domingo, 25 de marzo de 2018

Yamila Bêgné: “Armar Los límites del control fue una suerte de juego de fuerzas”





La escritora Yamila Bêgné habló con Entre Vidas acerca de su flamante libro Los límites del control editado por Alto Pogo y de sus nuevos proyectos entre los que se destacan un libro de cuentos escritos en ocasión de canciones y otro libro de cuentos que está más en la línea del trabajo que viene haciendo.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Ninguno, diría. Como escribo a la mañana, antes desayuno. Pero, claro, los días en que no escribo también desayuno: así que no sé si cuenta. Soy muy mañosa para otros asuntos (para el desayuno, por ejemplo), pero para escribir prefiero hacer un esfuerzo por despegarme de los ritos y las mañas. Es más sencillo así.

¿Con qué frecuencia escribís?
En general, escribo o corrijo o releo todos los días. Puede ocurrir que un día no se dé, claro, pero me gusta dedicarle al menos un rato todos los días.

¿Cómo fue el proceso de selección de los relatos que aparecen en tu libro Los límites del control?
Armar Los límites del control fue una suerte de juego de fuerzas. Se trató, para mí, de lograr que los cuentos, juntos y en determinado orden, armaran un arco narrativo, temático y estructural semi-sistemático. E insisto mucho en el semi. Tanto que hasta le podría decir cuasi. Tiendo a ser demasiado sistemática cuando pienso en un libro (¿cuándo pienso en cualquier cosa?), pero en este caso se dio algo del orden del azar que, creo, hizo que las sogas se soltaran un poco. Entonces, en vez de terminar con un libro de unidad muy marcada (como son los anteriores, creo), Los límites del control reúne cuentos que tienen un arco común, pero un arco más traslúcido, menos férreo que antes.
Una vez, en ocasión de Protocolos naturales, alguien en la radio me dijo que era un libro muy consistente. Yo dije gracias. Me respondieron: “pero no sé si lo digo como un elogio, eh”. Yo había agradecido porque, en ese momento, no hace tanto, la consistencia cerebral me parecía algo que no podía faltar en un libro de cuentos. Recién ahora, con la publicación y la escritura de Los límites del control, entiendo por qué respondieron lo que respondieron a mi “gracias”. Creo que Los límites del control tiene algo más suelto, más blando, y que no por eso deja de ser firme en otros sentidos: todo eso si logré lo que quería lograr, ¿no?, claro.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Hará seis años, escribí un libro que se llamaba, como la película de Jim Jarmush, Los límites del control. Resultó ser un libro del todo impublicable (ni siquiera lo intenté). Pero, sobre todo, resultó ilegible. Eran cuatro cuentos largos para los que yo me había auto-dictado pautas formales muy estrictas: un cuento sin verbos (odiaba los verbos en ese momento), uno sin sustantivos, otro solo con verbos y sustantivos y nada más, y el último, finalmente, con todo. Y cada uno, además, en torno de un concepto científico. Fue un proceso de escritura del que aprendí mucho: aprendí, sobre todo, que mi forma de llegar al descontrol (o, digámosle, a algo así como la soltura) debía ser a través del control. Llegar al descontrol por exceso de control: saturar un procedimiento (y un modo de ser y de escribir) hasta llevarlo hasta el punto en que comienza a ser otra cosa, pero no porque uno le agrega algo nuevo, sino, justamente, porque uno le agrega demasiado de lo mismo. El título quedó porque creo que sintetiza bien ese proceso; me faltaba dar con el libro que también hiciera legible ese principio.

¿De qué temas se nutre tu escritura?
Como tema, me obsesiona la naturaleza. Creo que por eso también busco motivos científicos como excusa temática: botánica, astronomía. En verdad, pienso ahora, la naturaleza me interesa como tema, sí, pero me obsesiona también como forma. O, más bien, como búsqueda formal. ¿Cómo lograr que algo complejo aparezca, en la página o en el mundo, con las formas de lo natural? Esa es una pregunta que, me parece, la escritura y la naturaleza pueden compartir.

