lunes, 26 de agosto de 2019

Sergio Muñoz: “Tengo tendencia a disfrutar más de los proceso, si estos fueron transformadores, que de los productos”




El escritor Sergio Muñoz publicó el libro Vengo de un lugar a través de Halley Ediciones y habló con Entre Vidas del proceso de escritura y selección de los poemas que forman parte de dicha publicación.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Dedico un tiempo a que el entorno sea agradable, que me inspire; música instrumental, chill out, con una vela aromática si es de noche, o luz tenue si es durante el día. Físicamente busco comodidad, puede ser sentado o acostado con la computadora en la falda. Me gusta tener algo para picar (comer) y tomar, que compro exclusivamente para tener a mi lado mientras voy desarrollando la idea. Antes de comenzar a escribir, como un acto meditativo, releo lo que ya tengo escrito para refrescar y poder “enganchar” con las ideas que traigo a incluir. Y así lentamente voy ingresando nuevamente en el texto que sigue abriéndose y desarrollándose. Durante la noche estoy más lúcido para escribir y es cuando logro concretar muchos textos. En la mañana ni lo intento porque no me gusta madrugar, y aunque lo haga no logro despertar hasta cerca del mediodía.

¿Con qué frecuencia escribís?
Tengo mis épocas. Y los disparadores aparecen cuando estoy preparado para verlos; una frase, una leyenda, una canción, una escena, un gesto, etc. Aunque siento que todo el tiempo estoy escribiendo, en mi cabeza, y demoran en concretarse por el nivel de abstracción del que suelo partir. Voy acumulando ideas que me vienen todo el tiempo, pero al no saber cómo concretarlo lo voy “anotando” en mi cabeza apelando mucho a la memoria. Más adelante, en el proceso de maduración, sucede algo que termina por ensamblar las distintas ideas que hasta ese momento tenían sentido para mí pero no lograba hilarlas. Hasta que baja al papel y todo empieza a ser más claro y viable.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Durante el 2015 asistí, en Montevideo, a un taller literario que frecuentaba desde hacía varios años. Siempre fui más por la narrativa (o la dramaturgia, por estar vinculado al teatro), pero esos últimos meses me propuse como ejercicio escribir poesía, en el taller, para agarrar más experiencia en el campo de la escritura. Focalicé allí y empecé a descubrir que podía decir cosas que no había podido decir con la narrativa. Y de a poco me empecé a enamorar de la poesía y sus posibilidades. Una magia comenzó a aparecer en mi escritura, en mi forma de leer, de pensar, de hablar, de sentir. En el taller de poesía de la UNA profundicé en las herramientas que me terminaron de afianzar y me hicieron ver, al volver a la narrativa, que mi sensibilidad había cambiado. La poesía es una ventana a la esencia; un camino de ida. 

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Vengo de un lugar?
Cuando empezó a emerger la idea del segundo poemario quería encontrar en la poesía, que sabía que lo podía hacer, la posibilidad de ir más allá del lenguaje. Que no hablara sobre lo que me estaba pasando (que ya lo había hecho en SEMPITERNO), ni tampoco sobre lo que me había pasado o sobre lo que me gustaría que me pasara. Sino que fuera atemporal. Que pudiera correrme de los lugares comunes que me han hecho que todo vuelva a suceder. De alguna manera encontrar una poética que saliera del binomio causa-efecto. Que mis actos no provoquen un caos o una caricia, sino que sea una idea que colapsa desde otro lugar; ese que recuerdo desde que era pequeño, esa inocencia que no conoce de culpa, pecado, perdón, o miedo; que reafirma una realidad que no condena al perdonado. El título impera una verdad lúcida e intransigente; dice que “vengo de un lugar” que no es este donde estoy, que no es físico (si bien vengo de otro país) y es innombrable. Un no-lugar.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Todo comenzó con un poema de 36 versos. Luego cada verso sería el detonante de otro poema; de ahí los acrósticos. Entonces nacieron los poemas disponibles para estar en el libro: todos son parte de una narrativa que cuenta la historia de dos gigantes. Cada poema emerge del verso que lo sostiene. Pero me propuse generar un esquema que fuera bien claro, si bien no a simple vista pero sí con las lecturas repetidas y detalladas, para que el libro tuviera una especie de “esqueleto” que pudiera dar cuenta y sentido a toda la nebulosa que puede estar rodeando este objeto. El libro, un solo poema, se divide en cinco capítulos que responden a los cinco elementos (agua, fuego, aire, madera, metal) y a su vez a los cinco sentidos (tacto, vista, oído, gusto, olfato) combinándose en cada capítulo, comenzando con el sentido que percibe el objeto más lejano hasta el que lo percibe más cercano. Dentro de cada capítulo a su vez, habrían cinco poemas, uno por cada sentido/elemento. Pero a su vez cada uno de estos tiene su propio anagrama, o sombra, que es concebido desde la idea de yin-yang; poema hecho con exactamente la misma cantidad de palabras que cambiaría el sentido de aquel, aportándole una nueva visión sobre lo que propone el poema, también como acróstico. De los 36 seleccioné 25 y luego realicé los anagramas de estos. Entonces serían 50 poemas acrósticos: 25 poemas y sus anagramas.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Mi poema preferido es: INSENSIBLE

no despierta apasionado
imagina lo peor

a la bronca ha calmado
yace tieso sobre piedra
esperándolo entender
recuerda el sueño atroz

noche de liberación
intensiones desterradas

mira el lecho y lo respira
a sus pies llenos de barro
ñandú mira sorprendido
asustado y extrañado
no se mueven hay tensión
abrazados en el éter

No hay un poema que algún lector haya destacado. Lo que me interesa, que creo que es un logro intencional, es que se destaca el libro en su totalidad. Cada detalle, cada palabra, cada disposición  de los caracteres en él hace sentido en el lector. Hay un mirar en su totalidad; lo reafirma el diseño en tapa.


¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones?
Mariana Kruk es la directora de Halley Ediciones, con quien ya había publicado mi primer poemario “SEMPITERNO” cuando pertenecía ella a PECES DE CIUDAD. Luego retomé la narrativa en un contexto académico en la UNA, pero continué con la poesía; cursando y a la vez gestando algunas ideas. Escribiendo “en mi cabeza”, porque no sabía cómo traducirlo en la escritura. La idea fue madurando hasta que un día sentí la necesidad de empezar a ver cómo quedaba en el papel. Estaba demasiado complejo en mis ideas como para poder “verlo”. Entonces comencé a escribir. Me sorprendí. Y sentí que era una buena idea a concretar. Le conté a Mariana que tenía algo para publicar, ella me dijo que las puertas de Halley estaban abiertas para mí y que le enviara el material. Su respuesta fue un SI rotundo de primera!! Si bien era una idea que a mí me había encantado y confiaba en ella, no sé nada aún sobre viabilidades con respecto a proyectos de este estilo donde, además de ser poesía, puede estar reducido a ciertos lectores más curiosos, abiertos y lo que se les revele no necesariamente en la primera lectura. Nuevamente me sorprendí; algo estaba empezando a descubrir en ese nuevo libro, a pesar mío, que me impulsó a ir adelante en la concreción. Luego comenzamos el proceso de corrección con Mariana, donde hubo muchas preguntas sobre las que crecimos ambos en el intercambio, y se abrieron muchas respuestas que me ayudaron a entender y crecer sobre este oficio tan maravilloso. Trabajar con Mariana es lo más hermoso que me ha pasado en mi experiencia como escritor. Tengo tendencia a disfrutar más de los proceso, si estos fueron transformadores, que de los productos. Este fue uno.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
De experiencias, sin apego. De paradigmas. De retazos del pasado. De lo que escucho. De este cuento que me toca transitar. De mis errores y malas elecciones. De lo que veo. De mis deseos e incomprensiones. De mis decepciones y alegrías. De mis ganas de acceder a ese lugar que es mal llamado “muerte”. De lo que toco. Del desapego. De los ciclos. Del amor que puede esconder una amenaza. De la ceguera humana. De las tristezas. De lo que digo. De la justicia divina. De las infinitas veces que no amé y decidí que me he inventado. De lo que huelo. De la inconsciencia. De lo que mi corazón me recuerda. De lo que mi cuerpo esconde. De las miradas sin ojos. De los cuerpos que aparentan estar separados. De amar mi futuro incierto.  De Dios. De vos.

