El Premio Clarín de Novela la vio ganadora con su novela Las Viudas de los Jueves en el año 2005 y a partir de ahí la escritora Claudia Piñeiro se volvió más conocida, recibió infinidad de propuestas literarias y hasta invitaciones a conferencias junto a excelentes colegas. Más allá de ese galardón ella posee una rica trayectoria escribiendo no solo novelas, sino que también le dio vida a obras, guiones y hasta cuentos infantiles.
Actualmente acaba de lanzar su flamante novela llamada Las Grietas de Jara que posee la mezcla de suspenso y policial que suelen tener sus historias.
Inicialmente tu idea era estudiar sociología, ¿qué es lo que pasó que te terminaste recibiendo de contadora?
Lo que pasó es que en el ´78 todavía estaba sociología en la facultad pero al año siguiente cerraron la carrera por dos años, porque era la época de la dictadura militar. A mi me interesaba mucho estudiar sociología pero había hecho un test vocacional en el Borda y la psicóloga que me lo hizo me dijo que fuera a la facultad a preguntar por el curso de sociología y toda la gente me disuadió para que no lo hiciera y justo al año siguiente se cerró la carrera. Entonces creo que fue una decisión más de supervivencia o de acomodarse a las circunstancias que vocacional. Y mi mamá y mi papá habían empezando la carrera de ciencias económicas y no la habían terminado.
¿Fue una asignatura familiar pendiente?
Si, si bien no me dijeron que estudiara para contadora era como que estaba en el aire esa carrera y la posibilidad de estudiar algo con más salida laboral ya que yo venía de una familia de clase media-baja y sabía que luego de recibirme tenía que empezar a trabajar.
¿Cómo empezaste con la escritura?
Escribía mucho pero lo que me pasaba era que en mi familia no había nadie relacionado con el arte profesionalmente, entonces no se me ocurría la posibilidad de poder vivir de la escritura. Entonces era como que yo buscaba la profesión por un lado y por el otro escribía. Recién a los 30 años empecé a pensar en la idea de poder trabajar en algo cercano a la escritura y mientras tanto formarme más intensamente en escribir y en leer, en todo lo que uno necesita para escribir.
¿Hiciste cursos?
Siempre fui trabajando lo que yo escribía con distintos escritores. El primero con el que trabaje fue Enrique Medina, después con Alicia Steimberg, Elsa Osorio, con Guillermo Saccomano que fue con el que más años estuve y con Juan Martini. Además, como también soy guionista y dramaturga, estudié dramaturgia en la EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático) y estudié con Mauricio Kartun de manera independiente aunque en la carrera lo tuve como profesor. Y por último, estudié guión con María Inés Andrés. Todos éstos saberes, si bien no son literatura se trata de contar historias y en el teatro hay mucha relación con el manejo del lenguaje.
¿Primero fuiste redactora?
Cuando trabajaba como contadora, estaba dejando un trabajo a fin de año, ya tenía otro trabajo para marzo y me quedaba el verano entremedio, entonces vi un aviso en el diario que pedían redactores para la revista Emmanuelle que dirigía Oscar Blotta. Era una revista que fue muy importante en la historia de las revistas argentinas porque fue la primera con una mirada más feminista. En ese momento era una revista bien distinta a las demás, con muchas notas de autor y justo pedían redactores y yo le escribí una nota a Blotta diciendo que si bien yo era contadora me interesa mucho escribir para la revista. Y él me tomó. Trabajé todo el verano pero en marzo me fui a trabajar de contadora nuevamente ya que vivía sola y el sueldo de redactora no me alcanzaba para vivir. Al tiempo Blotta me llamó nuevamente para ocupar un puesto vacante con mejor sueldo y ahí pude hacer el cambio. Esa fue la transición, dejé mi lugar de contadora y me dediqué al puesto en la editorial.
¿Qué tipo de notas escribías en la revista Emmanuelle?
Escribía notas de distinto tipo de desarrollo de temas relacionados con la mujer. En esa revista gané el premio Pléyade que se le da al periodismo gráfico con una nota que era sobre el uso de los preservativos, cuando empezaba todo el tema del sida y muchos hombres no querían usar preservativos. En Emmanuelle también realicé entrevistas, a Alfredo Alcón, a sexólogos, etc.
Escribiste una serie de obras de teatro, qué podrías decir de “¿Cuánto vale una heladera?” y “Morite, Gordo”?