¿Cuál es tu relato preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
A mí me gusta “Un hombre con un proyecto”: creo que porque es un cuento para el que investigué y estudié mucho y, si me salió más o menos como pensaba, todo eso que leí está ahí, pero mezclado también con un principio mucho más laxo y asistemático: algo de puro sonido y puro gusto de la escritura, digamos. Los que han leído el libro mencionan “El sistema del invierno” y “Cajas de humo”: también son cuentos para los que estudié mucho, y que corregí durante al menos tres años.

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con la editorial Alto Pogo?
Conversé con Marcos Almada, uno de los editores de Alto Pogo, y se dio. Juntos, revisamos una última vez los textos, pensamos el orden de los cuentos: siempre es muy bueno contar con la mirada de un editor como él.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Seguir escribiendo y seguir publicando. Eso ya es un lujo.

¿Qué libros recomendarías?
De los de siempre:
Worstward Ho, de Beckett.
La mayor, de Saer.
Las ensoñaciones del paseante solitario, de Jean-Jacques Rousseau.
Algunos de los que leí en los últimos años:
El año del pensamiento mágico, de Joan Didion.
Una ofrenda musical, de Luis Sagasti.
Como si existiese el perdón, de Mariana Travacio.
Principio de fuga, de Francisco Cascallares.
Algunos de los, quizás, más raros:
Del caminar sobre el hielo, de Herzog
La mística salvaje, de Michel Hulin

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy ultimando detalles de un libro de cuentos escritos en ocasión de canciones. Estoy, también, corrigiendo otro libro de cuentos que está más en la línea del trabajo que vengo haciendo (o deshaciendo, más bien, destrabajando: aflojar y aflojar el ansia de sistema) con Los límites del control. Y, además, estoy intentando una novela.



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sábado, 17 de marzo de 2018

Flavia Calise: “Me cansé de escribir sobre la muerte y ahora escribo sobre la vida”




La escritora Flavia Calise publicó el libro de poemas El incendio que hicimos en tu casa a través de la editorial Textos Intrusos. La poeta habló con Entre Vidas acerca de su proceso de escritura y de sus proyectos entre los que se encuentra el ciclo de poesía llamado La leyenda del vampiro floral que circula por distintos bares y centros culturales desde el año 2015.


PH Roco Perna

¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Cuando me siento a escribir, me gusta tomar café. Así que preparo una taza grande antes de comenzar. Por otro lado, me gusta tener un ramo de flores cerca. Sobre la mesa, al lado de la computadora. Pero no mucho más que eso.

¿Con qué frecuencia escribís?
Escribo todos los días. Trato de generar una rutina en la que pueda llevar un ritmo siempre actual de lo que quiero decir. Se trata de encontrar un momento del día para bajar una imagen o alguna frase que pueda servir como material inmediato. Escribo mucho en las notas del celular. Entonces, me pasa que siempre tengo algunos versos o nuevos, que luego decantan en un poema.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Si bien comencé a escribir desde chica, no tuve un referente cercano inmerso en la poesía. Recuerdo que una vez encontré unos libros que venían en una entrega semanal y mi madre los dejaba en el revistero. Entre los autores estaban Baudelaire, Rainer Maria Rilke y Alfonsina Storni. Los comencé a leer, pero no los entendía. Mi padre es melómano, su afecto por la música llevó a que le comience a prestar más atención a las letras. Después vino el amor por Charly García y todas esas cosas que te rompen la cabeza.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara El incendio que hicimos en tu casa?
El libro habla constantemente de algo que está sucediendo, que se está incendiando. No se corre del movimiento constante. Por otro lado, un incendio es fascinante y también puede ser muy triste, como todo proceso. El fuego va desde adentro hacia afuera: están quienes se espantan y otros, que acompañan la vehemencia.

¿Cómo fue el proceso de selección de los textos que aparecen en el libro? 
El proceso tuvo que ver con mi trabajo en una clínica de poesía dictada por Gabriela Borrelli Azara y Elisa Mondello. Ellas me acompañaron y revisamos los textos, sabiendo que terminarían siendo parte del poemario. En relación a la temática, se dio naturalmente; en algún momento no pude hablar más que del fuego, más que nada relacionado al deseo, el sostén de los que tratamos de no mentir.

