un mensaje que dejar al mundo. Por eso mi editorial selecciona obras que ayuden a nuestro lema “Libros para un mundo mejor”. Y eso encontrarán en cada libro.

¿Con qué obstáculos te encontraste al momento de armar la editorial?
Al principio fue difícil encontrar autores. De a poquito la editorial comenzó a circular en muros de Facebook, en perfiles de Instagram y Twitter, y comenzaron a llegar obras inéditas. Pero el primer obstáculo que encontré fue el que te mencioné antes: los comentarios desalentadores. La gente que te quiere, no quiere verte fracasar y desde ese lugar de amor y de cuidado, a veces siembran obstáculos en tu camino. Lo importante es confiar en uno y tener la certeza de poder lograr lo que nos proponemos. Por suerte, superé ese obstáculo recordando todo lo que enseñan mis libros. Es un ciclo redondito: comienza en mí, me atraviesa y termino enseñándome a mí misma. Es hermoso.

¿Cuáles son los próximos lanzamientos de la editorial?
La palabra “próximos” me remite a futuro pero también a pasado muy muy cercano: la editorial sacó en Noviembre una novela hermosa para todas las edades, si bien el público de “Violeta y su fábrica de juguetes”, de Leonor Vila, es infantil, yo disfruté tanto la novela que la leí de un tirón y no pude dejar el libro hasta la madrugada.
Hace una semana salió el libro “Haikus - Poesía de un mundo pequeño”, de Cecilia Vazquez Dusefante, se trata de un libro de 60 haikus sobre la maternidad, la niñez y la naturaleza y está lleno de ilustraciones para los más pequeños y para todos los que disfrutan de la poesía.
Ayer presentamos “7 Frases machistas y cómo combatirlas”, de Noelia Ale y Agata Menichini, una tesis universitaria de la carrera de Ciencias de la Comunicación, para concientizar sobre el machismo instalado no sólo en los hombres sino también en nosotras, las mujeres, y reflexiones para eliminar esas formas de pensamiento. Un día después de haberlo presentado, ya se agotó la primera tirada.
En breve saldrá el primer libro de Pedagogía Montessori (y creo que es el primer libro de Argentina, pero no puedo afirmarlo pues no estoy segura) de la editorial: se llamará “Los Logros de Ema - Primer año de vida”, de mi autoría. El libro cuenta con el asesoramiento de Lic. Lorena Otero, guía internacional Montessori, y estará plenamente ilustrado a todo color por Alicia I. Zelada. Espero que en febrero ya lo tengamos con nosotros.
También se viene “Ulisas - La vida de cada mujer es un viaje heroico”, primer libro de la Colección Empoderamiento Femenino, de Carolina Clack, una novela maravillosa que dará mucho que hablar, probablemente saldrá entre febrero y marzo.
En abril saldrá el libro “Sonicoloformas. Poemas con sonido, color y forma”, de Norma Minniti, para público infantil, y ¡tiene texto interactivo!
En abril también presentaremos en Tandil el libro “Historias Tatuadas”, de Ana Caliyuri, para público juvenil y adulto, un libro con relatos sobre los tatuajes y las marcas que deja la vida en cada persona.
Por último, en abril también, publicaremos un libro de Fábulas para toda la familia, de Liliana Manograsso (aún estamos pensando en el título). El año 2019 se viene con todo. Y estamos en convocatoria de autores todo el año, de forma ininterrumpida.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Entrar a las casas de las familias, generar aprendizaje, entretener con buenos libros, buena literatura, sembrar el amor por los libros, el amor por la lectura y la escritura. Ayudar a los niños y niñas a que conozcan qué está bien y qué está mal, qué derechos tienen, ayudarlos a vivir una infancia libre: libre de prejuicios, libre de maltratos, de etiquetas, de violencia.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Bueno, por mi trabajo actual leo unos cuantos libros por semana. Los de Niña Pez Ediciones, ¡los recomiendo a todos! Digamos que eso no me da mucho margen para leer otros libros, pero mis preferidos de la vida son “Madame Bovary” gran clásico, un gran visionario Gustave Flaubert, su autor. “Ensayo sobre la ceguera” de Saramago, me parece un excelente libro sobre la naturaleza humana con el cual el lector debería hacer un trabajo de reflexión e introspección importante. Por lo general, me gustan los libros que me dejan pensando, como “Crimen y castigo” también, por ejemplo.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?

Estoy escribiendo en mi mente mi tercer libro que acompaña este cambio de paradigma que tenemos el privilegio de vivenciar: el de la muerte del machismo y el patriarcado y el florecimiento de la mujer empoderada. Estamos tomando consciencia de nuestros derechos y de lo que no estamos dispuestas a tolerar más. Quiero llegar con este mensaje a las niñas y los niños, para que ellas sepan que no está bien que nos desmerezcan, que nos den empleos con menor salario que el que les dan a los hombres por el mismo trabajo, que sepan desde pequeñas que el amor no duele; quiero llegar a los niños para que desde chiquitos sepan que no está bien maltratar a las mujeres y a nadie en general, quiero que sepan que tienen el mismo deber de cuidar a sus hijos, cambiar pañales, hacer su parte en los quehaceres del hogar. Quiero que las niñas sepan que pueden ser astronautas, bomberas, ingenieras; quiero que los niños sepan que está bien jugar con muñecos, que eso no los hace menos varones. Quiero sembrar eso y mucho más en las mentes de esta nueva generación para que sean adultos responsables, respetuosos y conscientes de sus derechos y obligaciones.




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sábado, 10 de noviembre de 2018

Angie Pagnotta: “La poesía para mí es algo muy elevado, muy sagrado”





La escritora Angie Pagnotta habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía Los desiertos efímeros publicado por la editorial Peces de Ciudad y adelantó que junto a su novio Tommy Tow lanzarán ENGRAMM, una plataforma cultural que unirá Buenos Aires y Berlín en la que estarán todos los proyectos literarios y culturales en los que están.




¿Cómo te organizas con el tiempo para desarrollar tu profesión de periodista con la escritura de narrativa, poesía y notas que van surgiendo?
Creo que últimamente el tiempo toma al tiempo. Ahora que estamos con un pie en el anteúltimo mes del año, es difícil pensar en organizarse. Todos los planes de orden se fueron con el correr de los meses y es como si un pilón de papeles, mes tras mes, se hubiera acomodado en el escritorio. Creo que la clave será volver a empezar en la reorganización. En ese sentido trato de regirme por los deadlines de las notas que hago cuando colaboro para otros, por el cronograma de Kundra o de Engramm (mis proyectos personales) y por la propia necesidad de escritura: a ninguna de las tres cosas puedo escapar. Alguna le quita tiempo a la otra y se van prestando minutos y horas entre sí, es la única forma que, por ahora, conozco.

¿En qué momento de tu vida empezaste a escribir poesía?
Lo primero que escribí fue poesía y fue cuando tenía 10 u 11 años. En ese momento no sabía que eso podía ser algo tangible y mucho menos poesía pero, de algún modo, me gustaba creer que sí. Mucho tiempo después las revisé (y pese a ser cursis y ñoñas) encontré versos o frases hermosas. Algunas las rescaté para el libro nuevo, muy camufladas, creo que nadie sabría cuáles son. Pero, de algún modo la poesía siempre está en nosotros, es cuestión de atenderla, de escucharla.

