El escritor Daniel Grozo habló con Entre Vidas acerca de su poemario Epifanía del acaso publicado por Peces de Ciudad Ediciones y adelantó que en poco tiempo estará publicando una antología histórica de poesía platense llamada Livianas imágenes de la fiebre.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Hallar un poco de silencio y soledad para poder escuchar el eventual poema que acaso haya de nacer.
¿Con qué frecuencia escribís?
Tengo un amigo con quien discuto seguido sobre arte y literatura, Lucas Torres, que una vez me dijo: “Espero que cuando llegue la inspiración, te encuentre trabajando.” [Acabo de ver que en realidad la frase es de Pablo Picasso.] Trato de escribir lo más que puedo, sin embargo, me pareciera observar que para trabajar una obra se requiere también de exteriorizarla, es decir, todo lo que ataña a la difusión de la misma, y por otra parte, el estudio riguroso tanto de los grandes autores de la historia como de los contemporáneos para tratar de advertir dónde estamos parados. Se me suele complicar la búsqueda de un equilibrio sano entre estudiar, escribir, exteriorizar.
¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Mi abuelo falleció cuando yo tenía un año de edad sin embargo dejó muchos grandes poemas que desde muy chico me leía mi papá y que más tarde empecé a leer y a recitar por mi cuenta. Encontré en la poesía un canal para encontrarme con mi abuelo y luego para encontrarme conmigo y el mundo.
¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Epifanía del acaso?
Porque me pregunto si la obra de arte necesita inexorablemente brindar cierto tipo de luz, funcionar como una suerte de revelación. Por otra parte, creo identificarme en alguna medida con la poesía epifánica, aquella que se levantó en oposición a la poesía objetivista, que presenta un yo lírico fuerte, un tuteo que le dobla el brazo al voceo, que aborda temas existenciales y trascendentales y que, fundamentalmente, no busca realizar una expresión objetivante de la realidad. Ahí justamente aparece el acaso, que me evoca la incertidumbre, la duda como arma epistemológica para enfrentarse a la existencia, al mundo, a la propia poesía.
¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Se trata de poemas que en su totalidad fueron escritos durante los últimos dos años anteriores a la publicación del libro. La intención era que respondan por un lado al concepto antes mencionado y por otro al reflejo de una subjetividad que durante ese lapso de tiempo experimentó sensaciones decididamente intensas.
¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
“Qué si no el extravío” creo que es mi preferido. Los lectores han destacado “Salto de Fe”, “Por mano propia”, “Tus ojos” o “La finalización del fin”.
¿De qué temas se nutre tu escritura?
Me gusta decir que el poeta contemporáneo, aquel que Heidegger había encaramado en la vanguardia de lo auténtico, se ha olvidado del sentido y se ha entregado al dominio de la forma. Trato de buscar un equilibrio entre esos dos pilares fundamentales que hacen a la poesía, entonces, cuando de se trata de hallar un tema, intento que el mismo entre en relación con alguna experiencia personal desde cierta complejidad. Por ejemplo, el poema que citaba antes, “Salto de Fe”, es un diálogo entre Hegel y Kierkegaard sobre la realidad, la racionalidad, Dios, la historia pero al mismo tiempo sobre un profundo amor y un profundo desvarío vivenciados por quien escribió esos versos.
¿Qué temas de los que todavía no escribiste te gustaría hacerlo en un futuro?
Siempre quise escribir sobre fútbol pero nunca me ha salido nada decente ni por asomo. Hasta el momento son pasiones, el fútbol y la poesía, que no he sabido congeniar.
¿Qué libros o autores recomendarías leer?
“Por un poco más de luz” de Horacio Castillo; “Antología Personal” de Borges; “Altazor” de Huidobro; “Libertad bajo palabra” de Octavio Paz; la obra completa de Olga Orozco.
¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Peces de Ciudad Ediciones?
No es fácil encontrar una editorial como Peces de Ciudad que ostente tanta seriedad en cuanto a lo profesional y que te asegure que tu libro se va a mover por tan diversos espacios culturales como ferias de libros, eventos literarios, internet y redes sociales, librerías y tantos otros. Por suerte, al momento de buscar editorial me encontré azarosamente con un amigo poeta, Gonzalo Zuloaga quien ya había publicado allí y quien me recomendó la editorial. Por suerte, también, Peces de Ciudad se interesó por mi trabajo.
¿En qué nuevo proyecto estás trabajando actualmente?
En varios. En poco tiempo estaré publicando una antología histórica de poesía platense, “Livianas imágenes de la fiebre” que cuenta con prólogo de Vicente Costantini e ilustraciones de Laura Rolando. Estoy trabajando también en otro libro de poemas propios que en un principio pretendía ser una parodia de la poesía hija de la posmodernidad pero que el caos natural de esa intención me está conduciendo a llevarlo por otros horizontes. Asimismo en varias actividades que se nuclean en mi sitio web relacionadas con la difusión, organización de eventos, talleres de poesía entre otras que no hacen sino dificultarme una vida saludablemente monógama.
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