¿Cuál es tu poema preferida del libro?
No tengo un poema preferido. Sí creo que cada poema puede ser más afín al momento que uno atraviesa. En este momento, sería "Detector de incendios".

¿De qué temas se nutre tu escritura?
Me cansé de escribir sobre la muerte y ahora escribo sobre la vida.  Me interesan los cambios internos y cómo afecta eso las mismas relaciones afectivas, la transformación del cariño. Divertirme cambiando de cuerpo y lugar, hablar de cosas que no existen o que por mi edad no viví.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Por supuesto que son muchos, pero ahora se me ocurren Ana Cristina Cesar, Andrés Caicedo, Blanca Varela, Idea Vilariño, el libro "Hola mediodía" de Dorothea Lasky, "Toro" de Carla Sagulo y "Poemas completos" de Néstor Perlongher.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Me interesa aprender. Continuar incorporando herramientas para mejorar mi escritura y pulir mi estilo. Hallar nuevos formas de abordar la poesía. Como la fusión con el teatro y la música.
También seguir forjando lazos con otros autores y encontrar espacios donde podamos compartir lo que hacemos. La poesía es bastante solitaria, pero no tiene que ser siempre así.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con la editorial Textos Intrusos?
Hernán, mi querido editor, me contactó por Facebook. Nos teníamos ahí por amigos en común del ambiente literario y leyó mis poemas desde esa la red social. Luego me llamó y nos encontramos para hablar del libro.

El Domingo pasado se presentó el libro en el bar Varela Varelita ¿Qué podés decir de ese día?
Fue una noche  hermosa. Estoy totalmente agradecida a los presentadores: Ricardo Strafacce, Gabriela Borrelli Azara y Elisa Mondello. No sólo por lo que los admiro profesionalmente, sino por la calidez y el amor con el hablaron sobre él. A su vez, aportaron una perspectiva totalmente aguda y distinta de lo que yo misma pensaba sobre los poemas. No quiero dejar de mencionar a Varelita, que aporta una atmósfera especial en todo lo que pasa allí.

¿Tenés algún otro proyecto?
Tengo un ciclo de poesía llamado La leyenda del vampiro floral que circula por distintos bares y centros culturales desde 2015. Allí se mezclan poetas, músicos y artistas plásticos en una misma fecha. Por otro lado, el Domingo 18 de Marzo a las 22hs presento junto a Maxi Muti y Nicolás Capeluto la primera edición del proyecto "La velocidad del fuego" en el Club Cultural Matienzo. Es una experiencia que reúne textos de poetas que son tomados por directores y, de este modo, crean perfomances a partir de los mismos, contando con la presencia escénica de distintos actrices y actores que nos encantan. También contamos con el apoyo de varias artistas del mundo poético, musical y actoral que enviarán poemas recitados por ellas mismas e intervenidos por el músico Nicolás Aimo y que pasaremos en los intervalos de cada obra.



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lunes, 12 de marzo de 2018

Lorena Suez: “Mis Vendavales es la historia de una nena que atraviesa una situación familiar que la perturba”






La escritora Lorena Suez habló con Entre Vidas acerca de su flamante novela infantil Mis vendavales que saldrá a través de la editorial Peces de Ciudad. Ademas, la autora publicó el libro Intemperie con Viajera Editora y su relato Desde el Mandarino en la antología Tetas, historias de pecho, editada por Textos intrusos.



¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Con el paso del tiempo dejé de tener rituales, al menos algunos. Ahora necesito más voluntad y determinación que ceremonia.  También depende de lo que esté escribiendo, con la poesía se impone el ritual de responder a una imagen y escribirla urgente, es muy valioso lo que se pierde si no lo llevo a cabo. En narrativa, aprovechar el tiempo es una obligación que no siempre sostengo.
En cualquier caso, lo ritual en mí tiene que ver con acomodarme mentalmente a la situación de escritura. Una actitud interna, una mirada sobre las ideas que solo aparece cuando escribo y lo disfruto. Sin esa actitud no escribo nada apreciable.

¿Con qué frecuencia escribís?
Tengo que asumir que perdí la frecuencia en la escritura. Tiene que ver con las ocupaciones que fui sumando, y con un espacio no solo físico sino también mental. Escribo cuando me lo permito, y últimamente me permito poco. 