¿Cuándo sentiste que la poesía que escribías era publicable? 
Hasta este libro, nunca. La poesía para mí es algo muy elevado, muy sagrado, muy importante como para que se publique así por que sí. Esto lo pienso en serio, me parece un lugar muy noble como para contaminarlo con “intentos marketineros’’. En un cuento o una novela vos podes describir una escena, un móvil, un personaje: lo que quieras; y allí el lector podrá leer lo que dijiste, entre líneas o interpretarte a como dé lugar, sin embargo las cosas son tangibles, concretas y están situadas en un contexto, tienen una carga, un cómo y muchas otras cosas más. Por ponerlo en otras palabras: hay una casa /vive una familia / pasa una historia. En la poesía hay algo del lenguaje, de las palabras, de la cadencia, del tono, de la textura, es decir, del alma del texto que no puede interpretarse, casi, diría, solo puede sentirse…y si eso no se siente ¿para qué publicarlo? Hasta este libro me parecía eso y la opinión de mi editor hizo plantearme que estas poesías estaban encaminadas, sino hubieran seguido guardadas.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Los desiertos efímeros?
Porque el hilo conductor del libro es el título; se trata de los lugares que son oscuros, desérticos, dolorosos pero que, al cabo de un tiempo, de un nuevo amor, de un nuevo sentimiento o de atravesar aquello que duele, se convierten en efímeros. Es ahondar un poco en esa sensación que producen algunas personas, amores, sentimientos o lugares…la de un vacío profundo, intenso y sumamente fuerte pero que, luego, tiempo después, años después o simplemente después de *introducir aquí el paliativo que el lector quiera* se convierten en recuerdo, en pasado, en algo que dolió pero terminó.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
El proceso tuvo que ver con este hilo conductor que te decía. A veces la imaginación viene acompañada de la escritura, por suerte, y entonces el libro se va armando solo. Busqué y escribí poesías que tuvieran que ver con esa sensación de vacío, pero también con la superación. Al final el libro se trata de eso: de vencer.

¿Cuál es tu poema preferido del libro?
Un nombre en el cuello, porque tiene algo muy espontáneo y es el último poema que escribí en mi departamento de soltera, recuerdo muy bien el día y toda la atmósfera de ese momento.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De las relaciones que forjamos, nos inventamos y queremos. Del amor, del desamor, de la pasión, de lo erótico, del sexo, del monólogo interior de cada uno a raíz de alguna situación planteada en el cuento o la novela y de lo que necesito poner en palabras y desprenderme casi para siempre de eso.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías? 
En cuanto a poesía leí a Jorge Teillier y me encantó. También estuve leyendo la poesía completa de Fogwill que publicó Alfaguara y también me gustó mucho. (Fogwill me gusta siempre y en todo, pero vale destacarlo en sus poesías) También me llegó la colección de poesía del sello Baltasara Editora y me gustó mucho en general, tiene una selección de autores muy buena. Otra que estuve leyendo es a Idea Vilariño y me encantó y de Argentina podría nombrar también a una de mis preferidas: Lorena Suez, que tiene un libro que se llama Intemperie, publicado por Viajera Editorial que es una belleza increíble. En cuanto a autores que puedo recomendar, como siempre hay muchos, muchísimos, pero apostaría a los que primero se me vienen en mente y leí este año:  Debret Viana, Mariana Travacio, Martín Sancia Kawamichi, Cristian Acevedo, y Tatiana Goransky, pero por suerte hay muchos y mucha producción literaria buena e interesante.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con la editorial Peces de Ciudad
Peces de Ciudad es la editorial que publicó mi primer libro de cuentos en marzo  2017 y este libro de poesía llegó a raíz de una anécdota muy graciosa en Whatsapp. A partir de incorporarme como editora de narrativa en septiembre 2017, tenemos un grupo de la editorial y allí, además de hablar de los libros, hablamos de todo un poco. En ese contexto les conté a los chicos que había mandado algunas poesías de este libro a una editorial y me lo habían rechazado. Les conté el argumento que me dieron y después de comentar como corresponde, Facu Mallonaro (editor de mi libro y curador de Poesía en Peces) me dijo que lo mande así lo leían. Facu Mallonaro es tajante, quien lo conoce sabe que si algo no le gusta te dice sin problema alguno. Yo esperaba el hacha, la verdad. Pero no, le gustó, lo trabajamos y así fue. Una linda sorpresa, no me lo esperaba.

¿Tenés algún otro proyecto?
Seguir con Revista Kundra y Nunca se sabe desde Berlín, ciudad a donde vivo actualmente. Y allí lanzar un espacio en la que venimos trabajando junto a Tommy Tow: ENGRAMM, una plataforma cultural que une Buenos Aires y Berlín, nucleando todos los proyectos literarios y culturales en los que estamos. Además seguir escribiendo ficción, por supuesto, escribir es siempre fundamental, esté donde esté, acá en esta Buenos Aires que amo tanto, o en Berlín, donde espero ir encariñándome de a poco.




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jueves, 8 de noviembre de 2018

Silvia Renée Arias: “La investigación es una de las tareas que me procuran mayor placer”





La escritora Silvia Renée Arias habló con Entre Vidas de su novela El íntimo traidor publicada por Letras del Sur Editora y contó que la imagen disparadora que dio inicio a la historia fue la de un hombre en una bicicleta que andaba por las calles del balneario Claromecó y su madre pidiéndole a ella que no se acercara a él. Además, la autora adelantó que está corrigiendo la novela Ninguna mujer decente que es la primera parte de una futura trilogía.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
En casa, necesito que todo esté en orden a mi alrededor, o por lo menos todo lo posible. Y servirme un café. Pero puedo escribir en casi cualquier ámbito, de manera que todo lo que necesito es algo que decir y tiempo por delante, aunque sea una hora.

¿Con qué frecuencia escribís?
Todos los días. El espectro de la escritura es amplio (reseñas literarias, notas periodísticas, correcciones de textos), y por supuesto mis libros. Llevo mi diario religiosamente desde los 15 años, y desde siempre no dejo de escribir aunque sea media hora por día en la novela de turno. No me recuerdo sin escribir, desde los trece años. A veces me dedico a la corrección; otras, a elaborar un par de frases; si no lo hago, siento un vacío, tengo la sensación de que no he aprovechado el día. Por supuesto, cuando tengo más tiempo escribo hasta seis horas seguidas, o durante una larga jornada interrumpida sólo por las comidas y alguna lectura. La verdad es que, como decía Borges, un escritor escribe siempre, incluso cuando no lo hace en papel o en computadora.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela El íntimo traidor?
Un hombre en una bicicleta en las calles del balneario Claromecó, cuando yo era adolescente. Mi madre lo veía pasar y me decía que no me acercara a él. Nunca me explicó por qué, y eso fue motivo suficiente para que me dijera, ya entonces, acaso no conscientemente, que algún día iba a escribir una historia que lo tuviera como protagonista. Y me alegra no haberle preguntado nunca a mi madre el por qué de su rechazo hacia ese hombre, porque me permitió jugar con la imaginación.

¿Cuál fue el proceso previo de investigación que realizaste para escribir el libro?
La historia de Lario y Ramón, los protagonistas de “El íntimo traidor”, se desarrollan en Villamarina, mi Claromecó de ficción, escenario de casi todos mis relatos, de modo que investigué acerca de cómo era entonces el lugar en el tiempo en que suceden los hechos; cómo fue creciendo, cómo se veía entonces. Acudí a libros de historia de la región escritos por quien fuera una de mis profesoras, la historiadora Stella Maris Gil de Giménez, y puesto que Ramón es pescador, entrevisté a Enrique Mulder, un personaje local que todo lo sabe sobre el oficio. Ambos fueron de gran ayuda, así como los archivos del diario La Voz del Pueblo de Tres Arroyos. La investigación es una de las tareas que me procuran mayor placer, tal vez debido a mi formación profesional como periodista.

¿Cómo se dio la posibilidad de publicar con Letras del Sur Editora?
Cosas del destino. Hace un par de años fui por día –el único y el último, porque al día siguiente me iba de viaje- a la Feria del Libro. Coincidió esa tarde, sin que yo lo supiera, con la firma de libros por parte de Gonzalo Garcés en el stand de Letras del Sur Editora. Hacía un tiempo que no lo veía a Gonzalo, de quien soy amiga desde hace más de veinte años, y me acerqué para saludarlo. Allí estaba, por supuesto, Nora Galia. Nos pusimos a conversar, nos caímos muy bien, ella conocía mi último libro, “Bioygrafía. Vida y obra de Adolfo Bioy Casares”, que yo venía de publicar en Tusquets, y cuando estaba a punto de irme, me preguntó si tenía alguna novela mía que pudiera leer. Le dije que sí. Un par de meses más tarde se la envié, y el feliz resultado fue la publicación de “El íntimo traidor”.

