miércoles, 19 de octubre de 2016
Janice Winkler: “Hay muchos poemas que parecen reflejos exactos de mi vida, pero que no lo son”
La poeta Janice Winkler publicó el libro de poemas “Burbuja negra” con la Editorial Modesto Rimba y estuvo hablando con Entre Vidas de sus comienzos en la escritura gracias a una maestra de sexto y séptimo grado. Además, analizó algunas poesías, recomendó autores y anticipó que está amasando un nuevo poemario.
¿Qué rituales tenes al momento previo a escribir?
Lo primero es lo primero: una buena taza de café con leche. Así sean las 4 am, antes de sentarme frente a la excitante página en blanco necesito, como escribí en un poema hace poco, a “la reina cafeína”. A veces pongo música. Otras, prefiero escuchar el silencio. Releo poemas que amo. Camino por el departamento o saco a pasear a mi perro y empiezo a escribir en mi cabeza lo que después voy a tipear.
¿Con qué frecuencia escribís?
Escribo todo el tiempo. Tal vez en mi mente. Alguna idea, algún verso suelto. Ahora, con qué frecuencia escribo un poema completo…bueno, digamos que un promedio de uno por semana. Lo empiezo el sábado y lo termino en algún momento de la semana siguiente. Saco una palabra, meto otra, corto un verso en otro lado, le cambio el ritmo. Los fines de semana son ideales para largar el grueso del poema porque estoy más relajada, mi beba no depende sólo de mí.
¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Mi maestra de sexto y séptimo grado, conocida como “Marisabel”, ya muerta hace años. Era mala mala, estilo Tronchatoro, pero a mí me quería. Entiendo que porque yo no le demostraba miedo. No le tenía miedo. Y ella debía saber (ahora como docente no tengo duda, porque uno conoce a sus alumnos) que yo no hacía las tareas por obligación, sino porque las disfrutaba. Todos los lunes, nos asignaba un poema que para el miércoles teníamos que memorizar e ilustrar. Para mí eso era una fiesta y esperaba que el miércoles me tocara pararme y recitarlo frente a mis amigos. Después vino la adolescencia y, aunque fui una joven bastante lectora, primaron la música y el cine. Muy actual lo que voy a decir: la música me llenó de poesía (guiño). Radiohead, Elliott Smith, Soda, Bowie, Sean Lennon y su padre también, por supuesto, me dijeron por dónde, me marcaron los gustos. Y más tarde llegó el Traductorado, donde volví a esa fascinación por la literatura que se había gestado en la primaria. En la facultad me convertí en una lectora devoradora.
¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Burbuja negra?
Hice una lista de títulos y se la mandé a Mauro Lo Coco, el editor. Había incluido “No hay madre”, pero yo estaba por parir…; “Desde este campo amigo”, del poema Nutrias rusas, demasiado naif, poco punch y no reflejaba el espíritu global del libro. “El ego del amor” me gustaba mucho, pero ya tengo otro libro que se llama “Un sánguche de amor”, no daba ni ahí. “Burbuja negra” sale del poema “El saco gestacional” y fue el que más nos convenció a los dos, por original, porque intriga, porque habla del nacimiento —muy presente en el libro — pero le aporta el toque de oscuridad que también recorre los poemas.
Uno de los mejores poemas del libro es “Ayer visité a mi tía” en el que el final dice lo siguiente: Ella me dijo te quiero mucho y yo le perdoné una vida de ausencia. ¿En qué momento lo escribiste? ¿Cuál fue la imagen disparadora?
La verdad, me sorprendí mucho con la llegada de ese poema. Creía que iba a pasar desapercibido porque no fue otra cosa que una pequeña catarsis. Hay muchos poemas que parecen reflejos exactos de mi vida, pero que no lo son. Este sí, aunque no haya vivido esa situación, sus versos salen de mi no relación con mi tía, de su enfermedad, de su muerte y del perdón que vino con eso. De hecho, incluí en el libro el relato de su entierro.
¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Ítalo Calvino decía algo así como que él guardaba todo lo que escribía bajo etiquetas temáticas. Por ejemplo, tenía una caja (hoy sería una carpeta en el drive) con textos sobre animales; otra en la que agrupaba los referidos a personas, y así. Y que después iba eligiendo las piezas que combinaban entre sí para armar un libro que funcionara de igual manera que funciona una novela, con esa unidad imperceptible. Algo así traté de hacer. Los poemas de Burbuja negra son de distintas épocas y pertenecen a carpetas diferentes: 2012, 2013, 2014, 2015. Al principio ubiqué los poemas más disímiles, que están en su mundo y que, a su vez, son los más orales, los que suelo elegir para leer en público. Sin embargo, ahí aparece “Osito de hollín”, que tiene que ver con la supervivencia y, por lo tanto, con escapar a la muerte, tema que se repite. Y también está “No hay madre” en contraposición a la madre que tiene la gran responsabilidad de que su bebé “se prenda / y se me quede adentro”. Están, por otro lado, los poemas oníricos que también hablan de la muerte y el nacimiento, como “Bolas de pelo beige” y “Horrible”, y metidos por ahí, los versos fisgones que forman una sección dedicada a la curiosidad y a la figura de los vecinos.
¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
Como te decía antes, tengo favoritos para distintas cosas. Están los que prefiero leer en voz alta y los que me gusta leer en soledad. Un ejemplo de cada: Sobre la ley de gravedad y Entrega. También tengo versos predilectos. Por ejemplo, de Literatura japonesa: “el tic tac del reloj del living es un corazón fuera del cuerpo”; de El kinesiólogo: “lo miró y le sonrió / ampliamente y en paz / como todas las calaveras”. Los lectores coinciden con vos: Ayer visité a mi tía.
¿De qué temas se nutre tu escritura?
Me interesan los grandes temas (muerte, familia, naturaleza), pero también los minúsculos (una vecina que sale a fumar al balcón, una araña que estuvo todo el día meditando sobre el mismo punto en la pared). El gran tema que no suele ser mi tema es el amor de pareja. Sin embargo, es importante aclarar y que después no se diga que no resisto un archivo, en el poemario que estoy escribiendo ahora, aparece.
¿Manejas la idea de escribir próximamente una novela o un libro de cuentos?
No escribo cuentos. Tengo un par nada más. Hay uno, de hecho, que también surge de mi tía y su enfermedad (increíble, pienso ahora, como una no presencia disparó tanto material). Sí, tengo listo un libro de relatos. El cuento tiene una tensión creciente que en algún momento se resuelve; siempre hay cierta intriga de lo que pasará. Creo que los relatos son como la poesía, más allá del tiempo verbal que se elija para contar, la experiencia de lectura es puro presente, no se está a la espera del desenlace. ¿Novela? Este año escribí una a dúo con la escritora Flor Canosa, y lo disfruté muchísimo. Me encanta lo que hicimos y posiblemente repitamos la experiencia. También barajo la posibilidad de retomar una novela corta que escribí hace unos años. Quizá la alargue para poder enviarla a concursos, porque me parece que está buena y recibió críticas positivas de lectores que admiro y respeto muchísimo, como —dejame que me agrande un poquito— Josefina Ludmer. Sin embargo, la mandé a una editorial y no interesó. Muy amable el editor, me comentó que no tenía que ver con su catálogo. Ah, mirá, es sobre el amor de pareja.
¿Qué libros de poesía o autores recomendarías?
Siempre releo a Emily Dickinson, me conecta con la lírica que a veces se me escapa. También a Wisława Szymborska, favorita de muchos, irónica, incisiva, mordaz. Marosa Di Giorgio, con su género inventado, flotando entre la poesía y la narrativa, sensual, siempre al límite entre lo inocente y lo prohibido; rebosante de naturaleza. Clarice Lispector, Mario Levrero, te leés un cuento o un relato, y salís corriendo a escribir un poema. Poetas de aquí y ahora: Julia Enriquez, Daiana Henderson, Aixa Rava, Roberta Iannamico, Mariana Suozzo, Mariela Gouric, Ana Claudia Díaz, Paula Peyseré…
¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con la Editorial Modesto Rimba?
Conocí la editorial a través de facebook y me enamoré de sus tapas. Amo los libros en tanto objeto, así que su diseño y cuidado editorial, como la fuente y la calidad del papel, son clave al momento de elegir qué voy a comprar cuando entro a una librería. Envié un inbox y enseguida me respondió Lo Coco, y todo fluyó hermosamente.
¿En qué proyecto estas trabajando actualmente?
Estoy amasando un poemario que, a diferencia de Burbuja negra, tiene unidad de origen. Lo vengo escribiendo desde julio y vuelco sus poemas, directamente, como cuando se escriben los capítulos de una novela. Otra diferencia es que son mucho más largos y más líricos. Aunque se note que los escribí yo, marcan una nueva etapa que me tiene entretenida y feliz.
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