sábado, 28 de enero de 2017

Mariana Kruk: “El amor es una constante para mí, el centro de todo”






La poeta Mariana Kruk decidió crear la editorial Peces de Ciudad, nombre que viene de una canción de Joaquín Sabina, uno de sus cantantes favoritos junto a Silvio Rodríguez. La escritora se asoció con Soledad Blanco que se oficia entre otras cosas de librera virtual ya que la editorial no trabaja con librerías, los libros se compran on line únicamente. Kruk estuvo hablando con Entre vidas acerca de su editorial, de sus ganas de escribir crónicas y de sus libros de poesía entre los que aparece su última trilogía que finaliza con el libro Del amor y otros diluvios publicada por Peces de Ciudad.



¿Qué rituales tenes al momento previo a escribir?
No tengo demasiados rituales, te mentiría si te dijera que pongo música clásica, prendo velas, o tomo vino mientras escribo. Si pudiera elegir una hora para escribir, sería la mañana temprana, eso sí. Pero últimamente le estoy dedicando las tardecitas, por eso mismo sí muchas veces acompaño con algo para tomar, mi nueva obsesión: los aperitivos. Pero no lo considero necesariamente un ritual.

¿Con qué frecuencia escribís?
Ahora estoy tratando de retomar el hábito diario, tuve una época de silencio con la escritura, desordenada en horarios, con poco espacio. Estoy tratando de que vuelva a ser algo diario, aunque sea un rato, aunque no haya inspiración, creo en el oficio del escritor, en el sentarse todos los días y escribir. Estoy trabajando para recuperar eso.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
No hubo nadie en particular. En casa se leía, nos leían, pero tampoco era una cosa de locos. Mi mamá me regaló mi primer libro de poesía a los 9, pero para ese entonces yo ya escribía lo que consideraba canciones, no sabía que existía un género llamado poesía. Supongo que ese libro (era una Antología poética) me marcó de alguna manera. Puso a mis escritos en el marco “de algo”. Después vinieron los cantautores poetas. Descubrir a Silvio Rodríguez y a Sabina fue una cosa muy decisiva para mí.
Tu primera trilogía era acerca de un ex difícil de olvidar.

¿Cuál fue la imagen disparadora de tu nueva trilogía que culmina con el libro Del amor y otros diluvios?
Jaa, me gusta que los lectores compartan su cristal sobre mis libros. No diría que exactamente habla sólo sobre eso. Pero si tomamos eso que también es parte, la segunda trilogía habla de los intentos ciegos,  y a veces no tanto, de lograr encontrarse con otra persona después de haber atravesado un gran amor. De eso, la búsqueda y lo inmensos que pueden ser los amores efímeros.


Tu poesía se nutre, entre otras cosas, del amor y del desamor. ¿Qué temas pendientes tenés para escribir en futuros poemas?
Seguiré escribiendo del amor y del desamor porque es inagotable, es mi tema, es lo que me rompe la cabeza, que en el mundo en el que vivimos la gente ame, sea o no correspondida. El amor es una constante para mí, el centro de todo. No puedo decir que me preocupe hacer poemas sociales o políticos. Yo hago poemas de amor, de la ciudad, terrenales. Aunque hacer poemas de amor también es hacer política. Y considerando que pienso que no existen poemas que no sean de amor, incluyendo esos sociales, políticos, existenciales, todo recae en que El Amor es Primero, como dice una canción de mi amigo Pala.

¿Manejas la idea de escribir próximamente una novela o un libro de cuentos?
No, la poesía es mi género. Aunque tengo muchas ganas de empezar a escribir Crónicas. Es un género que me apasiona y el que más leo, por fuera de la poesía.