¿Qué diferencias notás en vos como escritora entre la que escribió Criado en Nueva York y la que publicó El íntimo traidor?
Aquella primera novela, impublicable, de más de seiscientas páginas, la escribí a mis quince años. Conservo una copia. Tiene una frescura y algunos hallazgos que todavía hoy me sorprenden, pero por supuesto no conocía ni la técnica ni los trucos de la literatura (y acaso hoy todavía tampoco; uno va aprendiendo siempre, con la lectura). Digamos que es un precioso borrador, un espléndido fracaso.

¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Hasta ahora, he escrito siempre sobre lo que he querido, aunque algunas historias no se hayan publicado todavía. Pero creo, de todas maneras, que me gustaría escribir con una suerte de honestidad brutal. Lo hago, pero en mis diarios. Historias impublicables. Por otro lado, suele decirse que un escritor escribe siempre sobre un mismo tema, que lo obsesiona. En mi caso he advertido, no sin perplejidad, que la novela que vengo de terminar, “Ninguna mujer decente”, aborda también, como en “El íntimo traidor”, el tema de la culpa y los caprichos del destino. Como dijo el escritor Luis Mey en la presentación de mi novela, “el destino puede ser despiadado en tus mínimas distracciones”. Me interesa abordar ese asunto y profundizar en el sentimiento de culpabilidad que nos condiciona algunas conductas, sobre todo cuando responde a una idea falsa que nos hacemos sobre hechos del pasado.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
¡Que me lea Beatriz Sarlo e integrar el canon! Jajajaja. No, en serio, no me planteo objetivos. Me gustaría seguir publicando novelas y que sean leídas por la mayor cantidad posible de lectores. Aspiro a que sean merecedoras de reseñas y críticas. Las biografías y los cuentos me apasionan también, pero el hecho de convivir durante tanto tiempo con personajes que de pronto te sorprenden y hacen la suya y te cuentan una historia mejor de la que vos había imaginado en un principio, hacen para mí, de la novela, un género fascinante. De todos modos, el único objetivo de mi vida, hoy por hoy, es seguir escribiendo, más allá del ambiente literario, más allá de todo.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
“Deslinde”, de Devret Viana; la biografía de Salinger, de David Shields y Shane Salerno; “La separación”, de Silvia Arazi; “Libertad bajo palabras”, de Verónica Boix; “Que todo se detenga”, de Gonzalo Unamuno; “Cómo ser malos”, de Gonzalo Garcés; “La pregunta de mi madre” y “Los pájaros de la tristeza”, de Luis Mey; “Mañana sólo habrá pasado”, de Sebastián Basualdo; “Tierra ganada al río”, de Fernando Bogado; “Una noche de invierno”, de Laura Kasischke, “La visitante”, de Claudia Solans, y “La débil mental”, de Ariana Harwicz.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy terminando (o eso creo) de corregir “Ninguna mujer decente”, novela que cuenta la historia de unos ex compañeros de un taller literario que viajan a Villamarina para rendir homenaje al maestro, que ha muerto hace un par de meses, y continúo con la parte final de “Los días inmóviles”. Esta última novela es la primera parte de un proyecto que por ahora incluye, por lo menos, tres libros más, y que está basada en mis diarios. Es, entre otras cosas, la historia de una adolescente que crece y termina sus estudios secundarios durante la dictadura militar. Yo misma me he quedado un tanto sorprendida al releer mis propios diarios de esa época, y me entusiasma su escritura porque es aquella adolescente reprimida y llena de miedos, pero también con la firme decisión de abandonar el pueblo y buscar su propio destino, la que le cuenta su historia a esta mujer adulta que soy ahora.




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lunes, 22 de octubre de 2018

Luis Arturo Ramos: “La falta de presión editorial me ha permitido escribir acerca de lo que me viene en gana y como me da la gana”




El escritor mexicano Luis Arturo Ramos habló con Entre Vidas acerca de su novela Los argentinos no existen publicada por Evaristo Editorial y contó que terminó otro libro en el que repite personajes de otra historia pero enfatiza protagonismos distintos.



¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Simplemente me siento a escribir. La posición me tiene sin cuidado. Podría, como en el Kamasutra, hacerlo de cualquier modo. Escribo cuando tengo algo que escribir. Esperar frente al escritorio a que se me ocurra algo, me parece más ridículo que sentarme a la mesa para que me dé hambre.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Los argentinos no existen?
Durante y luego de la Segunda Guerra Mundial, hubo en México mucha simpatías, no por los nazis, sino por la Alemania que ponía en jaque a potencias hegemónicas y colonialistas con las que México había tenido diferendos. Algo similar pasó en Irlanda. La Revolución Mexicana, eminentemente anti-estadounidense, imponía criterios y enemistades.  La primera edición en español de Mi lucha, se hizo en México, con prólogo de un connotado intelectual mexicano: José Vasconcelos. Los grupos de extrema derecha, sinarquistas, anticomunistas y de un capitalismo emergente, prohijaron multitud de panfletos, artículos y publicaciones varias, apoyando la causa alemana porque veían en ella el contrapeso a la expansión marxista y al capitalismo internacional. El México de la post-guerra, estaba lleno de inmigrantes de todas las tendencias: republicanos, franquistas, judíos, nazis y ex-nazis, comunistas,  anticomunistas, intelectuales y farsantes que aprovecharon el río revuelto en un país políticamente ingenuo. México era un horno adecuado para bollos de todo tipo. Siempre me ha llamado  la atención y me diviierte, la idea de que en un país con fuerte presencia indígena, existan estas tendencias más cómicas que demenciales.

¿Cómo trabajaste la construcción del personaje del doctor Bulmaro Zamarripa?
Bulmaro Zamarripa es un personaje típico y representativo de las tendencias antes aludidas. Un profesionista educado en el México de los años  30, todavía agitado por una Revolución radical que iba perdiendo potencia.  Zamarripa es un individuo que por historia y sensibilidad personal, es  seducido por las propuestas políticas extremas dominantes en el mundo. Por otra parte, mi obra novelística está llena de médicos (los únicos que pueden aspirar a cometer el crimen perfecto, dice un personaje). Su oficio me permitía añadir la metáfora del huevo del mal, en el vientre de un matón neo-nazi. (El nazismo está vivito y coleando y Trump le está dando respiración de boca a boca). Con el nombre intenté un juego de palabras que, por sí mismo, reflejara esta zarzuela propia del momento histórico.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre título tan provocador?  ¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro en Argentina con Evaristo Editorial?
El título es precisamente eso: una provocación. Tan efectiva, que los editores de Evaristo cayeron en ella  y me invitaron por iniciativa de Ezequiel De Rosso,  a publicarlo en Argentina. Su propuesta fue una gratísima sorpresa, aunque ya varios amigos argentinos me habían dicho que el libro tendría posibilidades en este país. Espero que tengan razón.

¿Cómo fue tu experiencia en la Feria del Libro 2018?
La Feria de Buenos Aires es impresionante. Bien organizada y cómoda para caminarla. Me hicieron algunas entrevistas para radio y platiqué con varias personas. Pero la mayor parte del tiempo lo dediqué a caminar Buenos Aires. De Recoleta a Puerto Madero. Es una ciudad que me encanta, y comparada con la Ciudad de México, es un portento de organización y buen comportamiento.

De las nueve novelas que tenés publicadas, ¿cuál es la que más te gusta?
Perdón por el lugar común, pero me gustan todas. Cada una de ellas representa una etapa en mi vida y en mis intereses literarios. Pero si tuviera que quedarme con alguna sería con Este era un gato... Técnica, temática y estilísticamente  es la más acabada. Ganó el Premio Latinoamericano de Narrativa “Colima” para Obra Publicada y hasta ahora la más celebrada por la crítica precisamente por esos motivos.