¿De qué temas que aún no escribiste te gustaría hacerlo próximamente?
Sobre la violencia; una poética de la violencia. SEMPITERNO es básicamente agresivo. Pero quiero escribir sobre la normatividad de la violencia; cuando ser violento ya no es “ser violento”, sino que es ser normal, es un lenguaje común, natural, esperable y aceptable. Incluso reclamable. Un paradigma que pone en horizontalidad la necesidad de que otro supla mi necesidad y la obtención de objetos de consumo; no hay límite que enmarque lo uno y lo otro. Con más distancia, es un tema que necesito bajar al papel, como un nuevo idioma que aprendí a hablar, pero no lo quiero utilizar. Saberlo me permite reconocerlo; para no hablarlo, para abolirlo. Para no darle realidad.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Dentro de la poesía recomiendo a José Gorostiza. Su poema Muerte sin fin es el más impactante. El libro “POESÍA Y POÉTICA de Gorostiza” habla sobre su universo tan particular dentro de la escritura en varios géneros que incursionó. Este libro me atrapó por su claridad para adentrarse en la poética de este autor; su análisis es claro y, sin dejar de ser la poesía el estilo que impera en el discurso, logra extraer los artilugios de este poeta para poder hacer “el viaje”.
También recomiendo a Cristina Peri Rossi. La conocí con “LAS LEYES DE LA HOSPITALIDAD” y luego con su novela “SOLITARIO DE AMOR”; un libro visceral, poético, onírico y edípico. Cuando lo terminé de leer sentí un vacío muy grande, pero un vacío abismal. Me hizo viajar al vientre materno.
En la narrativa dos libros que al día de hoy los veo con una vigencia terrible son las novelas “ENSAYO SOBRE LA CEGUERA” y “ENSAYO SOBRE LA LUCIDEZ” de José Saramago. El primero me parece una alegoría tan real y actual que resulta un fantasma apocalíptico pero esperanzador. El segundo es una luz sobre el primero, un poco más concreto de verlo, y una lección para todos sobre una posible salvación al sistema que hemos dejado instalarse. Ambos son actuales, letales, esperanzadores, tristes, lamentables, reveladores e inteligentes. Dos libros que hay que leer.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Mi naturaleza es estar siempre en varios proyectos a la vez. Como actor estoy en un proyecto de la pieza teatral “LOS PADRES TERRIBLES” de Jean Cocteau, de la que soy parte del elenco en Montevideo y este mes realizamos dos únicas funciones por cumplir su estreno de diez años. A raíz de estas dos funciones a sala llena (400 espectadores cada una) estamos trabajando la idea de llevarla por el interior de Uruguay y quizás venga a Buenos Aires, como lo hizo en el 2011 con dos funciones a sala llena en Timbre 4. En la escritura estoy en proceso de narrativa, algo un poco más extenso donde por única y última vez plasmaré más explícitamente datos autobiográficos que me han solicitado que lo haga. Y tengo ganas de hacerlo. Creo que es el momento de soltar definitivamente las extrañezas de ciertas vivencias que siguen haciendo eco en mis escrituras. Y seguir transitando la UNA es un gran proyecto que me permite ampliar mi fluidez de expresión.


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Luciana Strauss: “Empecé con unas notas desordenadas de escenas estatales”




PH Mai Albamonte



La escritora Luciana Strauss habló con Entre Vidas acerca de su novela El ente publicada por Alto Pogo y contó que algún día le gustaría escribir algo que tenga que ver con la cárcel.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo rituales. Puedo escribir en distintos lugares, momentos del día, y en diversas situaciones. Cuanto tengo necesidad de escribir no importa dónde ni cómo.

¿Con qué frecuencia escribís?
Tampoco escribo con una frecuencia específica, cuando estoy en algún proyecto como una novela y veo que estoy encaminada tengo la necesidad de conectarme todos los días con el material. Por más que sea tan solo leer y corregir poco o casi nada. Cuando estoy en una búsqueda, abriendo varios textos distintos, todavía testeando que puede funcionar y qué no puede ser más intermitente.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
El amor por la literatura lo encontré yo. Y lo encontré de grande a partir de una experiencia que quise contar. Fue también una búsqueda creativa, un intento de salir de una escritura académica a la cual estaba acostumbrada y no me permitía usar ciertos recursos, como por ejemplo el humor. A partir de ahí fue al taller de Marcelo Guerrieri. Él y mis compañeros de taller fueron en parte responsables que ese amor no fuera pasajero, y que pudiera encontrar amigues con quien compartirlo.

¿Por qué decidiste que tu novela se llamara El ente?
Se llama el El ente por dos motivos: porque la novela es sobre un ente público (por ejemplo como los entes reguladores), y por otro lado, porque El ente, tiene algo de fantasmal, una energía muy presente en la novela, sobre todo cuando vira hacia el fantástico.

¿Cuál fue la imagen disparadora que da inicio a la historia?
No hubo una imagen disparadora, sino más bien escenas estatales compuestas de diálogos, algunas acciones y objetos de oficina.

¿Cómo fue el proceso de escritura?
Empecé con unas notas desordenadas de escenas estatales. Primero trabajé algunas de estas escenas y las convertí en capítulos. Al comienzo los capítulos cerraban en sí mismos, como  cuentos. Después, me dediqué a trabajar en profundidad los personajes y sus conflictos. A partir de ahí pude construir la trama, que me permitió hilar todos los capítulos y definir un orden.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con la editorial Alto Pogo
Marcos Almada, uno de los editores, estaba interesado. Había leído en un ciclo y creo que ahí me escuchó, además que teníamos gente en común del ambiente literario.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Son los temas de mi vida cotidiana, pueden ser diversos. El trabajo, la isla del delta. Me cuesta escribir sobre lo que no conozco, por eso nunca “elijo un tema”, se me presenta a partir de vivencias. De todas formas, creo que siempre detrás de lo escribo hay alguna problemática social.

¿De qué temas todavía no escribiste pero te gustaría hacerlo en un futuro?
Algo relacionado con la cárcel. Empecé con algunas líneas, pero no terminó de despegar.

¿Qué libros o autores recomendarías? 
El ruido y la furia, de William Faulkner.
Los pichiciegos y los Cuentos Completos, de Rodolfo Fogwill
La virgen cabeza, de Gabriela Cabezón Cámara
Distancia de rescate, de Samantha Schweblin
Rabia, de Sergio Bizzio
Plop, de Rafael Pinedo.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Seguir escribiendo y que también me lean personas que no pertenecen al ambiente literario.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy probando, experimentando, tengo varios comienzos de novelas que aun no terminan de arrancar.


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miércoles, 21 de agosto de 2019

Denise Stephanie Ferreira: “La violencia de género atraviesa el poemario”






La escritora Denise Stephanie Ferreira habló con Entre Vidas acerca de su libro Calar hondo en la batalla publicado por la editorial Liberoamérica y contó que muchos de los poemas del libro tuvieron los escribió a partir de una historia de violencia de género que vivió desde los 17 años hasta los 21.






¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Siempre guardo una de mis libretas Brugge en mi cartera, luego me voy a algún café (el que tenga más cerca en ese momento ya que suelo moverme por lugares distintos) y , después de pedir un café con leche acompañado con algo, comienzo y casi que no puedo parar.

¿Con qué frecuencia escribís?
Todos los días, aunque sea unas líneas, un poema, pero hoy puedo decir que tengo el hábito de hacerlo a diario.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Creo que todo comenzó con un gran libro ilustrado de poesía de Elsa Bornemann, cuando tenía cinco años; lo leía casi todos los días por las noches.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Calar hondo en la batalla?
El título surgió luego de pensar en algo que tenga que ver con la lucha pero que a la vez no sea algo simple y que dé lugar a interpretaciones diferentes, que cada uno elija su significado.

El hilo conductor del poemario es el de la violencia de género. 
Sí, la violencia de género atraviesa el poemario. Desde los 17 hasta los 21 aproximadamente tuve una relación terrible, de una psicopatía extrema, de una crueldad imposible. Sufrí mucho y aunque tenga cicatrices hoy, quise expresar todo ese dolor en palabras, transformarlo en arte, en algo que quizás hasta podría ayudar a alguien más o alguna otra persona podría verse reflejada en cada poema.

¿En qué momento decidiste volcar tu historia a los poemas?
No sé si hubo momento en que dije “sí, voy a hacer esto” sino que tan solo surgió y comenzó a fluir, y cuando me di cuenta ya había escrito más de lo que pensaba sobre el tema. También puedo atribuir a que estoy en un momento de mi vida en que me siento fuerte, yo misma, resguardada en el feminismo que siempre confié pero que hoy, más que nunca, corre por mi sangre.

Además, hay poemas sobre lugares y las sensaciones que te generaron. ¿Qué podés contar al respecto?
Desde fines del año pasado y hasta febrero de este, viajé por Europa, recorrí muchas ciudades y experimenté sensaciones fuera de lugar, o dentro. Hay un poema particular que habla sobre lo que experimenté en el Vaticano: estuve rodeada de lo más ostentoso del planeta mientras niños morían de hambre y mientras mujeres se hacían abortos clandestinos gracias al poder de la Iglesia. Fue algo inolvidable.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
La selección la hice en base al hilo conductor y a tomar poemas que le den aire para que no se convierta de principio a fin en un libro meramente testimonial.

¿Cuál es tu poema preferido del libro?
Tengo muchos preferidos; cada uno los escribí con tanta dedicación…Pero “Pinceles en la calle” es uno muy visual y que representa mi vida en todos esos años, la ambigüedad, el dolor, el arte.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con la editorial Liberoamérica?
Me llegó la posibilidad a través de Denise Griffith, a quien conocí hace más de un año. Por gustos en común decidimos juntarnos a tomar un café y conversar. Desde allí quedó un lazo y luego ella me contactó para que publicase en la editorial que dirige aquí, en Argentina (Liberoamérica tiene su sede central en España y está presente en toda Latinoamérica).

¿De qué temas se nutre tu escritura?
Se nutre del dolor, de la incertidumbre, del pasado, de la familia y del amor.
¿De qué temas que aún no escribiste te gustaría hacerlo próximamente?
De la muerte, de la complejidad de existir.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Recomiendo a Sylvia Plath, Emily Dickinson, Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni, Charles Bukowski y Michel Houellebecq. Todos sus escritos son geniales y calan hondo. Hay un poema, que tengo en mi piel, de Bukowski que reza: “Your life is your life, know it while you have it”. Esa es mi filosofía de vida.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Actualmente estoy trabajando en una novela y otro poemario. La novela aborda la intimidad de una chica que sufre violencia de género a muy temprana edad, y todo lo que le suscita, y el poemario los lazos familiares, sus rupturas y ambigüedades.



