jueves, 27 de diciembre de 2018

Natalia Amendolaro: “Hay imágenes increíbles en las cosas más insignificantes”





La escritora Natalia Amendolaro hablo con Entre Vidas acerca de su libro de cuentos Resultó que éramos libres publicado con la editorial Dunken y contó que el nombre surgió una noche cuando al despertarse  se le apareció esa frase en la cabeza.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
La verdad es que escribo casi en cualquier lugar (casa, subte, momento tranquilo en el trabajo, una esquina) así que muchos rituales no tengo. Siempre tengo papel y lapicera en la cartera. Me ha pasado de estar con una idea rondando y tener que anotarla con urgencia por miedo a olvidarla y encontrarme escribiendo mientras camino por los túneles de las combinaciones de subte. Si me quedo sin papel escribo en las hojas blancas de los libros que estoy leyendo o en servilletas de bares que después guardo de recuerdo. A veces, cuando me cuesta encontrar un cierre para un cuento o una idea, largo todo y me pongo a hacer yoga. De alguna manera algo se afloja y deja fluir lo que necesito.

¿Con qué frecuencia escribís?
Trato de escribir todos los días. Aunque sean enunciados o diálogos sueltos. Por eso la manía de tener anotadores siempre. Cuando tengo un cuento más o menos formado entre esa acumulación de ideas me siento a escribirlo, casi siempre a la noche. Es el mejor momento del día para mí.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Sinceramente, soy la única de mi familia que lee sin obligación. En el colegio nos mandaban a leer un libro como tarea en las vacaciones de invierno. Lo fui adoptando como hábito. A medida que crecía lo iba expandiendo. Me acuerdo de haber pedido que me compraran un libro de Borges, yo tendría 10…11 años. “Historia de la eternidad”. Es un libro de ensayos. Claro que en ese momento no entendí ni una palabra, y ahora más o menos jaja Muchas veces los pedía enamorada de las tapas. Y un libro te lleva a otro. Es como dice Sylvia Iparraguirre, uno se crea una vida invisible. A mí los libros me salvaron la vida, varias veces. Y por eso les estoy eternamente agradecida.

¿Por qué decidiste que tu libro de cuentos se llamara Resultó que éramos libres?
Pasé por muchos títulos. Había pensado nombrarlo como alguno de los cuentos. Ninguno me convencía. Una noche, de madrugada, había estado durmiendo muy mal, esas noches en las que uno no para de soñar cosas, me desperté con esa frase en la cabeza. No recuerdo si aludía al sueño que estaba teniendo, pero era una idea muy fuerte. La dejé flotar un tiempo hasta que un día, releyendo los cuentos, me di cuenta que la frase aplicaba a todos mis personajes. En definitiva, en la ciudad, todos buscamos la forma de ser libres.

¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en el libro?
Durante éste año me pasó que empecé a ver cosas en la ciudad que antes me pasaban por al lado. Siempre fui una observadora muy atenta, pero en este último tiempo la cuestión de la falta de empatía y la velocidad se me hicieron mucho más evidentes. Me generaban (generan) una sensación de angustia, de soledad muy fuerte. Quise entonces agrupar los cuentos que de alguna forma transmitieran esas sensaciones. Me encontré con que venía escribiendo sobre esto antes de notarlo. La decisión fue puramente subjetiva y quedaron varios afuera por cuestiones de seguir una línea de ideas. Con éste libro quiero comunicar, desde la ficción, lo que vemos todos los días en la calle. Esa sensación de estar tan juntos, pero tan solos.

¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Ya son varios los que me comentan que les gustó mucho el cuento “Parálisis de sueño”. Es prácticamente una conversación entre dos personas en un bar, pero está tan lleno de imágenes que es fácil recrearlo. Estimo que por eso el agrado general. Sin embargo, mi preferido es “Bajo la Santa Rita”. Es una historia de amor. Viene de un recuerdo mío de la infancia. Un personaje que me cruce apenas dos o tres veces y desde ahí le invente una vida. En “Resultó que éramos libres” siempre hay alguien buscando amor.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con la editorial Dunken
A principio de año mande un cuento a un concurso que oficiaban para una antología. A partir de haber sido seleccionado y de formar parte de ese compilado surgió el ofrecimiento. En ese momento no había pensado en publicar nada propio, pero tenía esta idea de cuentos agrupados por esas sensaciones tan viscerales y me pareció que podía ser un lindo compendio. Siempre estoy queriendo comunicar un mensaje que para mí es muy importante. Tanto en mis redes como en el blog que escribo cada domingo y en mis textos. Esa idea de proyectar el amor más allá de las formas. En criollo: “dejar de ser tan mierda y abrir un poco los ojos”.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De absolutamente todo lo que me rodea. La gente sobre todo. Soy una gran observadora. Presto mucha atención a las personas en la vida diaria. Lo que dicen, como lo dicen, los gestos. Hay imágenes increíbles en las cosas más insignificantes. Me gusta mucho viajar, por ejemplo, tomarme un tren a no-importa-donde y unir paisajes con personas. Salir a caminar me activa la imaginación reflexiva. También miro muchas películas pero sobre todo leo toneladas de libros. Es verdad que si uno no lee es muy difícil que pueda escribir. Leo casi 4 libros al mes. Y si bien tengo favoritos, trato de leer todo lo que me recomiendan. Siempre me llevo sorpresas.

¿Qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Uf!, me intrigan mucho las obsesiones. Las manías. Las conductas humanas llevadas a extremos me generan mucha curiosidad. Pero no extremos inverosímiles. Los puntos límites de la cordura digamos. Puntos de fuga.

¿Qué libros o autores recomendarías leer? 
Mi escritor favorito fue y siempre será Ricardo Piglia. En la literatura soy muy autodidacta y tanto sus novelas como sus libros de ensayo me dieron cátedra mucho tiempo. Después tengo varios segundos puestos. Los cuentos de Cortázar y de Abelardo Castillo. Los cuentos de Walsh. La generación maldita y toda la segunda mitad del siglo xx es fantástica.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
“Resultó que éramos libres” acaba de salir así que estoy metida con eso, ayudando a que crezca y poder llegar a más gente. Como te dije antes, más allá de un libro es un mensaje. Por otro lado tengo varios cuentos en proceso de corrección. Vamos a ver que sale de ellos.



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