¿Estás manejando la posibilidad que otros libros tuyos sean publicados por una editorial argentina?
Ojalá hubiera editoriales interesadas en otras novelas mías. No tengo agente literario. Me manejo a la antiguita. Soy escritor para tienda de abarrotes y no para supermercado. Pero no me quejo.  La falta de presión editorial me ha permitido escribir acerca de lo que me viene en gana y como me da la gana.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Acabo de releer a Junger: Tormenta de acero y voy muy adelantado con una novela de Pamuk: El museo de la inocencia. Leí 4321 de Paul Auster, pero no es una de mis favoritas.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Terminé una novela que puede leerse como una secuela de la inmediatamente anterior: De puño y letra. Reaparecen algunos personajes y se suman otros. El contexto de las acciones es el mismo y se montan sobre  la prolongación de la trama anterior: la relación  entre  atípica y  perversa  del Intelectual mexicano  con el Estado, en un país donde escasean los lectores.  Con esta novela intenté algo que resulta frecuente en los autores norteamericanos: repetir personajes pero enfatizar protagonismos distintos. Uno de mis amigos leyó el inédito y la calificó como novela polifónica. Me gusta la palabrita.



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domingo, 14 de octubre de 2018

Sol Alcaraz: “Cuaresma tiene poemas breves pero potentes”





La escritora Sol Alcaraz habló con Entre Vidas de su poemario Cuaresma, publicado por Halley Ediciones y contó que tiene otros dos libros de poesía ya terminados y listos para encontrar editorial.






¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Suele ser bastante espontáneo y fluido- la pregunta me hace imaginar algo satánico y es genial. Soy muy mala siguiendo organigramas, las agendas las compro de a miles pero por bonitas, así que como no me sale esto de las estructuras, dejo que acontezca cuando quiera. Sólo sucede. Estás pensado en cualquier cosa, estás en la cama, en el baño, tomando el té con bollo, etc., etc. y simplemente aparece, como si alguien te dictara. No tengo cuaderno ni lapicera de cábala. No sé en qué momento aprendí que también tenía que liberarme de esas cosas para hacer que la poesía sea un poquito más reveladora. Importante a destacar es que siempre que estoy estudiando aparece la inspiración y los poemas salen solos. El placer de escribir y las pocas ganas de estudiar se enfrentan.

¿Con qué frecuencia escribís?
Ahí viene mi deseo frustrado. Quisiera escribir día y noche pero eso es casi imposible, este sistema nos tiene muy alienados/as. Creo que podría sentarme a escribir sin parar. Pero bueno, lo hago cuando surge, no me fuerzo, cuando es el momento, cuando sé que necesito exorcizarme y dejarlo en el papel. Sería como una terapia de jugar con las palabras para ir reencontrado y rearmando mi subjetividad. A veces pasan semanas y meses. A veces cuando pasa eso ya me asusto, no entiendo por qué no estoy escribiendo. Hasta que sólo me siento, miro a alguien, recuerdo algo, entiendo alguna cosa que me traía descolocada, simplemente me cuestiono otras, o- esta es la más recurrente- estoy sufriendo mucho y me dan ganas de llorar como loca con  lápiz-papel, celular o lo que sea que me deje escribir.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
No recuerdo. Creo que fue así de la nada. Solo sé que de más chica me gustaban los libros y de adolescente me gustaban los libros de poemas, específicamente. Así que después ya quise escribir los míos: poemas muy feos y cursis- quién dice que no los sigo haciendo-; tengo miles de cuadernillos llenos de poemas para mis novios imaginarios. La poesía que me gustaba siempre me hacia sufrir. Creo que fue porque en 4to grado leí una antología literaria para niños/as en la que habían poemas muy tristes de Neruda, Pizarnik, Storni y Bécquer. La cosa es que me acostumbré a que tenía que sufrir para sentir que lo estaba haciendo bien. Hasta que un día un poco más despojada encontré expresiones eróticas y sensuales que empezaron a acomodarme la mente y el cuerpo. Descubrí un tesoro ese día. Cuando transmitís las palabras que necesitas, se te alinean los planetas del cuerpo.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Cuaresma?
Porque justo estábamos en cuaresma. Lo más importante para decir es que era un tiempo en el estaba liberándome de ciertas ataduras – justo en esos meses cuaresmales del año- y me pareció tremenda la liberación que me estaba aconteciendo: demás de contraria a la de Jesús, pero hermosamente purificadora. Una ironía preciosa quedó. Luego de pensar en aquellos momentos descubrí que lo único que pacifica es el deseo satisfecho. El libro terminó siendo una cuaresma con penitencias de placer  y goce. Se da vuelta todo, se renueva. No hay un hombre viviéndola, en contraposición, es una mujer y hace todo al revés. Una mujer que reniega, que está cansada, que quiere coger mucho, que sólo piensa en escribir, que entiende sus circunstancias de una forma más profunda. Ahora lo que parecía malo ya no es tan así. Ahora el juego es la palabra descubierta y encubierta, con la que puede hacer lo que quiera. Creo que Cuaresma es sobre los deseos de las mujeres, sobre cómo nos encierran en una anorgasmia eterna. No podemos encontrarnos en nosotras mismas, estamos desordenadas, todas desequilibradas desde nuestro esquema. Nos tienen apretadas sin dejarnos respirar. Por eso, para mí Cuaresma es una penitencia de sexo celestial pleno, donde nos vamos reencontrando en cada caricia, toque y verso.
Algo más de forma es que son cuarenta poemas. Todo bien planeado.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Los poemas fueron una recopilación de escritos del 2014 y 2015. Terminé de escribirlo para fines de la cuaresma, obvio, quería ser bien alusiva. En ese año, el 2015, me senté a armarlo, escribí la mayoría y acabé. Como en un rompecabezas iba armando y desarmando las piezas. Era muy peque escribiendo, aun no podía corregirme yo sola. Pero me fue guiando y orientando mi amigo queridísimo Eze Villarroel, un poeta – el mejor poeta- de San Salvador de Jujuy, que corregía y me encaminaba de la mejor manera.
Cuaresma tiene poemas breves pero potentes. Creo que armar uno que diga poco o mucho no es relativo al tiempo. Los silencios también son pensados y construidos, por ende cuestan el doble. Así que fue un trabajo intenso, de sentarme a mirarle y darle vuelta hasta que lograba ocultar en cada poema lo que quería.

¿Cuál es tu poema preferido del libro?
Ese que dice sufro esta patología/ que no me deja llegar/ al final de ningún libro./ me la paso en cuarentena,/ escribiéndote poemas/ para no leer.
Es que dice todo lo que hace al alma del libro, lo condensa. Porque la escritura es la liberación, es poder despegarse de todo lo que no se pudo antes, esos libros sin final. Además hay una enfermedad que es la del deseo reprimido, la del no decir, la del no sentir placer; que a su vez se confunde con otra enfermedad: la de escribir. Me gusta porque confunde. Ya no sabes si la cuaresma es lo que te hace mal o lo que te redime, no sabes si leer o si escribir. Pero al fin de cuentas, la escritura es el único escape.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones?
Todo empezó por la conexión de mi profe de la Facultad, Santi Jorge, que es amigo de Mariana Kruk de Halley. Él fue nuestro enlace hasta que empezamos a acercarnos ambas. Corrigió el año pasado (2017) el segundo libro que armé. Una experiencia preciosa trabajar con Mari, es delicada, organizada, paciente y respetuosa de la escritura, le agradezco con la vida todo. Además de una escritora brutal. Una profesional y un ser hermoso. En fin, este año firmé contrato y empezamos a trabajar hasta que se pudo concretar y salió. Aun no lo creo.

