miércoles, 13 de junio de 2018

Melisa Ortner: “Mis relatos tienen que ver con los momentos en que se tienen que tomar decisiones”





La escritora Melisa Ortner publicó el libro de poesía Reino con la editorial Pánico el Pánico y actualmente está escribiendo y corrigiendo un libro de cuentos, género con el que se siente muy cómoda. Además, señaló que le interesa mucho narrar la voz femenina en diferentes épocas y situaciones. La autora comparte sus relatos en el blog: www.lamujerenlaluna.com





¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No se trata de un ritual, sino de estar pensando ideas constantemente. Viajando en el subte en la vuelta a casa, subida a un auto, caminando por la calle, escuchando conversaciones de la gente en el colectivo. De repente, se aparece alguna escena o recuerdo algún momento. Después está en mi mente el trabajo de unirlas, darles un escenario, una forma. Esos recuerdos vienen solos, pero creo que los estoy buscando todo el tiempo. Enseguida necesito escribirlos, por lo general, lo hago en mi celular, necesito dejarlos escritos en algún lado de inmediato. Soy coleccionista de libretas y cuadernos;  creo que las acumulo teniendo la ilusión de llenarlas, pero la escritura en la computadora me es más fluida y más cómoda. Creo que tengo nostalgia con las libretas porque me recuerdan a mi infancia, donde sí solía usarlas. Me parece que la infancia es clave a la hora de escribir. Es imposible no encontrarse ahí.

¿Con qué frecuencia escribís?
Podría decir que todos los días estoy escribiendo en mi cabeza. Y trato de darle forma a esas ideas, mínimo cuatro veces por semana.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
No sé si llamarlo amor. La poesía es un modo de andar por el mundo, una forma de conmover, algo que te deja un ruido, que te deja pensando. Tal vez ahora me siento un poco alejada de la poesía. Desde Reino, que salió editado en 2016 por Pánico el pánico, no escribí más poesía. Pero si tuviera que decir quién me mostró por primera vez la poesía, esa fue mi primera maestra, Gabriela Stoppelman Con ella hice mi primer taller, me hizo conocer autores como Charles Bukowsky, Paul Celan, Alejandra Pizarnik, Maria Negroni. Fue en ese taller que se gestó mi primer libro, Lunar (2014, Ediciones Uñum Hue).

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Reino?
Antes de escribirlo, ya sabía el nombre. Eso fue raro. Reino tiene que ver con un territorio, con un lugar. Reino fue por el sustantivo, pero también el verbo. Había una necesidad de reinar. Reinar el bosque, la selva, el paraíso. Ser la reina, eso tiene que ver con el dolor. Me parece que Reino es  un libro doloroso, oscuro; lo necesitaba así. Pienso que es imposible huir de tu propia oscuridad. Tal vez hubo también algo de religión, lo sentí como una oración, una plegaria, un anuncio. Reino es la voz de una mujer que busca una voz y a la vez busca los límites.

¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas que aparecen en el libro?
Un día le dije a Flor Codagnone que tenía unos poemas que quería que fueran libro. Había amapolas, raíces, tierra, aire, fuego, lluvia. Todo parecía  estar en sintonía con los elementos del reino vegetal. Después, al tener de antemano la ilusión de este Reino como nombre, los poemas empezaron a cortarse, a hacerse solos y más cortos, intensos.  Empecé a escribir nuevos poemas para el libro, como tratando de encastrar piezas de una misma obra. Después empezamos acomodar los versos para que sean una gran canción. Fue un trabajo muy musical. Lo leímos mil veces para entender los espacios, los silencios, los tonos. 

¿Cuál es tu poema preferido del libro y cuál es el que destacan los lectores?
Acá va uno de los que más me gusta:
No pertenezco a ningún habla. / Vos no pertenecés/ ni lo que dice tu lengua. / Mis palabras no/ Cada una de mis letras no. / La manera en que se expresan/ mis huesos/ es bien huérfana. / No le pertenezco/ ni siquiera /a la soledad/ ni a una lágrima rota/ ni a un poema. / Mis palabras no/ Cada una de mis letras no. / Si pudiera encerrar lo que digo/se lo daría al aire/ para que estalle/ para que sea de nadie/para que vuelva.
Y el que destacan los lectores:
Una cicatriz/ se teje en todo/ lo que no sucede/. No encuentro/ otra forma de herirme/más que en mi lenguaje/ Nadie va a pronunciarte/mejor que yo.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Pánico el Pánico
Haber trabajado con Flor, que editó sus dos primeros poemarios por esa editorial, creo que fue una puerta que estaba abierta. Hablé con Marina Gersberg, la editora, le mandé el material y después nos encontramos en un bar. Todo fue muy cálido y amoroso. Reino es un libro corto y yo tenía la ilusión de editarlo en un formato pequeño, como los de Pánico. Fue redondo el proceso y muy rápido. Después me puse en contacto con la ilustradora y salió la tapa; también, todo con muy linda energía. Flor Huerga hizo una muy linda lectura. En la imagen está lo femenino, las amapolas, el círculo. Todos los reinos son círculos, giran, están en movimiento, cambian todo el tiempo. 

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Ahora estoy un poco alejada de la poesía (de la escritura de poesía, porque nunca dejo de leer. Incluso acabo de leer Reconocimiento de terreno de Tamara Tenembaun y es ahí cuando uno dice: ¡qué lindo escribir así!).
Creo que es imposible salirse de uno mismo. En poesía me nutrí siempre de experiencias personales: el desamor, la enfermedad, los amores obsesivos, los desencuentros,  la infancia.
Ahora me encuentro escribiendo cuentos desde que empecé taller con Gaby Larralde. Me siento mucho más cómoda en ese reino, ja.  ¿De qué se nutre mi escritura? De las relaciones humanas, las conflictivas, las que provocan cortocircuitos. Mis relatos tienen que ver con los momentos en que se tienen que  tomar decisiones. Me interesa mucho narrar la voz femenina en diferentes épocas y situaciones.

¿Qué libros/autores recomendarías? 
En poesía recomiendo a Diana Danessa, que publicó su primer poemario el año pasado, se llama Donde haya lugar,  vale la pena leerla. Nací en verano de Natalia Romero; Natalia Fortuny y su última obra Chacarita,  Resto de Flor Codagnone, La resistencia de la luna, de Carolina Giollo, Mi juventud unida, de Mariano Blatt.
Recomiendo también los cuentos de Seres queridos de Vera Giacomi, a Gaby Larralde y sus Soluciones quirúrgicas, Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez, Siete casas vacías de Samanta Schweblin, Angst de Adriana Riva, Los mejores días de Magalí Etchebarne.

¿Qué podés adelantar del libro de cuentos que estás escribiendo?
Lo estoy trabajando con Marina Yuszczuk, reescribiendo y corrigiendo constantemente. Quiero que salga lindo, que cierre por todos lados. El camino es largo pero hermoso; muy productivo. Ya estoy pensando en qué voy a hacer cuando lo termine. La ansiedad es  un mal necesario,  hace que esté todo el tiempo en movimiento, escribiendo en mi cabeza. No paro de pensar y eso es una locura hermosa.



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