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lunes, 19 de agosto de 2019

Yhonais Lemus: “Todo proceso creativo debe pasar por la mente y por todo el cuerpo”





La escritora Yhonais Lemus habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía Destellos acuosos publicado por Halley Ediciones y contó que actualmente está escribiendo su primera novela, que incursiona tanto en el género narrativo como en la prosa poética.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Antes de escribir preparó un buen tarro de café; eso es más que suficiente.

¿Con qué frecuencia escribís?
Trato o me obligo a escribir casi todos los días, aún sigo llevando conmigo un pequeño bloc de notas de bolsillo que raramente uso ya que cuando se me ocurre algo, una frase o un verso, lo anoto directamente en las notes de mi móvil.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Crecer viendo a los padres, o algún otro familiar cercano, con algún tipo de hábito ayuda o permite formar los propios hábitos, siempre vi y sigo viendo a mi madre leyendo algún libro de mística o teología. La sensibilidad poética, en parte, se la debo a ella que siempre me incentivó a la lectura. En casa tuve una gran biblioteca con los mejores clásicos de la literatura y también algunos Bestseller, de allí recuerdo mis lecturas tempranas de Juan Salvador Gaviota, El Principito, Tiburón, La vuelta al mundo en ochenta días, así como algunos cuentos de la obra completa de Borges. Creo que hay en el hábito lector algo que conlleva a un tipo de contestación; ya sea en seguir leyendo o tomar el camino de la escritura: la pintura, el baile o cualquier otro totalmente inesperado, porque uno no sabe qué hacer con eso que se está leyendo, o a lo que te puede llevar esa lectura, por eso mismo no puedo decir que sostengo una relación de “amor” con la poesía sino, más bien, una relación de amor y odio en general con toda la literatura ya que es en ese intersticio donde encuentro eso que me ayuda a batallar mis propias obsesiones; esa búsqueda de encontrarme y perderme en el texto, que potencializa mi incertidumbre de ser en devenir, rescatando un poco ese Dasein al que se refería Heidegger y mezclándolo con Deleuze.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Destellos acuosos?
Realmente, el título del libro fue quedando solo. Nunca me gustó del todo, pero el poemario es eso: Destellos Acuosos, imágenes que surgen de la nada, de la ausencia, del vacío de una casa y diversos objetos que esta vez, por extraño que suene usaron mi voz poética con sus ritmos y silencios para ser articulados. En el transcurso, y cada vez que volvía al poemario, trataba de cambiar el título por otro, pero no lo encontré o simplemente el poemario estuvo destinado a llamarse así. Creo en eso, que a veces son las palabras las que lo encuentran a uno y hacen su voluntad.

¿Cómo fue el proceso de selección de las poesías que aparecen en el libro?
Cada vez estoy más convencida de que todo proceso creativo debe pasar por la mente y por todo el cuerpo, se debe sentir, saborear y hasta oler. Por ello la composición de un poemario, así como la de un álbum de música, o una serié artística, exceden las propias limitaciones del autor o creador, es decir el proyecto artístico va exigiendo su tiempo y composición.
En el caso específico de mi poemario, y de mi proceso creativo en general, porque siempre se tienen sus manías, cada poema fue pidiendo el otro hasta completar la serie, pero para ello antes tuvieron que pasar por un estado corporal y emocional; estar en sintonía con ese presente y maneras de percibir.

¿Cuál es tu poesía preferida del libro?
Siento que todas son fundamentales para la composición del libro, como si se tratase del funcionamiento de un cuerpo, o de cualquier organismo; un poema puede ser el páncreas, otro el hígado o el corazón, una célula podría ser una palabra y cada verso un tejido; todos son necesarios para el funcionamiento. Por ese motivo trato de darles a todos la misma jerarquía.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones
Realmente no lo busqué, conocí a Marina Kruk, la editora, en un encuentro poético, así como a otros poetas de los cuales ya tenía referencia en mi país gracias a la revista digital Letralia que maneja un gran amigo poeta: Jorge Gómez Jiménez. Luego de compartir en esa y otras actividades literarias tuve la impronta de enviarle el poemario a Marina simplemente con la intención de que lo leyera y surgiera algún tipo de intercambio, para mí fue una grata sorpresa su interés en publicarlo.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Simple, de lo que estoy haciendo, de lo que estoy leyendo, de lo que estoy viviendo.

¿De qué temas que aún no escribiste te gustaría hacerlo en el futuro?
No lo sé, porque la poesía en un lenguaje y un mundo en sí mismo, un verso puede sostener todos los temas porque está supeditado.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías? 
Podría recomendar un sinfín de autores que me encantan, y de hecho movimientos literarios con los que más me siento identificada, pero quizá lo que me guste a mí no cause el mismo efecto en otro lector, por eso creo en un tipo de democracia del canon y del corpus no sólo literario sino artístico. Además, los gustos por los autores y géneros literarios van cambiando; se ajustan a nuestras vidas, a cada momento de nuestra existencia que, a veces, exige un autor específico, un género literario, una música, un artista plástico o un tipo de comida.
Comúnmente se le pregunta al músico por bandas favoritas, o al cineasta por directores,  y creo que lo que nos toca es deconstruir todo, por eso no quiero hablar de autores sino de artistas que logran sedimentar o remover mi piso creativo que no se alimenta solamente de la lectura sino de eso que me eriza la piel cuando lo escucho, lo veo, o lo leo y una de esas artistas es la corógrafa alemana Pina Bausch, de alguna manera trato de acercarme a esa intensidad que ponía en escena con los bailarines de danza contemporánea cuando escribo. Del mismo modo, recomiendo, ya que también me eriza la piel, a Clarice Lispector a quien considero más que escritora una filosofa porque en su narrativa hay una forma del pensamiento que te muestra una manera de ser y estar en el mundo donde la epifanía y la extrañeza son parte esencial de la vida. También recomiendo a la fotógrafa norteamericana Vivian Maier que pudo capturar con su cámara la esencia de las calles de Nueva York y de Chicago. Si bien estas artistas: coreógrafa, escritora, fotógrafa, crean un efecto en mí, verdaderamente recomiendo eso que logre conmover a cada uno, eso que tenga el poder de erizarles la piel.

¿Tenés algún otro proyecto?
Por ahora estoy escribiendo mi primera novela, que incursiona tanto en el género narrativo como en la prosa poética.

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María Sola: “Un dibujo o una pintura pueden sugerirme un relato”







María Sola estudió Historia del Arte y realizó talleres literarios, primero con Antonio Di Benedetto y luego con Alberto Laiseca. Con este último trabajó varios de los cuentos que aparecen en su primer libro Mujer Deshabitada, publicado por la editorial Muerde Muertos. La autora habló con Entre Vidas acerca de su debut literario y contó que un dibujo o una pintura suelen ser la imagen disparadora varias de los relatos que escribe.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Primero ordeno todo, después preparo el mate, luego elijo música para escuchar mientras escribo, y por último, suspendo las llamadas.

¿Cómo fue el proceso de selección de los 52 relatos que aparecen en Mujer deshabitada?
Como son bastante variados, los fuimos ordenando acorde a la densidad y la temática, y elegimos agruparlos en seis secciones que sugieren una perspectiva: “De la magia y el arte”, “De transformaciones y finales”, “Del pasado y los vínculos”, “De humanos y bestias”, “De relaciones y encuentros” y “De sueños y pesadillas”. Al inicio de cada sección, incorporamos una pintura mía como antesala de estos universos.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Todo surgió de un dibujo mío de 2,35 metros de altura que lleva ese título. La imagen me inspiró el cuento, y finalmente, el dibujo ilustró la portada.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
Como comenté antes, de pronto un dibujo o una pintura pueden sugerirme un relato. Otras veces arranco con una frase que me suena y avanzo hacia el encuentro de la historia. Debo agregar, también, que los escritores que me acompañan durante la vida son una fuente constante de inspiración.

¿Cuál es tu relato preferido y cuál es de los lectores?
Como con los hijos, no puedo elegir uno. Por ahora, entre los más comentados están: “Padre”, “Última estación”, “Año sabático” y “Punto cruz”.

Los textos los trabajaste en el taller de Alberto Laiseca. ¿Cómo fue esa experiencia?
Digamos que, lamentablemente, lo conocí un poco tarde, llegué con él a trabajar más o menos la mitad del libro. Me escuchaba leer, y alentó fuertemente mi independencia a escribir lo que me diera la gana, sabiendo de antemano que no tenía ninguna experiencia. Fue un monstruo literario, y un lujo para mí tenerlo de Maestro, aparte del cariño enorme que me generó.

La contratapa fue escrita por Selva Almada. ¿Qué fue lo primero que dijo al leer tu libro?
Hacía mucho tiempo que no la veía y la sabía muy ocupada como para pedirle una lectura. José María Marcos (editor de Muerde Muertos) me alentó, y ella accedió con gusto. Después de seis meses, me envió su comentario y lo leí. Me senté de golpe y le mandé un whatsapp preguntándole si creía en lo que había escrito, y contestó: “Ay, querida, siempre escribo lo que siento”.

¿Cómo surgió la posibilidad de editar con Muerde Muertos?
Cuando conocí a José María, supe que sería la única persona con quien podría llegar a concretar el libro.

¿Con qué se van a encontrar los lectores?
Con circunstancias imaginarias, fantásticas o delirantes, algunas enmarcadas en situaciones verosímiles.