¿Qué podés contar de la presentación que fue el 29 de septiembre en la provincia de Jujuy?
La presentación se realizó en San Pedro de Jujuy, en la biblioteca donde trabajo, Biblioteca Popular “Domingo Faustino Sarmiento”; una institución de 107 años que cuidamos con nuestra vida. Quería que fuera algo muy intenso y que pueda hacerle bien a todas las personas que quiero y que iban a concurrir: invité a que presenten Cuaresma a dos personalidades que admiro por su capacidad de lectura, análisis y criticidad, la Dra. Alejandra Nallim y el periodista Juan Moreno. Manifestaron  inferencias sobre el libro que me dejaron muy sonrojada. Para la parte de la lectura en vivo y musical le pedí a mi novio Seba Matthews-  es músico- que pueda hacer un poco de ruido mientras yo leía, y  a mi hermana Natalia Alcaraz que tiene una voz divina que me cante unas canciones. Eso fue lo proyectado y salió esplendido. Lo demás fueron abrazos y emociones por parte de todas las personas increíbles que fueron.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
De lo que duele, de lo que hace gozar, de lo que quema, arde y todo aquello que mueve nuestras pasiones humanas. De eso que nos hace humanos/as. Sobre todo de lo que nos hace mujeres a las mujeres y la necesidad de derrotar el corsé de imposiciones sociales que nos tiene sometidas aun. Digamos que lo erótico es para llegar a un fin. Desde ese lugar me paro para decir las cosas. Es muy divertido. Aun en nuestros tiempos poder hablar de lo más íntimo nos hace seres sumamente retraídos, por eso pienso que la poesía que intento hacer me va andamiando hacia el lugar al que quiero llegar.

¿Manejás la idea de escribir próximamente una novela o un libro de cuentos?
Soy tremendamente aburrida para la narrativa.  No me van a querer leer. Tal vez algún día me sienta cómoda por esos lares. Por ahora la poesía es mi forma de entender las cosas que pasan. Me da las posibilidades que el mundo y la sociedad me fueron quitando.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Sólo voy a nombrar algunos/as autores/as que me vuelan la cabeza: Juan Gelman, Ernesto Cardenal, Anjelamaría Dávila Malavé (es una bomba), soy muy cursi por ende Benedetti me puede; amo a las chicas de la generación Beat, amo a Mariana Kruk, y  también amo a los poetas jujeños con los que crecí y me formé como Ezequiel Villarroel o Federico Leguizamón. Me encanta leer lo emergente, lo nuevo, lo local y todo eso que está fresco. Tiene un sabor renovado.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Mis objetivos están más centrados en el arte local en su totalidad. Además milito por y para las mujeres y las diversidades, desde ese lugar también la remamos. Como dije trabajo en esta institución, la biblioteca popular, ahí organizamos, en mi ciudad, la mayoría de las cuestiones, eventos y concentraciones artísticas (talleres, muestras plásticas, presentaciones, reuniones de escritores/as, etc.). Se fue convirtiendo en un centro cultural lleno de vida, porque los/as artistas la reconocen como su casa. La Biblioteca no está recibiendo subsidios por ciertas cuestiones del pasado, pero en eso estamos. Lo que hacemos, mientras, es apostar a la cultura y a la movida del reconocimiento por parte de la población: necesitamos que la ciudad encuentre a sus referentes en el arte y también queremos motivar a la juventud a desarrollar estas formas de expresión tan importantes para la constitución de su persona. En eso ando desde hace 3 años casi. Mi objetivo es seguir haciendo más por la cultura de esta ciudad.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Intento armar un nuevo poemario (sería el cuarto). “Cuaresma” ya se publicó, pero organizados y armaditos tengo dos libros más. Con la poesía el tiempo no sobra, trabajar en esto es orgásmico y siempre hay ganas de más. Ojalá pueda salir más adelante “Poesía del engendro”, el siguiente hermano. Eso ya lo va a acomodar el universo. Mientras, voy disfrutando a “Cuaresma” publicada, un sueño inmenso que pienso que pujé y pujamos con mucha fuerza todas las personas que queríamos se hiciera real.




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Adriana Romano: “El sueño era tan vívido que, en cuanto abrí los ojos, me senté a escribirlo”





La escritora Adriana Romano habló con Entre Vidas acerca de su novela Cuando deje de llover publicada a través de la editorial Modesto Rimba. Además, adelantó que está con varios proyectos entre los que se destaca una novela de amor con final feliz.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Soy una escritora rumiante, sin ritos, y si los hay los desconozco. Como las vacas que tardan en transformar el pasto en alimento, así en mí las palabras se toman mucho tiempo. Las vacas son curiosas y amigables, muy activas pero lentas en los procesos. Eligen el pasto con esos hocicos húmedos y miran mucho. Puro ojos para observar, oídos para las voces, olfato y gusto para los sabores. En mi caso, las imágenes -vengan del sentido que vengan- se criban en la fragua interna para colarse finalmente en el texto. Como dice, tan bien, Bea Lunazzi en un reportaje de esta misma revista: “No siempre la coreografía es frente al ordenador con un vaso de whisky, las colillas rebalsando el cenicero. A veces, muchas, se escribe en latencia, observando, atesorando casi sin ser conscientes”.
Si tuviera ritos, tendría un escenario garantizado, una forma de convocatoria de las musas, cierta certidumbre, saber que si sigo determinados pasos, las palabras van a venir y entraré “en estado”. Entonces, la casa sería algo así como las viejas salas de espera, “Silencio hospital” por “Silencio escritura”. Pero no, soy muy desordenada en ese aspecto. Muy activa e inquieta en la superficie, aunque nunca pierdo la quietud interna.
El único ritual que no desconozco, pero que no tiene que ver directamente con la escritura, o sí, tal vez, quién sabe, es el de detener el auto al costado de la Ruta 5, en la orilla del Salado, cada vez que viajo a 9 de julio, después que paso Alberti y antes de entrar al Partido de Bragado. Ahí, apago el motor, me bajo, piso la tierra y me quedo un rato frente al río. Es un encuentro tan amoroso.

¿Con qué frecuencia escribís?
Escribo a los saltos como leo, a los saltos, pasando de un texto a otro, me gustan mucho los clásicos y los nuevos escritores, también los manuales escolares, los resúmenes, los viejos libros de historia de autores absolutamente desconocidos; también los atlas,  Wikipedia con su dudosa reputación y estar presente y en silencio no “ante” sino “en” el paisaje. Así que todo el tiempo estoy en estado de escritura- lectura aunque no me siente a escribir con método. O sea soy morosa, rumiante como te decía antes. En tiempos veloces, soy una vieja Olivetti.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Cuando deje de llover?
Un sueño.  Volvía de mi primera clase de Tai chi en un estado interno perfecto. Me tiré a dormir la siesta y soñé. El sueño era tan vívido que, en cuanto abrí los ojos, me senté a escribirlo. Treinta páginas después supe que tenía entre manos una novela. Con ese sueño empieza Cuando deje de llover.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre?
Ése no era el título primario. Antes la novela tenía otro nombre: Milagrosamente en pie. Flavia Pantanelli me sugirió Cuando deje de llover, me dijo que ese título era menos místico y me convenció. Además el nuevo título alienta una cierta esperanza, y me convenció. Suelo ser muy obediente cuando entiendo las sugerencias. Al fin de cuentos, todo es de todos.

Para el que todavía no leyó la novela, ¿con qué se va a encontrar?
Es la historia del odio de un padre hacia su hija, bastante doloroso e inexplicable. Y a la vez el entrecruzamiento de la historia personal y la de este país que suele volverse incómodo  y que parece odiar a sus hijos. El contexto es la inundación del 84 en la Provincia de Buenos Aires y la vuelta de la Democracia. Muchas heridas por cerrar.

¿Qué repercusiones tuviste respecto de los lectores de la novela?
Enormes, no hay día que no reciba algún comentario de los lectores que leyeron, están leyendo o acaban de leer la novela y que no pueden desprenderse de su paisaje emocional y físico.

¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Los temas me toman por sorpresa. Se ve que los voy digiriendo despacio, para volver a la metáfora de los rumiantes, y luego aparecen en el papel y se me imponen cuando estoy garabateando en algún bar en una servilleta o en el cuaderno que siempre llevo conmigo.  Así que no sabría decirte qué tema va a aparecer. Sí me gustaría trabajar un híbrido que mezcle historia, ficción narrativa y poesía.

¿Cómo nace la editorial Modesto Rimba?
Modesto es una idea inicial de Mauro Lo Coco y Santiago Castellanos. Ellos me convocaron para colaborar como editora a cargo de la colección de rescate de obra.

