La escritora Analía Pinto habló con Entre vidas acerca de su libro de poesía Pequeño manual de anatomía masculina publicado por la editorial Peces de Ciudad. La autora señaló que el proceso de selección fue sencillo ya que se dio cuenta que tenía varios poemas que hacían referencia a la anatomía masculina.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo rituales. Me siento a escribir y escribo. Si acaso, mantengo la escritura de poesía a mano, aunque durante muchos años me había volcado a la escritura en la computadora por completo, pero he vuelto a escribir en cuadernos. Antaño también podía escribir escuchando música, ahora me resulta imposible.
¿Con qué frecuencia escribís?
Me tienta poner “a qué llamamos frecuencia”, pero para no entrar en debates bizantinos diré que intento escribir todos los días, aunque más no sea mis páginas matutinas, un ejercicio que recomienda Julia Cameron y que puede asimilarse, aunque no lo es, al diario íntimo. También trato de escribir un poema por noche. No siempre lo logro.
¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Apareció solo. Nunca nadie me acercó a ella sino que yo me acerqué, me sentí atraída desde la escuela primaria: en algún Manual del Alumno Bonaerense o en algún libro de lectura había un poema de Baldomero Fernández Moreno (“oh doradas acacias…”) que recuerdo haber copiado en un cuaderno no escolar cuando tendría ocho o nueve años. La poesía me acompaña desde entonces.
¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en tu libro Pequeño manual de anatomía masculina?
El proceso de selección se dio solo, al darme cuenta de que tenía muchos poemas que hacían referencia a la anatomía masculina. No fue casualidad: entre el 2003 y el 2008 frecuenté un grupo de poetas llamado Poetas en el Zaguán; era un grupo virtual y todos los días sus moderadores nos enviaban consignas de escritura. Una de ellas se llamaba “Zaguán Jack” y consistía en describir poéticamente, cada vez, alguna parte del cuerpo del amado o amada. Como esa consigna me encantaba, yo siempre respondía y así se fueron amontonando los poemas del Pequeño manual… Fue cuestión de elegir los mejores, corregirlos y decidir su orden para armar el libro y nada más.
¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Porque era lo suficientemente descriptivo e incitante, además de seductor.
¿De qué temas se nutre tu poesía?
Principalmente el amor o, si se quiere, las relaciones hombre-mujer y mujer-hombre. En ocasiones abordo otros temas, como la propia poesía, aunque trato de alejarme un poco de la autorreferencialidad ahora y entrar en una profundidad mayor, de corte más filosófico. No sé si lo logro aún.
¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
Creo que en este caso coincidimos lectores y autora: “Su pelo”.
¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con la editorial Peces de Ciudad?
Fui a una convocatoria que hicieron y quedé en contacto con ellas. Ni bien las conocí y vi los libros me dije “yo quiero publicar ahí”, sentí una afinidad inmediata. Así que les escribí y les envié material y les gustó mucho el Pequeño manual… y allí nació todo.
¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Recomendaría cientos, pero para no exagerar voy a limitarme a tres que para mí han sido fundamentales: las obras completas de Amelia Biagioni y Olga Orozco (ambas editadas por Adriana Hidalgo) y Las flores del mal de Charles Baudelaire, en traducción de Nydia Lamarque, por favor.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
En estos momentos estoy pensando en recopilar una serie de poemas que escribí a partir de versos de Amelia Biagioni, a semejanza de mi tercer libro de poemas, Orozquianas, cuyos poemas fueron escritos a partir de versos de Olga Orozco. También estoy aguardando el resultado final del concurso González Tuñón en el que otro libro mío, Estulto ardor, quedó finalista.
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