¿Qué libros o autores recomendarías?
¡Uy, tantos!  Rioplatenses: Alberto Laiseca, Antonio Di Benedetto, Horacio Quiroga, Julio Cortázar, Alejandra Pizarnik, Juan Carlos Onetti, Oliverio Girondo, Rodolfo Fogwill, Selva Almada, Marosa di Giorgio, Gabriela Cabezón Cámara, Natalia Rodríguez Simón. Europeos: Marguerite Yourcenar, Simone de Beauvoir, Edgar Allan Poe, Guy de Maupassant. ¡Y muchos más!

¿De qué tema todavía no escribiste y te gustaría hacerlo en un futuro? ¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Sobre la miseria, la social y la interna que los humanos tenemos en el rincón oscuro del corazón. Estoy intentando avanzar con una novela, mientras sigo con los cuentos, que es el territorio que más me gusta.



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jueves, 15 de agosto de 2019

Caterina Gostisa (China editora): “Me tomo mucho tiempo para seleccionar los libros”






Caterina Gostisa está al frente de China editora y habló con Entre Vidas acerca de los comienzos de este emprendimiento que se ha ganado un espacio importante en el ambiente literario. Además, contó de lo exitosa que fue la experiencia de la editorial en la FED 2019 en la que vendieron 220 libros en tres días.




¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Mi abuelo. La casa de mis abuelos era mi segundo hogar. Y recuerdo que había varias bibliotecas de pared a pared en su casa. Él siempre me decía que lo más importante en la vida era leer. Parece que algo de eso caló hondo en mí. No como mandato sino como amor a los libros. Además de lector, él escribía y encuadernaba libros.
Otra persona que me heredó su amor por los libros es mi mamá. Recuerdo que cuando yo era chica siempre la veía leyendo. Y tengo esa imagen muy presente. Ella con un libro en la mano. Ella devorando libros. Y tiene sentido que haya sido ella una de las personas que más me apoyó, junto a mi marido, con mi vocación de tener una editorial y dedicarme a esto.

¿Cómo nace China editora?
Nace a raíz de un taller de edición de Juan Terranova. Empezó en el 2012 el taller. Al principio eramos varios. Se formó un lindo grupo. Luego el taller terminó y cada uno siguió otros caminos. Al final quedé yo sola.

¿Por qué se llama así?
A mí me gusta contar esta versión: en el año 2009 viajé sola a China por un emprendimiento laboral. Me enamoré de ese país. Fue una experiencia muy fuera de lo común. Y surgió la posibilidad de quedarme viviendo un tiempo ahí. Pero como a la vez tenía el proyecto de terminar la carrera (estudié Cs. Políticas) decidí volver y quedarme en Bs. As.
La realidad es que no se llama así por mi amor a China sino por esta otra razón: por una lluvia de ideas que hicimos los que íbamos al taller de edición. Una amiga mía, Guri, anotó en un papel lo primero que se le vino a la cabeza: “Comida china”. Y cada uno escribió palabras sueltas en el papel. Luego hicimos una selección de las palabras finalistas y después empezamos a combinar esas palabras. Ganó China editora.

¿Qué criterio utilizan para la elección del material que publican?
Por un lado está el material que salgo a buscar. Es decir, libros que me gustan, que están en otros idiomas y que nunca fueron publicados en Argentina. En esos casos me pongo a rastrear a los autores, agentes, editoriales. Y ahí es cuando empieza la negociación. Por lo general me doy cuenta enseguida cuando un libro tiene potencial en el mundo de lectores argentinos. Pero es algo muy personal. Me tomo mucho tiempo para seleccionar los libros. No me gusta publicar cualquier cosa. Lo analizo bastante y si no me parece un texto excepcional, un texto que genere emociones intensas en el lector, entonces prefiero no publicarlo. Por más que sea pasable o “editable”.
Por otro lado están los libros que se arman desde la editorial. Por ejemplo el de consejos de escritura. A ese libro lo hicimos con mi marido, Luciano Lamberti. Y hubo varios ensayos y decálogos que tuvimos que dejar afuera por una cuestión de extensión. Pero pronto vamos a publicar un volumen 2 del libro. El género ese me fascina. Y hay mucho material para trabajar.

¿Con qué obstáculos se encontraron al momento previo de armar la editorial?
Como todo proyecto independiente y freelance, el mayor obstáculo fue la inversión inicial. Tampoco existía la posibilidad de financiar el proyecto con ayuda de subsidios, concursos o premios ya que no cumplíamos con los requisitos (ejemplo: tener como mínimo dos años de funcionamiento, cierta cantidad de títulos publicados al año, etc).

Vos ya venías con experiencia haciendo la prensa en editoriales, ¿cómo ves el momento en cuánto a la difusión de los libros?
Cada libro que publico tiene una prensa especializada. No suelo mandar ejemplares de prensa a los medios para que después se repartan los libros entre los periodistas. Yo me contacto directamente con los periodistas que sigo hace tiempo, les mando la gacetilla de prensa del libro y si les interesa el libro ahí recién les llevo un ejemplar de prensa.
Hace poquito se incorporó Lucía al área de redes. Es una excelente profesional que le está dando mucho movimiento a las redes, y que está generando contenido muy interesante. Una gran incorporación para la editorial. 

¿Se esperaban el éxito de los libros El nadador en el mar secreto o Pupila
Siempre está el factor del azar en juego. Uno nunca sabe a ciencia cierta qué libro va a tener más visibilidad entre los lectores. Por más que sea excelente el libro. Por suerte tanto El nadador como Pupila son dos libros que tuvieron y están teniendo un hermoso recorrido en el boca a boca de muchos lectores. Es emocionante leer los comentarios de los lectores en Facebook o Instagram. Siempre armo un archivo con todos las reseñas y comentarios del libro y se los mando al autor (William Kotzwinkle). En el caso de Pupila el autor está muerto y me manejo con la hija.

¿Recordás qué te provocaron la primera vez que los leíste?
Con El nadador lloré. Me despertó muchas emociones. Hacía bastante que un libro no me generaba algo así. De inmediato supe que lo iba a publicar en Argentina. Tuve una corazonada. Después me llevé la sorpresa de que el autor era una persona super humilde y accesible y nos terminamos haciendo muy amigos. Con él y su mujer.
Y de Pupila recuerdo que lo primero que pensé al terminar de leer la novela fue: “Tengo que leer todo lo que exista sobre este autor”. Algo muy archimboldiano. Jaja. Y si bien es un autor que nunca publicó sus textos en vida, yo conseguí todos sus manuscritos a través de un alumno suyo. Así que es muy probable que el año que viene publique otro libro de Zui Long.

¿Cómo llegaron a la editorial para poder realizar las traducciones?
Al autor de El nadador lo contacté por mail. Le propuse hacer una nueva traducción al español. Una para Argentina. Le encantó la idea. Y yo disfruté muchísimo haciendo la traducción. Leí varias veces el libro y lloré con cada lectura. En cambio con el autor de Pupila me llegaron los manuscritos a través de un alumno suyo del taller de escritura. Si bien el autor es de Malasia, a sus textos los escribió en castellano. Vivió muchos años en Argentina y para escribir decidió usar su lengua adoptiva, lo cual significó para él un desafío inmenso.

¿Qué es lo que te atrapó para tener intenciones de publicarlos?
Vi mucho potencial en ambos libros. Supe de inmediato que el público de lectores argentinos podía llegar a disfrutar mucho estos libros.

¿Qué podés adelantar del nuevo libro de la editorial llamado Los hologramas nos hacen compañía de Gonzalo Gossweiler?
Soy amante del género de ciencia ficción. A pesar de que este libro se puede pensar como libro de género de ciencia ficción creo que son cuentos que todos los lectores van a disfrutar (no solo los lectores de ciencia ficción).
Cuando leí por primera vez el manuscrito del autor, hace unos meses, recuerdo que quedé boquiabierta. Realmente me sorprendió. No solo por la calidad literaria, por su estilo, por esa forma tan única de narrar que tiene Gonzalo. También por las historias que compuso. Me trasladó a mundos extraños y sorprendentes con personajes tan sensibles y maravillosos que por momentos quise quedarme a vivir en esos cuentos.

¿Qué libros o autores recomendarías? 
Voy a recomendar 4 libros muy diferentes entre sí: George Orwell fue amigo mío, de Adam Johnson; Los elementales, de Michael McDowell; El idioma de los gatos, de Spencer Holst; y La única historia, de Julian Barnes. Tengo en la lista de pendientes Cometierra, de Dolores Reyes que lo quise comprar en la FED pero ya se había agotado. 

¿Cómo fue la experiencia en la FED 2019?
Fue increíble. En general me emocionó ver a tanta gente junta con un mismo objetivo: comprar libros. Y en lo particular súper bien también. Vendimos 220 libros en 3 días. Sumamos a muchos lectores chinos durante la FED.

¿Qué objetivos tienen con la editorial?
Mi objetivo es poder seguir sacando libros de calidad. Libros que no defrauden a los lectores. Tengo una lista enorme. Pero los trabajo con tiempo. Además, siempre está el tema de los costos de imprenta, cada vez más altos. No soy una máquina de publicar. Me gusta disfrutar de cada etapa de edición. Y hacerlo bien.
Lo ideal para mí sería que China pueda tener un promedio de al menos 6 novedades anuales. Con el tiempo veremos si llegamos a ese objetivo.