¿Qué criterio utilizan para la elección del material que publican?
La calidad literaria, siempre.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Soy una persona sin objetivos. Vivo ahora, hago lo que el corazón me pide y gozo, eso significa avanzar en la experiencia sin expectativas, haciendo lo que elijo hacer con enorme entrega. Lo que en nada significa irresponsablemente. Me fascina el proceso, gestionar con otros, que siempre me provoca un estado de sorpresa y agradecimiento frente a los resultados. Aún cuando los logros no sean en apariencia fabulosos, los resultados son pura delicia, pura conciencia. No se me pasa por la cabeza alcanzar metas, convertirme en ”alguien”. Si en lugar de la escritura, amara la carpintería trataría de disfrutar de la madera, del olor del aserrín y no tendría objetivos para el mundo carpinteril.
 En cuanto al ambiente literario me encanta compartir con los que amamos los libros. Leer a mis colegas, de la nacionalidad que sean, tanto si están empezando y su producían es inmadura como si han alcanzado maestría en el oficio; es algo así como husmear en la historia de estos dos siglos sobre los que estamos a caballo. Pero, además, si sumo las voces de mis contemporáneos a la de los antiguos consigo vislumbrar el proceso de esta humanidad, la misma genética en otros tonos. Las mismas preguntas sin respuesta frente al enigma. La corroboración de esa hermandad me provoca una enorme alegría.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Unos cuantos: La caída de Roma de Anne Carson. Las aventuras de la China Iron de Cabezón Cámara. Los pájaros de la tristeza de Luis Mey. La débil mental de Ariana Harwicz. Safo (en la nueva traducción de Mondadori). Noches azules de Joan Didion. Mi sabiduría es arruinarla de Mauro Lo Coco.  Adios, hasta mañana de William Maxwell. Lo que trae la niebla de Marcelo Rubio. Los árboles de Hugo Correa Luna. El alma de Gardel de Levrero. El  minero de Natsume Söseki. La habitación alemana de Carla Maliandi. El libro de cocina de Petrona C. de Gandulfo.  Historia antigua de Levene. Hormigas de Bea Lunazzi. Cuadernos de lengua y Literatura. Volumen 10 de Mario Ortiz. Tríptico del desamparo de Pablo Di Marco. Recorre los campos azules de Claire Keegan. El mensajero tardío de Leons Briedis. La Biblia (autor desconocido jaja). La Odisea, Doctor Fausto (2da parte) y la Eneida. Heceme lo que quieras de Flavia Pantanelli (siempre). El cuerpo en la batalla de Fernanda Nicolini …… y podría seguir. Todos conversando sobre mi escritorio, ahora, todos abiertos y leídos completos o a medias.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Ando dando vueltas con varios proyectos, el que me tiene “convocada” es una novela de amor con final feliz. Un desafío, sin dudas, para no caer en lugares comunes.



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jueves, 4 de octubre de 2018

Silvia Noemí Irusta: “En cada poema hay justamente algo de mi alma”





La escritora Silvia Noemí Irusta publicó el libro de poesía Desde el alma a través de Halley Ediciones y habló con Entre Vidas del trabajo de selección de material que realizó junto a la poeta y tallerista Mariana Kruk. Además, contó que sus escritura se nutre de la soledad, del silencio y de las ausencias.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Preparo un mate o un café y si es posible a la mañana muy temprano o a la tardecita con la casa en silencio.

¿Con qué frecuencia escribís?
Intento escribir todos los días. Digo intento porque la vida diaria, el trabajo y la familia hacen que a veces uno no pueda dedicar las horas que quisiera a escribir pero en lo posible busco ese espacio en cada día.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Hace algunos años atrás me incorporé a un taller de poesía acá en General Pico de Águeda Franco y más allá de que siempre me gustó escribir y leer es ahí donde empiezo a sentir ese amor por la poesía. Así como el taller de Mariana Kruk del cual participo actualmente  ha logrado que por supuesto siga eligiendo la poesía a través de su maravilloso taller a distancia.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Desde el alma?
Creo que el título me eligió a mí. Como bien digo en la biografía del mismo; es el resultado de la búsqueda y el encuentro de mi ser con la poesía. Y en cada poema hay justamente algo de mi alma.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
La editorial Halley  propone un libro de poesía breve y es ahí que comienza mi trabajo de tener que leer y decidir entre mis trabajos cual publicaba y cual no.  Todo fue parte de un trabajo en conjunto con la editorial Halley quien fue muy paciente conmigo porque es cierto que cuesta elegir y luego que uno elige te parece que no, que esos no, pero sí fueron. Y sí estoy feliz de haber publicado cada poema que está en el libro.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Mi poema preferido
 Dos pares

 Afuera
dos pares de zapatos
adentro
dos vidas matándose
en el medio
una soledad
acobardante.

El que destacan los lectores:
           
No he visto el mar
pero si lo viera
me pondría a llorar
no por el mar
sino por la inmensidad
de ese cielo mojado.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De la soledad, del silencio y de las ausencias.

¿Qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Me  gustaría escribir de mis hijos, de eso que te pasa cuando tienes a tu hijo en tus manos y de esos nueve meses en los cuales uno cambia. Es  inevitable cambiar.

¿Tenés pensado escribir algún libro de cuentos o novela?
Me gusta pensar en un libro de cuentos breves. No me veo publicando una novela.

¿Qué libros o autores recomendarías leer? 
No siento autoridad alguna para decir cual autor o que libros leer.
Y me gusta todo. Cuando voy de paseo trato de ir a la biblioteca del lugar y elegir por tamaño del libro o por su color o por su biografía.
Sucede también que en cada ejercicio propuesto hay una serie de lecturas por ende uno va descubriendo nuevos autores que por conocidos que sean muchas veces uno no ha leído nada de ellos. Pero recomiendo a Mariana Kruk
a Fernando Pessoa
a Águeda Franco
a Humberto Eco
a Reynado Sietecase

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones
Como ya dije anteriormente conozco a Mariana Kruk a través de su taller de poesía a distancia y es justamente por ella que me llega la propuesta de Halley y no dude en decir que sí. Halley no solo me abrió sus puertas sino que trabajó mi libro con mucho cuidado y cariño por lo cual le estoy eternamente agradecida.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
La idea es publicar porque cuando uno se anima a hacerlo genera una revolución desconocida dentro de uno pero por ahora no tengo proyecto alguno.




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Sebastián Elesgaray: “El lector se impacta y queda hipnotizado por las acciones de Nicolás”





El escritor Sebastián Elesgaray habló con Entre Vidas acerca de su novela Los días de Nicolás publicada con La Otra Gemela Editora luego de ganar el concurso Pelos de Punta. Además, contó que tiene terminada una novela de fantasy y que está buscando editorial para publicarla.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo rituales precisos. Hay días en que puedo escribir dando vueltas por las redes sociales, pero otros necesito aislarme y concentrarme sin distracciones. En general depende del momento en que esté el cuento o la novela, o si es una etapa de corrección. El momento me va haciendo entrar en un ritual, no suele ser al revés.

¿Con qué frecuencia escribís?
Esta es la parte en la que debería responder “todos los días”, pero lo cierto es que tengo semanas de mucha escritura y otras en donde no toco un texto mío ni de casualidad. Lamentablemente soy muy irregular.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Los días de Nicolás?
La historia tiene su inicio allá por el lejano 2013, en la primera clase del taller literario de Leo Batic. La consigna era crear y llevar para el siguiente encuentro la ficha, el dossier, de un personaje cualquiera. Y vaya a saber uno porque, me imaginé una habitación llena de osos de peluche y un pibe gordito sentado en el medio de esa habitación. A partir de ahí vino todo lo demás.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre?
La historia transcurre en siete días, desde el sábado 13 al viernes 19 de octubre. El título es una forma de dejar en claro que, si bien los días de Nicolás son siete, de acuerdo a como lo conocemos parece que vivimos muchos más junto a él.

¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con La Otra Gemela Editora?
A través del concurso Pelos de Punta. Creo que fue la segunda convocatoria de la editorial, y por suerte mi historia resultó la ganadora.