¿Cómo fue que te decidiste a armar la editorial Peces de Ciudad?
En realidad Peces de Ciudad es un sueño que vengo mamando hace muchísimos años, después de haber sido parte de proyectos editoriales de otros, y de haber descubierto el amor por hacer libros de otros más allá de los míos, tenía la necesidad imperiosa de hacer algo con reglas nuevas. Que tire para el autor más que para el editor, que se cuide desde el minuto cero hasta el final. Ya a punto de largar el primer libro se sumó Soledad Blanco, que es amiga de toda la vida, y a pesar de que venimos de mundos muy distintos es la otra pata de la editorial. Lleva el orden de una manera que yo no podría. Aporta en detalles, maneja dos de las tres redes que tenemos.  Oficia de librera virtual y yo me quedo seleccionando los autores, corrigiendo, diagramando posteriormente. Cada cual atiende su juego y eso está buenísimo.

¿Por qué le pusiste ese nombre?
Por la canción de Sabina, Peces de Ciudad, nuestras colecciones salen de ahí. “El primero de olvidar” poesía, “Islas para naufragar” narrativa. “Coro de Babel” ensayo y teatro… Todo sale de ahí.  Mucho antes de que “Peces…” viera la luz ya estaba todo pensado. Creo que es fundamental que se haya masticado tanto la idea, el diablo habita en los detalles, pero la hermosura también. Por eso en la editorial tratamos de cuidar todo, en todo momento.

¿Qué criterio manejan para la elección del material que editan?
Como te decía, la selección la hago yo.  Busco  -más allá de la excelencia de la escritura-, la pluralidad de voces, la originalidad en las ideas y muy fundamentalmente en poesía, la honestidad del poema.

¿Con qué obstáculos te encontraste al momento de armar la editorial?
El primero que era el orden se resolvió muy pronto con la llegada de Sole, luego fue una gran apuesta anular librerías, mover la venta directa únicamente.  La prensa es un tema aparte, cuesta mucho que nos presten atención, aunque encontramos personas con medios chicos de esos que son tan fundamentales para las editoriales independientes. Pero es un lugar que debemos ocupar y a veces se hace cuesta arriba. Tratamos de crecer y llegar a ser más federales, está ocurriendo, pero se nos complica acompañar al autor, viajar, todo sale de nuestros bolsillos, no siempre las Casas de la Cultura nos apoyan. Sin embargo, creemos que es fundamental acompañar al autor y su obra en todo el proceso de edición, como reza nuestro institucional.  https://www.youtube.com/watch?v=Nk6MMehdxiE

¿Cuáles son los próximos lanzamientos de la editorial?
Se vienen un montón de autores increíbles, en poesía: Nadia Crantosqui, Belén Cianferoni, Jesús Madrid, Sebastián Pandolfelli. En narrativa Lucas R. Gelfo, Néstor Darío Figueiras, Angie Pagnotta. Y un montón de autores más, son todos alucinantes.

¿Cómo fue el proceso de selección de los autores que aparecen en la antología que publicaron del Tomo 1?
Las antologías son un muestrario del trabajo realizado, agarré lo que considero más significativo de cada libro, aunque eso es muy subjetivo, entra en juego el amor personal que uno le agarra a lo que escribió otro. Las antologías nacen con la intención de que el lector tenga un pantallazo de lo que hacemos y de cada libro, y que si les gustó el autor, luego busquen el libro completo. Son un motor de prensa. O esperamos que así lo sean.

¿En qué proyecto estas trabajando actualmente?
Estoy empezando a corregir “fuego o nada” mi próximo poemario, serán por supuesto poemas de amor, esta vez sin desencuentro. Apuntando a volver a las raíces de mi primer libro y trabajar como nunca la economía de las palabras. Encontrando la belleza de cada poema, desvistiéndolo lo más posible de todo lo demás. También, empezar a escribir Crónicas, o intentarlo, es algo que me debía hace un montón y es inminente arrancar con eso.Respecto a la editorial, seguir creciendo. Priorizar siempre la cadena de libros es algo que al día de hoy nos sigue costando, pero realmente no queremos dejar de atender eso, es un compromiso con el proyecto y con los autores, ahora  “Peces de Ciudad” es un hermoso monstruito al que le debemos trabajo, energía, dedicación. Seguir así, aprender a llevar esto adelante, tratar de ser mejor, siempre.




