domingo, 14 de julio de 2019

Sylvina Bach: “Soy puramente autobiográfica y existencial”




La escritora Sylvina Bach habló con Entre Vidas acerca de su libro de poesía Niña de humo publicado por Ediciones Danza y contó que la literatura ordena su mundo, la novela y el cuento lo ordenan por fuera y la poesía por dentro.




¿Qué rituales tenés al momento previo a escribir?
No tengo rituales previos, pero me gusta escribir con lapicera pluma, tinta azul y hojas lisas.  No me gustan los renglones.

¿Con qué frecuencia escribís?
Depende del momento personal que esté viviendo. Algunos meses escribo todos los días, en cualquier momento. En otros sólo cuando algo me mueve emocionalmente.

¿Quién te inculcó tu amor por la poesía?
Mi abuela materna.  Me regaló las rimas de Bécquer a los 7 (me las aprendí de memoria) pero en su biblioteca encontré a Mario de Lellis, José Pedroni y Alfonsina Storni.

¿Por qué decidiste que tu libro de poesía se llamara Niña de humo?
Eran tres libros en uno, y había que buscar un nombre que aunara los tres. Unos de los libros tenía esa frase en un epígrafe, y como el humo y el fuego eran un hilo entre los tres poemarios fue sugerencia de mi editor que ése fuera el título.

¿Cómo fue el proceso de selección de las poesías que aparecen en el libro?
Fue muy lindo, porque el libro tiene poemarios de 1993, de 2007 y 2010. Fue un regreso a la que fui en todos esos años desde un lugar de mayor madurez poética.

¿Cuál es tu poesía preferida del libro?
Me habían dicho
"escóndete y sé veloz
que aquí llega el mundo y te vaciará."
Y me escondí
Y fui veloz
Y él mundo llegó
Y lo llené de mí.

Es muy simple, pero resume quién soy ante la vida.

¿Cómo te llegó la posibilidad de publicar el libro con Ediciones Danza
Cuando decidí editar los tres libros escribí a muchas editoriales. Conocía Ediciones en Danza como un sello distintivo en la edición de poesía.  Tuve una conexión inmediata con Javier Cófreces y gracias a eso todo el proceso de edición fue algo que disfrutamos mucho los dos, aunque todavía no nos conocemos personalmente. En mi primera consulta me despejó dudas que yo tenía respecto de publicar los tres libros juntos o por separado, aún antes de que yo le dijera si me había decidido o no por publicar con él. Fue generoso. Javier es una persona de mucha calidez, que ama la poesía y su trabajo de editor.

¿De qué temas se nutre tu escritura? 
Se nutre de mis vivencias. Soy puramente autobiográfica y existencial.  Me hace escribir lo que me pasa, las circunstancias que me rodean, la necesidad de ser fuerte ante la vulnerabilidad de la vida.

¿Qué libros de poesía o autores recomendarías? 
La lista sería muy larga. Mi biblioteca está llena de libros de poesía de mis amigos y de los poetas que conozco en festivales, y podría nombrarte por lo menos a veinte de ellos.
No quiero decirte a los clásicos porque a ellos los leemos todos.  Pero sí tengo que decir que involuntariamente siempre me voy a la poesía escrita por mujeres. 
Yo particularmente amo a las poetas rusas, Ahjmatova y Pavlova sobre todo, a Zymborska, a las norteamericanas Emily Dickinson, Elizabeth Bishop, Mary Oliver, Anne Sexton, Marianne Moore.
Yo recomiendo ser ecléctico en la lectura, leer a los contemporáneos, pero creo que es necesario encontrar la literatura con la que cada uno resuena  y volver siempre a esa lectura porque te lleva directo a tu propia voz. Ése camino es una construcción personal.

¿Qué objetivos tenés dentro del ambiente literario?
Disfrutarlo.  La literatura es inherente a mí.  Aspiro sobre todo a leer mucha poesía y a seguir creando siempre como una manera de ser feliz. La literatura ordena mi mundo. La novela y el cuento lo ordenan por fuera, la poesía lo ordena por dentro. Configura un sentido existencial que necesito para vivir.

¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
En dos nuevos libros de poesía y estoy ambientado un espacio de creación.  Siempre escribí en casa y en donde fuera  que la poesía llegase, pero desde que nació mi hijo el espacio de casa, que antes era sólo mío, es mayormente de él y, como decía Virginia Wolf, sentí la necesidad de volver al cuarto propio.


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