jueves, 17 de agosto de 2017

Maximiliano Matayoshi: “Es una novela que gusta mucho porque es ágil y toca temas que son atractivos”




El escritor Maximiliano Matayoshi publicó una reedición de su libro Gaijin a través de la Odelia Editora. Con dicha novela obtuvo el primer premio UNAM-Alfaguara en 2002. El autor estuvo hablando con Entre vidas y contó que la historia parte de una anécdota de su padre acerca de cómo ponían balas de cañón enterradas en la caída de un tobogán con el fin de activarlas para que exploten.



¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Prepararme un mate, en lo posible con yerba Playadito, que es la única que no me da acidez.

¿Con qué frecuencia escribís?
Cuando el resto de mi vida (trabajo, mujer, casa, niño de 18 meses) me lo permiten.

¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la escritura de tu libro Gaijin?
La anécdota que me contó mi viejo, acerca de cómo ponían balas de cañón enterradas en la caída de un tobogán, colocaban un clavo en el casquillo, y dejaban caer una piedra por el tobogán para activar la explosión.

¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Gaijin (extranjero) es una palabra que puede usarse de forma muy despectiva. Muchas veces oí a mi viejo usarla de esta manera. El libro es parte de una discusión que mantuve con él a lo largo de toda la vida.

¿Qué repercusiones tuviste de parte de los lectores?
En general es una novela que gusta mucho porque es ágil y toca temas que son atractivos. Pero también muchas veces se hace una lectura que formaría parte de la discusión que mencioné antes: se la lee como una novela “japonesa” cuando es exclusivamente argentina.

¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con Odelia Editora?
Realmente no lo sé. Papá murió en marzo del 2016 y fue la primera vez que pensé que era tiempo de reeditar el libro. Dos meses más tarde me contactaron las chicas de Odelia, querían publicarla. Entonces sentí que todas las decisiones habían sido tomadas por alguien más, que a mí sólo me tocaba decir sí.

Con la novela ganaste el primer premio UNAM-Alfaguara en 2002. ¿Qué sentís que cambió en vos como escritor?
Me sentí escritor. Antes de eso no lo sentía y creo que poco después dejé de sentirlo. No estoy seguro de que sea algo bueno o malo sentirse escritor. Era muy joven y tal vez no tenía la madurez suficiente para hacerlo una parte real de mi vida.

¿Cuál es el recorrido que piensan darle con la editorial?
Desde la editorial buscan darle una nueva vida al libro, que vuelva a estar en las mesas de las librerías y llegue al público general. Con este libro inauguraron la colección de narrativa contemporánea, porque creyeron que era un libro que podía gustar a mucha gente y abrir camino para los que vinieran después. Por ahora, se viene cumpliendo.

Para el que todavía no leyó la novela. ¿Con qué se van a encontrar?
Una novela iniciática en todo sentido. Iniciática para los personajes y para el autor, todos en busca de su identidad.


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