La escritora Karina Sacerdote publicó la novela Monoblock con También el caracol editora y contó que en principio la idea original era un libro de cuentos y que cada cuento iba a ser sobre un departamento. Al escribir el primer cuento de un hombre regresando al lugar del que se había escapado nació la historia que dio lugar a la novela. Además, la autora adelantó que acaba de terminar un libro de poemas y está escribiendo otra novela que trata de una niña maltratada por un monstruo extremadamente cruel al que llama mamá.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Quizás los rituales sean una idealización. En mi cabeza me imagino en la soledad de la noche, con una copa de buen vino en la mano. No imagino nada demasiado estrambótico o inalcanzable, apenas un olor a vainilla. Acaricio el teclado mientras los personajes me hablan de sus cosas. El sutil eco de insectos nocturnos viene acompañando a la brisa que entra descalza por la ventana.
La realidad es que escribo cuando tengo un poco de tiempo para hacerlo. A veces le saco tiempo al trabajo. Otras veces escribo de a ratos, con mis hijos andando por la casa, entre los ladridos de mi perro. Escribo haciendo pausas: contesto un mensaje o salgo corriendo a la cocina para ver si el pollo se está quemando dentro del horno, por ejemplo.
¿Con qué frecuencia escribís?
En este momento, todos los días. Cada día un poema o la intención de un poema, por lo menos. Cuando se trata de narrativa, arranco cuando lo siento necesario. Hay períodos en los que, aunque tengo ideas dándome vueltas en la cabeza, no las escribo, pero escribo sobre otras cosas.
¿Cuál fue la imagen disparadora que dio inicio a la historia de tu novela Monoblock?
La idea original era un libro de cuentos. Pensé en un edificio y en que cada cuento fuese sobre un departamento.
El primer cuento trataba de un hombre que regresaba al lugar del que había escapado. Escribiendo, ese cuento se convirtió en el primer capítulo de una novela.
¿Cómo fue el proceso de construcción del protagonista Germán?
Los procesos de construcción de los personajes no los tengo muy claros. Se me ocurre primero una imagen. En este caso, un tal Germán que vuelve a los monoblock después de varios años. En algún momento se abre la mente y este tipo empieza a sentir cosas y actúa en consecuencia. Sus actos van mostrando su personalidad. El personaje me va contando su historia.
Supongo que cada escritor tiene su forma. La mía se va dando a medida que los dedos pegan sobre las teclas y, si todo sale bien como en este caso, llego a olvidar que es una invención y me creo lo que escribo.
Cada personaje de Monoblock tiene vida propia, pero ninguno, ni Germán, ni Marianela, ni el Polaco, ni el Bola Flores, podrían ser sin la existencia de los otros. Cada uno construye a los otros a través de mí.
¿Cómo se dio la posibilidad de publicar el libro con También el caracol editora?
Hace algunos años, una vez al mes, organizábamos con varios amigos escritores (Mariana Alonso, Miguel Sardegna, Luis Cattenazzi, Martín Di Lisio, Daniel de Leo, Matías Orta) encuentros etílicos literarios. El requisito era simple. Elegíamos cepa y cada uno tenía que ir con un vino y con algo escrito. Leíamos y hacíamos críticas encarnizadas, pero muy constructivas, de lo que habíamos escrito. En esos tiempos yo estaba empezando a escribir Monoblock, así que en cada encuentro mostraba alguno de los primeros capítulos. Todos ellos, enormes escritores que admiro y quiero, me alentaban a continuar con la historia. Lo cierto es que con Mariana hicimos muchas cosas juntas: revista literaria, encuentros de lecturas, concursos y más. Cuando Mariana fundó También el caracol me dio la maravillosa noticia de que quería que Monoblock fuese el primer libro de la colección de narrativa contemporánea. No pude decir que no, nadie mejor que ella, talentosísima escritora y editora, para valorar mi trabajo. Si Mariana quería publicarla, era una buena historia. Me sentí orgullosa y feliz. Me estaba diciendo las palabras que todo escritor quiere escuchar: “Quiero publicar tu libro”.
¿Qué diferencias notás en vos como autora entre la que publicó el libro de poesía Terapia intensiva y la que publicó Monoblock?
Una diferencia abismal. La Karina poeta y la Karina narradora no son iguales. No pueden serlo porque la forma creativa de cada una es muy diferente. Soy celosa de mi poesía, me cuesta mostrarla. Escribo poemas compulsivamente y los destruyo.
Con la narrativa soy paciente, me gusta la serenidad que me provoca ver nacer una imagen y que esa imagen moldee a los personajes, muy de a poco, hasta que tengan sangre.
Nadie me ofreció publicar Terapia intensiva. Pagué yo misma la edición con el sello Muestrario que, en ese entonces, se dedicaba a publicar a poetas y narradores desconocidos. Los pocos que lo leyeron me dieron buenas críticas, pero si soy sincera, creo que lo edité más para mí que para que me lean.
Con Monoblock no esperaba nada. La terminé cuando falleció mi papá y dejé de escribir por mucho tiempo. La novela estuvo guardada en una carpeta de mi notebook hasta que, como ya conté, Mariana Alonso me dijo de publicarla.
¿De qué tema que todavía no escribiste tenés pensado hacerlo próximamente?
Escribo sobre mis miedos y sobre lo que me duele. Me libera escribir sobre todas las cosas oscuras que hay en este mundo y creo que con eso tengo tema para rato.
¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
No suelo pensar en objetivos cuando se trata de escribir. No me gusta caminar para llegar a alguna meta porque, si pienso en esa meta, no disfruto del andar. Escribo y soy feliz si en el camino gano lectores.
¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
En estos últimos meses anduve leyendo algunos pendientes: El arte de la guerra de Sun Tzu, El arte de ser feliz de Schopenhauer y Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.
Acabo de terminar de leer Bicho taladro, de María Insua. Y ahora le estoy dando una segunda lectura a Hojas que caen sobre otras hojas de Miguel Sardegna porque cuando lo leí me encantó y quiero escribir una reseña.
Los recomiendo a todos, en cualquier orden.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Acabo de terminar un libro de poemas y estoy escribiendo una novela. Una historia de lo más inocente: tras las paredes de lo que parece un hogar, hay una niña maltratada por un monstruo extremadamente cruel al que llama mamá.
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