¿Cuáles son las próximas publicaciones en las que están trabajando?
En breve voy a mandar a imprenta un libro de cartas de Gustave Flaubert. Es un libro pequeño y maravilloso. La selección de cartas está dividida por temas (Literatura, Crítica, Religión, Arte, Sexo, Política). Es un libro que todo amante de Flaubert (y del género de ensayo sobre escritura) debería leer. Me siento muy afortunada por haber tenido la posibilidad de publicarlo.
Otra novedad importante es el libro que pienso publicar para fin de año: La teoría de la luz y la materia, de Andrew Porter. Se trata de un libro de cuentos de un autor estadounidense que admiro muchísimo. Firmé contrato con él hace poco. Lo acaban de traducir al japonés y a otros idiomas pero por suerte todavía no estaba traducido al español, así que me voy a dar el lujo de publicar por primera vez una traducción al español de un autor tan genial como Andrew Porter.



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domingo, 11 de agosto de 2019

Natalia López: “Me interesa indagar en las relaciones de todo tipo”




La escritora Natalia López habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía La suerte en el error publicado por la editorial Santos Locos y conto que le interesa relacionar poesía con educación.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
A veces no se puede tener rituales porque se escribe donde se puede, en un cuadernito en el subte, en algún hueco dentro del horario laboral… pero cuando estoy en casa, y tengo tiempo suficiente, lo primero que hago es hacerme algo rico: café con leche, huevos revueltos, tostadas con dulce. Con la panza llena, y el mate que viene después, me acomodo en el lugar más luminoso de mi hogar y arranco.

¿Con qué frecuencia escribís?
Casi todos los días. Lo más común es en el formato ratos-libres-donde-se-pueda. Lo menos común es en mi casa tranquila con el mate.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Para ser justa fue en el taller de Fabián Casas. Siempre escribí de todo, pero a la poesía la tenía como algo lejano. Cuando empecé en el taller y escuché a compañeras y compañeros llevar sus textos, sus poesías, fue inevitable el contagio. Fuimos la primera camada de cuando Casas volvió a dar talleres entonces se armó un grupo muy lindo. Fue un taller de cruces: había escritoras/es, fotógrafas/os, artistas plásticas/os… Me acuerdo siempre del poema de una compañera (Laura Quesada) que me motivó a escribir los míos:
Todos somos
como todos
pero con otro pelo.
El pelo no importa
el pelo sí importa
lo que importa es la salud
la del pelo
Algún día seremos todas rubias
algún día
seremos distintos
pero
por ahora
somos así.
Miro a la calle
la enredadera crece
y me tapa la ventana.
Me corto el pelo o corto la planta
soy planta
y no sé crecer.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara La suerte en el error?
Lo decidimos con el editor y, viéndolo a la distancia, creo que fue el título más adecuado para la historia que cuenta. Teníamos un par de opciones e hicimos un intercambio; en el único en que coincidimos palabra por palabra fue en La suerte en el error, que de todas formas es un verso del poema Un momento de felicidad.

¿Cómo fue el proceso de selección de las poesías que aparecen en el libro?
Mi selección la terminé en el taller de Clara Muschietti, pero la elección final fue del editor, Marcos Gras. A una le da pena a veces que queden afuera algunos poemas de los cuales te enamorás, pero su edición fue muy atinada y, de vuelta, perfecta para la historia del libro.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que más destacan los lectores?
Mi preferido creo que es La política del país: habla de una relación, de lo cotidiano, del feminismo, del país, de lo personal es político, del amor, de la paciencia, y de más cosas, pero lo dejo ahí. El que más destacan creo que es Loop (lo copio porque es corto):
Todavía me parece
que vas a venir un día
y me vas a decir lo que ya no quiero.
Y también Dos vasos congelados, Volver y Unas dudas enormes.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con la editorial Santos Locos
A través del escritor Gustavo Yuste, compañero en el taller de Casas, conocí al editor en una Feria del Libro y, a partir de ahí, seguí los pasos que piden en Santos para evaluar tu material (que figuran en la última parte de todos los libros de la editorial). Unos meses después, me convocó el editor y empezamos con la edición. 

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Me interesa indagar en las relaciones de todo tipo: el amor, la amistad, la familia, los encuentros y desencuentros, en relación con los mandatos, los deseos, el trabajo. Me gusta la idea de construcción. Todo es una construcción permanente y, a la vez, se puede desarmar en dos minutos. Nada está garantizado, y en ese sentido me gusta hablar de los vínculos, desde ese lugar de cuidado.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Desde ya a Clara Muschietti, creo que es una poeta increíble. Voy a decir Fabián Casas, y parece que hago promoción de lo que yo hice, pero lo cierto es que fui a sus talleres porque ya los había leído. Me gusta mucho el libro Amiga, de Malena Saito, compañera de la editorial. Me parece que con su libro hizo algo diferente en un montón de sentidos. Sharon Olds me impresiona y me maravilla a la vez. La historia de una hiedra, de Luis Chaves.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Me gustaría publicar mis cuentos y también otros libros de poesía. Me gustaría hacer un montón de cosas, pero todo lleva su tiempo y aprendí que a veces hay que dejar, también, que decante. Me interesa relacionar poesía con educación. Tengo amigas que están en bachilleratos populares y me copa la idea de acercar la poesía a ámbitos educativos.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Con poesía siempre. Y tengo la idea de retomar una novela en breve, cuando esté de licencia por maternidad. Lo digo y me causa gracia: bebé y tiempo de concentración no combinan, pero tengo la esperanza de que sea una bebé buenita, que duerma y me deje escribir.



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Yexalen Aquino: “Diarios de Amor se pensó desde el principio como una obra conceptual”






La escritora Yexalen Aquino habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía Diarios de Amor publicado por Halley Ediciones y contó que le gustaría en algún momento poder abordar temas más sociales.






¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo rituales específicos. Intento tener la disponibilidad para escribir cuando viene algo. La poesía es imagen, y mi intención es estar abierta y receptiva cuando ésta aparece. Intento respetar ese momento donde me siento tomada por algo, sea palabra, ritmo, temperatura; es un momento muy real que amo profundamente. Los rituales aparecen más en el momento de revisión y reescritura. Cuando un poema nace, mi política es dejarlo ser, sin juzgarlo y sin que me importe si estoy en un tren, en mi trabajo, cenando con amigos, etc.

¿Con qué frecuencia escribís?
Hay momentos y momentos, pero escribo casi todos los días. Generalmente cuando estoy en movimiento, en contacto con el mundo es donde más material aparece. No tengo una rutina de escritura cerrada.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Una de mis abuelas era poeta, no la conocí, pero algo suyo claramente me atraviesa. Más allá de eso, en mi casa, las expresiones artísticas eran (y son) moneda corriente. Había mucha música en mi infancia, eso es central. De preadolescente mi mamá me regaló un libro, Cólera Buey, que me flechó para siempre y creo que consolidó el amor por la poesía sobre otras expresiones literarias.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en tu libro Diarios de amor?
Diarios de Amor se pensó desde el principio como una obra conceptual, los poemas están conectados y, al menos para mí, van contando una historia. Escribí casi todos los poemas pensando en el libro. La tarea de selección, donde algunos poemas quedaron en el camino tuvo que ver con no repetir, con encontrar la síntesis justa.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Creo que mi favorito es el poema que cierra el libro. Es un poema muy especial y creo que es el único que escribí antes de que empezara a nacer Diarios de Amor. Y respecto a lxs lectorxs… me divierte saber que cada unx destaca diferentes poemas, pero de la serie M, hay dos, comparte sus flores, se está curando, Y el que empieza diciendo todavía no nos despedimos, que han recibido mucho amor. De todas formas no hay un elegido unívoco por suerte. Cada lectorx encuentra el suyo.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Puede sonar un poco general, pero me interesa lo vivo. La naturaleza. Las plantas, los ciclos vitales, las personas, los vínculos. Esos son los temas que me conmueven y me llevan a escribir.

¿De qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Me gustaría en algún momento poder abordar temas más sociales. En los últimos tiempos la necesidad de decir el dolor que se vive en el campo popular fue creciendo en mí, pero reconozco que no tengo una voz poética muy consolidada en esa línea, eventualmente van apareciendo cosas, pero es algo que me gustaría desarrollar.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Halley Ediciones
A través de una de las autoras de la editorial, Giselle Aronson. Halley es una editorial super federal. A mi me tocó conocerla a través de Giselle, que es vecina del Oeste del conurbano bonaerense igual que yo. Ahí, compartiendo nuestros trabajos, lecturas y demás, surgió la posibilidad de acercarme a Halley para que nazca mi primer libro.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy trabajando en un material nuevo, que tendrá varios formatos: papel, por supuesto, audiovisual y posiblemente musical. Mi relación con el arte toca varias áreas y en el próximo material poético tengo ganas de mezclar todo. Igual falta, es un proyecto algo faraónico así que hay que armarse de paciencia.




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Dulcinea Segura: “Quiero hacer performances vivas con el universo que puede desplegar el libro”




Dulcinea Segura es Licenciada en Artes y habló con Entre Vidas acerca de su libro Modelo Viva publicado por Caleta Olivia Ediciones. Además, adelantó que está trabajando en una biografía novelada del bailarín Freddy Romero.







¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Depende. Principalmente prefiero la soledad y el silencio, pero puedo escribir en distintas situaciones. Me gusta no tener una limitación temporal para poder sumergirme. Y suelo hacerlo en la cocina, cuando la casa está tranquila, acompañada por un mate o por una copa de vino, de acuerdo al momento del día.