“¿Cuánto vale una heladera?” es la primer obra que escribí que se representó y la escribí para Teatro por la identidad que es un ciclo para difundir toda la obra de las Abuelas de Plaza de Mayo. Y en ese año, en el 2004, Las Abuelas habian pedido que las obras no hablaran del tema especifico de la expropiación de menores y querían que hablaran de la identidad en general. Yo coincido con ellas en que a veces a la gente si algo no les afectó determinantemente quizás les pasa por el costado. Entonces la obra se encuadró en el tema de la identidad y era una obra de humor.
Respecto a “Morite, Gordo” es una obra que se dio el año pasado en el Rojas y surgió por un pedido específico de Mónica Viñao que era la directora que quería hacer una obra con un grupo de alumnos. Como le suele suceder a muchas compañías teatrales eran siete mujeres y un solo hombre y yo les daba ideas de determinadas cosas y ellos sumaban con improvisaciones, así se fue armando la historia. Era la relación de un flaco que le decían gordo, por más que no lo era, con todas las mujeres de su vida, su madre, su novia, su hermana, su cuñada, etc.
También escribiste libros infantiles. ¿Obtuviste un premio?
Si, a mi me pasaba que terminaba de escribir una novela y me costaba retomar con otra novela, entonces entre medio de una novela y la siguiente escribía cuentos infantiles u obras de teatro. Cuando yo escribo una novela la tengo todo el tiempo en la cabeza y con los otros géneros quizás no me pasa eso. Y en el año 2005 con el libro “Un ladrón entre nosotros” gané en Colombia el Premio Norma-Fundalectura que lo entrega la editorial Norma junto con la fundación. Es un premio muy importante dentro de la literatura infantil.
Suspenso y policial negro
Sin lugar a dudas las novelas de Claudia Piñeiro suelen tener una mezcla entre suspenso y policial negro, ambos géneros son los preferidos de la escritora y se ve reflejado en los cuatro libros de ese estilo que ha publicado hasta el momento.
Tu primer novela fue “Tuya” y luego de eso apareció la premiada “Las Viudas de los Jueves”, ambas participaron en concursos importantes, ¿qué podes decir al respecto?
“Tuya” había sido finalista del Premio Planeta en el 2003 que lo ganó Guillermo Martínez con “Crímenes Imperceptibles” y en ese momento el hecho de mandar a concursos a veces lo haces, no solo por el hecho de ganar el concurso porque si quedas entre los finalistas quizás se hace más fácil que te publiquen. Y con Las Viudas de los Jueves gané el Premio Clarín de Novela en el 2005 y me ayudó mucho porque la gente que no me conocía me empezó a conocer a través de la difusión que se da por la obtención de un premio tan importante.
¿Qué expectativas tenías cuando terminaste de escribir Las Viudas de los Jueves? ¿Pensaste que iba a llegar a tanto?
No, la verdad que es bastante difícil. El otro día sumaba la cantidad de ejemplares y vendió entre 140 y 150 mil ejemplares. No sé si hay muchos libros que en los últimos años hayan vendido tanto entonces es impensable que uno cuando escribe un libro piense que va a llegar a tantos lectores. Además, que se haga una película, que sea con el despliegue que se está haciendo la película de Marcelo Piñeyro, con tan buen elenco, con tanta expectativa. De repente tomé conciencia de que todo lo que está pasando fue porque un día en soledad yo escribí una historia.
En cuánto al guión, ¿se respeta lo que vos escribiste en la novela?
En el guión cambia bastante la novela pero lo hace porque debe hacerlo porque la novela tiene muchos personajes, transcurre en muchos años y el cine necesita otra concentración. Es decir, la tensión que tiene la novela se perdería en una película si la transcribieran textual. A mi me parece que tomaron muy buenas decisiones tanto Marcelo Piñeyro que es el director como Marcelo Figueras que es el guionista porque debían tomarlas. Debían sacar personajes, debían juntar cosas para generar tensión y tal vez tuvieron que agregar cosas. Marcelo Piñeyro eligió quedarse con la parte de thriller y para eso sumó situaciones que van a potenciar el suspenso.
¿Cómo surgió la idea para la novela?
A mí siempre me surge como una imagen y en el caso de Las Viudas de los Jueves había aparecido como una imagen que tenía que ver con un cuento del escritor John Cheever que se llama El nadador. Cheever escribe sobre una época en Estados Unidos, creo que por los años `50, sobre barrios parecidos aunque sin tener muros divisorios pero si lugares en los que solo entra la gente que vive ahí, gente privilegiada, sin robos. Y el nadador es un personaje que está en decadencia, al igual que los protagonistas de mi novela.
¿Y qué imagen inicial tuviste en el caso de la novela Elena Sabe?
