miércoles, 25 de julio de 2012

Francisca Mauas: “Prefiero la libertad de la improvisación y que la lucha siga siendo día a día”




Francisca Mauas es actriz, dramaturga, productora y directora. Actualmente protagoniza la obra “Una vez inmóvil” junto a los actores Nicolás Salischiker y Santiago Fraccarolli, presentándose todos los viernes a las 21 hs en el Teatro El Fino. Mauas habló con Entre vidas acerca de sus comienzos y de su excelente presente al frente de un proyecto muy recomendable la cartelera teatral.


¿Quién te inculcó el amor por el teatro?
Es una buena pregunta.  Creo que nació de adentro mío, me lo inculqué yo misma.  A mi familia le gusta el teatro pero me enseñaron más el hábito de la lectura y la escritura que del teatro en sí mismo. 
Actuar me gustó desde chiquita, entonces no puedo pensar en un momento determinado en el que supe que me gustaba…

¿Cómo te organizas para poder actuar, producir, dirigir y además escribir las obras? ¿De todo eso qué es lo que más disfrutás?
Al principio las cosas suceden de a una y cuando avanza la cosa, se viene el caos de todo a la vez.  Primero vivo la etapa solitaria de la escritura.  En ese proceso aparecen ya imágenes, posibles puestas y demás.  Una vez que termino de escribir, empiezo a buscar actores y a armar el equipo para empezar a ensayar.  Y ya cuando eso está en camino y tenés fecha de estreno, empieza el ajetreo.  Un bello caos que después se extraña. Disfrutar, disfruto de todo.  Pero si tengo que elegir una etapa más cómoda y segura, elijo la escritura.  Es un momento y un espacio donde siento confianza y serenidad.  Me llevo bastante bien conmigo en esa etapa.  Será porque al escribir en soledad uno se marca sus propios tiempos y se perdona también errores que en acción o en grupo no tanto. 

¿Cómo surge la historia de tu nueva obra “Una vez inmóvil”?
Primero me imaginé un personaje.  Un personaje importante, respetado, con mucho poder en su discurso, un gran orador, que fuera seductor y tan noble como villano.  Inventé un escenario donde sus subordinados le preparasen un lugar donde refugiarse de un peligro que corre.  Y la atención se me fue hacia esos personajes.  Empezaron casi solos a ser los protagonistas de la historia y su líder pasó a ser una excusa para contar los conflictos entre ellos.

¿Con qué obstáculos te encontraste al momento de llevar a cabo el proyecto?

Obstáculos un montón.  No sé si más que en proyectos anteriores pero se sintieron fuertes esta vez.  Supongo que cualquiera que hace una obra lo sabe.  Se nos va vida trabajando duro, contra el mundo muchas veces, porque la entrega es absoluta en el mejor de los casos y siempre que hay entrega, aparecen contrariedades.  Intentar resolver cosas a veces sin saber, con nuestro instinto, puede traer dificultades.  Pero sin piedras en el camino supongo que sería aburrido. 


¿En qué te basaste para elegir la de sala del Teatro El Fino?
El Fino es un teatro precioso y es perfecto para contar esta historia.  Está bien ubicado y el trato es excelente en todo sentido.  No es fácil encontrar un espacio donde las cosas sean más o menos armoniosas y justas para todos.  En El Fino la gente la pasa bien.

¿Qué repercusiones estás teniendo con la obra?
De parte del público tengo repercusiones de toda clase.  Eso me gusta.  La obra presenta interrogantes y me divierte escuchar interpretaciones.  Prefiero que en vez de preguntarme dudas sobre lo que vieron, me vengan con respuestas.  Al fin y al cabo es el espectador quien termina de escribir la historia. 

¿Por qué decidiste dirigir la obra junto a Judith Schmorak?
Al estar fuera y dentro de escena, necesito sí o sí una mirada externa.  Yo me considero más como una directora general del proyecto y a ella como una directora actoral.  La elegí a Judith porque la conozco hace años y ya hemos trabajado juntas, porque es una genia, excelente actriz y directora y además una amiga con la que tengo toda la confianza del mundo.  Necesito mucho ese apoyo de alguien parecido a mí y a la vez diferente, que me sostenga y que reme a mi par.  Y ella es todo eso. 

¿Por qué elegiste el género de suspenso para contar la historia?
El suspenso me gusta y creo que en teatro se ve poco.  Estamos acostumbrados a ese género en películas pero no tanto en obras teatrales.  Me divierte actuar el suspenso.  Una vez inmóvil fue yendo para ese lado de a poco.  La intriga que empezó a generarse la llevó al suspenso sola.  Las dudas, la sospecha constante, el encierro y el afuera, son elementos que llevan inevitablemente al suspenso.

Para las personas que todavía no vieron “Una vez inmóvil”, ¿por qué tendrían que ver la obra?
No quiero vender mi obra yo misma porque suena raro.  Les diría dos cosas: una que vengan a ver a mis geniales actores y la otra que vayan al teatro en general.  A ver cosas nuevas, cosas escondidas por ahí, las que les recomiendan, las que encuentran al azar, las que por alguna razón les llaman la atención.  Que no las dejen morir.  El teatro independiente tiene mucho esfuerzo puesto y por ende mucho amor.  Nada tan malo puede salir de eso. 
Hay que ir más al teatro, eso diría. 

¿Qué proyectos tenés para el futuro?
Como proyecto inmediato tengo otra obra, que recién estoy escribiendo pero ya bastante encaminada.  Ideas y proyectos más hacia futuro tengo innumerables.  Me gusta hacer películas en mi cabeza y obras también.  Después elijo una y le doy vida.  Trato de no perder el ritmo creativo y estar siempre activa para no dejar de generar cosas.


¿Qué aspiraciones tenés dentro del ambiente teatral?
Soy arena que vuela con el viento, la verdad.  No tengo un objetivo que quiera alcanzar.  Tengo claro que no quiero parar de hacer obras.  Lo que pueda pasar o ser de mí, no me sale planearlo. Las cosas más lindas me pasaron así, sorpresivamente, y a veces llenarse de grandes objetivos puede ser frustrante o contraproducente también. Prefiero la libertad de la improvisación y que la lucha siga siendo día a día. 
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