¿Con qué frecuencia escribís?
Todos los días escribo algo. Puede ser porque vi una obra de danza y hago un comentario para el blog, o me siento a escribir sobre mi práctica como danzaterapeuta, o estoy viajando y se me cruza algo y lo escribo en una libreta, allí donde esté. Y tengo un cuaderno al lado de la cama donde anoto sensaciones del día, cuando me acuesto, casi cada noche.

¿Cuál surge la idea de escribir tu libro Modelo viva?
La idea surge desde la práctica. Vivía en Barcelona y trabajaba de modelo para varios espacios, círculos de arte, escuelas y ateliers. También trabajaba de noche haciendo performances en distintos bares culturales y fiestas. Entonces nació mi hija y se redujo mi actividad nocturna drásticamente, jajaja. Cuando tuve ese tiempo suspendido empecé a volcar la experiencia cada día. Tomaba notas y luego desarrollaba la crónica del día. A veces me aparecían más imágenes sensoriales y continuaba, y otras, solamente anotaba algunos detalles para desarrollar más adelante.

¿Cómo fue el proceso de construcción de la historia?
A partir de lo que croniqué, comencé a jugar con la fantasía de las sensaciones que tenía y las reflexiones que se me cruzaban. Escribí casi todo los capítulos en ese momento, año 2003 en Barcelona. Luego volvimos a Argentina y al tiempo agregué algo más, desarrollando algunas situaciones que estaban como apuntes solamente. En ese momento quise introducir un personaje que sirviera de puente entre los relatos porque me parecían aislados, como que les faltaba algo que los nucleara, pero no pude definirlo bien y lo dejé. Así varios años después, decidí desprenderme de una vez de todo ese mundo y darle una forma que le diera fin. Busqué una editora (Mara Laporte) para que me ayudara en el proceso de cierre y corrección, y fue con ella que definí lo que faltaba para ponerlo con moño y sacármelo de encima.  Sentí que era una especie de proceso terapéutico que tenía como resultado un objeto, y me pareció súper fértil el trabajo.
El libro es una mezcla entre ficción, diario y crónica.

Vos sos modelo viva, ¿cuánto hay de vos a lo largo de los treinta capítulos que componen el libro?
Pienso que siempre nos proyectamos en lo que hacemos, sea un libro, una canción, una pintura, una casa, una relación. Somos eso que hacemos y es imposible desprendernos totalmente. Se puede ficcionar e inventar cualquier cosa y que resulte verosímil, pero allí siempre habrá algo de nuestra forma de ser y estar en el mundo, de nuestra manera de construir realidad, de nuestra estructura psíquica.
Ahora es imposible que te diga que no hay nada de mí en el libro, jajajajaja.
Mucho es vivencia, parte real, en el sentido de esa realidad compartida con otres, parte es mi realidad interior, no compartida, y parte es fantasía, imaginación. Pero eso también soy yo.

Para el que todavía no leyó el libro, ¿con qué se va a encontrar?
Se va a encontrar con su propia fantasía proyectada en medio de la mía.
Además, van a escuchar la voz de esa parte del arte que siempre ha estado silenciada y acá vive, habla, transpira, sufre, ama, siente su cuerpo, se erotiza y piensa mientras está quieta para que el ojo capte algo de lo que ella exuda y la mano habilidosa lo haga objeto estético.

¿Qué repercusiones tuviste respecto de los lectores?
Los que lo leen lo disfrutan, les gusta, y a algunos se les dispara la imaginación o se erotizan.
¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con la Caleta Olivia Ediciones?
Escribí a varias editoriales y me contestaron un par que les había interesado. Entre ellas estaba Caleta Olivia, y la preferí. Me gusta que me haya editado una editorial independiente de poesía, tan guerrera y aguantadora. Estoy contenta con eso.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
No tengo objetivos dentro del ambiente literario, no sé cuál es el ambiente literario, no lo conozco.  Solo quiero escribir y que alguien lo disfrute, se emocione, sienta algo, le pasen cosas.  Escribo desde el cuerpo, como una manera de sacarme aquello que no tiene otra forma de salir, como cuando una baila para deshacerse de lo que no le sirve al cuerpo y se descubre desde ese espesor.
Tengo objetivos performáticos. Quiero hacer performances vivas con el universo que puede desplegar el libro.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Hace poco estuve en Lima y leí Nadie nos extrañará, un libro de cuentos de un escritor millenial,  Luis Francisco Palomino. Me gustaron mucho sus relatos de esa Lima urbana y profunda que se vive cada día en su marginalidad. Me gusta la escritura del presente crudo y real en forma de metáfora ficcional.
También leí “Animal niño chico”, un cuento de Elvis Herrada Erquiaga (otro escritor peruano),  que me sorprendió por lo surrealista, poético y latino que era. Genial!

¿Manejás la idea de escribir otro libro?
Estoy escribiendo, con una beca del FNA (que es un incentivo, digamos..),  una biografía novelada de un bailarín y maestro venezolano que inició su carrera en México formando parte de la edad dorada de la danza moderna mexicana, y luego vino a Argentina e integró el ballet del San Martín recién creado por Oscar Araiz. Y en paralelo, ahora stand by, tengo esperando una novela sobre mi vida de niña en el exilio español durante la última dictadura argentina.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy trabajando en la biografía novelada de Freddy Romero, bailarín, coreógrafo y maestro de danza, becado en EEUU por Martha Graham, la gran madre de la danza moderna,  bailarín que integró la Compañía de Alvin Ailey (primera compañía afroamericana de repertorio), el Ballet Nacional de México y el Ballet del Teatro San Martín, y que murió en Brasil  en el 2006. Un gran trabajo de investigación que me está llevando todo el tiempo que puedo dedicarle mientras en paralelo soy madre, trabajo como danzaterapeuta, comento obras de danza, me ocupo de la casa y hago malabares con ese  TIEMPO, el tesoro más valioso y que más deseo en esta vida.
Aparte, continúo difundiendo el universo que se despliega en Modelo Viva a través de lecturas performáticas que van transformándose cada vez, participando en ellas una modelo viva, bailarinas, música en vivo, proyecciones. Una propuesta que se mueve, muta, crece.




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Victoria Cáceres: “Lo que escribo habla de las experiencias que vivo y las emociones que siento”



PH Pablo Scavino

La escritora Victoria Cáceres habló con Entre Vidas acerca de su libro Doméstico banal publicado por Azul Francia Editorial y adelantó que el que lea la novela se va a encontrar con una historia muy intensa, que no da respiro. Además, la autora contó que está escribiendo sobre la vida de su abuelo materno, Juan Carlos Mauri, que era carnicero y escritor.






¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Necesito estar sola muchas horas para entrar en la atmósfera de la novela que estoy escribiendo. En esas horas, por lo general del fin de semana, hago actividades mecánicas, como lavar la ropa, ver series, escuchar música; para conectar con el nivel de imaginación que requiere escribir.

¿Con qué frecuencia escribís?
Escribo todo el tiempo. Durante la semana no escribo literalmente, pero un sector de mi cabeza está constantemente trabajando en eso, como una pestaña de internet que está siempre abierta. En el fin de semana es cuando lo vuelco al papel. Fuera de los años en que cursé Letras en UBA, no recuerdo un momento de mi vida en que no escribiera.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Los libros. La casa de mis padres estaba llena de libros y yo leía uno tras otro. Mis padres son lectores y mi abuelo era escritor, aunque  murió cuando yo era muy chica, pero sin duda contribuyó con esta predisposición.

¿Cuál fue la imagen disparadora que da inicio a la historia de tu novela Doméstico banal?
En el verano del 2001, cuando fue la crisis argentina, tomaba clases de tai chi en la zona de Primera Junta. La ciudad era un caos, calles cortadas, gente protestando con cacerolas, neumáticos en llamas; y en especial, ese triángulo donde está la estación de subte es un lugar normalmente plagado de gente, olores, negocios, libros usados. Todo eso quedó grabado en mis sentidos simultáneamente, y dio comienzo a mi novela.

¿Con qué se va a encontrar el que todavía no leyó el libro?
Con una novela muy intensa, que no da respiro, sobre tres canales simultáneos que son: la ciudad de Buenos Aires (y sus habitantes, los porteños); un viaje a la psique de las mujeres que están atascadas entre el amor y el odio; y un análisis clínico de la soledad.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Azul Francia Editorial
Seguí la actividad de su editora Francisca Mauas desde que comenzó con su emprendimiento, y me entusiasmó ver el cuidado, acompañamiento  y profesionalismo que pone en cada libro, cada autor y cada presentación, no solo al momento de editarse, sino en su continuidad, algo que es muy difícil de encontrar en editores independientes aquí.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Lo que escribo habla de las experiencias que vivo y las emociones que siento, pero aplicadas a historias ficcionales, o sea que a medida que avanza mi vida, los temas cambian. Puedo decir, promediando mi noveno libro, que me seducen las ciudades, las relaciones humanas, y su interacción horizontal con el presente vivido, y vertical, con la historia que han atravesado.

¿De qué tema que todavía no hayas escrito te gustaría hacerlo próximamente? 
Tengo un proyecto de ensayo sobre dónde se sitúa el mejor “ecosistema” para escribir, desde el punto de vista de la creatividad y la originalidad. Tiene que ver con investigar sobre dónde, en el mundo geográfico y biológico, se produce la mayor diversidad de especies animales y vegetales, y trasladar esos conceptos al mundo sociocultural, no solo dentro de una misma ciudad y-o nacionalidad, sino en relación a otras culturas, países, lenguas. Me parece importante como escritora no quedarse solo con lo local, en cuanto a lo que se lee y escribe, sino interactuar con escritores de otras nacionalidades y culturas, que en mi caso ha sido enormemente enriquecedor.