Para el que todavía no leyó la novela, ¿con qué se va a encontrar?
Se va a encontrar con un protagonista que de un día para el otro empieza a desmoronarse y su caída es muy rápida. No es un personaje fuerte, es más bien patético, y el camino hacia la locura se le hace bastante cómodo. También va a leer sobre lo que es capaz un ser humano sin sostén emocional, sin ningún apego a la vida.

¿Qué repercusiones tuviste respecto de los lectores de la novela?
La distribución de la novela acaba de empezar, así que no he tenido demasiadas devoluciones. Pero, en general, quienes la leyeron me hicieron saber que les gustó. Hay un impacto en el desarrollo del protagonista, y sus manías y desvaríos tuvieron el efecto deseado: el lector se impacta y queda hipnotizado por las acciones de Nicolás.

¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Siempre pienso que me gustaría abordar la sátira política. El momento que atraviesa el país es más que propicio. Sin embargo, no tengo ni la retórica ni los conocimientos para emprender dicha tarea. Tal vez algún día aparezca la posibilidad pero, por el momento, me contento con ponerle nombres de políticos a algunos de mis protagonistas.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Creo que el objetivo más claro es seguir haciendo llegar mis historias a los lectores, me gustaría seguir publicando siempre, ya sea en papel o digital.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Actualmente estoy leyendo «Cadáver Exquisito», de Agustina Bazterrica. Es una distopía desgarradora, oscura, y escrita de forma excelente. Además, alterno con «Mondo Cane», de Pablo Martínez Burkett, un libro con sesenta microrrelatos que van desde el terror a la ciencia ficción y la fantasía. Recomiendo los dos sin dudarlo. Además, debería agregar «It», de Stephen King, el cual releí hace poco y presenta un mundo que me volvió a fascinar; y un libro que me encantó de un género que no suelo abordar fue «Adentro tampoco hay luz», de Leila Sucari.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Hay una novela de fantasy terminada hace un tiempo que me gustaría publicar, así que le busco editorial y cada tanto la corrijo. Retomé el taller literario, el cual me da constancia y un poco de disciplina para escribir. Por lo demás, siempre escribo cuentos y actualmente bosquejo una nueva novela de trama más urbana, aunque sin dejar de lado el corte fantástico.





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domingo, 30 de septiembre de 2018

Camila Fabbri: “La vida real tiene tanto encubierto que a veces la ficción pareciera ser una hormiga”





La escritora Camila Fabbri habló con Entre Vidas acerca de su libro de cuentos Los accidentes, publicado por el sello Notanpüan y luego reeditado en conjunto con Emecé.  Además, la autora adelantó que está terminando un nuevo libro de cuentos y está trabajando en una novela-crónica que le exige entrevistar amigos y amigas de su ex colegio secundario.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo rituales al momento de escribir; quizás son más bien factores ajenos a mí que se van acomodando por sí solos y dan cuenta de que ese, ese mismísimo instante es el que corresponde para sentarse a trabajar. Por ejemplo, que mi gata Telma se acueste sobre cuadernos y pila de papeles o incluso encima del teclado. Correrla de ahí ya supone un contacto legítimo y comprometido con la computadora. En general si todo se acomoda de manera obligada para el trabajo, puede que escriba solamente dos líneas y las borre a la hora. Escribir, como leí alguna vez que decía D.F Wallace son ocho horas diarias en que unx camina alrededor de la computadora o del cuaderno sin poder bajar nada. Quizás la escritura son solamente diez minutos de todas esas horas que uno dedicó a esa nota que tiene que entregar, o ese cuento, texto, reseña. Se necesita muchísimo tiempo para escribir medio párrafo, y a veces en diez frenéticos minutos se aceleran tres páginas definitorias.

¿Con qué frecuencia escribís?
Escribo a diario. Chateo con amigos, respondo mails, extraigo frases de chats ajenos o propios, frases de esos mismos mails, escribo oraciones que me gustan, frases, imágenes que vi en la calle. Eso es escritura también, entonces podría decir que a diario. Ahora, escritura consciente de asegurar "estoy escribiendo un cuento", eso es una vez a la semana o menos. Son bastante espaciados esos momentos de escritura como tal.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Difícil saber "quién" me inculcó el deseo de leer y escribir. Sospecho que está relacionado directamente con mi madre y mis hermanas, con esa herencia de los libros reunidos en la biblioteca y sin rasguños, e incluso con repetir esa costumbre de leer la misma historia más de una vez y aplicarla en discusiones. Usar lo leído para la conversación diaria, emplear la literatura para la comunicación, apropiarse de palabras de escritorxs que nos conmovieron. Esa herencia, tal vez tan silenciosa, es de las más profundas.

¿Por qué decidiste que tu libro de cuentos se llamara Los accidentes?
Me gustaba cómo sonaba "los accidentes", como una reunión de hechos trágicos o evitables. Es una palabra que no tiene plural, no es posible que varios accidentes sucedan al unísono. Siempre se lo considera como algo que está solo. Me interesó la variante, como un tendal o un ramo de hechos que escapan de las manos.

¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en el libro?
Entregué "Los accidentes" a editorial Notanpüan con un cuento más de los que quedaron en la edición final. Francisco Cascallares, editor primero de este libro, me recomendó que "Añejo" lo dejara para otro libro tal vez. "Añejo" era, más bien, una obra de teatro corta que había escrito y montado. Me interesaba mucho el universo que armaba y lo convertí en cuento, del mismo modo que hice con "condición de buenos nadadores" y con "mi primer hiroshima". Lo cierto es que "añejo" era inconvertible, la acción estaba sujeta al diálogo y no había conversión posible. El resto de los cuentos quedó como fue presentado, aunque alteramos el orden. Es lindo ese trabajo con el editor, editora. Ahora mismo estoy en esa instancia con un libro nuevo que tengo, que sospecho saldrá el año que viene. Todavía no tengo editor o editora, pero me genera mucho deseo esa instancia de corrección y reflexión sobre el primer armado. Creo que el libro se termina de definir todo ahí.

¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Mi cuento preferido, hoy, creo que es "condición de buenos nadadores". Es el último cuento que escribí. De los lectores, ¡no sé!

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro?
Acerqué Los accidentes a editorial Notanpuan, tenía en ese entonces 25 años. Publicar me parecía algo imposible, un Everest de mi mundo privado. Dejé el libro y lo olvidé. Al mes me escribieron Francisco Cascallares y Fernando Pérez Morales que querían editarlo; Notanpuan estaba comenzando, tenían en ese entonces seis títulos. Ahora tienen más de diez y tres libros en la feria de Frankfurt. Con Los accidentes viajé, también, a la Feria del Libro de GUadalajara. Notanpuan crece y los autores crecemos a la par. Tenía 25 años y ahora 29. Me gusta pensarlo así.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Es difícil que uno mismo pueda nombrar sus propios temas. Están ahí, dando vueltas en silencio como en loop en la cabeza, constantemente. Identifico algunas cosas que se repiten, tal vez: la infancia, los niños, las niñas, los bebés, lo accidental, la catástrofe, los animales, el silencio animal y la inimputabilidad de engullirse entre ellxs, a veces aparecen cosas más caricaturescas o imposibles, tal vez más fieles a un género fantástico, la maternidad como pantano.

¿Qué libros o autores recomendarías? 
Ahora mismo acabo de terminar la novela "Los niños" de la escritora colombiana Carolina Sasín, me gustó muchísimo. Hacía tiempo no señalaba tanto párrafo con el lápiz. Y siempre regreso a David Foster Wallace, ahora releyendo "el tenis como experiencia religiosa" e "incendios" de Richard Ford. Soy muy fanática de Sara Gallardo, Leila Guerriero, Patricia Highsmith. No quiero olvidarme de Stephen King como descubrimiento reciente o de Raymond Carver como hallazgo perpetuo.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
No tengo objetivos dentro del ambiente literario. Algún día me gustaría vivir de la escritura; seguir escribiendo durante años y años. Más libros de cuentos, alguna novela, también crónica, un poco de poesía. Que no se detenga el deseo.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy cerrando  un nuevo libro de cuentos, que sospecho será para el 2019, y hace unos meses estoy trabajo en una novela-crónica que me exige entrevistar amigos y amigas de mi ex colegio secundario. El género crónica fue un hallazgo que tuve hace un par de años cuando leí "Plano americano" de Leila Guerriero; a partir de ahí seguí indagando y encontré a tantxs y a nuevas e infinitas formas de narrar. La vida real tiene tanto encubierto que a veces la ficción pareciera ser una hormiga. Con esto no quiero desmerecer a nada ni a nadie, no es por nada que la ficción casi siempre es una deformación de la realidad, pero cuando se la escribe tal como es, puede llegar a niveles de construcción altísimos. Al menos eso creo hoy.