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
En realidad la poesía surgió sin que me lo propusiera. Se me impuso y la dejé hacerlo. Escribía prosa y empecé a jugar con los espacios, los silencios, los recursos. Fue sorprendente ver cuánto creció todo. Así empecé a amar no solo a la poesía sino a las palabras que pronunciaba, que elegía. Y en una vuelta mágica y poética empecé a amarme a mí cuando escribía poesía.
Le debo mucho a este género. Para mí está muy vinculado a lo más interno e inexpresable que persiste, escribir poesía es un acto íntimo gracias al cual vivo momentos brillantes y solitarios. La visión, el proceso creativo, las imágenes, la escritura, la relectura, la voz, son todas cosas de un mundo intangible al que a veces puedo acceder con cuidado y devoción.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en tu libro Intemperie?
El libro se fue autodefiniendo, armando y diseñando solo. Lo que dejamos afuera fue más por resonancia intuitiva que por un proceso deliberado de escribir sobre tal o cual tema. Estaba todo, había que buscar afinidades.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Es una visión que atraviesa gran parte del libro y se asocia no solo a una descripción física de un espacio al aire libre, expuesto, sino a una noción temporal y personal sobre los ritmos y los procesos que viven en estado de intemperancia.

¿De qué temas se nutre tu poesía?
De imágenes, de vacío, de tristeza, y también de amor. De lo indecible de la naturaleza, de lo perfecto, del dolor que, gracias a la poesía, puede nombrarse.

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
No puedo elegir uno. En cada serie tengo mis preferidos. Los lectores destacan bicho, hay un árbol, garra, yo te esperaba, hace meses que reformo mi casa, nunca.

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con Viajera Editorial?
Hace unos años quise empezar un taller literario. En la primera entrevista me pidieron que llevara el material que tuviera escrito. En ese compendio caótico y exaltado estaba casi todo Intemperie. El resto del camino fue con Virginia Janza, mi editora. Gracias a ella conocí la belleza de trabajar y retrabajar un texto hasta que reluzca.

También, formás parte de la antología Tetas, historias de pecho, publicada por Textos intrusos. ¿Cómo te llegó la propuesta?  ¿Qué podés contar de tu relato Desde el Mandarino?
La propuesta, que me llegó a través de Virginia Janza, era escribir sobre Tetas. Surgió un relato que me gusta mucho. Recuerdo empezar a escribirlo mientras manejaba mi auto por el barrio, a pocas cuadras de casa.  Hay una mujer en su auto, un mandarino rebosante y las tetas. Hay deseo, voracidad. El resto hay que leerlo.

¿Qué podés adelantar de tu novela infantil Mis vendavales, que saldrá este año por la editorial Peces de Ciudad?
Que también, como en la poesía, el lenguaje me fue descubriendo a mí. La idea del libro pronto a publicarse no deja de sorprenderme. Nunca me había propuesto escribir literatura infantil y debo agradecer a Angie Pagnotta por pensar en mi texto y convocarme para publicar en Peces de Ciudad.
Mis Vendavales es la historia de una nena que atraviesa una situación familiar que la perturba. Una nena con un mundo interior frondoso, rodeada de seres reales e imaginarios que la acompañan durante unos días de su vida entre la tristeza, los miedos, las pesadillas y el amor.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Crecí leyendo novela. La poesía o el modo de decir poético me llegó más tarde. Podría decir que amo leer a Nicole Krauss, Marosa Di Giorgo, Alfonsina Storni, Clarice Lispector, Pessoa, Miguel Hernández, Baricco, Virginia Woolf, Mercedes Roffé.
Viajera, la editorial de Karina Macció, publica a autores increíbles. Amoratada de Karina Macció es supremo, Fragmentos del Fin de Eugenia Coiro, Lado Géminis de Virginia ambos imprescindibles. 

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Trabajo, sin frecuencia ni ritual, sobre un texto de ciencia ficción, sobre algún relato infantil y otros tantos relacionados a una labor psicosocial que realizo sobre un equipo de médicos y sus enfermos terminales. 



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