En Elena Sabe la imagen era una mujer que había tomado una medicación pero que todavía no había hecho efecto y que necesitaba esperar un tiempo para ponerse en movimiento.
Respecto a tu nuevo libro, Las Grietas de Jara, la presentación fue realizada en Tucumán, ¿cómo se dio la posibilidad de lanzarlo primero en el interior?
En realidad Ñ hace unos ciclos en Tucumán que lleva personajes de la cultura. Ahora en agosto va Felipe Pigna, me habían propuesto ir en julio y justo salía la novela. A mi me agradaba lo de poder presentar primero el libro en el interior y después que llegara a Buenos Aires, hacer el proceso inverso.
En ésta novela el protagonista es un hombre, ¿qué trabajo tuviste que hacer para enfocar la mirada masculina del protagonista?
Tratar que siempre el punto de vista sea el de un hombre. Igualmente me parece que en éste momento, el punto de vista de un hombre y el de una mujer están bastante más cerca que en otros momentos.
Hay una frase de la novela que dice “Yo no quiero construir en Buenos Aires porque no quiero construir sobre las ruinas de otra cosa”, ¿tiene que ver con la actualidad que presenta la ciudad?
Si, básicamente tiene que ver con que hoy hay colegios que desaparecieron ya que los dueños los venden y cambia la vida para mucha gente por un negocio inmobiliario. Eso pasa con colegios, con estacionamientos, con casas históricas. Es como que hay un auge de qué se puede tirar para levantar edificios. También, tiene que ver con una mirada histórica. Además, con la fantasía que muchos tenemos acerca de muertos que pueden estar enterrados en cualquier parte de la ciudad y que no sabemos.
Para la persona que todavía no fue a comprar el libro, ¿qué podrías adelantarle de la novela?
Yo creo que el libro tiene distintos aspectos. Es una novela claramente de crisis de mediana edad, de alguien que a los 45 años se plantea si sigue lo que le queda de la vida con el mismo trabajo y con la misma mujer con la que hace 20 años que está y con la que ya el amor no existe y que solo es una cuestión de costumbre, o si decide hacer otra cosa. Y por otro lado, la historia tiene algo que a mi es lo que más me interesa con respecto a las reglas del juego ya que la persona que está en relación de dependencia tiene que hacer cosas para su jefe. Uno se empieza a preguntar, en un mundo donde las reglas del juego las ponen los poderosos, quizás no se tiene más remedio que hacer lo que le piden pero por otro lado hay que ser concientes de las cosas que se terminan haciendo.
En el caso de Las Grietas de Jara estas hablando del protagonista que es arquitecto.
Si, el personaje principal es arquitecto, construye edificios y lo que le explota a él en éste momento es que hace unos años debajo de uno de los edificios sabe que hay un cadáver de un hombre. El siente que tenía que haber contado eso pero no dijo nada porque su jefe le pidió que no lo hiciera. Entonces tres años después esto sale a la luz, surge una crisis que lo lleva a tener una crisis en su vida, su trabajo y en todo lo que lo rodea.
Muchos te tienen identificada como una escritora de libros para mujeres, ¿qué el protagonista de tu nueva novela sea un hombre tuvo que ver con despegarte de ese prejuicio?
Muchos piensan eso pero por ejemplo para mi la novela Las Viudas de los Jueves no es un libro para mujeres y Elena Sabe y Tuya me parece que son libros que tienen una mirada femenina pero ahí creo que tiene que ver con la imposibilidad de formar el universal a partir del femenino. Yo puedo leer El Padre de Kafka y sentirme identificada por más que sea la relación de un hombre con su padre. Pero en la inversa es más difícil formar el universal para los hombres a partir de una relación madre-hija. No hubo una especulación en Las Grietas de Jara al poner un hombre como protagonista, es la historia que quería contar.
viernes, 7 de agosto de 2009
Claudia Piñeiro: "No hubo especulación, es la historia que quería contar"
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Muy buena la nota, Mauro. Las entrevistas a escritores son las que más me interesan, sobre todo, a aquellos que estan formando parte de la nueva narrativa argentina.
ResponderEliminarOjalá lea en este espacio las palabras de Anegla Pradelli o Pedro Mairal, escritores que sigo y que tienen cosas muy interesantes para decir.
Saludos.
Santiago: muchas gracias, me alegro mucho que te haya gustado la nota. Próximamente vas a poder leer más escritores y haré todo lo posible por entrevistar a Pradelli y Mairal también.
ResponderEliminarSaludos.
Mauro