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viernes, 13 de enero de 2017

Mauricio Koch: “Yo intenté desde el primer día atrapar algo de la fugacidad y del vértigo que es convivir con un bebé y verlo crecer”





El escritor Mauricio Koch publicó el libro Cuadernos de crianza en el que relata los primeros años de su hija Gretel. Pasó de ser una libreta de apuntes, a un blog hasta llegar a materializarse en una publicación muy interesante para los padres primerizos. Además, el autor habló con Entre vidas de su flamante novela breve Los silencios cuya publicación está a cargo de la editorial Conejos.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
Mate con limón. Siempre. Y silencio; suelo ponerme tapones de algodón en los oídos. Pero desde que está Gretel, mi hija, me acostumbré a escribir con interrupciones cada cinco minutos. Y ya no podría escribir sin ellas, se me hicieron indispensables. Si pasa un rato largo sin aparecer por mi estudio, me levanto y voy a ver en qué anda, juego un ratito con ella y sigo.

¿Con qué frecuencia escribís?
Si estoy muy metido en el texto, y veo que fluye, escribo todos los días, aunque sea unos minutos. Casi siempre de noche, cuando todos duermen. Si estoy cansado corrijo, reviso capítulos, situaciones, pulo frases. Y a los primeros borradores los escribo los fines de semana, cuando estoy más lúcido y sin cargas laborales encima. Y llevo siempre mi libreta a todos lados: la uso más que nada como ayuda memoria; ahí anoto palabras sueltas, nombres o pequeñas escenas que veo o imagino cuando voy por la calle y que me sirven al momento de sentarme a escribir.

¿Cómo surgió la idea de pasar del blog al libro Cuadernos de crianza?
Cuadernos de crianza nació literalmente en esos cuadernos o libretas que mencioné antes. Eran apuntes muy breves que, durante los primeros meses de Gretel, escribía en los viajes en tren o subte camino al trabajo. Como todo era novedad para mí, y todo me deslumbraba, no paraba de escribir. Y empecé a compartirlo en Facebook, que por su formato era ideal. Fueron los lectores los que me sugirieron que armara un blog. Con el blog ya en camino, me comprometí a escribir hasta que Gretel cumpliera un año. La idea era luego armar una edición pequeña, de autor, para compartir con los amigos. Lo que pasó fue muy sencillo: cuando llegamos al año revisé los textos, los ordené y envié el proyecto a editorial Planeta, que, para mi sorpresa, me respondieron enseguida para decirme que estaban interesados.

¿Por qué decidiste escribir un libro acerca de los primeros años de tu hija Gretel?
Fueron varias. La más importante tiene que ver con que los chicos olvidan todo, o casi todo, de esos primeros años, y yo quería que quedara un testimonio ‒en clave literaria y hasta humorística‒ de cómo fueron esos primeros momentos en el mundo de Gretel, y también cómo fuimos nosotros, Karina y yo, como padres. Una idea un tanto romántica pensando en el futuro: cuando ella ya no recuerde y nosotros empecemos a olvidar, quizás sea lindo tener este libro a mano para hojearlo juntos. Otra razón es que cuando nació Gretel yo estaba trabajando en Los silencios, una novela que saldrá en breve, y me di cuenta que por un tiempo largo no iba a poder escribir ficción (porque no podía pensar en nada que no fuera en ella), así que me enfoqué de lleno en el diario y el blog. Y creo que fue una buena decisión.

¿Cuál fue el momento que más te impactó de las situaciones que escribiste en el libro?
Uh, tantos. Yo intenté desde el primer día atrapar algo de la fugacidad y del vértigo que es convivir con un bebé y verlo crecer. Es maravilloso. Siempre hay algo con qué deslumbrarse, todos los días tienen una sorpresa, y ojalá algo de esa frescura se me haya contagiado. Pero si tengo que elegir uno, es sin dudas el día que llegamos a casa con ella y la acostamos en su catre por primera vez: nos miramos con Kari y supimos, sin necesidad de decirnos nada, que nuestra vida había cambiado para siempre.

