miércoles, 29 de agosto de 2018

Marcos Tabossi: “Existen especies de cárceles internas que nos construimos para hacer de nuestro entorno un lugar más habitable”




El escritor Marcos Tabossi habló con Entre Vidas de su libro Una especie de cárcel, publicado a través de Peces de Ciudad Ediciones, y adelantó que actualmente está trabajando en una novela juvenil, escribiendo cuentos y buscando editorial para una novela que tiene terminada.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Reviso los mails, pongo música, cambio la música, voy al baño, abro las redes sociales, cierro las redes sociales, preparo mate,  se me enfría, pongo el celular al lado del teclado, abro el whatsapp mil veces, me pongo de mal humor, y cuando me odio lo suficiente por insistir con algo que no es para mí, recién entonces pongo caracteres en la página.
Todo esto siempre y cuando no tenga a mis hijos colgados del cuello.

¿Con qué frecuencia escribís?
Soy rachero, como un nueve de área. Merodeo todo el tiempo. Doy vueltas como un perro antes de cavar el pozo. Eso lo hago con frecuencia, casi todos los días. Como el delantero que en cada partido tiene tres o cuatro mano a mano.  Pero cuando estoy con la pólvora mojada sólo en un mínimo porcentaje de todos esos juegos sexuales, paso al acto de escribir.
Son muchas más las frustraciones que los momentos donde la escritura fluye.

¿Quién te inculcó tu amor por la literatura?
Mi viejo me inculcó el amor por la lectura. Él es historiador y no lo recuerdo en otra situación que no fuera metido en su escritorio inspeccionando con lupa (cuando digo lupa quiero decir lupa, literal) diarios amarillos del siglo XIX. Tiene una biblioteca tan grande que no deja pedazo de pared a la vista. Ese ambiente era el santuario dentro de la casa, tarde o temprano me iba a cautivar.
Recuerdo de chico ir a un negocio de canje de libros e historietas –un sucucho polvoriento- y llevarme, junto con el canje, algunas historietas de Patoruzú de contrabando, dentro de una campera inflable. Alguna vez mi viejo se dio cuenta y no me retó, o no tanto. Incluso insinuó que el dueño del local estaba al tanto del hurto y que lo permitía. Ese día creí aprender que robar lectura no estaba tan mal. 
Ya en la adolescencia empecé a leer filosofía y literatura. Ahí había magia. No podía ser que al leer Dracula, por ejemplo, sintiera un miedo real, en el cuerpo, cuanto todo cuanto había era un conjunto de caracteres impreso en tinta negra.

¿Por qué decidiste que tu libro de cuentos se llamara Una especie de cárcel?
Es el cuento que más me gusta y el más extenso. Además, ese título atraviesa a todos los cuentos del libro. En cada historia hay momentos en que los protagonistas se enfrentan a ese mundo interior que asusta, a lo monstruoso que tenemos dentro, a aquello que preferimos no ver o no saber. Existen especies de cárceles internas que nos construimos para hacer de nuestro entorno un lugar más habitable.  Algo de esto hay en cada cuento.

¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en el libro?
Una especie de cárcel fue el último cuento escrito y el que marcó la pauta para los anteriores. A partir de ese cuento busqué, dentro de las historias que más me gustan, aquellas que pudieran establecer un diálogo, sea en la temática, en el tono o en el registro. Fue una tarea sencilla y hasta ¿frustrante? Pienso lo de frustrante al darme cuenta que la gran mayoría de lo escribo transita caminos y temáticas similares. 

¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Mi cuento preferido es una especie de cárcel. No sólo por el resultado, al ver la cosa terminada, sino, fundamentalmente, por el proceso. Me sentí tan cercano al personaje que fui viviendo sensaciones parecidas a las suyas mientras escribía. Algo que no me pasa con frecuencia. En general los cuentos los escribo yo y los personajes son míos. Y si me dejo llevar, es una actitud elegida y adoptada de antemano. Acá, en cambio, sentí que el personaje impulsaba mis dedos en el teclado y debía abandonar la escritura en cada párrafo por falta de aire.
Los lectores recuerdan más el cuento “la correntada”. Es un cuento que fue premiado y había sido publicado en una antología. Es el primer cuento del libro y trabaja el vínculo de dos hermanos  que juegan en el río, hijos de una madre sumida en la melancolía.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Peces de Ciudad Ediciones
Conocía la editorial porque uno de los autores me había hablado de ella. Contacté a una de las editoras que me invitó a leer en uno de los eventos que organizan para conocer nuevos autores. Parece que el cuento que leí les gustó porque a la semana me escribieron para empezar a trabajar con el material que quería publicar

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
De varias cosas. A veces tomo imágenes que recuerdo de mi vida y trabajo con ellas: las estiro, las torsiono, las doblo, en fin, busco en esos recuerdos otros destinos posibles. También me gusta retener frases textuales que funcionan como imágenes acústicas y que funcionan como la condensación de toda una lógica de pensamiento que tiene una persona. Soy psicólogo y el ámbito del consultorio suele ser un caldo de cultivo para recolectar dichos, frases, expresiones que después serán el corazón de alguna historia.
Trato de despegarme bastante de los conflictos reales que escucho en el consultorio, en todo caso rescato los detalles imperceptibles y trabajo sobre ellos.


¿Qué libros o autores recomendarías? 
Me gusta recomendar autores argentinos y contemporáneos. Leo mucha literatura argentina y me gusta consumir editoriales llamadas independientes, las más chicas. Si pienso en libros que he leído últimamente me han gustado mucho “Carrusel” de Enrique Decarli, editado por Kintsugi y “los silencios” de Mauricio Koch, editado por Conejos.
Otros autores argentinos influyentes son Hernan Ronsino, Samanta Schweblin y Selva Almada, por nombrar algunos.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Me encantaría conservar las ganas de escribir. Ojalá pueda escribir historias de las cuales estar orgulloso y que la publicación sea una consecuencia esperable por la calidad de los textos y no una meta en sí misma. Ah, y que cada vez haya más gente que me lea. ¿Es mucho pedir?

¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
Actualmente estoy trabajando en una novela juvenil y escribiendo cuentos. También estoy buscando editor para una novela que le veo destino de publicación.




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