martes, 2 de agosto de 2016

Juan Carlos Balassanian: “Se van a encontrar con historias que conmueven, que entretienen y que identifican”






El escritor Juan Carlos Balassanian publicó el libro Te “voy a contar”, relatos del Ser Armenio, bajo la editorial Zona Borde, en el que el autor desarrolla historias que solía compartir con sus familiares en cada 24 de Abril, fecha en la que se conmemora el Genocidio Armenio. Los relatos tuvieron tantas repercusiones que decidió compilarlos en un libro y acercarlo a las editoriales. El autor habló con Entre Vidas de su publicación, de lo que le generó el escribir cada relato y de los pasos a seguir dentro del ambiente literario.




¿Quién te inculcó el amor la literatura?
¡Qué buena pregunta! Sinceramente no sé si alguien me lo inculcó o se fue dando de manera natural. Es un hecho que nací en el seno de una familia muy lectora (mi madre especialmente). Lo que tengo claro es que de muy chiquito me gustaba escribir y que lo que escribía tenía buena repercusión (en la primaria me sacaba las mejores notas en ´redacción´, ´composición´ y esas cosas). Analizando la pregunta en profundidad creo que hubieron tres etapas: En la primaria como te comenté, especialmente en sexto y séptimo grado me empezó a gustar escribir relatos fantásticos. Finalizando la secundaria la poesía fue la manera de expresarme ante el vendaval de amores platónicos (petiso, gordito, alérgico y en modo ´cachetes colorados´ frente a las chicas todo el tiempo, yo no tenía mucho más margen que volcar mis esperanzas en la poesía), y finalmente a partir de los treinta años, cuando comencé a incursionar relatos de ficción y ensayos de humor e ironía, los cuales sólo compartía con amigos y familiares.

¿Tenes algún ritual en el momento previo a escribir?
Más que un ritual se suceden ciertas circunstancias de manera recurrente. La gran mayoría de las veces la idea o eje de la trama aparece en lugares poco previsibles como ser en una reunión de trabajo, esperando un medio de transporte o mientras simplemente hablo de cualquier otro tema con quien tenga enfrente. Lo que trato siempre es de recordar esa idea y garabatearla en un papel apenas tengo oportunidad. A partir de allí la voy desarrollando y muchas veces de la idea solo queda el impulso, ya que muchas ocasiones el relato final termina teniendo poco o nulo contacto con la idea que se me ocurrió. Una vez que inicio el proceso más formal de escritura mi ritual es sencillo: Café, Coca Zero bien fría, música incidental de fondo super tranqui y a escribir.

¿Cuándo sentiste que lo que estabas escribiendo era publicable?
Nunca. Los relatos incluidos en ´Te Voy Contar´ consisten en historias que yo compartía cada 24 de Abril (fecha de conmemoración del Genocidio Armenio por parte de los turcos) con familiares, no nacieron con la intención de ser compartidos con el público en general. La realidad es que un día, luego de enviar el relato en cuestión al grupo, me llamó por teléfono uno de mis primos. Al principio me costó reconocerle la voz porque estaba muy emocionado por lo que había leído. Después de un rato me dijo ´JuanCa, tenés que publicar todo esto…son historias increíbles, conmovedoras… y además nos vamos a llenar de plata!´. Más allá de la risueña reacción que incluía la calidad de lo escrito con el afán comercial que nos caracteriza a los armenios (en especial ese ´nos´ en lugar de ´te´), ese llamado me hizo pensar que avanzar en la publicación del libro era una posibilidad. Otra razón fue muy propia. Son doce relatos en total. Con casi todos ellos me sucedió algo recurrente; cada vez que terminaba de escribir un relato me sentía muy conmovido, incluso con lágrimas en los ojos y moqueando ligeramente, mientras sonaba ´enya´ de fondo. En algunos relatos la emoción era aún más intensa, pero en todos afloraba mucha emoción. ´Bueno´, pensaba, ´si genera esto en mí puede ser que tenga un efecto parecido en el resto de la gente´. Ese pensamiento también colaboró en decidir su publicación.