En varios textos está presente tu mamá, que no llegó a conocer a Gretel, ¿cómo hubiese reaccionado al ser abuela?
Por coquetería, mamá siempre decía que no quería ser abuela. Lamento tanto que su deseo se haya cumplido. Porque sin dudas hubiera disfrutado mucho de Gretel. Y nosotros habríamos disfrutado también de verla abuela, y de llamarla así. Por eso está tan presente en el diario, porque forma parte de la historia de Gretel, de su identidad, y es una presencia constante en nuestras charlas, parte de esa memoria que quiero que quede resguardo en Gretel, como mamá se lo merece. Ojalá así sea.

¿Qué sentiste al tener en brazos a Gretel por primera vez?
Pánico. Antes de Gretel, no me animaba a tener bebés recién nacidos en brazos; estaba seguro de que les iba a romper un hueso. Con ella no tenía opción, así que luego de cargarla una hora en la maternidad, quedé con la espalda contracturada como si hubiera jugado un partido de rugby.

¿Qué repercusiones tuviste de los lectores?
Hermosas, todas. Tanto en el blog como en las redes la devolución era inmediata, y siempre positiva. Y si bien la intención de la editorial era ver qué pasaba con los hombres respecto a este tema, si se animaban a soltarse y a hablar de la paternidad, las que más me siguieron y comentaron fueron las mujeres. Ellas estaban muy atentas a mis torpezas, descuidos, olvidos, y me daban siempre un consejo útil. Eso sigue hasta hoy, porque no perdí el hábito de compartir momentos y anécdotas sobre la crianza de Gretel, y siempre el intercambio en muy amoroso y divertido. En estos días, sin ir más lejos, me pasó de tener que llevar a Gretel al baño en un lugar público y no saber cuál es el más indicado, si el de hombres o el de mujeres, porque de hecho los espacios no están preparados para padres que están solos con sus hijas, y las lectoras me dieron consejos muy sabios.

¿Qué podés adelantar de tu libro Los silencios?
Los silencios es una novela breve que narra dos historias que se cruzan. Una transcurre a mediados de los noventa, con el desmantelamiento de los ramales del ferrocarril y el derrumbe de los pueblos del interior como escenario, y otra en el presente, cuando el protagonista recibe un llamado de su padre para avisarle que su madre murió. Él viaja entonces al pueblo donde se había criado y que dejó muchos años atrás y, en medio del dolor por la pérdida, se reencuentra con un viejo amor. Y con su casa, sus amigos, las internas de la vida en un pueblo chico. Y, sobre todo, con su padre, con quien nunca había tenido una buena relación y ahora está obligado a convivir.

¿Cómo te llegó la propuesta de publicarlo con la editorial Conejos?
Participé del concurso Bernardo Kordon, que organizan las editoriales Conejos y Paisanita, recibí una primera mención y ellos decidieron publicarla. Va a salir en los primeros meses de 2017, es el primer libro del año de Conejos. Una gran alegría.

¿Qué libros de los que hayas leído últimamente recomendarías?
Dos libros de ensayos excelentes que recomiendo mucho: Facundo o Martín Fierro, de Carlos Gamerro, y Metáfora y memoria, de Cynthia Ozick. Son libros sobre sus lecturas y es apasionante ver cómo leen y cruzan las ficciones con otro tipo de textos, periodísticos, históricos, biográficos. El de Gamerro es ideal para pensar nuestro país desde la literatura que ha producido, desde Sarmiento hasta Kohan. El de Ozick para releer a Kafka, a Capote, a Tolstoi bajo una nueva luz. Y un libro de cuentos: Los árboles caídos también son el bosque, de Alejandra Kamiya. Una belleza.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy con las correcciones finales de Los silencios y empezando a vislumbrar lo que será mi posible futuro libro de cuentos. La idea es que con El lugar de las despedidas y Los silencios conformen una trilogía. Falta mucho, pero hacia ahí quiero ir. Y hacia ahí voy.


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