sábado, 6 de mayo de 2017
Rodolfo Retondano: “Me decidí por aquellos cuentos que, a mi entender, apuntaban a temáticas más bien universales”
El escritor Rodolfo Retondano publicó el libro Intervalos lúcidos a través de la editorial Peces de Ciudad, habló con Entre Vidas y señaló que su escritura se nutre de temas como la opresión, la libertad, el amor no correspondido, la fe, el deber, incluso la muerte. Además, adelantó que está escribiendo una novela que le está dando muchas satisfacciones.
¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No son muchos, me alcanza con disponer de un rincón tranquilo donde pueda hilvanar las ideas que se me fueron ocurriendo para abordar determinado tema. La noche es un momento ideal para eso y siempre tengo té a mano.
¿Con qué frecuencia escribís?
Bastante seguido tomo nota de alguna situación que me parece que funciona como disparador de alguna idea en particular. Llega un momento en que todos esos fragmentos, o la mayoría, encajan en la idea y empiezan a fluir. Es en esos momentos así en que me siento a escribir, a modelar la historia hasta que la completo. Así que escribo seguido.
¿Cómo fue el proceso de selección de los cuentos que aparecen en tu libro “Intervalos lúcidos”?
Bueno, como todo proceso de selección no fue fácil porque elegir los que quedaban también significaba elegir los que no quedaban. Me decidí por aquellos cuentos que, a mi entender, apuntaban a temáticas más bien universales y dejé de lado varios relatos de una etapa más temprana en la que escribía ciencia-ficción.
¿Por qué decidiste ponerle ese nombre al libro?
Básicamente por la manera en la que se me ocurren las historias que cuento. Los intervalos lúcidos son los momentos de cordura, siempre breves, en los que nos damos cuenta de que estamos locos y que vamos a volver a perder nuestra cordura. Son los momentos en los que nos inspiramos para hacer algo superador (por ejemplo escribir un cuento, hacer feliz a tu hijo, ayudar a alguien) antes de volver a sumirnos en una realidad, no sólo local sino también mundial, bastante caótica y muchas veces sin sentido.
¿De qué temas se nutre tu escritura?
De muchos: la opresión, la libertad, el amor no correspondido, la fe, el deber, incluso la muerte. Intento que estos temas no sean cuadros estáticos sino más bien dinámicos y que apunten hacia una evolución. Sospecho que todo esto tiene que ver con una crítica social.
¿Cuál es tu cuento preferido del libro y cuál el que destacan los lectores?
Si tengo que elegir un cuento elijo “Granate profundo”. Ese cuento fluyó de mis manos como si estuviera describiendo algo que estaba viendo y su temática tiene como protagonistas a dos traductores, algo poco común. Hay un trasfondo ahí que involucra a la fe también.
Por otro lado, la mayoría de la gente que leyó este libro de cuentos y que me contó cuál era su favorito se inclinó por “Tyrannos”, en donde intento plasmar que, a veces, la opresión padecida puede surgir de nosotros mismos.
¿Cómo surgió la posibilidad de publicar el libro con la editorial Peces de Ciudad?
La culpa la tiene Griselda Perrota, quien con una generosidad enorme les habló de mí a las editoras de Peces y eso allanó el camino para que ellas pudieran evaluar mi material. De no haber asistido a la presentación de su libro “Frontera” es muy probable que “Intervalos lúcidos” no estuviera publicado. No tengo más que agradecimientos para las tres.
¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Bueno, a un autor le gusta que lo lean. Confío en que, con el tiempo y esfuerzo mediante, los lectores lleguen a conocer lo que escribo y lo busquen para disfrutar de su lectura.
¿Qué libros recomendarías?
Dos libros abre-cabezas: uno clásico, “Siddhartha”, de Herman Hesse; otro algo más reciente, “La mano izquierda de la oscuridad”, de Ursula K. Le Guin.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy trabajando en una novela. Resulta ser una experiencia bastante diferente de lo que fue escribir un libro de relatos, es una construcción bastante más grande aunque me está dando muchas satisfacciones. Espero que me las siga dando cuando vea la luz.
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