El escritor Sebastián Grimberg habló con Entre vidas acerca de su flamante libro de cuentos Cada siete segundos publicado por la Editorial Conejos, en el que el autor recopiló relatos que van desde géneros realistas, fantásticos, de ciencia ficción y otros más ambiguos o que juegan con más de un género. Actualmente, está en proceso de corrección de dos novelas, una negra y otra policial y además, un libro de cuentos.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo rituales. Los tenía hace años, cuando perdía toda la tarde buscando el “bar perfecto” para escribir. Con el tiempo me di cuenta de que, seguramente, en esos momentos no sabía muy bien qué escribir. Hoy escribo en cualquier lado y si hay café, mejor.
¿Con qué frecuencia escribís?
Trato de escribir todos los días, aunque sea el comienzo de un capítulo, el esbozo de un cuento. Si por algún motivo no puedo, cosa que últimamente me pasa seguido ya que tengo un hijo pequeño y una beba de meses, me empiezo a poner ansioso.
¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en tu libro Cada siete segundos?
No hubo un proceso de selección demasiado riguroso ni guiado por alguna pauta en particular. Hacía muchos años que escribía cuentos y tenía un montón. Elegí los que más me gustaban, los que habían sido premiados, y los reuní en el libro. Es por eso qué hay cuentos realistas, fantásticos, de ciencia ficción y otros más ambiguos o que juegan con más de un género.
¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Sugerencia de uno de los editores. Suelo ser muy malo con los títulos y había propuesto otros, que no eran el título de alguno de los cuentos, pero no funcionaron.
¿De qué temas se nutre tu escritura?
Creo que los temas cambian a lo largo del tiempo. Uno cambia como persona, también van cambiando sus intereses y sus preocupaciones. Aunque suene cursi, en ese entonces me interesaban, y preocupaban bastante, los vínculos amorosos (uno de los cuentos, incluso, se llama “La máquina del amor”) en todo su espectro y posibilidades, los discursos sociales en relación a esos vínculos y cómo las personas se manejan con ellos. También me interesaba la multiplicidad de la realidad, la ausencia de un sentido o verdad única, y por eso, quizá, los cuentos que no terminan de ser realistas ni fantásticos o que pueden ser una cosa u otra, según el lector.
¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
De ese libro, “Moscas” es mi cuento preferido. Lo escribí para reemplazar uno que no encajaba con el resto, y me gusta mucho el narrador y la situación, quizá con alguna similitud a “Estoy dominado por un mosquito”, cuento de Saki que leí de chico. Los lectores me han ido nombrando diversos cuentos, pero sobresalen “La máquina del amor” y “Érase una nariz pegada a una mano” (título que le robé a Quevedo, “Érase un hombre a una nariz pegado”).
¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con la Editorial Conejos?
Yo tenía cuentos publicados en antologías, por premios, y en revistas, pero no conocía mucho que digamos del mundo editorial, tampoco de las editoriales independientes, y empecé a investigar por ese lado. Busqué en internet y Editorial Conejos, entre otras, aparecía bastante. Fui a la librería de Eterna Cadencia para ver cómo eran las ediciones y me decidí por Conejos y por otras dos que no me respondieron. Los contacté por Facebook, les envié el original y bastante tiempo después, cuando ya pensé que quedaba en la nada, me escribieron que lo querían publicar.
¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Sinceramente no estoy muy seguro de qué es el ambiente literario. A lecturas prácticamente no voy, y a presentaciones de libros voy cuando se trata de algún amigo. Suelo llevarme mejor con los textos en la intimidad que escuchando a alguien leerlos, quizá se trate de mi facilidad para dispersarme. En cuanto a mi objetivo en relación a la escritura, quiero poder estar conforme con lo que escribo (calculo que el treinta o a lo sumo el cuarenta por ciento de las veces las cosas me salen como yo quisiera) y tener la posibilidad de seguir publicando, claro.
¿Qué libros recomendarías?
No todos los libros funcionan para todas las personas. Para recomendar habría que conocer al lector, saber qué busca, con qué objetivos. Puedo responder, de los libros que leí últimamente, cuáles fueron los que a mí me parecieron mejores o me gustaron más: Un cementerio perfecto (de Federico Falco), La luz mala dentro de mí (de Mariano Quirós), Fuera de lugar (de Martín Kohan), El río (de Débora Mundani), Tácticas de superación personal (de Francisco Moulia) y La familia (de Gustavo Ferreyra).
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy trabajando en varias cosas. Estoy en proceso de corrección de dos novelas, una negra y otra policial, de un libro de cuentos al que debo ajustar algunas tuercas, escribiendo y guardando cuentos para otro libro que, esta vez, sí tiene una lógica preconcebida, y reescribiendo una novela a la que quiero mucho que, después de muchísimas correcciones y lecturas pensé terminada y, a partir de cierta lectura, decidí reescribir modificando el punto de vista.
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