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Celina Abud: “Tengo ganas de escribir una novela que hable del lado B de la sexualidad, de lo que no se dice, de lo que hace sufrir”





La escritora Celina Abud publicó el libro de cuentos Alguien con quien hablar con la editorial Crack-Up y habló con Entre Vidas acerca de dicha publicación. Además, la autora contó que actualmente está trabajando en tres cuentos cortos que tocan el tema de la crisis de manera lateral.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Me encantaría decir que los tengo, pero no. Soy muy caótica. Ayudó mucho asistir al taller de Hernán Vanoli, quien siempre se portó más como un editor que como un profesor. También me sirvió el intercambio con mis compañeros, cuyas opiniones fueron disparadoras. A falta de rituales, hubo mucha gente que colaboró con alguna idea o contestó dudas, porque en mi caso, un libro no se escribe en soledad. O al menos no me pasó con Alguien con quien hablar. Aunque ahora estoy muy contenta porque voy a sumar algo que cuenta como ritual: por primera vez tendré “un cuarto propio” con buena luz natural, dedicado en forma exclusiva a la escritura y al trabajo. A Virginia Woolf le gusta esto.

¿Con qué frecuencia escribís?
Soy periodista y para que en estos tiempos te cierren las cuentas, tenés que tener más de un trabajo. Por eso, los instantes para la narrativa son cortos, casi nulos. Hay que sumarle además que cuesta poner la cabeza al servicio de la creatividad cuando tu trabajo también es “de escribir”. Me imagino que aprovecho los momentos libres como las parejas con muchos hijos que tienen relaciones cuando todos los nenes se van a dormir.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Soy víctima de una “maldición autogestiva” y los libros no fueron la excepción: al amor por la literatura también me lo inculqué yo sola. Mi casa siempre fue más de la música y mis maestras nunca me recomendaron algo que adorara. Que llegaran los libros a mi vida fue una salvación para mí, que era una nena tímida que pasaba sus recreos leyendo Mujercitas. A la vez, escribir composiciones y poemas me llevó a vivir una vida más luminosa de la que en ese entonces tenía, porque no era la típica “niñita feliz”, sino más bien lo contrario. De hecho, la primera palabra que escribí en mi vida y a los cinco años, fue “harta”, aunque sin h, tras consultar a mis padres qué letra se asociaba con cada sonido. Leer, entonces, era trasladarse a otro lugar y escribir ya era, a partir de mis siete años, una hermosa manera de pasar el tiempo.

¿Por qué decidiste que tu libro de cuentos se llamara Alguien con quien hablar, nombre de uno de los textos?
Fue una suerte de plebiscito. Me costó encontrar un título tanto para el libro como para cada uno de los relatos que lo componen. El primer acercamiento fue gracias a un colega periodista, Lucas Parera, a quien le había dado ese texto para leer y le tiré opciones para titularlo. Fue él quien primero sugirió “Alguien con quien hablar”. Más tarde, en el taller de Vanoli, mi amigo y escritor Matías Amoedo dijo que ese título resumía la esencia de los tres cuentos. Por eso el libro se llama así.

¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en el libro?
Fue atípico. En primer lugar, había escrito el relato “¿Hace cuánto que nos vemos?”, que quedó de 60 páginas en word y así como estaba, no le faltaba ni le sobraba ni una sola palabra.  Era lo mejor que había escrito y sin embargo, era largo para cuento y corto para nouvelle. Entonces pensé en la estructura de tríptico del libro La mujer rota, de Simone de Beavoir y así, de golpe, me vi en la necesidad de escribir dos relatos más que debían ser similares en extensión y en calidad (tenía muchos otros, pero más cortos y de tono distinto). Mi consigna me dio pánico, temía no ser capaz de superarme. Pero después, un hecho casual me impulsó a empezar el texto “Alguien con quien hablar” y lo terminé sin ningún tipo de plan establecido de antemano. “Las agujas” fue el relato que más me costó. De hecho, me tomé una semana de vacaciones en el trabajo para reescribirlo y cerrarlo.

¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
No tengo un preferido. Podría decir “¿Hace cuánto que nos vemos?”, que fue el que me dio un norte. Aunque también “Alguien con quien hablar”, que  me sirvió para cerrar un duelo personal. Entre los lectores hay una suerte de mano a mano entre esos dos textos, con un ligero favoritismo hacia el último de ellos. “Las agujas” es el menos taquillero, aunque tres personas lo consideraron un favorito, así que tiene su público. Gustó mucho entre quienes hicieron carreras universitarias porque trata de eso.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Crack-Up
Conozco a Ariel Diaz y Paola Adler desde hace muchos años y vi la editorial nacer. Fui testigo de los primeros lanzamientos. Durante una presentación, le dije a Ariel: “A ver si algún día, cuando termine un libro, me publicás a mí”. Y él me miró con cara de: “Sí, mañana”. Muchos años más tarde le di para leer uno de los cuentos a Paola. Ella es una excelente editora porque es muy meticulosa y tiene una gran mirada. Se lo dí sin especular, lo único que buscaba era un consejo. Faltaba poco para terminar el libro, pero faltaba. Cuando ella terminó de leer uno de los relatos, a mis espaldas hablo de mi proyecto con Ariel y también a mis espaldas, ambos decidieron que iban a publicarme. Antes de terminar de escribirlo, ya tenía una oferta para publicar mi primer libro. Más que una oferta, era una certeza: “Te vamos a publicar”. Imposible decir que no ante tal voto de confianza.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De lo que incomoda y molesta, de los errores, de la miseria humana, de la hipocresía, de la caída de estructuras, del sufrimiento, de los golpes que te ayudan a aprender, de la humanidad cambiante que hace que una misma persona sea la más buena o la peor. Y también del humor para no dejarse amedrentar por los baldazos de agua fría, de las estrategias que se encuentran para soportar esos momentos.

¿Qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Tengo ganas de escribir una novela que hable del lado B de la sexualidad, de lo que no se dice, de lo que hace sufrir. Y quiero hacerla jodida, pero también con mucho humor, con un humor explícito. Es un proyecto que tengo a mediano plazo.

¿Qué libros o autores recomendarías leer? 
Voy a recomendar algunos internacionales. Intimidad de Hanif Kureishi; Una novela rusa, de Emmanuel Carrère; Las partículas elementales, de Michel Houellebecq, La maravillosa vida breve de Óscar Wao, de Junot Díaz y El primer hombre malo, de Miranda July.
Y de argentinos contemporáneos, voy a recomendar tres, el de un hombre, el de una mujer y el de un gran amigo. El primero es Shunga, de Martín Sancia Kawamichi, por considerar que es un libro único del mejor escritor local de esta última y castigada camada de la generación X. El segundo es Una vida en presente, de Paula Puebla, porque su escritura sube la vara, la novela es jugada y su autora, hoy reconocida, siempre se mantuvo en su ley, sin tomar atajos ni caminos fáciles. Y en tercer lugar Efecto tequila, de Matías Amoedo, quien fue el primero en demostrarme mientras escribía esa novela que el humor también puede hacerte llorar, y no de la risa.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Como tengo poco tiempo, estoy trabajando en tres cuentos cortos que tocan el tema de la crisis de manera lateral, porque creo que en estos momentos difíciles sale a relucir lo mejor y lo peor de cada persona. Quiero ahondar en el impacto emocional que produce esta coyuntura en personajes de distintas edades. Por los tiempos que vivimos, tengo muchas ganas de que este proyecto salga bien. Ojalá. 



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