¿Cómo surge la idea de escribir tu libro de relatos Te “voy a contar”, Relatos del Ser Armenio?
Como muchos procesos, no tuvo lógica ni planificación. Corría el año 2002. Yo trabajaba en una punto.com, tenía previsto un almuerzo comercial y el mismo se cancela (estábamos en plena crisis en la Argentina y pleno derrumbe de las punto.com, los almuerzos o reuniones se cancelaban de manera muy frecuente o bien pasaban a ser reuniones de lamento mutuo). Era el 24 de abril. Yo formaba parte desde hacía unos meses de esa red en Internet que te comenté antes formada por primos y tíos unidos por la descendencia armenia, por el apellido y por el fanatismo hacia Boca Juniors (La Red ´Bosteryí´, que significa bostero en armenio). Entré entonces al correo personal a boludear un poco, y veo que mis tíos y primos se saludan en conmemoración del genocidio armenio. Estoy a punto de escribir unas palabras muy sencillas, alguna alusión al homenaje a nuestros ancestros sobrevivientes como para salir del paso. De golpe, y así, sin planificación, apareció una pregunta en mi mente: ¿cómo habrá sido la llegada de mi abuelo paterno a los 15 años, escapándose del horror, solo y sin ninguna idea del idioma o cultura nueva? Solo, en un barco, a tierras desconocidas, ¿cuáles habrían sido todas las emociones y sentimientos que pudo haber tenido? Por primera vez en mi vida, pensaba en mi abuelo como en un pibe de 15 años. Fue muy intenso y vívido. Es muy loco visualizar como pibe a un hombre que era muy viejo cuando naciste.  Y ahí me puse a escribir. Esa pregunta se transformó en ´Llegamos a Buenos Aires´, el primer relato del libro. Corto, muy sanguíneo. Pero todo escrito sobre el mail, ni siquiera en un word para poder corregirlo previamente. Incluso dudé en apretar ´send´ porque me parecía demasiado personal, pero dije ´a la mierda´, lo envié y me fui a una reunión. Cuando regresé, la casilla de correo estaba repleta de respuestas de mis tíos y primos. Todos muy emocionados. Incluso un par de ellos me llamaron al celular (Startac en esa época) y no les entendía lo que decían, por que hablaban lagrimeando. Lo más movilizador fue que un tío mayor, que vivía en USA y que yo no veía desde 1975 viajó a Buenos Aires y pidió verme, ya que me quería conocer por lo que sintió con ese cuento. Ante esa reacción sinceramente inesperada decidí entonces escribir un relato cada 24 de abril a partir del 2002 para enviar a la red Bosteryí. Los primeros cuentos los compartía sólo a nivel familiar, pero de a poco fueron diseminándose en las redes sociales entre amigos y amigos de amigos. Hoy, doce de esos relatos forman parte de ´Te Voy Contar´. Y dos de esos relatos fueron adaptados para narración oral y dramatizados en el Teatro Tadrón.

¿Cómo te llega la posibilidad de publicar con la editorial Zona Borde? ¿Qué sugerencias que te haya dado la editorial consideras que fueron fundamentales?
Sin dudas ha sido clave que Laura Massolo y su editorial Zona Borde se jugaran por el proyecto, bancando los riesgos de publicar a un ilustre desconocido. No soy escritor de carrera y por ende no conocía los artilugios de la industria. Sí tenía claro que ser publicado es un tema muy difícil y hasta utópico cuando no te conoce nadie. En ese caso apliqué algo de mi pragmatismo como profesional, le pedí a una persona con vínculos en editoriales que me recomendara algunas para ofrecer la idea de “Te Voy Contar”. Esta persona me pintó un panorama desolador. Y eso me dio más ganas de intentarlo. Me presenté con varias editoriales y envié un relato como referencia. La parte positiva e inesperada es que la gran mayoría demostró interés en la idea. Me incliné por Zona Borde porque sentí en ellos pasión genuina por la escritura y mucho cariño por el escritor más allá del negocio asociado a la publicación. En cuanto a las sugerencias, bueno…¡escuché todas! Yo nunca había publicado un libro antes así que me puse literalmente en manos de ellos. Y sinceramente no pudo haber salido mejor.

Desde el primer relato Llegamos a Buenos Aires en la que imaginas la llegada de tu abuelo al país se percibe mucha intensidad y emoción en tus palabras. ¿Qué sensaciones tenías a medida que ibas escribiendo?
En casi todos los relatos yo terminaba con lágrimas en los ojos. Estaba claro que era mi identidad la que se expresaba. Me encantó lo que dijo la historiadora María Bjerg en la presentación de mi libro: ´la identidad en los armenios es una pertinaz marca de nacimiento, aunque la marca pase desapercibida mucho tiempo de repente se exterioriza en muchos momentos de la vida como un recuerdo de lo que fuimos siempre´. Yo soy argentino, soy porteño, soy un pibe que nació y se crió en Caballito y Flores, que trabajó con su viejo en el once, que estudió y se recibió y que luego y como lo hago actualmente se desarrolló profesionalmente en ambientes corporativos. Sin embargo mi identidad está ahí siempre. Aparece, se expande y se vuelca en los relatos. Y el ´JuanCa´ armenio descendiente de sobrevivientes lo agradece, lo abraza y lo divulga.