¿Qué libros o autores recomendarías? 
Pregunta difícil si las hay, ya que en mi genealogía de amores literarios hay de todo, desde Mark Twain y Emilio Salgari hasta Coetzee. Pero siendo escritora mujer en Argentina, recomendaría la obra de Virginia Woolf, no solo sus novelas, sino su ensayo “Un cuarto propio”. Ella me enseñó que una mujer necesita sus propios ingresos y un lugar físico donde escribir y encerrarse para adquirir la disciplina y continuidad que exige la literatura.
Por lo demás, en el plano internacional, recomendaría a Coetzee, todas sus novelas son magníficas; Amelie Nothomb, especialmente “Estupor y Temblores” y “Biografía del hambre”, Don Delillo, JG Ballard, Enrique Vila-Matas,  nunca me han decepcionado. En lo nacional, Juan José Becerra, en especial “El esplendor del tiempo”, Juan José Saer, todas sus novelas, Ricardo PIglia, un crítico y novelista fundamental. En un contexto latinoamericano, Bolaño, sobre todo “2666” y “Los detectives salvajes” y Mario Levrero, “La novela luminosa”.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Me interesa dejar por escrito todo lo que vive mi generación sobre el momento histórico que nos toca vivir, y también, a través de la lectura de otras generaciones literarias, poder dialogar con esos escritores que ya no están vivos, pero que hablan a partir de sus textos. Algo que me parece necesario y urgente es la interacción entre escritores en la ciudad de Buenos Aires, que exista como en otros tiempos, un sitio geográfico donde llevar a cabo tertulias, diálogos con otros escritores en pos de superar esta desconexión que, en mi opinión, produce la tecnología, de estar escribiendo cada uno en su guarida, y no lograr saber dónde ir cuando se quiere intercambiar opiniones con colegas.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy escribiendo sobre la vida de mi abuelo materno, Juan Carlos Mauri, que era carnicero y escritor. Es un desafío porque nunca escribí sobre alguien real, y esto implica investigar mucho y descubrir versiones distintas de los mismos hechos. Es mucha la responsabilidad del escritor que actúa como biógrafo al elegir una opción de todas esas posibilidades. Mi abuelo murió cuando yo era chica, y este libro me ha dado la posibilidad de conocerlo a través de sus textos, las cartas de sus colegas escritores, y todo lo que aparece en la prensa de su época. Fue miembro del Grupo de Boedo, el primer movimiento obrero de escritores en Buenos Aires, amigo de Elías Castelnuovo, César Tiempo, Roberto Arlt, y leer no solo las obras de estos escritores, sino la correspondencia con mi abuelo, me abrió los ojos sobre hasta donde los escritores que no venimos de familias acomodadas podemos hoy en día decidir ser escritores libremente gracias a este movimiento que creó un lugar para que, en Argentina, alguien que no venía de la élite sociocultural, tuviera el mismo derecho a escribir, publicar y dedicarse a la Literatura que los que pueden permitirse el lujo de vivir de renta.




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miércoles, 7 de agosto de 2019

Nicolás Chiesa: “Me gusta la observación de lo cotidiano”




El escritor Nicolás Chiesa habló con Entre Vidas acerca de su libro Bondi publicado por Modesto Rimba y contó que a idea nació luego de la experiencia de un viaje en colectivo un día de lluvia al salir de un taller literario. Además, el autor señaló que la gente puede enviarle cuentos sobre colectivos a cuentoscolectivos@gmail.com ya que su intención es la de crear la segunda edición colaborativa del libro que se llamará: Bondi (cuentos colectivos, para leer en el colectivo).





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Por lo general escribo de noche y hasta tarde. Abro más de un proyecto a la vez y dejo las ventanas abiertas para poder ir pasando de uno a otro cuando veo que algo no me está permitiendo resolver una idea.

¿Con qué frecuencia escribís?
Casi todos los días escribo algo. No siempre es algo con una estructura de relato, a veces escribo algo suelto y me quedo pensando qué forma le puedo dar o qué podría contar con eso que escribí.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Mi mamá, es profesora de literatura y desde siempre tuve libros al alcance. Siempre recuerdo que antes de empezar a leer, cuando nos íbamos a Valeria del Mar en las vacaciones con el Renault 12 de mi viejo, mi mamá nos iba contando historias a mi hermana y a mí para que pasemos el viaje. Contaba de memoria, sobre todo, los Cuentos de la Selva de Quiroga y una versión de la odisea, adaptada a nosotros, que a mí me fascinaba.

¿Cómo surge la idea de escribir tu libro de cuentos Bondi en el que todas las historias tienen que ver con los viajes en colectivo?
En realidad todo empezó esperando un colectivo un día de lluvia, camino a un taller literario. Cuando en el taller nos dieron un ejercicio, usé parte de la experiencia del viaje en colectivo un día de lluvia para armar un relato corto. Mientras lo trabajaba me di cuenta de que había mucho material adentro de un colectivo, muchos personajes, muchas historias. También encontré un lugar que me resultó interesante para hablar de lo colectivo en el sentido de lo que nos pasa a todos, porque está lleno de vivencias que todos alguna vez compartimos: hacernos los distraídos para evitar saludar a alguien, pensar quién va a ser el próximo en bajarse, experimentar viajes que parecen infinitos. En ese momento empecé a trabajar en otros cuentos que sucedían antes, durante o después de un viaje en colectivo y, en paralelo, ese primer cuento que escribí en el taller ganó el primer premio en el concurso “Yo Te Cuento Buenos Aires”. Seguí escribiendo y mientras armaba el libro empecé a sumarle otras cosas relacionadas a la temática, por ejemplo me acordé que yo siempre cuando leo en un colectivo pispeo cuánto me falta para llegar a destino, para ver si empiezo el próximo cuento o no. Entonces se me ocurrió poner, como guiño al lector de colectivo, cuántas paradas aproximadamente lleva leer cada cuento, para que puedan calcular si empezarlo. También propongo antes de empezar el libro que todo el que quiera puede mandar sus cuentos sobre colectivos a cuentoscolectivos@gmail.com, para crear la segunda edición colaborativa del libro que se llamará: Bondi (cuentos colectivos, para leer en el colectivo)

¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en el libro?
Tenía aproximadamente el doble de los nueve cuentos que hay en el libro. Algunos los fui separando de este proyecto porque me parecía que aunque seguían la temática no iban con los demás. Y otros, cuando entré en la etapa de edición fueron quedando en el camino con la ayuda de mi editora.

¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
151 es el que ganó dos premios y hay bastante gente que lo disfruta y por ahí lo destaca. A mí el que más me gusta es Deus Ex Machina, pero puede que sea porque fue el último que escribí.

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con Modesto Rimba?
Modesto Riimba es una editorial que a mí me gusta mucho y que leo bastante. La idea de presentarme ahí fue de Adriana Romano, una profesora con la que hice talleres muchos años. Por suerte les llamó la atención la idea del libro rápidamente. Ellos fueron una parte importante de la edición del libro y al mismo tiempo me dieron mucha libertad y una confianza que agradezco.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Me gusta la observación de lo cotidiano. Aún para pensar preguntas más complejas me divierte hacerlo desde lo que nos pasa todos los días. Pero también de la investigación de los temas que me entretienen, hoy con internet podés empezar leyendo una nota sobre un robo a un banco y terminar buscando el origen del pasamontañas. Esa conexión de información que parece no estar conectada pero lo está, me resulta muy estimulante y creo que imprime ne la escritura un ritmo acorde a la época.

¿De qué temas que aún no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Me gustaría escribir sobre la búsqueda personal que hacemos todos y que creo que es siempre la misma. Pero todavía no sé como explicarlo o cómo hablar del tema sin caer en lugares comunes. Por eso es un tema que siempre dejo para más adelante, pero al mismo tiempo siempre es uno de los documentos que tengo abiertos mientras trabajo.

¿Qué libros o autores recomendarías? 
Es una pregunta difícil, hay muchos autores que me gustan mucho pero por lo general no soy de fanatizarme. Me gustan más obras individuales que autores completos. A veces seguir la obra de un escritor y ver su evolución es interesante pero en general prefiero la variedad. Como decía, me gusta ir saltando de una cosa a otra.
Claus y Lucas de Agota Kristof es un libro de que me llamó la atención y disfruté mucho. Murakami me gusta como combina una estructura más clásica en algún aspecto, con recursos bastante modernos, y creo que donde mejor lo veo expresado es en Kafka en la Orilla o El Pájaro Que Da Cuerda Al Mundo. Como estilo de escritura original también me parece muy interesante El Curioso Incidente Del Perro a Medianoche, que sin tener muchas pretensiones me parece un libro con gran valor. Y después por supuesto hay varias clásicos, que no son los primeros que se me vienen a la cabeza porque los leí hace mucho, pero son infaltables como Ensayo Sobre la Ceguera de Saramago, La peste de Camus, a Sangre Fría de Capote y Cien años de Soledad de García Marquez.
Pero, repito, es una pregunta difícil.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Evolucionar en mi escritura y jugar con otros formatos. Me gustaría poder encarar el desafío de una novela o un guión de largo. No creo que sea el próximo proyecto inmediato pero es algo que tengo en mente.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy trabajando en un proyecto con formato un poco más libre. Que también tiene un poco la lógica de algo accesible para leer aún para el que no se sienta dos horas seguidas con un libro. Pero la idea es que no necesariamente sean todos cuentos, estoy dándole forma a cosas que fui escribiendo y que sigo generando, pero necesitan un formato un poco más libre que el libro tradicional de cuentos o novela. Por ahora solo tengo muchas piezas sueltas, algunas bajadas a tierra y un título tentativo, pero hasta que no tenga forma más concreta me cuesta definirlo. Cuando pase un poco el trabajo que implica sacar este primer libro pienso focalizarme más y terminar de darle forma.