¿Cómo fuiste trabajando cada historia?
Otra muy buena pregunta…creo que las historias fueron apareciendo de manera caprichosa. Si yo pensaba una cosa, la historia venía y se posaba para que re-orientara mi camino narrativo. Por ejemplo, en el relato ´Te voy Contar´ (el que narra la relación con mi abuela cuando era chico) yo tenía previsto un simple relato costumbrista de cómo me mimaba y cómo nos mimetizábamos siendo tan grande uno y tan pequeño el otro en esos bucólicos veraneos en la casona de Mar del Plata. Y terminó siendo un relato que integró ese concepto con lo más trascendente y movilizador: el impacto visceral que tenía en mí la manera en que ella me contaba y evocaba recuerdos de historias y situaciones tan trágicas del genocidio, sin siquiera imaginar lo que estaba generando en mí de manera inconsciente. Al final del día uno termina apoyándose en el entorno místico: la historia nace simplemente porque quiere nacer.

¿Con qué se va a encontrar el que lea tu libro?
¡Espero que se encuentre con todo lo bueno que han dicho los críticos! Según ellos, se encontrará con doce relatos que atrapan y  que mezclan emociones todo el tiempo, ya que se pasa de la risa al llanto y de la euforia a la angustia a veces hasta en un mismo cuento. Se van a encontrar con algo que trasciende la evocación de la supervivencia y la identidad de los armenios, con historias entretenidas para leer. Se van a encontrar con historias que conmueven, que entretienen y que identifican. Se van a encontrar con tristeza y alegría, con frustración y esperanza y con ganas de seguir leyendo. (Bueno, eso es lo que dicen los críticos, yo no puedo decirlo.

¿Qué repercusiones tuviste por parte de tus familiares de origen armenio?
No solo con los familiares sino con todos los armenios que han leído el libro y me han comentado sus sensaciones, la repercusión fue de una emoción profunda y de un sentido de ser y orgullo que el libro ayuda a potenciar.

¿Qué leíste acerca del genocidio armenio que te haya servido para volcar en alguno de los relatos?
Ese es el punto sustancial Mauro. Yo empecé a leer acerca del genocidio ya como adolescente o casi joven-adulto. Yo ´escuché´ el genocidio. Lo escuché de mis abuelos, de mis padres, de mis tíos. Imaginate que yo conocí a sobrevivientes de ese hecho atroz. Venían a la casa de mi abuela, o a la de mis tíos en Valentín Alsina y, entre mate y mate te contaban esas historias. Yo no nací escuchando cuentos de Perrault o Hans Christian Andersen. Yo escuchaba las proezas y las tragedias de un pueblo expulsado y arrasado y que sin embargo seguía para adelante con porfía. Con el tiempo me preocupé por leer más la cronología, causas y consecuencias, pero una vez que dentro mío ya corría el gen de quien escuchó cosas que eran atroces pero que se recibían en el seno del amor, de la felicidad por haber sobrevivido y de la paz familiar.

¿Qué significado le das a la memoria? ¿Qué anécdota que te hayan contado de chico todavía recordas?
“Vos no te podés acordar de eso”. Escucho esta verbalización (mis amigos agregan el ´hijo de puta´ al principio, otros el ´che´ o ´juanca´ pero siempre se repite) de todos mis familiares cuando recuerdo algo de nuestro pasado. Tengo buena memoria. Hace poco vi una película ambientada en el mundo de los espías durante la guerra fría, en la cual un personaje le dice al otro ´vos vas a ser un gran espía, porque los raros y solitarios como vos observan todo con más detalle´. No quiero decir que yo soy raro o solitario, pero puede que haya sido siempre algo ´nerd´ en eso de la observación. Lo soy desde chico y me ayuda a recordar muchas cosas de mi pasado. María Bjerg (un lujo que he tenido como prologuista) dice que según Pierre Nora la memoria es un fenómeno afectivo y mágico que se nutre de detalles y se alimenta de recuerdos vagos, globales o flotantes, particulares o simbólicos. Me fascinó esa descripción. Nunca la había leído antes. Creo que la memoria no solo es todo eso, es también una necesidad, un cable a tierra, una luz en un camino que te guía desde atrás. En este libro la memoria es el eje, y sobre ese eje danzan ficción y realidad sin que haga falta identificar cuál es cuál.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Te junto la respuesta a las dos preguntas. Estoy en pleno proceso de redacción y corrección de los relatos que formarán parte de mi próximo libro. Aún se encuentra en un estado algo embrionario, y su publicación está prevista para el año que viene. Mientras tanto sigo disfrutando cada paso que “Te Voy Contar” va dando desde que dio a luz el año pasado. El recorrido de “Te Voy contar” recién comienza. En principio he optado por dedicarle energía a lo que está generando. En carpeta tengo un nuevo libro de relatos y una novela de ciencia ficción.




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