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jueves, 1 de agosto de 2019

Melina Alexia Varnavoglou: “Llegué a la poesía por la necesidad de superar una gran e inexplicable angustia”






La escritora Melina Alexia Varnavoglou habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía Por mano propia publicado por Caleta Olivia Ediciones y contó que le gustaría seguir escribiendo de personajes ya existentes. Además, la librera de Otras Orillas señaló que su escritura se nutre de temas como la incomodidad, la infancia, el miedo, el descubrimiento del deseo, el autodescubrimiento en otros sentidos, la muerte, la amistad, la venganza, la justicia, la lucha feminista y el arte pictórico.





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir? 
No hay algo así. Al menos para escribir poesía no los tengo. El rapto de la idea de un poema me genera si una especie de ritual involuntario, una cosa que tengo que seguir y para la que, si no quiero perderla tengo que predisponerme y prepararme para la escritura, pero no hay un ritual para eso, puedo escribir esa primera versión del poema en el colectivo, en el baño de una fiesta. Después esta corregir y seguir trabajándolo pero simplemente lo hago. No tengo un ritual previo.

¿Con qué frecuencia escribís?
No podría decirlo, todo el tiempo estoy escribiendo cosas, que pueden llegar a ser poemas u otro tipo de textos si me pongo a trabajarlos. Ese trabajo sí tiene cierta frecuencia, digamos que destino al menos un día en la semana para ello. Pero si no hay un material, una idea no lo hago, en ese caso lo dedico a la lectura ese tiempo.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
No hubo un “alguien”. Más bien no hubo nadie que recuerde que tuviera ese rol. No creo que haya llegado sola, en el secundario tuve una profesora de Literatura muy buena que nos daba poesía, pero yo ya había leído algunos poemas de Borges y de Alfonsina Storni antes. Sin embargo y si puedo cambiar la pregunta por un “qué” supongo que fue la angustia o la soledad de la infancia y la adolescencia lo que me llevo a amar la poesía. Realmente lo digo, llegué a la poesía por la necesidad de superar una gran e inexplicable angustia; la forma, las palabras de la poesía eran lo único que sentía que le hablaban directo a ese sentimiento. Después (por suerte) fueron otros los sentimientos que me siguieron llevando a la poesía. 

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Por mano propia?
Bueno, es el título de un poema que tiene cierta centralidad en el libro, constituye una sección. Es un poema “narrativo”, escrito en pequeños fragmentos o poemas en sí mismos, influenciado bastante por la lectura de “hacer sapito” de Verónica Viola Fisher.  Trata de una niña que de adulta va al bar de en frente a la casa del hombre que la violó en su infancia y espera.
También tiene otro sentido diferente al de la venganza, que  es el que Claudia Masin elogiosamente apuntó en la contratapa: “tomar posición, tomar la palabra, escribir por mano propia. O sea, la autonomía, la afirmación de una y también una metáfora sobre el habilitarme a escribir, ¿no?

¿Cómo surge la elección del epígrafe de Jane Kenyon?
Ah, por sentirme muy identificada! “Quizás ya no encaje aquí /nadie me dice lo contrario”.
Creo que hay una cierta idea de incomodidad, de no-estar- donde se debería o no sentirse como se-debería en cierta situación, como por ejemplo ante el sexo o el encuentro amoroso con hombres, como por ejemplo frente a mi propio cuerpo. En la tercera parte del libro también a partir de los personajes históricos que recorro creo que busqué retratar esa  idea de incomodidad a través de sus biografías, con una época, a raíz de su visión del mundo (que sin duda incomodaba).
También, respecto del segundo verso del epígrafe, me pareció muy reveladora  la idea de que solo unx puede darse cuenta cuando no encaja con cierta situación, cierto régimen, cierta forma de estar en el mundo, y hacer algo al respecto. Pero unx siempre atina a esperar que sean lxs demás quienes nos lo digan, quienes definan nuestro lugar. Creo que la frase capta muy bien ese problema.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Muy largo e hiper neurótico. La selección final la hice con mi amiga y poeta mexicana Yolanda Segura, quien venció esa neurosis y me mostró un orden y un ritmo de los poemas con ese orden que yo no estaba viendo.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Mi poema preferido creo que sigue siendo el primero, “Autos” y el último de esa parte “Gatas que lloran de noche”, creo que son los que más representan esta etapa de escritura, que mejor expresan lo que quería decir y más bellamente. Me sorprende que los lectores que hay por ahora destaquen mucho “fábula sobre mis manos” que es un poema que no me encanta. También Atmen, melatonina y “compañía” ( el poema dedicado a Irene Gruss) los destacan, pero esos sí me gustan.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Caleta Olivia Ediciones?
Nos conocimos con Gabo Moreno apenas arrancó la editorial. Yo trabajaba en ese momento en Clásica y Moderna y me contactó para que abramos cuenta y mandarme libros. Si bien a los primeros autores no los conocía, después el catálogo se fue nutriendo de autores y libros que considero fundamentales. Gracias a esa edición leí Tres de Osvaldo Bossi y W.A.R.S.A.W.A de Andi Nachón que son dos librazos, clásicos casi, de la poesía argentina que no se conseguían.
Así que bueno, siempre fui muy lectora de los libros de Caleta y siempre me interesó como editorial para publicar por su tenacidad y por la buena distribución que tiene, también porque sé que todo se hace a pulmón y con buen criterio. Cuando por fin me decidí a editar le mandé el libro a Gabo y a él le gustó.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De muchos: bueno, un poco de estos que hablábamos: de la incomodidad, de la infancia, del miedo, del descubrimiento del deseo, del autodescubrimiento en otros sentidos, de la muerte, de la amistad, de la venganza, de la justicia, de la lucha feminista, del arte pictórico.

¿De qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Me gustaría mucho seguir escribiendo en torno a personajes ya existentes, como hice en la tercera parte del libro, estoy esbozando algo en ese sentido con algunos poemas donde respondo a otras poetas y a otros poemas de autoras argentinas o reversiones de poemas como uno que intento hacer de Preguntas de un obrero que lee de Bertol Brecht en clave feminista.  También me interesa muchísimo el tema del a locura, de la enfermedad mental, cómo sería una voz poética situada desde esa experiencia.
 
¿Cómo surge Otras Orillas Libros?
Otras Orillas surgió este año y es un proyecto de Gonzalo Urien, Patricia y Beatriz Fandiño y Cristian de Nápoli, quién me convocó a participar y me ofreció ser la librera.
Con Cristian nos conocimos cuando trabajaba en la librería del Fondo de Cultura Económica yo y él estaba en la Libre, a raíz de una idea de armar un Festival de Poesía en Librerías (FIPLI).
Al final eso nunca lo hicimos pero siempre nos estimamos mutuamente y por eso fue muy grato abrir la librería juntxs.  La abrimos en Abril, ya vamos 3 meses.

¿Qué libros o autores recomendarías leer? 
Oh, trabajo en una  librería así que  aprendí que esa pregunta depende de para qué se quiere leer y de la persona! Así en general recomendaría a casi cualquier persona en cualquier situación de su vida leer: José Wattanabe, Borges, Clarice Lispector y Elizabeth Bishop. El placer que me generan los textos de esos autores me gustaría poder transmitírselo a todxs. Libros de poesía tengo como recomendación inmediata La cura de Claudia Masin, hacer sapito de Verónica Viola Fisher, Antología de Spoon river de Edgar Lee Master, Lo demás de Robin Myers, La ciudad de Gonzalo Millan y la poesía reunida de Temperley y la de Diana Bellesi. Un poco esos libros me han marcado mi escritura, también por supuesto los libros que fueron sacando mis compañerxs y amigxs de la poesía, por nombrar algunos cuyos libros me gustan mucho  “Tundra” de Gabriela Clara Pignataro, Toro de Carla Sagulo, Lugano 1 y 2 de Patricio Foglia.

¿Qué objetivos se fijaron con la librería?
En principio ser sustentables, lo que implica básicamente ir a contramano de la tendencia general en el rubro, que o va a pérdida o no crece en ventas.  Quizás sea el impulso del comienzo y si bien aún necesitamos vender más no podemos quejarnos en ese sentido. Fuimos muy bien recibidos en el barrio y el medio literario y libreril nos han dado muy buenos augurios.
En segundo lugar generar un espacio de encuentro y de referencia para la cultura en Buenos Aires. En nuestra oferta de talleres y de las actividades y presentaciones tratamos de visibilizar eso: lo que más nos interesa de los libros que se están editando y las propuestas de formación que escritores, editores y profesionales de otros campos artísticos están brindando.
También nos propusimos sostener un ciclo mensual, (los primeros Jueves de cada mes) que se llama Tal Vez limo. Vamos por el cuarto y estamos muy contentxs. La idea del ciclo es cruzar generaciones y poéticas diferentes y pasar un buen rato con la librería a puertas cerradas.

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
En una novela, que estoy trabajando con Gabriela Cabezón Cámara en su taller. Todavía está muy verde como para decir cualquier cosa de la que me sienta segura pero estoy entusiasmada escribiéndola.


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